MARTÍN
Algo le sucede a Ludo. No solo llego tarde, cosa que nunca sucede, ella siempre llega temprano, sino que también la note distraída durante nuestras clases. Me preocupe por ella cuando no la vi al llegar al “Bristol School”. A pesar de solo haber dormido cuatro horas y levantarme con terrible dolor de cabeza, me vestí con ganas y conduce hasta el colegio siendo uno de los primeros en llegar. Me moría de ganas de ver a mi hermosa rubia. La busque por todos lados y no di con ella, mi plan era pasar unos minutos a solas con ella y poder volver a sentir su cuerpito junto al mío, perderme en sus labios… ansiaba como un loco volver a besarla.
Estuve muy
tentado de enviarle otro mensaje, pero no hacía mucho que había hablado con ella y quedamos vernos en la escuela. Le pregunte a Belu, pero ella tampoco sabía nada de Ludo. Fue toda una sorpresa cuando apareció 15 minutos tarde en la clase de historia acompañada por nuestra preceptora. Mi rubia lucia algo asustada y solo quería levantarme de mi asiento y abrazarla fuerte. Ese sentimiento se potencio cuando Ceci, dijo que Ludo estaba en la enfermería. Quise correr a su lado y averiguar por mí mismo si ella estaba bien, pero no podía hacerlo, no sin tener que enfrentarme a la furia de la “Sargentona Rodríguez”. Probablemente la mujer me sancionaría y me echaría de su clase lo que implicaría no ver a Ludo por una hora.
Espere impaciente a que llegar el momento del receso, pero ni siquiera me puede acercar a Ludo, porque una colorada revoltosa se llevó a mi rubia lejos de mí. Creí que después de lo que compartimos ayer, tendría a Ludo solo para mí, pero al parecer me toca competir con una pequeña colorada. Frustrado me dirijo al patio a fumarme un cigarrillo con mis amigos.
- ¿No tienes nada para contarnos? - Me pregunta Alejandro. Lo miro sin entender de qué habla. - Te desapareciste de la fiesta y te fuiste con Ludovica. ¿Conseguiste el objetivo? Porque si es así\, lo podemos celebrar esta noche en el “El Club”.
- La apuesta sigue. - Casi vomito al decir esas palabras. - Y no tengo que darles actualizaciones de la apuesta cada vez que estoy con ella. Cuando llegue el momento\, ya sea que gane o pierda\, se los voy a hacer saber. - Le doy una calada más a mi cigarrillo y le echo el humo en la cara. Alejandro aprieta su mandíbula y por instinto da un paso hacia a mi listo para golpearme. Ni siquiera me muevo\, solo le sonrió y con la mirada lo animo a golpearme. No tiene los cojones para hacerlo.
- Le envié un audio borracho a Belu. - La voz de Eric disipa la tensión entre Alejandro y yo. - Ya saben hablándole
del beso y… de otras cosas. Pero resulto que no se lo envié a Belu, sino a otra persona.
- ¿A quién? - Le pregunto divertido.
- No lo sé. Ella no quiere decirme quien es y no tiene foto de perfil.
-¿Seguiste hablando con ella? - Le pregunta Tomás y Eric asiente.
- Sí. Y debo decir que se siente bien hablar con ella\, aunque no sepa quién es.
- Solo a ti te pasan estas cosas. - Le digo chocando mi hombro con el suyo.
- Qué puedo decir\, soy irresistible. Y quién sabe\, tal vez esta chica es una sexy modelo que solo se está haciendo la difícil y la misteriosa antes de caer rendida por mí.
El resto de nosotros nos carcajeamos de sus fantasías y lo molestamos con la posibilidad de que en realidad sea cualquier chica que se esté riendo de él, o peor que sea la chica más nerd y fea (eso agregado por el idiota de Alejandro) del mundo.
