LUDOVICA
Mi miércoles comienza relativamente bien. Apenas me despierto le envió un mensaje de buenos días a Martín. No voy a mentir casi se me sale el corazón del pecho de los nervios, pero dado que siempre es él quien me envía mensajes de buenos días y buenas noches, he pensado que podría sorprenderlo siendo yo la primera en enviar el mensaje. Me doy cuenta de que ha valido totalmente la pena cuando recibo su respuesta de inmediato. Una gran sonrisa se dibuja en mi rostro y me acompaña mientras me visto para ir al colegio.
Sin embargo, Leticia se encarga de borrar mi sonrisa al recordarme lo poco que falta para el viernes. Incluso, esta mañana mientras preparaba su desayuno, se puso a acomodar su maquillaje y a separar aquellos productos que me quedarían bien, que me ayudarían a parecer más adulta. Sus palabras me revuelven el estómago y no me permiten beber ni un poco de café.
Salgo de casa y acompañó mi caminata al “Bristol School” con la música de mi banda favorita. Me pierdo en sus canciones que apartan de mi mente mis problemas… al menos por unos minutos. Apenas llega mi mejor amiga, ella se arroja a mis brazos para abrazarme fuertemente y chillar de alegría en mi oído.
- ¿Por qué estás tan feliz? - Le pregunto con la voz algo estrangulada\, su abrazo no me deja respirar. Le doy un suave golpe en el brazo para que me suelte.
- Lo siento. - Se disculpa por su efusividad. - Es que… te acuerdas del amigo de padre que tiene el restaurante en "El Club"... Bueno está dispuesto a contratarte. Le hablé de ti y quiere conocerte hoy después de la escuela.
Abrazo fuerte a Belu y no paro de darle las gracias una y otra vez mientras mi alma vuelve a estar en paz. Ya no tengo que "trabajar" con Leticia. No tendré que ponerme ese horrible vestido rojo y salir con algún tipo asqueroso que le pagué a mi tía por ello. Suspiro de felicidad.
Con un peso menos en mis hombros, me concentro en mis clases y me pasó el día acompañada de Belu y Lucas. En algún momento habla de la tarea de historia e inevitablemente mis ojos buscan a Martín. Debería acercarme a él para hablar de la tarea pero al verlo con sus amigos me acobardo. No me gustaría acercarme y que sus tontos amigos se burlen de mí, aunque me niego a hacer la tarea sola. Puede que ahora mismo seamos… ¿Cercanos? Estemos ¿Saliendo? ¿Estamos saliendo? Ay no sé… lo que sí sé, es que ambos tenemos que hacer la tarea, juntos.
En el segundo receso acompañó a Belu y Lucas a la biblioteca pero no alcanzó a entrar porque soy secuestrada por un sexy jugador de básquet. Martín me lleva lejos de ojos ajenos y terminamos fuera del aula de química clausurada. Mentalmente me da risa terminar con él aquí, ya que este es mi refugio con Belu y dudo que él lo sepa.
Acorralada entre la pared y su cuerpo, Martín me vuelve a regalar un paquete de mis caramelos favoritos y el corazón se me derrite. Me encanta que tenga estos pequeños gestos, simples. Martín baja su mirada a mi boca y
por dentro ruego que me bese. He anhelado sus besos desde la última vez. Besar es nuevo para mí y me fascina lo que me hace sentir Martín cada vez que me besa. Cómo si oyera mis súplicas, él junta sus labios con los míos y casi se me doblan las rodillas. Por instinto separé un poquito más mis labios y eso me permitió sentir más de la calidez de su boca. El gemido que sale de sus labios me calienta el cuerpo. Me entrego al beso y recién nos separamos por falta de aire. Menos mal que él me sostiene con sus firmes manos porque estoy muy segura de que me caería al piso. Siento mis piernas como flan.
Intentó recomponer mi respiración agitada y hacer que los latidos de mi corazón se tranquilicen. De repente me siento abrumada por todo lo que él me hace sentir, no sólo con su beso, sino con su cercanía, con su aroma, al rodearme con sus brazos… dentro de mí se han despertado enormes sentimientos y me asusta un poco.
