CAPÍTULO 5 - MI OPORTUNIDAD

MARTÍN

Reconozco que mi plan no salió como esperaba. Me pase al golpearla, la idea no era que la pelota impactara en ella sino cerca de ella. Me disculparía, ella fijaría sus ojitos en mí, me sonreiría y entablaríamos una conversación con tintes coquetos para darle una idea de que me gusta. Pero le erre a la distancia al lanzar la pelota y no solo la golpee, por lo cual me maldigo, sino que también le rompí su celular. Para completar mi fiasco, me puse nervioso al tenerla tan cerca y me comporte como un imbécil burlándome de su viejo teléfono.

A pesar de que todo salió mal, si hay algo de lo que puedo sentirme orgulloso y es de que ella por fin se haya defendido… y nada menos que de mí. Quede hipnotizado con el fuego ardiendo en sus preciosos ojos verdes, estaba furiosa y me encanto ver en ella otra emoción que no sea la sumisión o la timidez. Fue una completa

sorpresa su actitud pero me fascino. Además, es jodidamente hermosa enojada. Mi media sonrisa se vuelve una sonrisa completa mientras la veo alejarse con Belu.

- La huerfanita nos acaba de faltar al respeto. - La voz incrédula de Alejandro hace que mi sonrisa se borre. Aprieto

mi mandíbula, odio que la llamen así.

- No la llames así. - Mi voz sale dura y me giro para ver su cara\, lo fulmino con la mirada. - Y nadie va a hacerle nada. - Sentencio mirando a cada uno de mis amigos.

Me alejó de ellos, porque si escucho la voz de Alejandro hablando de la apuesta o de Ludovica, le voy a partir la cara. El resto del día me mantuve alejado de Alejandro y plantee seriamente arrastrarme y pedirle perdón a Ludovica, pero volví a ser invisible para ella. No me dirigió la mirada en ningún momento… Supongo que está enojada conmigo.

La verdad no sé muy bien cómo comportarme con una chica que, primero pasa de mí y segundo está enojada conmigo. Por lo general, si las chicas se enfadan conmigo por no volver a llamarlas o por lo que sea, no les doy importancia. Pero Ludovica es diferente a cualquiera de esas chicas, porque Ludovica me gusta… mucho. Ya ni siquiera pienso en conquistarla por la apuesta, sino por mí. Porque la quiero para mí.

Sin embargo, a pesar de mis ganas de disculparme, decidí darle espacio, para no hostigarla y porque tengo miedo de que me mande a la mierda. Es por eso que a la salida del colegio me quede esperando en el estacionamiento, apoyado en mi auto, a que ella se despidiera de su amiga y emprendiera su viaje a casa. Cuando ella pasa cerca de mí, busco su mirada y por un breve instante logro que sus ojos me vean hasta que desvía la mirada.

La cague. Ludovica no se muere por mí, no le impresiona que yo sea Martín Molina Ruiz. Ahora tengo la misión de pensar nuevas formas de acercarme a ella y sobre todo tengo que pensar algo para que me perdone por haberle roto su celular.

***

Después de pensar y pensar llegue a la conclusión de que no conozco realmente a Ludovica. No sé qué le gusta, lo que la conmueve… lo que puede hacer que me perdone. Necesito ayuda. Y que mejor ayuda que hablar con la persona más la conoce, su mejor amiga Belu.

Dado que no iba a poder hablar con la colorada en el colegio, ya que no se separa de Ludovica, además de que ahora mismo ambas ni me registran. Ni tampoco puedo ir a su casa porque no sé dónde vive. Pero sí recuerdo haberla visto en "El Club", los jueves, creo que hace tenis. Es así que ahora mismo estoy buscándola en el sector de las canchas y finalmente la encuentro saliendo de una las canchas de tenis. Belu luce un conjunto deportivo que consta de un top blanco, una falda plisada blanca y zapatillas de deporte. Su cabello rojo está sujeto en una coleta alta, está hablando y riendo con una mujer que deduzco es su entrenadora, así que aguardo a que se desocupe. Cuando se despide de la mujer y se gira, su sonrisa se desvaneces y la calidez de sus ojos color miel se vuelve fría y rabiosa al verme.