El segundo receso fue mi límite, no soportaba un segundo más lejos de Ludo. Deseaba verla de cerca, perderme en sus ojitos y en su belleza y porque no en sus labios. La seguí cuando la vi dirigirse a la oficina de la preceptora, la espere y cuando salió me asegure de que estuviera bien, solo así mi cuerpo se relajó por fin. Tenerla a unos pocos centímetros de mi, me acelera el corazón, su dulce aroma me envuelve y sin poder resistirlo más acaricio la suave piel de su mejilla y le doy un pequeño, muy pequeño, beso en los labios. Adoro ver que se sonroja y mira
tímidamente a todos lados en busca de espectadores.
Desearía profundizar el beso, pero Ludo es tímida y he notado que no le gusta ser el centro de atención, besarla delante de todos la haría sentirse incomoda. No es que quiera esconderla, pero siento que ella debe acostumbrarse a mí, a mi cercanía, a mis besos para que los pueda disfrutar tanto como yo. Me cuesta mucho no caminar de su mano, no abrazarla en los recesos o no besarla delante de todos para que sepan que es mía. Pero me armo de paciencia porque hacer las cosas bien con ella e ir despacio vale jodidamente la pena.
Sin embargo, a la salida de la escuela, no podía dejarla ir sin despedirnos. Sin sentirla cerca, sin besarla. Y antes de besarla disimuladamente observo si hay muchas personas mirándonos y no, así que aprovecho de darle un beso más largo que el anterior. Me fascina besarla. Ludo se sonroja y sonríe tímidamente cuando nos separamos… es hermosa.
Con el corazón acelerado y el cuerpo vibrando por ella, la veo irse. Una vez que su cuerpito desaparece de mi vista, suspiro como idiota enamorado y entro de nuevo al colegio, hoy inician los entrenamientos de básquet. El entrenador se encargó de machacarnos y mi cuerpo casi no lo resiste. No es bueno entrenar después de una fiesta y de haber dormido poco.
Cuando llego a mi casa le escribo a Ludo, me encanta hablar con ella por mensajes porque sus respuestas son tan tímidas y tiernas, pero mis mensajes no le llegan. Eso es raro. Con el pasar de las horas me preocupo al no saber de ella… ¿y si le paso algo? No, seguro solo está ocupada. Eso es. Sin embargo, me voy a dormir sintiéndome inquieto por mi rubia.
***
Al día siguiente, apenas abro los ojos reviso mi móvil y me frustra y me preocupa que Ludo no haya leído mis mensajes, ni siquiera le llegan ya que siguen con un tilde. ¿Qué te sucede Ludo? La sensación de malestar en mi pecho al sentirme preocupado por Ludo, es nueva y no me gusta. No me gusta pensar que algo malo le puede estar pasando. Ahora mismo tengo muchas ganas de estar con ella, de ver su carita, de abrazarla, de protegerla
de lo que sea que le esté sucediendo. Tal vez pueda pasar por su casa de camino al colegio.
Desayuno con mi madre que me comenta de su viaje y después me pregunta por el entrenamiento de ayer y por la chica que vino a casa a estudiar. Mierda la monografía de historia, se me olvidó por completo. Le respondo escuetamente y cuando intenta saber más de sobre Ludo, huyó.
- Debo irme mamá. Tengo prisa. - Me pongo de pie y mi madre me sonríe divertida sabe que estoy huyendo de su interrogatorio.
- Muy bien hijo. Sé un buen niño\, conduce con cuidado y no te metas en problemas. Te amo.
- Sí mamá. También te amo. - Le doy un beso en la mejilla y salgo del penthouse.
Finalmente no pase por su casa, porque deduje que ella ya estaría en la escuela. Así que, una vez en el Bristol, mientras la espero, me entretengo con mis amigos molestando a Fosforito. Es divertido verlo ir y venir entre nosotros tratando de recuperar su mochila. De repente siento un cosquilleo en la nuca y giro mi rostro para encontrarme con los ojos de Ludo. Mi ceño se frunce al verla triste, pero cuando me dedica una dulce sonrisita mi cuerpo se relaja y le sonrió. Se ve tan linda.