Terminó por decirle que debo volver con Belu y él se lo toma bien y después de robarme un beso más me alejo de él con una enorme sonrisa.
- ¿Sesión de besos? - Me susurra Belu con una enorme sonrisa divertida y señala mis labios con sus dedos. Llevo mis dedos a los labios que aún hormiguean por su beso.
- ¿Repasamos álgebra? - Le respondo ignorando su pregunta pero sin poder dejar de sonreír como una tonta enamorada.
A la salida del colegio me voy con Belu a "El Club", durante el trayecto me muero de los nervios. Espero caerle bien al amigo del padre de Belu y que finalmente me contraté. Necesito tanto este trabajo. Cuando llegamos al restaurante nos recibe un hombre de unos 40 años, alto, de cuerpo atlético, ojos marrones, cabello entrecano, y bastante atractivo. El tipo nos brinda una enorme sonrisa e inmediatamente me agrada.
- Ahijada. - Saluda a Belu con cariño. ¿Ahijada? El tipo es su padrino.
- Hola padrino. Ella es Ludovica Garibaldi\, mi mejor amiga. - Belu dirige sus ojos a mí. - Ludo este guapo hombre es Fabián Figueroa\, mi padrino.
- Hola señor Figueroa. - Lo saludó tímidamente con un apretón de manos. Fabián me sonríe y me pide que sólo lo llame Fabián.
- Bueno\, ustedes hablen mientras yo inspeccionó la cocina. - Belu sonríe y se dirige a la zona donde deduzco está la cocina.
- Olga ha hecho pasta rellena. - Le grita Fabián mientras me hace un gesto con la mano para que nos sentemos en una mesa cercana. - Belu me ha hablado mucho de ti. Me dijo que necesitas un trabajo urgente. Por ahora puedo ofrecerte un trabajo de mesera. Trabajarás cuatro horas porque eres menor de edad y aún vas a la escuela. Tu horario sería de 5 a 9 de la noche. Es un horario tranquilo. Está entre la merienda y el comienzo de la cena. Lo cual es perfecto porque tienes prohibido servir alcohol. Si alguien te lo pide\, me dices a mi o a algunas de tus compañeras mayores. - Asiento entusiasmada. - Bien\, que me dices\, ¿quieres el trabajo?
- Si\, si claro que quiero el trabajo. ¡Muchas gracias!
- Perfecto\, si quieres puedes empezar hoy. Puedo enseñarte el lugar y las tareas a realizar.
- Me encantaría\, gracias.
En ese momento viene Belu sosteniendo un plato hondo lleno de pasta. Y Fabián insiste en que primero almorcemos y después comenzamos a trabajar. La pasta del restaurante es la mejor que he comido nunca. Luego de almorzar Belu se despide de mí y de su padrino para ir a su clase de tenis.
Fabián, con toda la paciencia del mundo, me explica todo lo que debo hacer, me enseña la cocina, me da mi uniforme y me presenta a mis compañeros de trabajo que me ayudan, amablemente, en mi turno. Me concentro en el trabajo y en hacerlo bien, atiendo a las personas con amabilidad y simpatía ganándome una sonrisa de algunos y la indiferencia de otros. Para cuando llega el final de mi turno me acerco a despedirme de Fabián y a preguntarle qué hago con el dinero que he recibido de propina. Ha sido bastante dinero.
- Es tuyo Ludovica. - Me dice con una sonrisa y no puedo creer que todos esos billetes sean míos.
- ¿En serio? - Preguntó con incredulidad.
- Sí. Es tuyo. Te lo has ganado\, lo has hecho muy bien. Aprenden rápido y eres muy simpática con la gente.
- Gracias\, significa mucho para mí está oportunidad.
- Encantado de ayudarte. Nos vemos mañana a las 5. - Asiento y me despido de mi jefe con una sonrisa.
