Capítulo 4

Armin

—Sí —Escucho la respuesta rápida de Leda, y sonrió con ganas. Mi cabeza estaba llena de ella, de las miles de formas que la podría hacer mía, en cada lugar que desde ahora podría hacerle el amor. Tenía que mostrarle lo placentero de la vida.

No puedo esperar para seguir tocándola porque era muy sensible, tal vez era como ella dijo, le gustaba mi rostro y eso la encendía más de la cuenta.

Sabía que era su primera vez, en algún momento en nuestras citas ella soltó una bomba de esas y tuve que permanecer sentado un buen tiempo para que no se notará lo duro que me había puesto.

Me estaba gustando tocarla y hacerla temblar mientras cerraba sus ojos y podía verla estremecer de tal forma.

Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, y sus piernas temblando me hizo aumentar la velocidad, a un punto donde ella cerraba las piernas y trataba de separarme, estaba a punto de llegar, y no paré hasta que ella metió un grito con mi nombre en él.

—¡Armin! —Me levanté para verla y estaba temblando mientras ponía sus ojos en blanco, cerro los ojos unos segundos y me miro —¿Es normal sentir mis piernas como gelatina?

—Sí —Beso su frente —Lo hiciste muy bien —No estaba seguro de seguir tocándola más, tal vez era mucho para su primera vez.

—¿Y tú? —Me mira con su cuerpo girado hacia la izquierda y piernas cerradas.

—¿Quieres seguir? —Asiente y me da una sonrisa.

—Quiero hacerlo hasta el final —Trago grueso por lo que me acaba de decir.

—¿Segura?

—Sí —Asiente mientras me vuelve a mostrar su cuerpo y abre sus brazos para recibirme, acepto su abrazo, agarrando sus muslos y cargarla hasta mi habitación —¡Jmm! —Le doy un beso en la mejilla, y la dejo sobre mi cama, ella mira alrededor con cierta emoción —¿Es tu habitación?

—¿Te gusta? —Mueve su cabeza en señal de afirmación con mucha energía, me gustaba esa energía que ella daba —Me alegro, podría ser tu nuevo lugar —Ella me mira confundida —¿No te gustaría vivir conmigo? —Noto como se tensa.

—¿No es muy rápido?

—Supongo, pero… Podríamos arriesgarnos juntos —Con mi anterior pareja, la madre de mis hijos, habíamos tardado casi tres años en dar un gran paso juntos, y la razón por la que decidimos vivir juntos fue por Conrad, mi amado hijo.

—No somos nada… ¿O sí?

—¿No somos pareja? —Pregunto confundido ante su pregunta.

—No me has pedido nada, pensé que solo éramos amigos o un poco más —Suelto una risa.

—Siempre creí que éramos novios, cuando aceptamos que nos gustábamos y cuando me dijiste que te podía tocar más, supuse que se confirmaba nuestros sentimientos —Ella gira su cabeza de forma tímida.

—Lo siento —Me acerco para darle un beso.

—No tienes que pedir disculpas, son costumbres diferentes —Ella asiente y le doy un beso en sus labios, que poco a poco se va profundizando, cuando me alejo la veo con sus mejillas rojas y parte de su cuello,  me encantaba de una forma que no podía describir.

Quería hacerle más duro, quería ver más reacciones de ese tipo, de verdad quería follarla.

—¿no me vas a tocar el otro? —Me pregunta cuando solo estaba tocando una parte de sus pechos, me habla de una forma tan descarada que me hace querer dominarla más.

—Acuéstate —Ordeno y ella se lanza a la cama sin esperar nada, abre sus piernas ligeramente, seguía mojada, me encantaba ver como se ponía.

Luego de unos minutos puedo sentir que está mejor para poder ingresar en ella, me quito la camisa y no pasa desapercibido, su mirada fija en mi cuerpo, disfruto esa mirada mientras me quito el pantalón, en algún punto en la sala me había quitado el chaleco de tweed. Cuando me encuentro desnudo totalmente frente ella, mira mi parte inferior con curiosidad, se acuesta nuevamente y agarra sus piernas poniéndolas más hacia su pecho, me relamo los labios sintiendo que de verdad me encontraba en el cielo.

—Ponlo, hazlo, vamos —Cierro los ojos —¿Por qué lo siento más grande? —Sí, definitivamente esta mujer me iba a matar.

—Preguntaré otra vez, ¿completamente segura? —Ella asiente, mientras acomoda bien sus piernas.

Sin esperar más, me acerco a su entrada, y lo voy poniendo lentamente, apoyo mi mano izquierda al lado de su cabeza, no estaba seguro si entrar de forma rápida o hacerlo lento, por la cara de incomodidad de ella, decidí meterlo por completo, ella cierra los ojos mientras gime, me quedo unos segundos en esa posición.

—Te puedes mover —Me dice ella, mientras me mira, me acerco para darle un beso, ella pone sus manos alrededor de mi cuello.

—Debes sostenerte bien, ¿de acuerdo? —Ella asiente, saco mi miembro un poco, lo que me daba la posición, y luego vuelvo a meterlo despacio, ella gime bajito, hago varias veces eso.

—Más duro —Me ordena, no veo nada de sangre —No me duele, no te preocupes —Me dice con una sonrisa, y le doy una sonrisa, para besarla de forma profunda.

No dejo de darle duro, ella no paraba de gemir poniendo sus ojos en blanco con cada embestida, me alejo para sostenerle la cintura y meterlo de forma profunda en ella, Leda no para de gemir.

