Capítulo 5

Leda

Me entretuve hablando con amigos, no quería ir a ninguna parte en este momento, no estaba segura de que podría pasar, tanto con mis padres o Armin.

"Puedes venir a la casa, tu novio vino a visitarnos"

Suspire al ver el mensaje de mi madre, ¿esto podría ser positivo? ¿cierto?

"Cuando te recoja iremos a ver a tus padres"

El mensaje claro de Armin me hizo comprender con rapidez que no tenía más opción que ir donde mis padres, ¿qué mierda había pasado?

—¿Estas bien? —Me pregunta una amiga mientras estamos acostadas en el césped falso de la universidad.

—Sí —Respondo sin dejar el celular, pensando en que debía responder.

—¿Sigues hablando con el bombón de la discoteca? —Pregunta un amigo gay, muchos habían quedado encantados con la belleza de Armin, sin embargo, ninguno se atrevió a indicar algo más, ya que las vibras que mandaba el hombre era fuertes con un claro cartel de "A metro de mí"

—Sí —Volví a responder mientras borraba otra vez el mensaje que pensaba mandar.

—¿Qué? —Todos los dijeron al uníso, que me hizo quitar la mirada de mi celular y verlos sorprendida, la gente nos quedo mirando, sin evitarlo solté una carcajada.

—¿No les había dicho? —Todos negaron con la cabeza —Bueno, hubo varias cosas... —Les resumí, y terminé indicando que me acosté con él.

—¡Tiempo! ¿Tuviste tu primera vez con un desconocido?

—Desconocido, desconocido, no lo puedo llamar, pero se podría decir que sí.

—¿Dónde quedo la Leda que se tenía que enamorar y amar a la persona? —Julia se ríe ante el comentario de otra amiga.

—Bueno, la calentura fue más grande.

—¿Son novios? —Asiento.

—Es extraño, él creyó que ya eramos novios desde el inicio, bueno, en la segunda cita que medio aceptamos que nos gustábamos —Suspiro recordando ese momento —Cuando le dije que me tenía que pedir, antes del ajá, empezamos a salir —Sí, todos mis amigos se estaban riendo con mucha fuerza que llamaba demasiado la atención.

—¡Salud por la que consiguió el extranjero que tanto quiso! —Todos me molestaron unos minutos, para luego ponerse en modo serio.

—¿Se protegió? —Mi mente quedo en blanco, ¿nos protegimos?

—¡Dios mío! ¡Leda! —Recibí un golpe de Julia y otra amiga.

—No sé, yo sentí eso normal, oh mierda —Me cubro la boca sorprendida.

|Compra una pastilla para el día después

Le escribí a Armin muy asustada.

¿por qué?

|¿Utilizo condón?

¿Para protegernos? No, no lo hice. Mierda, voy a comprar esa pastilla, ¿no te hace daño? ¿cierto?

—¿Que efectos tiene la pastilla del día después?

—Varios, ¿de verdad la vas a tomar? —Suspiro mientras juego con mi cabello.

—Toca, ¿no?

—Puede que no quedé embarazada —Me señala —Es demasiado delicada, ¿dónde la mandé para el hospital?

—Maldita sea.

|No sé\, ¿nos arriesgamos?

No creo que quedes en embarazo, lo dudo mucho, yo tarde años con mi esposa, la voy a comprar mientras me asesoró de un doctor, no te preocupes, mi amor.

Sonreí enternecida por su clara muestra que no me iba a dejar.

Tardamos unos quince minutos en buscar que efectos tendría una pastilla del día después, sí, eran muchas cosas, me sentía agobiada por eso. Tal vez tendría suerte en no quedar embarazada, ¿para qué arriesgarme?

—No la voy a tomar —Le indique a mis amigos, los cuales asintieron.

—No tenemos consejos para ti, has lo que indique tu corazón —Mi amigo puso mano en mi hombro, diciendo algo muy sabio, rodé los ojos para suspirar.

Sumado lo de mis padres, ¿cómo iba a decir esto?

En la tarde Armin me recogió, esta vez sus guardaespaldas estaban con él, llamé un poco la atención fuera de la universidad, pero valía una mierda.

—¿Cómo te fue? —Me pregunta mientras besa mi mano que estaba entrelazada con la de él.

—Bien, ¿y a ti? —Le sonrío.

—Muy bien, pude hablar con nuevos socios —Me da un beso en la cabeza, hubo un poco de trancón, sin embargo, fue fácil llegar a mi casa.