Sintiéndome feliz y relajada, le envió un mensaje de audio a Belu contándole cómo me fue y agradeciéndole otra vez. Después, hago algo osado, llamó a Martín. No sólo quería hablar de la tarea de historia, también quería
escuchar su voz. Lamenté no haberme despedido de él y aunque me encantaría compartir mi felicidad con él decido que aún no es el momento para decirle que trabajo. Ninguno de mis compañeros trabaja, y no sé qué pueda pensar de que deba trabajar porque no tengo una familia rica que me dé todo lo que quiero o necesito. Ya me atormenta que todos se burlen de mí por ser huérfana, pobre y becada.
Alejo mis inseguridades y me concentro en la llamada con Martín. Escuchar su voz me calienta el pecho y me pone una sonrisa en los labios. También me hace sonrojar cuando se despide de mí mandándome un beso… en la boca. Automáticamente tocó mis labios y mi cuerpo tiembla por los recuerdos de sus besos.
Camino a mi casa donde al llegar, toda mi alegría por mi trabajo nuevo y por quedar mañana después de clases con el chico que me gusta, se va al caño. Desaparece. Y el sentimiento de felicidad es reemplazado por dolor y miedo. Dolor por el fuerte golpe que me propina Leticia y miedo por la rabia que dirige hacía mí.
- ¿DÓNDE DEMONIOS TE HAS METIDO ZORRA? - Me grita furiosa mientras me da otro golpe en la cara. Trato de enfocar mi mirada en ella pero aún estoy algo aturdida.
- Esta-Estaba traba-jando. - Susurro débilmente mientras cubro con mi mano la zona que Leticia golpeó.
- ¿Otra vez dando esas clases de mierda? ¿Qué te dije de eso? - Escupe con rabia y levanta su mano para golpearme otra vez. Antes de que pueda hacerlo saco el dinero de mi bolsillo y se lo muestro evitando que me golpee.
- Tengo un trabajo de mesera en un reconocido restaurante de "El Club". Estas son las propinas que obtuve hoy.
Leticia me observa fríamente y baja su brazo para arrancarme el dinero de las manos. Lo cuenta delante de mí y me pregunta cómo se llama el restaurante. Le respondo con miedo y cuando termina de contar el dinero se lo guarda en el sujetador.
- Ahora es mío. - Sentencia con dureza y asiento. No me importa perder ese dinero si así puedo evitar ser golpeada y trabajar con ella.
Leticia me mira con odio y después se gira para subir las escaleras. Sé que debería quedarme callada pero no puedo. Antes de que su cuerpo desaparezca le preguntó, con voz temblorosa si el viernes debo "trabajar" con ella. Dentro de mi ruego que cumplan con su palabra y contento la respiración esperando su respuesta. Leticia me lanza una fría mirada sobre su hombro.
- Si hasta el viernes conservas ese empleo y traes propinas como las de hoy\, no tienes que venir conmigo el viernes. Pero\, guarda el vestido\, tarde o temprano lo vas a necesitar. - Una siniestra sonrisa se dibuja en sus labios y tiemblo. - Ahora haz la cena.
Sin perder un segundo hago lo que me pide. No quiero darle más motivos para golpearme. Mientras hago la cena me coloco hielo en la cara, evitando la hinchazón y rogando que el moretón que se forme no sea tan grande.
***
El jueves me despierto sintiéndome aliviada. No tengo que trabajar con Leticia. Aún no puedo creer que tenga trabajo… un buen trabajo. Parece que todo se está acomodando, tengo amigos y a… Martín, que aún no sé muy bien que somos, pero que me hace sentir en las nubes.
Me visto con el uniforme del colegio, me peino el cabello con sutiles ondas y me maquilló el rostro tratando de ocultar el moretón que me hizo ayer mi tía. Por suerte logró ocultarlo bien. Bajo, me apresuro a dejar el desayuno listo para Leticia mientras bebo una taza de café y salgo rápidamente de mi casa.