Rabia es lo que siento cuando Soledad empuja a mi rubia, estoy a punto de correr hasta ella e intervenir cuando la castaña sigue su camino y yo soy llamado por Alejandro para que reciba la mochila de Fosforito. Le hago caso, pero mis ojos no abandonan el cuerpo de Ludo hasta que la veo ingresar al edificio.
En el primer receso me pierdo de ver la carita de mi rubia al recibir sus golosinas favoritas, porque soy llamado por la directora del colegio. Así que le encomiendo la tarea a Fosforito mientras yo me someto a una charla con la directora, que me recuerda que no debo llegar tarde, que no debo bajar el promedio, ni meterme en problemas. Acepto sus condiciones como las otras veces y cuando me deja ir, corro al patio, escaneo el lugar y Ludo ya no está. En cambio me encuentro con Fosforito.
- ¿Le diste los caramelos? - Le pregunto desesperado al coloradito.
- Sí. Por su cara le encantaron\, se quedó sonriendo mirando el paquete de caramelos. - Sonrió porque Ludo es tan dulce\, tan sencilla que sonríe por un simple paquete de golosinas... *Le *regalaría un millón de paquetes de caramelos con tal de poner una sonrisa en sus labios. - Es linda. - ¿Qué mierda?
- ¿Qué mierda dijiste? - Asesino al chico con la mirada y veo temblar y tragar duro a Fosforito. - Ella es mía y te prohíbo que vuelvas a decir que es linda. - Mi voz dura y amenazante le dejan saber que no puede volver a hablar de mi chica.
- Lo siento. - Susurra con la voz temblorosa.
En el segundo receso la pierdo de vista, supongo que esta con Belu. Ya me estoy cansando de no tenerla para mí. No me queda otra que pasar el rato con mis amigos, mientras mis ojos verdes vagan por el patio esperando ver a mi rubia. Sin embargo, solo me quedo verla en clases, ver su cabellera rubia sentada a unas mesas de mí y después en clase de gimnasia. Es adorable como se esfuerza en hacer los ejercicios, es evidente que lo odia.
Cuando la clase termina, el entrenador entra sin darnos un respiro, por lo que no puedo despedirme de Ludo. Mierda. Ahora mismo odio entrenar cuatro veces a la semana. Mientras el entrenador nos da tiempo para refrescarnos un poco, pienso en enviarle un mensaje a Ludo, pero ella me sorprende escribiéndome primero. Sonrió como idiota cuando leo su mensaje agradeciéndome los caramelos. Mi pecho se agita al ver que mi gesto no pasó desapercibido por ella.
Para cuando el entrenamiento termina, me dirijo directamente a mi casa. Me duele todo. Me ducho y después ceno con mi madre. Cuando me meto en la cama le envió un mensaje de buenas noches a mi chica, pero el sueño me gana y me duermo sin saber si me respondió.
***
Mi miércoles empieza genial cuando me despierto con un mensaje de buenos días de mi linda rubia. Rápidamente y de buen humor me preparo para el colegio, desayuno con mi madre y con tiempo de sobra bajo al estacionamiento del edificio. Una vez en mi Audi, conduzco hasta a escuela de Camila, hace días que no la veo y no sé porque hoy tengo la necesidad de verla. Me detengo a una buena distancia y contemplo la escena de siempre, mi padre despidiéndose de su pequeña hija.
Papá me escucha atentamente mientras le cuento el partido de básquet que Andrés me hizo ver, ayer, en la televisión. Ese deporte me atrapo.
- ¿Quieres jugar al básquet? - Me pregunta con interés.
- Creo que sí. Aunque no sé si sería bueno en ello.
- Claro que serias bueno. Tienes disciplina\, la altura perfecta… puedes hacerlo hijo. - Sus ojos celestes me observan con amor y confió en sus palabras. - Pregunta hoy como unirte al equipo del colegio. - Me anima y asiento.