-Hola Belu. - La saludo con una sonrisa que ella no me devuelve.

- Idiota. - Me saluda y lo merezco\, fui un idiota con su amiga.

Se lo dejo pasar, una porque me lo merezco y otra porque conozco a esta pelirroja desde cuarto grado de primaria cuando se mudó a la ciudad con su familia. Desde siempre la vi como una compañera y se terminó ganando mi respeto cuando se enfrentó a Soledad, el primer día que entró a la escuela secundaria. Soledad, convertida en toda una abeja reina, se burló de Belu por su color de cabello y la colorada la puso en su lugar delante de toda la clase dejando en ridículo a Soledad. Eric grabó todo con su celular y después el video se hizo viral, Soledad sufrió en carne propia las burlas durante una semana, claro que después todo quedo en el olvido, Soledad recupero su lugar de popularidad y Belu conoció a Ludovica, a la que defiende con uñas y dientes.

- Ok\, me lo merezco. Fui un idiota con Ludovica\, no debí burlarme de ella por su viejo celular. - Reconozco y después de que Belu busque en mis ojos que digo la verdad\, su cuerpo se relaja.

- No te olvides de que también la golpeaste. - Me recuerda y un malestar me atraviesa el pecho. No me hubiera perdonado haberla lastimado.

- Eso fue sin querer. - Miento parcialmente, aunque nunca busque golpearla. - ¿Cómo hago para que me perdone?

Belu me vuelve a evaluar con su mirada y me hace sentir algo incómodo, por lo general nadie más que mi madre me hace cuestionarme mis decisiones o me hace notar mis faltas. Finalmente, mi compañera suspira y cuadra sus hombros.

- Mira Molina\, no sé qué te traes. Lo único que voy a decir es que por tu juego infantil Ludo ahora se ha quedado incomunicada. No debería decirte esto\, pero su tía la odia y no va comprarle otro celular. Así que supongo que tú y tu grupito de tarados ya estarán contentos.

- No\, yo… No sabía eso Belu. Fui un imbécil. - Es la primera vez que me siento mal después de hacer una tontería.

- Sí lo fuiste. No la molestes\, Ludo no es como esas tontas con las que sales y si le haces daño... te pateo en las bolas. - Belu me dedica una mirada asesina y se va.

No puedo entender cómo alguien podría odiar a Ludovica, menos su tía. Hasta donde se es su única familia. No puedo dejar esto así. No puedo dejar que esté incomunicada. Tengo que solucionarlo y ya sé cómo.

Camino dentro de “El Club” hasta el sector de las tiendas y busco una en específico. Cuando soy con el lugar exacto, entro al enorme local que vende artículos tecnológicos y a paso decidido me dirijo al puesto de los celulares. Le pido amablemente a la chica que me venda un teléfono igual al mío. Lo he comprado hace poco, por lo que es uno de los últimos modelos. Aparte le compre una funda de color morado. Ludovica va a amar mi regalo y me va a perdonar. Después de eso no pienso cagarla más.

***

Después de mi excursión por “El Club”, vuelvo a mi casa para cenar con mi madre. Luego de ver una película con ella, me voy a mi habitación a descansar. Me paso gran parte del tiempo imaginando como entregarle el regalo a Ludovica y sus posibles reacciones. Sin darme cuenta me duermo…

Salgo del colegio con mi mochila al hombro, me despido de mis amigos y busco a mi padre en el estacionamiento, pero no está, en su lugar esta Andrés, mi hermano mayor... Mi héroe. Mi hermano está apoyado en su moto esperándome con una enorme sonrisa. Me acerco a él, feliz de verlo, me gusta mucho cuando me viene a buscar en su moto.

- Hola hermanito. ¿Listo para ir a casa? O tal vez podríamos ir por helado.

