Apuesta... Al Primer Amor

Apuesta... Al Primer Amor

CAPÍTULO 1 - LA ELEGIDA

MARTÍN

El sonido molesto de mi ruidosa alarma me llega levemente a través de la almohada, lo peor es cuando el celular empieza a vibrar cada vez más fuerte, eso hace que abra los ojos. Meto la mano debajo de la almohada y apago la maldita alarma. Son las jodidas 6:45 de la mañana.

La cabeza se me parte, tengo el estómago algo revuelto y me cuesta mucho ubicarme en tiempo y espacio. ¿Dónde estoy?

Trato de levantarme de la cama y noto que no es mi habitación. Giro mi rostro a un costado y me encuentro con una hermosa morocha que duerme desnuda a mi lado, las sábanas blancas sólo cubren su trasero respingón. Vagos recuerdos de anoche me llegan a la mente, alcohol, música, chicas, cigarrillos, risas, sexo y una maldita apuesta. Eric.

Sin hacer ruido me visto rápido y salgo de la habitación de invitados de la casa de mi mejor amigo Eric Valle Sosa. Ayer tuvimos una de nuestras "reuniones de élite" a la que asisten varios de mis amigos y amigas, que forman parte de nuestro selecto círculo de la alta sociedad. Sin embargo, también le abrimos las puertas a otras chicas, muy sexys, que no forman parte de nuestro circulo pero que pertenecen a nuestro nivel social. Eric sostiene que como somos privilegiados en la vida por pertenecer a familias millonarias no debemos relacionarnos con personas bajo nuestro nivel social. A mí me da igual.

Bajo a la sala y me encuentro con varios de mis amigos despertando, cabe aclarar que es lunes por la mañana y en un par de horas debemos estar en la escuela. Esquivo algunos cuerpos que todavía duermen y cuando llego a la puerta me topo con Soledad Santillán Costa, una castaña sexy con la que tuve relaciones varias veces, pero eso ya se acabó, sólo que ella no parece entenderlo.

- ¿Martín me puedes llevar a mi casa? - A pesar de haber tenido una tremenda noche de fiesta\, está impecable\, sólo lleva el cabello medio despeinado y el vestido negro un poco más arriba que ayer.

- ¿Y tu hermano? - No quiero llevarla siempre termina intentando algo.

- El muy idiota ya se fue. - Luce enojada\, pero Alejandro es así\, siempre piensa en él primero.

- Ok. - Suspiro cansado. La verdad sólo quiero irme de una vez.

Durante el viaje a casa de Soledad, le pido que no hable, ha intentado establecer conversación pero no soporto

su voz chillona, no ahora que me estoy muriendo de la resaca. Después de unos 10 minutos más llegamos a su enorme y elegante mansión. Ella y su hermano son hijos de un reconocido y famoso músico. La castaña me da las gracias usando su melosa voz sensual y cuando se despide de mí, intenta besarme, pero me alejo de ella.

- No hagas esto\, Soledad. - Le advierto cuando intenta besarme.

- Ok\, no importa. Tarde o temprano vas a volver. - Su voz suena tan segura que me molesta.

- No lo creo. Borracho y todo me acosté con otra. Una morocha espectacular que dejé durmiendo en la casa de Eric. Así que deja de insistir\, entiende que entre nosotros NUNCA va a volver a pasar nada. - Mis palabras le duelen pero no me importa\, es hora de que entienda de una vez que perseguirme hace que la quiera más lejos.

- Imbécil. - Escupe furiosa y baja de mi auto dando un portazo.

- ¡Eh\, la puerta...! - Maldita.

Cuando llego a mi edificio, dejo mi auto en el estacionamiento y entró a la recepción, saludo a Dionisio el guardia y subo a mi casa, un lujo penthouse. En el divorcio papá se quedó con la mansión para su nueva familia.