Cuando se detiene frente al “Bristol School”, me desabrocho en cinturón y me despido de él, con “adiós papá”, pero él me detiene.
- Vamos… ¿no eres tan grande como para no darle un abrazo a tu padre\, verdad?- Ruedo los ojos y lo abrazo rápidamente.
Antes de bajarme mi padre me revuelve, con cariño, el cabello mientras me dice que esta tarde me pasara a buscar. Pero no vino el, sino Andrés. Y ese fue el último abrazo que le di a mi padre.
Muevo la cabeza de un lado a otro para alejar ese recuerdo y siento que alguien me observa, levanto la vista y me encuentro con los ojos celestes de mi padre que me observa con el ceño fruncido. Mierda, me descubrió. El empieza a caminar hacia a mí, así que me apresuro a irme de allí, mientras mi móvil suena con una llamada de él, que ignoro. La llamada termina pero un mensaje llega. Solo lo veo cuando estoy en el estacionamiento del “Bristol School”.
Chat - GUSTAVO
Gustavo: Hijo, te vi cerca del colegio de Camila.
Gustavo: Hablemos por favor, tu hermana quiere conocerte.
No le respondo nada, bloqueo mi móvil y bajo del auto, cierro la puerta y me apoyo para observar cómo las personas van llegando al colegio mientras me fumo un cigarrillo. Mi humor se vuelve un asco con ese mensaje de Gustavo, sólo logró sonreír cuando la veo llegar. Ludo camina perdida en la música que está escuchando, camina ajena a lo que sucede a su alrededor. En un momento, sus labios se mueven como si cantará su canción favorita y al darse cuenta de ello, inmediatamente se cubre la boca avergonzada. Es tan tierna.
Hoy como los demás días, me la pasó observándola. Mis ojos se niegan a dejar de mirarla. La observo en clases, fantaseando que estoy sentado a su lado y una de mis manos juega con uno de sus mechones rubios mientras me pierdo en su perfil olvidándome de la clase. En el primer receso la observo de lejos hablar con Belu y el idiota de Fernández, me toca ver como ella lo mira y le da sus sonrisas a ese ñoño.
La observo de nuevo en clases y mi control se rompe, no puedo más, necesito sentirla entre mis brazos, necesito embriagarme de su olor a lavanda, necesito perderme en sus ojos… necesito besarla.
En el segundo receso, la veo salir con Belu y Fernández. Es que el ñoño va a estar todo el día pegado a ella. Mierda. La sigo de cerca, caminan hasta la biblioteca. Primero entra Fernández, por lo que me apresuro a llegar a mi rubia y rodear su cintura con uno de mis brazos, ella jadea de sorpresa alertando a Belu, que me sonríe con complicidad y empuja a su amiga hacia a mí. Le guiño el ojo en respuesta. Hoy parece que esta de mi lado.
- Hola hermosa. - La saludo pegando su cuerpo al mío\, ella me sonríe con timidez.
- Hola. - Susurra agitada. Mis ojos bajan a sus besables labios y estoy a punto de besarla cuando escucho varias voces a nuestro alrededor.
- Ven. - La tomo de la mano y la guió lejos de la multitud. La quiero solo para mí.
- Martín\, ¿a dónde vamos? - Me pregunta sonriendo.
- Lejos de todos… quiero tus ojitos solo para mí. - Le confieso deteniéndome un segundo para besar su mejilla y seguir caminando.
La guió hasta la zona del aula de química, misma que clausuraron después de que accidentalmente la incendiara. Por supuesto que todos pensaron que lo hice a propósito. Al llegar a la puerta, nos giró haciendo que su cuerpo quede pegado a la pared continua a la puerta y mi cuerpo frente a ella.