Mientras camino hasta el Bristol sumergida en la música de "B.Four", mi estómago y corazón se agitan de sólo pensar que después de clases voy a pasar unas horas a solas con Martín, estudiando. Muy en el fondo deseo que la biblioteca se encuentre vacía en ese momento, pero también me pone nerviosa estar a solas con él. No voy a mentir, me encanta cuando me acaricia la mejilla, me toma de la mano o me besa haciéndome temblar, pero después cuando nos separamos mi mente se llena de conjeturas.
¿Qué somos? ¿Somos algo? Es verdad que no lo he visto cerca de otras chicas como antes e insistió mucho en que le diera una oportunidad para demostrarme que lo nuestro puede ser real. Puede que sea anticuada, pero cuando llevas enamorada cinco años del mismo chico con el que sueñas tener una relación y ahora, más o menos, se da la oportunidad… bueno, necesito saber si él quiere que seamos novios o espera tener una relación conmigo sin formalidades. ¿O es muy pronto para hablar de formalidades?... Aggrr no sé porque me atormento con estos pensamientos tan temprano.
Belu y Lucas se encargan de despejar mi mente con sus discusiones por la tarea de historia, misma que van a realizar después de la escuela en casa de Lucas. Son tan distintos, pero tan lindos juntos. Últimamente Lucas pasa mucho tiempo con nosotras, sé que es porque le gusta mi mejor amiga, pero también me da la sensación de que, a su manera, me cuida de los M.E.T.A, más desde lo que pasó en la fiesta con Martín. Si bien, Lucas no me ha preguntado nada al respecto, es evidente que sabe que algo pasa con Martín, la golosina y mis labios hinchados de ayer, puede que me hayan delatado.
Cuando las clases terminan, salgo del aula junto con Belu y Lucas, y al salir cruzó miradas con Martín, que me sonríe de esa forma sexy que me hace sonrojar y me guiña un ojo. Me despido de mis amigos para después dirigirme a la biblioteca a esperar a Martín. Decido ahorrar tiempo consultando en mi tablet las consignas que nos faltan, me pierdo en esa tarea cuando de repente siento que alguien me mira. Levantó la vista para encontrarme con los preciosos ojos de Martín contemplándome. Le sonrió, feliz de verlo y él me devuelve la sonrisa, una sonrisa nueva, cálida y genuina. Martín camina con decisión hacia mí y siento que el corazón se me va a salir del pecho. No se detiene frente a mí, sino que toma mi rostro entre sus manos y me besa. Sus labios se funden con los míos y explotan fuegos artificiales por todo mi cuerpo.
- Llevaba todo el día queriendo besarte. - Susurra contras mis labios y suspiro soñadoramente. Abro los ojos para encontrarme con dos orbes verdes oscuro que me miran con ternura.
Permanecemos mirándonos intensamente por unos instantes hasta que siento voces acercarse a nosotros, eso rompe con el momento y me ubico en tiempo y espacio. Doy un paso atrás haciendo que sus manos abandonen mi rostro y le pido que entremos a la biblioteca. Martín asiente con una sonrisa porque de seguro ahora mismo tengo las mejillas como un tomate.
- Tengo que confesar que esta es la primera vez que entro aquí. - Me giro para mirarlo. Él está muy cerca de mí.
- ¿De verdad? - Le pregunto sin poder creer que nunca haya pisado la biblioteca. Él asiente y se encoge de hombros.
Elijo una mesa cerca de la puerta y a la vista de todos, pero Martín me toma de la mano, entrelazando nuestros dedos y camina hacía el fondo de la biblioteca, lejos de la vista de todos, deteniéndose en una mesa oculta por unas estanterías. Lo miro esperando una explicación, pero él sólo me sonríe de forma sexy y aniñada.
- Me concentro mejor sin tanto ruido. - Me explica sacando una silla para mí.
- La biblioteca está vacía. - Le hago saber mirando a mí alrededor. Somos losúnicos aquí\, aparte de la bibliotecaria.