El portero se me quedo mirando raro, ya que bueno, iba a entrar con alguien que me agarraba de la cintura fuertemente, y a nuestros costados estaban otros dos hombres, no sabía ni que decir.

Mi madre nos recibio con mucho gusto, y sirvió comida incluso para los guardaespaldas que se veían bastantes felices por eso. Todo fue fluyendo de manera tranquila, ya al final de la cena, nos quedamos hablando un poquito.

—¿Te vas a ir con él? —Pregunta mi padre delante de todos —¿Sabes que si te vas enojada con la familia no podrás volver? —Giro a ver al ojigris, el cual mira a mi padre cual hormiga del mundo.

—Sí —Respondo rápido —Si Armin quiere, me iré a vivir con él mientras se pueda —La mirada de mi padre me hace entender que  siempre pensó que daría otra respuesta ante eso que dijo —Les doy muchas gracias por todo, ¿me pondré llevar algunas cosas? —Siempre había mostrado al actitud sumisa para mis padres.

Cuando tienes papás que te sobreprotegen del mundo, se vuelve una mierda. Aprendí a defenderme de muchas cosas sola, aprendí que la ley de hielo es lo más fácil para salir de una discusión, luego volver como si nada pasará. Sí, ciertas actitudes se van agarrando para sobrevivir en una familia que se ve perfecta, pero tiene bastantes huecos. Siempre se pudo mejorar, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

—¿Estás segura? —Mi madre pregunto eso totalmente palida, agarro mi mano con fuerza —Eres muy joven para irte y casi no lo conoces.

La vida es una, mire a Armin, no quería dejarle el ejemplo a mi hermana caprichosa que tal vez iba a conseguir uno igual al extranjero, no todos eran buenos. Suspire al verlo sonreír cuando vio como lo miraba.

—Siempre estaré para ti —Bien, me iba a arriesgar, ¿qué era lo peor que podía pasar? Un proxeneta, un violador, un loquito que me iba a matar apenas tuviera la oportunidad o me iba a encerrar durante mis siguientes años mientras soy violada constantemente, aunque eso se podía acabar si me suicidaba.

—Me iré con él, gracias por todo —Asiento totalmente decidida.

—¿Cómo vas hacer eso? No es alguien que conoces de mucho tiempo —Mi hermana, que casi siempre se estaba creyendo mi madre, le di una sonrisa.

—Entonces no hagas eso en tu futuro.

Fue la cena más incomoda del mundo, lamentablemente pasaron más cosas con mis padres, como mi madre copiando toda una semana preguntando si estaba bien, en ocasiones me hacia videollamada en medio de la nada, mientras yo estaba en clases.

Quería a mi familia, eran personas que se habían preocupado por mi, dieron lo mejor para criarme como una persona decente y que pudiera sobrevivir al mundo cruel. Hubo muchas fallas, pero alguien me dijo que los padres son humanos.

Empecé aislarme de ellos de a poco.

—Meine Königin, ¿tus amigos planearon una salida para mañana? —Asiento con el celular mientras respondo un mensaje de Julia.

No me arrepiento de venirme a vivir con él, no me secuestro, incluso me daba cierta cantidad de dinero para ir a la universidad con esta frase.

—Esa época es muy difícil, te daré las mejores comodidades.

Siempre me llevaba a las primeras clases y me recogía, los días que no tenía clase, limpiaba en la mañana, aunque Armin no le gusto.

—Tengo que ayudar en algo, ¿de acuerdo? —Él suspiro ese día para asentir y darme un beso en a frente.

En una semana hagamos una rutina, los dos días que no tenía clase, lunes y sábado, limpiaba la casa en la mañana, doblaba ropa y todo lo que se tenía que hacer, los otros días que estaba completamente inmersa en las materias, sumado los huecos que tenía, estudiaba para exámenes y cosas parecidas.

Una semana se volvió un mes, y sin querer nos habíamos vuelto como un matrimonio, cuando me recogía hacia trabajo desde casa, muchas veces conferencias, mientras yo me pongo a ver series, los domingo también son de pura flojera, cuando él termina su trabajo se acuesta conmigo mientras veo alguna película, algunas veces me toca un poco más. Respetando el espacio del otro, con una rutina diferente.

—Sí, saldré con mis amigos—Gimo mientras siento su mano en mis pechos, aprieta ligeramente mientras besa mi cuello.