- Eres tan hermosa. - Le susurro mientras le coloco un mechón de cabello detrás de la oreja. Ella me sonríe tímidamente y sus mejillas se tiñen levemente de rosa. Llevo una de mis manos al bolsillo de mi pantalón donde guardo un paquete de sus caramelos favoritos. - Toma\, para ti. - Le entrego el paquete y los ojos verdes de Ludo se iluminan con más intensidad al tiempo que sonríe. Me encanta tanto su sonrisa.
- Gracias\, no tenías que hacerlo\, ya me regalaste un paquete ayer.
- Con tal de ver esa sonrisa en tus labios te regalaría un paquete todos los días. - Le digo perdido en sus labios. - Adoro tu sonrisa. - Susurro muy cerca de sus labios.
Sin esperar un segundo más, llevo mis manos a su rostro y pego mis labios a los suyos. A pesar de haber compartido varios besos ya, aún me sorprendo de la suavidad de sus labios. Besarla es el paraíso… mi paraíso.
Lentamente su boquita se abre para recibirme y gimo ronco al sentir el calor de su boca. Bajo mis manos y rodeo su cintura con mis brazos pegándola mas a mi cuerpo. Los fuegos artificiales estallan dentro de mí al besar sus labios suavemente, sin apuro… sin meter mi lengua (aunque muero por hacerlo). Me tomo el tiempo de disfrutar de este momento… de sus labios. Solo la dejo ir cuando ambos nos separamos por falta de aire. Pego mi frente a la de ella y ambos intentamos recuperar el aliento.
- Tengo que volver con Belu y repasar la tarea de álgebra. Hoy tenemos un pequeño examen. - Apenas escucho sus palabras. Y no es porque no quiera escucharla es porque solo puedo escuchar nuestras respiraciones agitadas y mi corazón enloquecido. ¿Podrá ella escuchar los latidos de mi loco corazón?
- Si\, está bien\, preciosa. - A duras penas me alejo de ella y la observo\, tiene las mejillas rojas y los labios algo hinchados. Sonrió\, luce hermosa y me encanta cuando es tímida y tierna.
Le robo un beso más antes de dejarla ir. Al entrar a la biblioteca, Ludo me saluda con la mano y le correspondo mientras sonrió como idiota. Me tiene a sus pies y ni siquiera lo sabe. Con una sonrisa arrogante y de pura felicidad me dirijo al patio donde están mis amigos y enciendo un cigarrillo.
- ¿Por qué tan contento? - Me pregunta Alejandro y ruedo los ojos\, cada día me molesta más su voz.
- ¿Avanzaste con Ludovica? - Me pregunta Tomás mientras devora una bolsa de papas fritas.
- Ya tenemos algo. Eso es todo lo que voy a decir. - Mi voz no deja dudas de que es mejor que no sigan hablando de la apuesta o de Ludo.
- Eso quiere decir que no falta nada para que te la folles. - Cierro los ojos y aprieto la mandíbula. Al parecer Alejandro está buscando que le parta la cara. Tiro mi cigarrillo y doy un paso hacia él\, pero Eric interviene.
- No vamos a pelearnos\, somos amigos. - Dice serio y fija sus ojos negros en el castaño toca pelotas. - Y tú deja de provocarlo\, porque la próxima dejo que te rompa la cara.
Alejandro es un completo imbécil y está agotando mi paciencia. Desde que inicio la apuesta la tensión entre nosotros crece cada día. Detesto que hablen de la apuesta. Ludo para mí nunca fue una apuesta, es cierto que eso me dio el coraje de acercarme a ella, pero los sentimientos que tengo por mi rubia son reales y no tiene nada que ver con la jodida apuesta.
Cuando el día escolar llega a su fin, me apresuro a ir a la salida del colegio, pero no llego a tiempo. Mi rubia se me escapa. La veo irse con Belu a toda prisa, lo que me resulta raro, casi nunca se va con la colorada. Como sea me quedo sin poder despedirme de ella, había pensado en robarle otro beso pero ni modo me toca quedarme con las ganas. Entro de nuevo al colegio para el entrenamiento de básquet.