-¿Dónde está papá? ¿Tú no deberías estar en clases?- Pregunto con duda, se suponía que papa debía venir a buscarme, Andrés debería estar en la universidad.

- Él esta ocupado en el trabajo. Me pidió que te buscara. Y mi clase se suspendió… ¿Entonces qué\, casa o helado?

- Definitivamente helado. - Respondo porque se lo que eso significa. Significa helado en el local de videojuegos.

- Hecho. - Andrés me extiende su casco\, busco el otro casco pero no lo veo.

- ¿Y el otro casco?

- Lo olvide. No importa estamos cerca. 

No me da tiempo a replicar porque me coloca el casco para después montarse en su moto e invitarme a hacer lo mismo. Andrés tiene razón, estamos cerca de la heladería y del local de videojuegos, ¿que podría pasar si él no lleva casco? Nada.

Lo próximo que se es que somos impactados por un auto, grito un “cuidado” que llega demasiado tarde. Mi cuerpo sale volando golpeando el duro cemento. Aturdido y sin poder moverme busco con mis ojos a mi hermano y lo encuentro a unos metros de mí. No se mueve e intento llamarlo pero el casco me lo impide, pero tampoco tengo las fuerzas para quitármelo.

- Andrés… - Suspiro dolosamente y me sumerjo en la oscuridad.

Me despierto sobresaltado, con la respiración agitada y el cuerpo sudado. Mi cabeza duele en el mismo lugar que impacto con el cemento. Mi mente me ubica en tiempo y espacio. Estoy en mi habitación, en mi cama y Andrés no

está… él se fue hace seis años. Él murió. Respiro profundamente, fue una pesadilla. Hacía bastante tiempo que no las tenía, después de su muerte soñaba constantemente con él, pero después con el tiempo los sueños fueron disminuyendo, hasta hace unos meses que volvieron intermitentemente.

Me vuelvo a acostar en la cama mirando el techo. El sueño se reproduce en mi cabeza, siempre es el mismo, sueño con el día del accidente. Debí prestar más atención a las señales. Las clases de Andrés no se suspendieron, se salió de la universidad para buscarme porque nuestro padre le dijo que estaba en una reunión y lo que realmente estaba haciendo era tener sexo con su secretaria.

Mientras recuerdo el sueño tengo la sensación de que allí también estaba Ludovica. No es la primera vez que me pasa, por lo general cuando sueño con Andrés, ella está ahí, solo que logro verla después, cuando despierto y recuerdo lo que soñé. No sé qué signifique, lo único que sé es que su presencia, o darme cuenta de su presencia después, me calma, dejo de tener miedo.

Es imposible que me vuelva a dormir, así que busco mi celular en mi mesa de luz y suspiro al ver que son las 3 de la mañana, faltan sólo cuatro horas para que me tenga que levantar para ir al colegio. Para distraerme y que quizás me vuelva a dar sueño, navegó por las redes sociales un rato, terminó mirando el instagram de Ludovica, no sube muchas fotos pero con las pocas que hay me bastan.

Necesito que todo salga bien mañana. Necesito estar cerca de ella y que me perdone por haber sido un imbécil con ella. Necesito de su atención, necesito que sus ojos verdes sólo me miren a mí. Necesito que me quiera en vida, como yo la quiero en la mía.

Navegó un poco más por internet y terminó mirando vídeos en YouTube hasta que caigo rendido del sueño. Finalmente me quedo dormido con el celular en la mano.

Al otro día, me despierto sintiéndome un poco cansado. Además de que odio con todo mi ser levantarme temprano. Apago la alarma y con pesar me levanto de la cama para meterme en la ducha. Tardo más de la cuenta en vestirme así que no me sorprende escuchar a Rita decir que me apresure en bajar para que pueda desayunar. Consulto la hora en mi celular y si quiero hablar con Ludo antes de que su amiga o toda la escuela nos vea tengo que irme ya. Ella usualmente llega increíblemente temprano al colegio.