—Maldita sea —Suelto en alemán, respiro profundo para no venirme en ese momento.

Puedo sentir como estoy a punto de llegar, cierro mis ojos para poder llegar mientras yo hago lo mismo para ella.

—¿Siempre se siente tan bien?

—Conmigo sí, te haré sentir el cielo siempre que pueda.

Ella suelta una risa, y me acuesto a su lado izquierdo, para abrazarla con cuidado, ella cierra los ojos por el sueño luego de acción. Aprovecho para cambiar las sábanas que se habían manchado de sangre, pedí una cita para un médico al día siguiente, para revisar que estuviera bien.

Besó su frente para acostarme nuevamente a su lado, Leda Silva estaba a mi lado, luego de haberla tocado, besado, acariciado hasta el punto que se le olvidó hasta de su nombre, eso me hacía sentir tan orgulloso, la chica que siempre tiene algo en su cabeza por fin se había despejado.

Sin evitarlo caigo en un sueño profundo, me levanto al día siguiente por la mirada fija de ella.

—Buenos días —Me saluda, le robo un beso.

—Buenos días, Meine Königin (Mi reina)

—¿Qué significa?

—Mi reina en alemán —Leda asiente sin dejar de verme, acerca su mano en mi mejilla izquierda.

—¿De verdad nos acostamos? ¿No es un sueño? —No puedo evitar sonreír por la cosa más tierna que me acaba de decir.

—No, no es un sueño, meine Liebe (Mi amor) —Le doy un leve beso en sus labios —Acabo de tener la mejor noche de mi vida contigo.

—Qué cursi —Suelta una risa y me da un beso.

Luego de unos minutos acurrucados, nos levantamos para comenzar el día, yo tenía unos trabajos pendientes y ella debía ir a la universidad.

—¿Quieres que te lleve?

—Sería de mucha ayuda, no tengo ni idea de donde parada —Me dice ella con el ceño fruncido —No tengo ropa —le paso una bolsa que estaba en mi closet.

—Es ropa, ayer hice unas llamadas, a primera hora de la mañana fueran a comprar ropa —Sabía que no le gustaban casi los vestidos, por eso elegí un short con una camisa de botones que le quedaba bastante grande, con ropa interior, medias y zapatos, había dado el kit completo para hoy, incluso unos aretes y crema para su cabello.

—Si me sigues tratando así, voy a querer ser mantenida por ti —Me rió por lo que me dice, y le doy un beso.

—No me molesta, te daré lo que quieras —El beso va subiendo de tono cada vez más.

—¿mucha ambición querer tenerte otra vez dentro de mí? —El doctor ya había dicho que no sangrar la primera vez era norma, que podía variar en cada mujer, pero estaba perfecta.

¿Quién era yo para negarle algo a mi reina?

Luego de otra follada grandiosa antes de entrar a la ducha, nos arreglamos para salir, primero pasaría a dejarla a ella y luego iría al trabajo, cuando saliera de sus clases me llamaría a recogerla.

Tenía que solucionar el problema de sus padres antes de verla, no podía permitir que se dañará más psicológicamente, ya había estado bueno.

—¿Eres el novio de mi hija? —Es el saludo de la madre de mi bella mujer.

—Sí —Respondo de forma seca, por mi acento puede intuir que soy extranjero.

—¿Qué haces aquí?

—Quiero hablar con ustedes para ver si son un estorbo o serán aliados.

—¿un estorbo? —Habla con rabia el papá.

—Sí, ella los ama, pero su forma tan… Horrible de educar no me gusta.

—¿Usted que va a saber? ¿Tiene hijos?

—Sí —Respondo seco mirándolos, su cara de sorpresa no evita a que cambie con rabia en un segundo.

—¿Por qué se acerca a mi hija entonces? ¿Quiere que su mujer se ponga como loca?

—Esta muerta —Con tranquilidad digo esto, sus expresiones cambiaban demasiado rápido, me recordaba demasiado a Leda —Ya paso un buen tiempo, y tengo tres hijos, los gemelos no tuvieron a su madre.

—¿por qué quiere a mi hija?

—Ha sido una de las cosas más bonitas que he tenido en mi vida, la forma en que me miraba, su risa, su manera de hablar, cuando algo la emociona demasiado que empieza a saltar —La cara de disgusto de su madre no pasa desapercibida —. Sé que a usted no le gusta eso, pero a mí me encanta, me encanta la forma en que me explica las cosas de un momento a otro, algo que usted no tiene.

—¿Si no quiero que sea novio de mi hija?

—Me la llevaré sin decirle.

—Es nuestra hija —Habla el padre.

—¿y? Ella es mayor de edad, tiene sus documentos porque así lo quiere, solo es sacar el pasaporte y será sencillo, nunca la van a volver.

—¿Ella te va a decidir a ti? ¿Quién te hace creer eso? Somos sus padres —Suelto una risa al escuchar a la mujer, me acerco a ella para quedar frente a frente, bueno, lo que se podía.

—¿las mismas personas que la insultaron y la llamaron “fácil”? No creo que los elija a ustedes, dudo mucho eso —Ellas se quedan pensando lo que acabo de decir, miro la casa y veo algunos cuadros de ella pequeña, era demasiado hermosa, su sonrisa de oreja a oreja o su mala cara por no querer tomarse fotos me hacían volver loco.

—Aceptamos su relación, no la hagas sufrir, su corazón es demasiado noble.

Sonrío satisfecho por lo que acabo de conseguir, me bastaba.

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