- Es perfecto. - Me da un beso en la mejilla para después invitarme a sentarme en la silla que ha sacado para mí.
Con una sonrisa, suelto su mano y tomo asiento mientras él ocupa la silla de al lado, misma que acerca más a mí. Luego me entrega su computadora dictando su contraseña. Por un segundo me quedo perpleja, ¿confía tanto en mí como para decirme su contraseña?. Cuando él se echa para atrás en su silla cruzando un brazo por el respaldo de la mía, tecleo la contraseña y sigo sus indicaciones para encontrar el documento con la tarea. Repaso rápidamente hasta donde hemos hecho y suspiro aliviada, no nos falta mucho.
- Sólo nos falta desarrollar el ámbito social y económico. - Me giro para ver su rostro y lo encuentro mirándome y jugando con un mechón de mi cabello. ¿Me ha escuchado? - Martín\, tenemos dos horas para terminar la tarea. Es para mañana. - Le recuerdo y parece reaccionar\, aunque no suelta mi cabello.
- Lo sé\, lo siento Ludo. Me cuesta concentrarme\, eres muy hermosa. - Sus palabras provocan que mis mejillas se tiñen de rosa. - Adoro cuando te sonrojas.
- No te burles de mí. - Le pido colocando mis manos sobre mis calientes mejillas.
- No me burlo hermosa. Sólo me gusta decirte lo que me gusta de mí… Me gusta todo… Me gustas mucho Ludo.
- Tú también me gustas mucho. - Susurro y juro que sus ojos brillan de ilusión. - Pero debemos estudiar. - Sus hombros decaen y sonrió.
- Ok\, si me das un beso te prometo concentrarme.
- ¿Me estás chantajeando?
- Mmmm - Finge pensar. - Si\, es lo que estoy haciendo. - Sonríe totalmente orgulloso por su idea. Lo pienso\, me ha tomado por sorpresa\, pero… a quién quiero engañar también quiero volver a besarlo.
- ¿Prometes concentrarte?
- Te lo prometo\, linda. - Me muerdo el labio y sus ojos bajan hasta ahí. - Pero quiero que tú me beses a mí. - Susurra ronco y mi cuerpo tiembla de nervios. Y es ahí que me doy cuenta que siempre es él quien me besa a mí.
- Bueno. - Murmuro tímidamente.
Los ojos de Martín suben a los míos y sonríe, para después acercarse más a mí. El calor de su cuerpo me llega, al igual que su aroma. Me observa una vez más la boca y después cierra los ojos esperando que lo bese. Me tomo el tiempo de observarlo por un segundo, es tan atractivo. Tomo aire y coraje y acerco mis labios a los suyos en un rápido beso. Martín abre los ojos y me mira con el ceño fruncido.
- Hermosa\, eso no es un beso. Quiero un beso de verdad. - Me pide y parece un niño haciendo un berrinche. Que tierno.
Me rió de él y asiento. Martín vuelve a ponerse en posición, cierra los ojos y me muerdo el labio. Así de cerca puedo observar todo su rostro, sus pestañas son largas, su nariz es respingada pero varonil, sus pómulos y mandíbula están bien definidos y su cabello marrón cae un poco sobre su frente, sus labios son finos pero sexys. Vamos Ludo es sólo un beso. Me doy ánimos mentalmente y acerco mi rostro al suyo. Su aliento golpea la piel de mi rostro, cierro los ojos y pego mis labios a los suyos que se abren para recibirme.
Me sorprendo al sentir la humedad y la calidez de su boca. Con total naturalidad, nuestros labios se mueven con sincronía. Martín gime en mi boca y rodea mi cintura con uno de sus brazos para acercarme más a mi cuerpo, mis manos viajan alrededor de su cuello y mis dedos se hunden en su cabello. En un impulso y dejándome llevar, introduzco tímidamente mi lengua en su boca, eso lo hace saltar un sonido ronco desde el fondo de su pecho y me aprieta más a su cuerpo mientras lleva una de sus mano a mi nuca para profundizar el beso metiendo su lengua en el juego.