Tomo mi mochila donde ya está guardado el regalo para Ludovica, bajo rápido las escaleras, me despido de mi madre que me regaña por no desayunar pero le prometo comer algo en el colegio, finalmente me deja ir no muy convencida. Tengo algo importante que hacer. No paso a ver a Camila, no tengo tiempo, así que me voy directo al Bristol. Es relativamente temprano, por lo menos para el 90% de la población estudiantil, por lo que no me sorprende ver un puñado de estudiantes rondando el establecimiento. Entre ellos, veo a Fosforito leyendo un cómic apoyado en la reja, me acerco y sus ojos dejan la revista y se clavan en mí.

- Buenos días Fosforito. - Lo saludo elevándome en toda mi altura.

- Bu-buenos días - Su voz sale temerosa\, lo observo un segundo para después sonreírle y alejarme dejándolo confundido. Quiero que me tema y no\, o mejor dicho que no sepa cuándo temerme y cuando no.

Entró al Bristol y busco a Ludovica con la mirada. Me paseo por el patio, por el bar, por el área de las aulas especiales y nada. ¿Dónde estás Ludovica?.... Vuelvo al área de nuestra aula, repaso un poco más el lugar y... Bingo. Saco el regalo de mi mochila y camino hasta ella mientras no le quito los ojos de encima. Ella está absorta leyendo algo en la tablet de la escuela. Me embriago de su belleza, es hermosa. Hoy lleva el cabello suelto, recorro con mis ojos su figura y madre mía que bien le queda el uniforme.

- Hola Ludovica. - Mi saludo hace que levante la vista y me quedo maravillado con sus ojos que ahora reflejan sorpresa. ¿Está más maquillada de lo normal o me parece a mí?

- Hola. - Sonó más a pregunta pero no le doy importancia. - ¿Qué quieres? - Eso sí fue una pregunta.

- Bueno yo... - Me interrumpe.

-¿Qué van a hacerme? - Sus bellos ojos miran de un lado al otro con miedo. - Sé que te hable mal el otro día y no me han hecho nada... ¿es ahora cuando me hacen pagar? - ¿Qué? Ludovica luce de verdad asustada y me jode eso.

Me jode que piense que voy a hacerle algo. Les he prohibido hacerle algo, la he protegido. Ella no lo sabe genio... ahh es cierto conciencia, gracias.

- No voy a hacerte nada\, nadie va a hacerte nada. - Dejo en claro esa parte. - El otro día te defendiste y además de quedar impresionado también me sentí orgulloso. - Ella me mira con el ceño fruncido. - Y como fui un idiota ese día\, te quiero pedir perdón. No debí burlarme de tu celular\, me puse nervioso y me volví un imbécil… Siento mucho haberte golpeado y haber roto tu teléfono. Lo siento - Le extiendo la caja envuelta en papel de regalo que escondía detrás de mi espalda. Esa es la disculpa más sincera que dado nunca.

- ¿Qué es eso? - Pregunta con desconfianza sin tomar la caja.

- Un regalo para ti. Ábrelo. - ¿Por qué no toma la caja?

- Mejor ábrelo tú. No confío en que no sea una trampa y salga algo de ahí. - Suspiro pero entiendo su desconfianza.

Rompo el papel de regalo bajo su atenta mirada. Me jode un poco perderme el momento en el que rompía el papel emocionada… o bueno así me lo imagine en mi cabeza. Abro la caja para que vea que no hay nada malo dentro y se la extiendo. Sus ojos verdes se abren con sorpresa y me felicito internamente. Ella toma la caja y frunce el ceño.

- ¿Qué es esto? - Susurra con estupor.

- Un celular nuevo Ludovica. - Contesto con satisfacción\, sabía que mi regalo le encantaría.

- Ya sé Molina... ¿Pero por qué me das esto? - Luce molesta y no entiendo por qué. Aún que debo admitir que mi apellido se escucha increíble de sus labios. Aunque muero por escuchar mi nombre dicho por su boca.