Después del entrenamiento, me subo a mi auto y mientras conduzco a casa vuelvo a recibir una llamada de mi padre, llamada que ignoro, no pienso hablar con él. Cuando llegó al penthouse me sorprende encontrarme con mi madre sentada en el sofá, claramente esperándome. Dejo mi bolso en el suelo y me acerco a ella para saludarla con un beso en la mejilla.
- Hola mi amor\, ¿cómo estuvo el entrenamiento? - Me dejo caer a su lado\, estoy agotado.
- Duro. El entrenador nos está matando. La semana que viene comienzan los partidos de temporada. - Ella asiente pero noto en sus ojos que algo pasa. Por su postura rígida diría que quiere decirme algo que no me va gustar. - ¿Qué sucede mamá?
- Tu padre me llamo hoy. Me dijo que te vio en el colegio de Camila y que no respondes sus llamadas ni mensajes. - Me incorporo en el sillón\, sentándome derecho. La rabia comienza a fluir en mi cuerpo.
- Increíble que recurra a ti después de todo lo que nos hizo. - Escupo con rabia.
- ¿Hijo que hacías en la escuela de Camila? - No sé qué responderle\, porque ni yo sé por qué carajo voy a ver a esa niña. - Hijo… - Me pongo de pie bruscamente y niego con la cabeza. - Por favor\, cielo… habla conmigo. - Me pide con suavidad.
- No lo sé\, mamá. No sé porque de vez en cuando conduzco hasta su escuela y la observo… los observo. Supongo que sentía curiosidad por verla\, por ver si se parece a mí o a Andrés… Supongo que quería ver como es él con ella. Ver si la mira con el mismo amor con el que nos miraba a nosotros. No lo sé\, mamá.
Es la primera vez que confieso mis razones para ver a Camila y es duro ver las lágrimas en los ojos de mi madre. Sé que se siente triste por mí, porque aún me duele la traición de mi padre, porque aún me duele la muerte de Andrés y porque aún me duele que el haya terminado con nuestra familia.
- No es justo mamá. No es justo que él sea feliz. Él tiene una familia nueva\, una hija… Él nos dejó cuando más lo necesitábamos. ¡Andrés murió por su culpa! Porque en vez de ser un padre responsable se estaba follando a su secretaria. - Mi voz falla por luchar con el nudo en mi garganta. - Y mira ahora\, él vive feliz\, en la que era nuestra casa\, con una esposa nueva y una hija que… que ama\, que cuida\, que lleva todas las putas mañana al colegio y se despide como se despedía de mí y de… - Un sollozo lastimero se escapa impidiendo que termine de hablar mientras mis ojos se humedecen con lágrimas de rabia.
Mi madre me abraza fuerte y me rompo. Nunca lloro, la última vez que llore fue hace cinco años cuando enterramos a mi hermano mayor, pero esta situación me supera. Mi madre me consuela acariciándome la espalda con cariño y mi cuerpo se tranquiliza un poco.
- Mi amor… me duele tanto verte así. No puedes seguir así\, con tanto rencor en tu alma. Tienes que avanzar mi cielo. - Sus palabras en vez de tranquilizarme me enfurecen y me separo de ella.
- ¿Avanzar? ¿Quieres que lo perdone como hiciste tú? ¿Quieres que nos volvamos una enorme familia ensamblada y que finjamos que nada paso? ¿Qué nos olvidamos de Andrés\, eso quieres? - Le grito desesperado y sin poder creer lo que me está pidiendo.
- Claro que no. Jamás nos vamos a olvidar de tu hermano. Sólo estoy diciendo que vivir con ese rencor no te hace bien.
- No puedo perdonarlo como tú. Lo siento. - Mi madre intenta volver a hablar pero me adelanto. - Mamá… te amo y no te quiero lastimar diciendo cosas feas. Mejor no sigamos hablando de esto. - Ella asiente con tristeza.