—Extrañaba tocarte de esta forma —Habla mientras no deja mis pechos, para luego ir a mis zonas y los jala ligeramente, cierro mis ojos al sentir eso.

—Si ayer me los tocaste como una hora —Tiemblo al sentir su risa tan cerca de mi oído.

—Es mucho tiempo para no tocarte —Habíamos empezado a utilizar condón para no tener accidentes, ya mañana iríamos a comprar la prueba de embarazo, para ver si nos seguíamos preocupando o nos podíamos calmar un poco.

Las charlas más fuertes se presentan cuando ambos tenemos que hablar sobre nuestra vida aparte.

Lo primero que conocí fue a su mamá y sus hijos por una videollamada, los niños sabían hablar español, eran buenos en eso, cuando me explicaron la razón había quedado sorprendida.

—La madre de ellos fue española, al primero le enseño mucho desde pequeño, el menor mi madre y yo nos encargamos que entienda y hablé.

Luego me indico un poco de su familia, la madre era italiana/francesa, su padre era alemán/ruso, entonces el ojigris sabía italiano, alemán, francés, ruso, inglés y español.

—Eres un detodito —No pude evitar reírme, porque esté sabía de todo, me roba un beso.

—Sí eso te gusta, no me importa serlo.

Ese día me explico que fue difícil tener a su primer hijo, Conrad; fueron casi dos o tres años de intentar tenerlo.

—¿por qué?

—Nunca quisimos preguntar quien tenía el problema, tal vez sería un problema para ambos.

—¿Y los gemelos?

—Ellos si fueron un accidente, desde el principio  lo mejor era no tenerlos, pero ella se enamoro de ambos, ¿qué podía hacer? La amaba, y no podía detenerla, simplemente seguimos con el plan de tenerlos.

—¿Murió en el parto?

—Sí, desde el principio se supo que era ella o los niños, para mi fue difícil asimilar la decisión, pero bueno, no podía decidir del todo.

Esa noche fue la primera en acostarnos simplemente sintiendo el calor de ambos, sin nada de segundas intenciones, simplemente demostrar que estábamos para el otro.

Hoy era diferente, él no me soltaba en ningún momento.

—¿Mañana irán de fiesta o algún centro comercial?

—La idea es ir primero a un centro comercial y rematar en una discoteca, ¿quieres ir? —No era mala idea para mostrarle al grupo de amigos que tengo.

—¿Puedo llegar a la discoteca? —Pregunta sin quitar su rostro entre mis pechos que estaban sin nada.

—Si eso quieres, no tengo problemas.

—¿te harás la prueba con ellos? ¿o me vas a esperar?

—Están emocionados por ver si seré la primera en el grupo en quedar embarazada, pero puedo esperarte, mi amor.

—No te preocupes, Meine Königin —Se levanta, mientras me abre las piernas de forma lenta —Por ahora, me quiero divertir contigo.

Solté una risita pequeña, esto también se había vuelto rutina, al menos una vez al día teníamos que hacerlo, la mayoría de las veces eran con condón, estaba seguro que él no era totalmente fértil, para asegurarse utilizaba condón.

Yo no quería tomar pastillas ni nada parecido, le indique que si quería no tener más hijos, que tenía que operarse o algo, pero yo no lo iba hacer.

—Concéntrate —Siento como entra con fuerza logrando hacerme ver estrellitas.

—Lo siento —Digo entre gemidos mientras no deja de hundirse en mí, pongo los ojos en blanco al sentir ese placer, me pone boca abajo, y el sonido de su pelvis contra mi zona trasera hace eco en la habitación.

—Levanta un poco más tu cadera —Cumplo la orden, mientras acomodo mis manos, pero las agarra apretando mis muñecas, jalando ligeramente para seguir con su movimiento mientras yo chillo del placer —Joder, me encantas tanto.

Este mes había sido de enseñarme a complacerlo, y él aprendiendo lo que más me gustaba, era magnífico todo lo que aprendí.

—Joder, joder —Gimo al sentirme más cerca, el cambia de posición, para sentarse al borde de la cama y ponerme encima para seguir con el movimiento mientras toca mi punto que me hace gritar mientras siento unas lágrimas salir por el placer tan intenso que estaba sintiendo.

Podía asegurar que vi a Diosito, mis piernas no dejaban de temblar, podía sentir la respiración de Armin atrás mío, me daba besos en mi hombro, mientras me deja recostar en su pecho.

—Eso fue increíble.

—Ni que lo digas.

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