- Porque te rompí el tuyo\, tu tía no te va a comprar otro y no puedes estar incomunicada. - Los ojos verdes de Ludovica me asesinan y su rostro se vuelve tenso.

- No quiero nada tuyo. - Su voz es dura\, nunca la había escuchado hablar con tanta dureza. De repente estrella la caja en mi pecho e instintivamente coloco mi mano sobre la suya. Su piel es muy suave, como seda. - Déjame en paz. - Suelta la caja y se zafa de mi agarre dejando que mi mano ahora tome la caja y desaparece de mi vista. ¿Qué carajo?

Me quedo unos segundos congelado sin saber que hice mal. Me plateo ir a hablar con ella, pero he vuelto a ser invisible para sus ojos. En serio que no sé cómo hace, no es por hacerme el creído pero, no sé cómo soporta no mirarme cuando yo no dejo de mirarla. ¿No siente mis ojos sobre ella?  De verdad no sé qué hacer para tener su atención, para que me mire, para gustarle. Mierda nunca me había costado que una chica me hiciera caso.

En el primer receso no la vi en el patio, supe después cuando entré al aula que se había quedado ahí con Belu. Por cómo me miro la colorada deduzco que Ludovica le contó de mi regalo. Ignoro la mirada asesina de Belu y durante las clases me concentro en pensar que hacer para que la hermosa rubia, que no dejo de mirar, se fije en mí.

En el segundo receso me reúno con mis amigos a molestar a Fosforito. El chico nos tiene tanto miedo que hace lo que sea que le digamos. Ahora mismo está corriendo 50 vueltas al enorme patio.

- Avances. - Me pide Alejandro. Y recuerdo la apuesta\, lo había olvidado.

- Es más difícil de lo que pensé\, pero no imposible. - Le aseguro con total seguridad\, mientras le doy una calada a mi cigarrillo.

-Te tengo fe amigo mío. - Dice Eric pasando su brazo por mis hombros.

- Pensé que estabas más interesado en que pierda\, si pierdo tú ganas.

- Sí\, pero me divierte ver como ellas caen y como se desilusionan después cuando se dan cuenta que te importan muy poco. - Dice sonriendo y le devuelvo apenas la sonrisa. No quiero que eso pase con Ludovica.

- ¿Cuántas vueltas lleva Fosforito? - Pregunta Tomás que acaba de llegar con una bolsa de papas fritas que no tarda en devorar.

- Ni idea\, ninguno las está contando. - Dice Alejandro encogiéndose de hombros. Después se endereza y coloca cada una de sus manos a los costados de su boca para gritarle al coloradito. - ¡VAMOS FOSFORITO\, TE FALTAN 30 VUELTAS!

Los cuatro estallamos en carcajadas. La verdad no sabemos cuántas vueltas le faltan probablemente ya haya terminado pero no puede parar hasta que nosotros le digamos. Cuando el timbre suena, liberamos al coloradito y entramos al aula ya que tenemos clases con la "sargentona Rodríguez", la profesora de historia.

En esta clase no vuela una mosca y parece cementerio por el terrible y molesto silencio que se extiende por el aula. Sinceramente no le prestó atención a la profesora, me importa una mierda la historia, en cambio me entretengo haciendo garabatos en mi tablet. ¿Cuánto falta para irnos? Me muero del aburrimiento y aunque me gusta desafiar a la autoridad no pienso meterme con esta mujer, es demasiado cruel. Sin embargo, cuando la "sargentona Rodríguez" nos asigna una tarea, la mujer tiene toda mi atención, no porque me interese la tarea, sino porque esta es mi oportunidad.

- La tarea consiste en una monografía sobre un país de América Latina. Deberán desarrollar sus inicios como Estado\, desde su formación hasta el día de hoy. No quiero monografías de 100 páginas\, quiero que puedan comprimir la historia y que se entienda. Van a tener una semana para hacerla y va a ser en grupos de dos. - Las palabras de la profesora son música para mis oídos\, esta es mi oportunidad\, me paro de un salto de mi silla.