El beso es el más intenso que hemos compartido hasta ahora. De repente siento mi cuerpo arder y temblar. Un leve pero potente cosquilleo se instala en mi bajo vientre y en mi zona íntima que me asusta y me hace terminar el beso jadeando por falta de aire. No me deja ir muy lejos ya que pega su frente a la mía. Su agitada respiración choca contra mi piel cuando habla.
- Que beso más hermoso e intenso. - Despegar su frente de la mía para mirarme a los ojos. - Bésame así siempre. - Susurra con la voz ronca. - Ame que usaras tu lengua\, fue hermoso. - Sus crudas palabras me hacen sonrojarme más de lo que ya estoy. - No sientas vergüenza linda. Me encanta que aprendas conmigo\, ya eres toda una experta besando.
- Ay Dios… - Susurro y me tapo la cara. Él se ríe mientras intenta aparta mis manos de mi rostro. Dejo que lo haga. - Mejor hagamos la tarea\, por favor.
- Eres hermosa. - Me dice sosteniendo una de mis manos y con su otra mano me acaricia suavemente la mejilla. Me roba un casto beso para después sentarse derecho sin soltar mi mano. - A estudiar\, señorita.
Martín besa mis nudillos y deja ir mi mano para que pueda escribir en la computadora, aunque se entretiene jugando con mi cabello. Al parecer le gusta mi cabello. Pasamos las siguientes dos horas estudiando y estoy
gratamente sorprendida que se haya concentrado en la tarea. No ha intentado besarme y ha completado una parte del trabajo sólo sin mi ayuda. Sólo se ha levantado para ir a comprar algo de comida para los dos, que me hizo comer alegando que necesitábamos tener nuestras mentes sanas y activas. No discutí con él, porque de verdad tenía hambre, sólo había ingerido un café a la mañana.
- Terminamos. - Comentó contenta con el resultado.
- Si\, por fin. - Suspira pesadamente y se estira\, levantando sus brazos sobre su cabeza. Una porción de sus abdominales se asoma y mis ojos se clavan en esa zona hasta que baja los brazos. - Creo que deberíamos besarnos para celebrar que terminamos. - Suelta de la nada haciéndome reír fuerte.
Me tapo la boca, pero Martín me quita suavemente la mano de la boca diciéndome que no oculte mi linda risa. Mis ojos se pierden en los suyos y… al diablo quiero besarlo. Pego mis labios a los suyos, él sonríe contras mis
labios y toma el control del beso. Su boca devora la mía. Nos besamos con urgencia, usando nuestras lenguas y aferrándonos el uno al otro con nuestras manos. Cuando nos separamos me doy cuenta que por poco y no término sentada sobre sus piernas. Por Dios, como besa.
- Tus besos son adictivos Ludo. Me vuelves loco\, linda. - Murmura y sonrió sintiendo mis labios hormiguear.
Me tomo un momento para recuperarme y poder hablar, ya que me ha dejado sin palabras. Cuando lo logró, y soy capaz de hablar y de moverme, consultó la hora en mi celular, aunque no quiera irme debo hacerlo si quiero llegar a tiempo a mi trabajo. Además Leticia me ha pedido algunas cosas que si no le llevó me va a castigar.
- Me tengo que ir. - Digo tristemente\, él asiente cabizbajo.
- Bueno… te llevo a donde tengas que ir. Quiero más tiempo a tu lado. - Su confesión me derrite porque yo quiero lo mismo\, más tiempo a su lado.
Guardamos nuestras cosas y nos ponemos de pie para salir de la biblioteca. Antes de que pueda empezar a caminar, Martín me toma de la mano, entrelazando nuestros dedos y caminamos juntos hasta salir del colegio. No voy a mentir, me gusta demasiado lo que me hace sentir caminar de su mano. Subimos a su auto y con música de fondo Martín me lleva hasta el centro de la ciudad.
- Gracias por traerme.