Giro sobre mis talones, tomo mi bolso y subo a mi habitación. Tiro el bolso con furia al suelo y le doy un fuerte puñetazo a la pared más cercana. Mi respiración esta descontrolada y lucho contra un ataque de pánico inminente. Me siento en la cama e intento controlar mi respiración como me enseño mi antigua terapeuta, pero lo estoy consiguiendo. El sonido de mi móvil interrumpe mi ejercicio de respiración, lo busco en mi bolsillo y al ver que la pantalla se ilumina con la foto y el nombre de Ludo, respondo sin pensarlo demasiado.
- Hola… - Mi voz sale agitada\, aun no logro controlar mi respiración.
- Hola, soy Ludovica. - Lo sé\, rubia. - Siento llamarte así de la nada… amm, ¿estas ocupado? - Su dulce voz atravesando mi cuerpo me permite normalizar mi respiración. Inmediatamente me relajo y el ataque de pánico poco a poco se esfuma. Una sonrisa se dibuja en mis labios\, porque es la primera vez que ella me llama a mí y eso me gusta.
- Nunca estoy ocupado para ti\, linda.
- Ok… yo… te llamaba por la tarea de historia. La tenemos que entregar el viernes y me preguntaba si mañana podríamos terminarla.
- Sí\, claro que podemos terminarla mañana. - Le respondo con la voz normalizada.
- ¿Te parece que nos veamos en la biblioteca de la escuela, después de clases?- Aunque preferiría que estemos en mi casa\, a solas\, no pienso oponerme a pasar tiempo con ella\, ni a nada que me pida.
- Sí\, me parece perfecto. Llevo mi computadora donde está la tarea.
- Genial… Entonces nos vemos mañana. - Su dulce voz se escucha ilusionada y mi pecho se calienta, ella quiere verme tanto como yo a ella.
- Nos vemos mañana\, hermosa. Un beso… en la boca. - Ludo jadea de sorpresa por mis palabras y me rió suavemente. Es tan linda y tierna.
- Martín… - Me regaña e incluso puedo imaginar sus mejillas rosas y su rostro de sorpresa. - Nos vemos mañana, un beso.
- ¿En la boca? - La provoco juguetón. Ella ríe y es el sonido más hermoso del mundo\, quiero escuchar su risa toda la vida.
- Adiós. - Se despide sin responder mi pregunta. Se con certeza que le ha dado vergüenza mi pregunta.
Me despido de ella antes de que corte la llamada y sonrió como idiota. Siento el corazón en paz después de hablar con ella. Literalmente, la voz de Ludo fue un bálsamo para mí y evito que sufra un ataque de pánico. Estoy sorprendido por lo sucedido, al parecer no solo siento adicción por sus besos, obsesión por sus ojos y su risa, sino que ahora ella es mi cable a tierra, mi paz. Ay Ludo que bien me haces y cuanto poder tienes sobre mí.
***
A día siguiente, me despierto de buen humor porque hoy voy a pasar tiempo a solas con mi rubia. Ni siquiera me importa mi crisis de ayer, solo puedo pensar en Ludo, en sus ojos, en sus labios, en su calor, en su voz… en toda ella.
Esta mañana no desayuno con mi madre porque se ha ido temprano a trabajar. Sé que debemos hablar pero también sé que ella no va a presionarme. Sabe lo mucho que me afecta hablar de Gustavo. Esta vez conduzco directamente al Bristol, dudo que vuelva a pasar a ver a Camila, no ahora que mi padre sabe que los espió de vez en cuando.
Alejo todo eso de mi mente y solo me concentro en mi rubia. Hoy luce hermosa. Su lindo cabello cae por su espalda y de nuevo desearía poder acariciarlo. Lastimosamente me paso el día observándola y contando las horas que faltan para que tener a mi chica solo para mí. Me toma todo mi autocontrol no acercarme a ella para alejarla del idiota de Fernández, se la ha pasado pegado a ella y a Belu, pero después de lo sucedido en la fiesta y de ver el miedo en los ojos de Ludo, me lo pienso dos veces ante de cagarla otra vez portándome como un celoso de mierda. No me queda otra que pasar el día con mis amigos molestando a Fosforito, no es que me queje pero preferiría pasar cada segundo del día al lado de Ludo.