- Profesora ¿podemos escoger nosotros con quién hacer la tarea? - Pregunto rápidamente y muchos ojos se posan en mí.

Mis compañeros y mi profesora me miran como si tuviera una segunda cabeza pegada a mi cuello y nos los culpo, jamás me intereso por algo de la escuela, sinceramente no sé cómo he llegado a último año. Pero esta tarea me interesa sólo porque es una oportunidad para mí.

- Si Molina\, pueden elegir con quién hacer la monografía\, siempre y cuando... - No la dejo terminar y la interrumpo.

- Escojo a Garibaldi... a Ludovica Garibaldi. - Mis palabras salen rápidamente y algo desesperadas.

Mis ojos van directos a los ojos de mi rubia, que ya están mirándome y por su rostro puedo deducir que no esperaba que la eligiera. Bueno nadie esperaba eso, ni la profesora pero me importa muy poco lo que todos pueden pensar. Le sonrío a Ludovica y ella aparta la mirada. Está sonrojada e intenta en vano esconderse en su silla.

- Molina\, si está eligiendo a Garibaldi para no hacer nada\, desde ya le digo que no. - Sentencia la profesora.

- Profesora\, téngame un poco de fé\, no? - Mi voz sale relajada y divertida y vuelvo a mirar a Ludovica. - A parte Ludovica es una chica muy responsable y estoy seguro de que no le caigo tan bien como para que me haga la tarea. - Todos mis compañeros se empiezan a reír y Ludovica me mira fugazmente de nuevo y sonrió.

-Silencio, silencio. - Ordena la profesora y todos callan. - Está bien Molina, le voy a dar una oportunidad, voy a dejar que haga grupo con Garibaldi. - ¡SÍ! La profesora mira a Ludovica. - Eso sí Garibaldi asegúrese de que su compañero partícipe en la realización de la tarea, de no ser así quiero que me lo haga saber, ¿está claro? - Ludovica se endereza en su silla al escuchar la voz firme de la profesora.

- Si profesora. - Contesta educadamente\, ella jamás le cuestionaría una decisión a un profesor\, menos a la profesora Rodríguez\, y no la culpo esta señora da miedo.

Me siento en mi silla satisfecho y con una sonrisa enorme en el rostro. Ahora sí, vamos a tener que pasar tiempo juntos y voy a poder acercarme a ella y lograr que se fije en mí. Ni siquiera lo hago por la apuesta, querer tenerla en mi vida se ha vuelto una necesidad.

- Bien jugado. - Me susurra Eric y le sonrió arrogantemente.

- El resto formen los grupos y me van diciendo para anotarlos. - Dice la profesora sentándose en su silla. Mis compañeros empiezan a moverse por el aula buscando un compañero.

Alejandro hace grupo con Tomás y a Eric le toca buscar a alguien con quien hacer el trabajo. Sus ojos negros se posan en Belu, a la que molesta desde que la conoció y coquetea con ella desde que se desarrolló físicamente.

- Esta es mi oportunidad con la hermosa de Belu. - Me guiña el ojo cuando se levanta de su silla pero el ñoño de Fernández le ha ganado. - Mierda. - Dice frustrado.

Estoy por decirle que podemos hacer que haga la tarea con la colorada, pero Soledad aparece frente a nosotros y nos interrumpe. Creo que tiene un poder para interrumpirme y joderme.

- Hola Eric. - La castaña se apoya en la mesa de mi amigo haciendo que su falda se eleve mostrando más de sus muslos. - ¿Hacemos la tarea juntos? - Le pregunta de manera sensual. Mi amigo ya cayó con solo ver el muslo de la castaña.

- Sí. - Responde sin mirarla a los ojos. Eric es igual o más mujeriego que yo y jamás rechaza a una chica linda.