- Cuando quieras preciosa. - Le sonrío y no sé muy bien que hacer ahora. ¿Me voy? ¿Me despido de él con un beso? O…
No tengo que averiguar que hacer, ya que él coloca una de sus manos en mi nuca y me besa hasta que nos quedamos sin aire. Ok, soy adicta a sus besos. Después de que soy capaz de respirar de nuevo, me despido de él.
- Hablamos después\, preciosa. - Asiento con una gran sonrisa y antes de bajar del auto me animo a robarle un pequeño y dulce beso.
Lo veo marcharse y me apresuro a comprar las cosas que me pidió Leticia,para después correr hasta "El Club". Por suerte llegó a tiempo. Inmediatamente me pongo a trabajar y me va excelente. Mi jefe me felicita al final de mi turno y terminó con un monto grande de propinas. Me guardo algunos billetes en la mochila para tener algo de dinero, ya que Leticia va a quitarme todo apenas llegue a casa.
Efectivamente mi tía me quita el dinero. Además me insulta fuertemente por no haber estado en casa antes de mi turno en el restaurante, me deja sus filosas uñas marcadas en mi brazo y me obliga a hacer la cena y las tareas que no hice. Sólo unos meses más, sólo unos meses más. Es lo que me repito a modo de consuelo. Lo único que me saca una sonrisa es hablar con Martín por WhatsApp mientras realizo mis quehaceres. Finalmente, término tan cansada que me duermo apenas mi cabeza toca la almohada.
***
El viernes, le conté a Belu lo que sucedió con Martín, ayer, mientras estábamos en la biblioteca. Mi mejor amiga sonríe y aplaude como una niña, feliz por mí. Me gusta poder compartir esto con ella, es con la única que puedo
hablar de ello. A veces me gusta imaginar cómo sería mi relación con mi madre ahora mismo, me gusta imaginar que me diría… estoy segura que seríamos mejores amigas, incluso he llegado a pensar que ella me envió a Belu. Nunca se lo dije a Belu, pero ella me recuerda a mi madre, es divertida, una buena consejera, protectora y mi sostén.
Volviendo al increíble momento que compartí con Martín ayer, mis mejillas se calientan, mi pecho se agita y los labios hormiguean al recordarlo.
En la clase de historia, la profesora Rodríguez nos pide que le enviemos la tarea a su correo. Me encargo de eso y ahora nos toca esperar que ella las corrija y nos de las notas. En cuanto a Martín no hemos hablado aún, bueno no en persona al menos, lo que sí hemos hecho es miramos... mucho, pero ninguno se acerca al otro. ¿Le dará vergüenza que lo vean conmigo? Siempre nos vemos a escondidas.
Después de lo compartido ayer pensé que tendría más clara las cosas en cuanto a nuestro vínculo, pero sinceramente, ayer no estaba pensando en el título de nuestra relación, simplemente viví el momento. Ahora, no voy a negar que esta mañana fantasee con la posibilidad de que cuando llegara a la escuela lo encontraría esperándome y me saludaría con un beso… supongo que debería hablar con él sobre mi inquietud. Pero va a tener que esperar, ya que ahora mismo debo enfrentarme a la clase de gimnasia.
Es mejor poner toda mi atención en esta clase, distraerme me puede llevar a salir lastimada. Odio gimnasia. Después de una hora de trotar, hacer abdominales, flexiones y completar un maldito circuito de ejercicios inhumanos, la tortura llega a su fin. Y corro fuera del gimnasio hacía los vestuarios para cambiarme de ropa y esperar afuera a que Belu termine de cambiarse. Siempre soy más rápida que ella.
Me sorprendo de ver los pasillos vacíos de alumnos. Es increíble la necesidad de huir de la escuela que tenemos los adolescentes, más un viernes.
- Ludo. - La voz de Martín me hace girar el rostro en su dirección y lo veo trotar hasta a mí.
- Hol…mm. - No llegó a terminar de decir la palabra porque él me besa.