Cuando las clases terminan, mi ansiedad aumenta y mi corazón se acelera por la anticipación. Salimos del aula y por un breve instante nuestros ojos verdes hacen contacto y siento mi cuerpo cosquillear. Le sonrió y le guiño un ojo ganándome una dulce sonrisa de Ludo que se aleja con Belu, seguramente para despedirse de ella.
- ¿Vienes con nosotros? - Me pregunta Eric obligándome a dejar de mirar a mi rubia para mirarlo a él.
- No\, tengo cosas que hacer. - Me encojo de hombros.
- ¿Con Ludovica? - Pregunta divertido\, mientras sube y baja las cejas con picardía.
- Sí. Vamos a terminar la tarea de historia. Es para mañana.
- Carajo\, me olvide de eso. - Sus ojos negros recorren el lugar buscando a Soledad y cuando da con ella la llama.
- ¿Nos vamos? - Pregunta Tomás\, evidentemente ajeno a la tarea.
- Me pido a Fosforito. - Se apresura a decir Eric y me rió entre diente. Inteligente decisión.
- ¿Qué quieres Eric?- Pregunta la castaña deteniéndose muy cerca de mí. Ruedo los ojos y doy un paso al costado alejándome de ella.
- Tarea de historia\, ¿te dice algo? - Le recuerda Eric y Soledad suelta una maldición. Qué puedo decir todos le tememos a la “Sargentona Rodríguez”.
- Cabrón\, por eso te pediste a Fosforito. - Le dice Alejandro a Eric que sonríe con arrogancia.
Me despido de ellos mientras se pelean por el coloradito que se verá obligado a hacer la tarea de historia. Camino o más bien corro a la biblioteca, ya no soporto estar lejos de Ludo. Doblo en una esquina y me detengo en seco al obsérvala parada frente a la puerta de la biblioteca. Su belleza me golpea fuerte. Es preciosa. Absorbo todo de ella, desde cómo le queda el uniforme, las ondas de su cabello que me encanta, hasta el suave maquillaje que cubre su precioso rostro.
Como si Ludo sintiera mis ojos sobre ella, levanta la mirada de la tablet que sostiene entre sus manos y fija sus brillantes ojos verdes en mí. Sus labios forman una linda sonrisa que casi me pone de rodilla. Ella me hace sentir intensamente. Le sonrió de vuelta y cuando mi cuerpo reacciona me acerco a ella. Por fin, voy a tenerla solo para mí.
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Bella Mark.
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Comments
Jessica Flores
si yo fuera como gustavo .la verdad,yo no le pediría a mi hijo que conociera a su hermana..por que?...por que de porsi lo lastime traicionando a su papá con otro .no quiero lastimarlo más pidiéndole que conozca a la hija que tuve con mi amante, ya si el quiere conocerla adelante tiene todo el derecho, lo que tampoco aria sería quedarme con mi amante,
haora si yo fuera el protagonista también actuaría un poco como el .solamente que yo hablaría con mi papá y decirle que como es posible que me pida que conosca a la hija que procreo con su amante.ya tuve suficiente con que me lastimara tracionando ami mamá por una mujer que ni se respeta. y no es que la odie a la niña o niño. solamente que no es momento,
bueno ese es mi pensar y actuar . nose ustedes como acturian. espero no ofender der o lastimar con mi comentario,
2024-04-29
1
MALÚ 2834
Con todos los problemas que tiene la pobre,,,cuando sepa de la apuesta,,vas a romperla del todo,,,eso va a ser demasiado doloroso para ella,,a no ser que tú antes hables con ella
2024-03-01
0
Miros Mua
😍😍😍😍❤
2023-07-14
5