- Perfecto. - Soledad posa sus ojos marrones en mí\, buscando ver si me afecta que coquetee con Eric. Pero me importa una mierda\, no entiendo por qué no se da por vencida. - Bye. - No le respondo nada y dirijo mis ojos a la hermosa rubia que ahora habla con su amiga.

La profesora explica las consignas de la monografía y todo eso, pero ni presto atención, mi mente está maquinando un sin fin de escenarios para cuando Ludovica y yo estemos solos. Escenas para todos los públicos, ella es diferente. Ya quiero hablar con ella, que sus ojitos se posen en mí y hacer lo que sea para dejar de ser invisible para mi rubia.

La clase y el día por fin terminan. Me apresuro a salir del aula y de la escuela, pero Ludovica es más rápida que yo y me toca ver como se escapa de mí, sin haber podido hablar con ella. Maldita sea.

- Se te escapó. - Se burla Alejandro.

- A mí nadie se me escapa... sino pregúntale a tu hermana. - Le sonrío\, le guiño el ojo y entro de nuevo al colegio. Idiota.

Busco a Ceci, nuestra preceptora y hago uso de mis encantos y le sacó la dirección de Ludovica. Fue fácil. Le sonrió con mi sonrisa matadora para agradecerle tan importante información para mí y me voy a mi casa con una enorme sonrisa en mi rostro.

Almuerzo rápido para luego subir a mi habitación y cambiarme de ropa. Me quito el uniforme y me visto con un jeans negro roto en la rodilla, una camiseta blanca y zapatillas blancas. Me perfumo a conciencia, quiero oler bien para Ludo, me paso la mano por el cabello y después busco en mi mochila el celular que le compre a Ludovica, lo enciendo para asegurarme que tenga batería suficiente y agrego mi número y el de Belu a los contactos. Por ultimo me tomo una fotografía para adjuntarla en mi contacto y así cuando la llame aparecerá mi cara en su pantalla. Dejo la foto en su galería por si quiere mirarme. Ojalá lo haga.

Decidido a que esta vez mi plan va a funcionar mejor que el anterior, salgo del penthouse para bajar al estacionamiento y me subirme a mi auto. Antes de emprender mi viaje coloco la dirección de Ludovica en el GPS y es ahí que me doy cuenta de vive algo lejos del colegio y empiezo a preguntarme como llega a la escuela todos los días. ¿Toma el transporte público?¿Camina? De repente todo eso me preocupa.

Conduzco hasta la casa de Ludo y luego de 20 minutos llego a mi destino. Estaciono unos metros antes de su casa, no quiero arriesgarme a que ella vea mi auto y se dé cuenta de que estoy antes de tiempo y se niegue a verme.

Mientras camino hasta la casa, repaso mi plan que consiste en presentarme ante su puerta, hablar de la tarea de historia, acordar un día para juntarnos, aunque como ella es tan aplicada rezo porque quiera comenzar hoy mismo con la monografía y pasar toda la tarde con ella. Además pienso convencerla de que acepte mi regalo, de esa forma vamos a poder estar comunicados.

Me detengo frente a una puerta roja que acompaña una pequeña casa de dos pisos de paredes blancas casi amarronadas. La fachada luce algo desgastada y vieja, los marcos de las ventanas son marrones oscuros y paren haber tenido mejores días. Sin embargo, el jardín delantero esta impecable, el camino hasta la puerta esta flaqueado por una variedad de flores muy bonitas. Tomo aire, me enderezo y presiono el timbre que resuena dentro de la casa. Su voz, amortiguada por la puerta, diciendo “Ya voy”, me acelera el corazón. Contengo la respiración y ruego porque esta vez mi plan salga bien.

------

Bella Mark

Más populares

Comments

AMANECER

AMANECER

😳🤭🤭☺️

2024-03-22

1

AMANECER

AMANECER

jajaja ☺️☺️🙈😍

2024-03-22

0

AMANECER

AMANECER

maldito desgraciado ,😠😠

2024-03-22

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play