Siento sus brazos rodearme la cintura y pegarme a su cálido cuerpo. Su boca devora la mía y me fundo contra su cuerpo dejándome llevar por el beso.
- Lo necesitaba. - Susurra sobre mis labios al separarse por un segundo y
volver a atacarlos.
- ¡MOLINA A ENTRENAR! - El grito autoritario del entrenador rompe nuestro mágico momento.
- Mierda... - Se queja y a duras penas se separa de mí. - ¿Hablamos después preciosa?
- Sí. - Balbuceó débilmente\, pérdida aún en ese intenso beso.
Martín me sonríe de esa manera sexy que me hace cosquillear las tripas y antes de irse me regala un corto y dulce beso. Suspirando como tonta lo veo entrar de nuevo al gimnasio. Belu sale y salimos juntas del colegio, me despido de ella y me camino hasta mi casa.
Allí, limpio y completo la lista de quehaceres que me ha dejado mi tía, justo a tiempo para irme a trabajar. Al final de mi turno me encuentro con un mensaje de Leticia, que me ordena cocinar la comida favorita de Carla. Mi prima
ha estado ausente los últimos días y hoy vuelve de un "viaje de modelos" sea lo que sea que signifique eso. La verdad es que un par de días sin ella, han sido un alivio.
Cómo lo esperaba, Carla casi no comió y se la pasó hablando de su viaje. Por suerte, para mí, no sufrí ningún ataque por parte de ninguna de las dos, creo que tanto Leticia como Carla estaban felices de volver a verse. Cómo sea, fue un consuelo que la noche no terminará con discusiones, ni gritos, ni insultos. Ya en la comodidad de mi habitación, me pasó una hora hablando con Martín hasta que me despido de él antes de dormirme.
***
Mi fin de semana empieza bien. Normal, para ser sábado. Durante gran parte del día me la pasé lavando ropa y limpiando la casa mientras hablaba por WhatsApp con Belu y Martín. Él quiere que nos veamos y yo también quiero verlo en otro lugar que no sea la escuela, el problema es que es difícil para mí salir sin algún motivo. Hoy puedo salir porque trabajo pero mañana ya no tengo excusas. Finalmente le quedé en confirmar si mañana podemos vernos. Eso me da tiempo para inventarle algo a Leticia y que me deje salir.
En el restaurante realizó mi trabajo con entusiasmo y soñando con poder ver mañana a Martín. Las horas pasan con normalidad, ya sólo faltan 10 minutos para que termine mi turno y está es mi última orden del día. Un trozo de pastel de chocolate para una pequeña niña que está cenando con sus padres. Mientras esperaba la orden, un escalofrío me recorrió el cuerpo y terminé por sobresaltarme al sentir unas grandes manos posarse en mis caderas. Me giro rápidamente y el aire abandona mis pulmones. Dos preciosos y profundos ojos verdes me observan con intensidad y el ceño fruncido.
- Martín. - Jadeo sorprendida.
Y encontrarlo aquí es el principio de la debacle. Es a partir de ahora que todo se va un poco a la mierda.
Y si pensé que está había sido una buena semana, a pesar de casi ser obligada a prostituirme, de las palizas e insultos de mi tía, y de los momentos mágicos e intensos compartidos con Martín, la semana que viene definitivamente será una mierda. Y en ese momento ni siquiera lo sabía.
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Bella Mark
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Updated 32 Episodes
Comments
AMANECER
muy bien ,👏👍que bueno que decidiste guardar dinero para ti
2024-03-24
1
MALÚ 2834
Que tía más burraca,,la odio,,con toda mi alma,,,y tú muchacha,creo que ya siendo hora que te envalentones,,no esperes a cumplir los 18,,,vete ya de ahí,,preferible vivir con un poco de carencia,que vivir un sin vivir,,,ahora tienes un trabajito y una gran amiga que seguro te ayudaría con mucho gusto
2024-03-01
0
🌺 Diglass 🇵🇦🤗🌺
no solo te va quitar la propina también el salario 😡
2023-07-26
2