Una vez dentro de mi casa, consulto la hora en mi celular y me doy cuenta que tengo exactamente una hora para bañarme, intentar comer algo y salir al colegio. Subo las escaleras que me llevan a mi habitación, donde me desvisto para correr al baño y ducharme. Mientras el agua cae por mi cuerpo recuerdo la apuesta con Eric y me maldigo por ser tan imbécil estando borracho. No quiero hacerle eso a ella, pero por otro lado sería una forma de acercarme y que por fin ella ponga sus bellos ojos verdes en mí.

Salgo de la ducha sintiéndome más cansado que antes. Me tomo un analgésico para el dolor de cabeza y empiezo, perezosamente, a vestirme con mi uniforme gris del prestigioso colegio de élite al que asisto, el "Bristol School". Institución creada para los hijos de familias adineradas. También dan becas pero son muy pocas. Vamos allí desde los 5 años y todos (excepto los becados) pertenecemos al mismo círculo social.

Me prendo la camisa blanca dejando dos botones sin prender, me coloco la corbata roja con rayas en el cuello y paso de anudarla. Después me pongo el pantalón de vestir bordo, los zapatos negros, me paso la mano por mi cabello marrón y por último me coloco la chaqueta gris con rojo que completa el uniforme. Antes de salir del vestidor me doy un último vistazo a mi reflejo.

- Podría estar peor. - Me encojo de hombros y vuelvo a mi habitación.

Tomo mi mochila y bajó a desayunar, seguramente mi madre ya está en el comedor. Mi madre, Valeria Ruiz, es la abogada más importante y solicitada del país y del mundo, su bufete "Ruiz - Reynolds & asociados" es muy prestigioso y de reconocimiento internacional. Y el malnacido de mi padre, Gustavo Molina Zárate es un reconocido empresario que tiene varias empresas alrededor del mundo. Y de ahí que haya nacido en una cuna de oro.

- Buenos días mamá. - La saludo con un beso en la mejilla.

- Buenos días hijo. ¿Cómo te sientes? - Mi madre es sumamente paciente conmigo\, no la merezco.

- Con algo de resaca\, pero nada que un buen desayuno no solucione. - Le sonrió sólo que ella no me devuelve la sonrisa\, está preocupada.

- Bueno\, Rita se encargó de eso. Mejor desayuna\, sabes que no puedes llegar tarde. - Me recuerda el maldito acuerdo con la escuela.

Después de haber atentado contra la escuela, (puede que haya provocado "accidentalmente" un incendio en el aula de química) mis padres llegaron a un acuerdo (económico) con la institución para que no me echarán y poder hacer mi último año escolar. Claro que tuve que comprometerme a no volver a atentar, de ninguna forma, contra el establecimiento, no llegar tarde y no bajar mis calificaciones. Mi familia será rica pero la educación para mis padres es importante. Me dejarían en la calle si no termino la secundaria.

Desayunamos en silencio. Después mi madre me anuda la corbata para "estar presentable" y se despide de mí con un sonoro beso en mi mejilla y con sus típicas palabras: "Sé un buen niño, conduce con cuidado y no te metas en problemas. Te amo". Siempre me dice lo mismo y aunque no soy el mejor hijo del mundo, mi madre es la única mujer que amo. Hemos pasado muchas cosas los dos solos. Y a pesar de todo siempre está para mi.

- Adiós mamá. También te amo. - Me despido de ella y la veo salir por la puerta del departamento.

Me término el café de un trago, tomo mi mochila y bajó al estacionamiento del edificio, me subo a mi hermoso Audi e-tron GT modelo 2021 de color negro. Ventajas de tener 18 años y un padre rico lleno de culpa por arruinar nuestra familia teniendo un amorío con su secretaria y formar una nueva familia con ella, en el peor momento de nuestras vidas. Pero mientras trata de hacer que lo perdone y volvamos a ser padre e hijo me da lo que quiero.

Hoy no paso a ver a Camila, no tengo tiempo, tal vez mañana lo haga. En cambio, conduzco directamente al Bristol. Cuando llego, me bajo de mi auto y mientras me acerco a mis amigos, que milagrosamente llegaron a tiempo al colegio, me prendo un cigarrillo.

- Hola... ¿Qué están? - Los saludo.

- Con una resaca del demonio. - Contesta Eric que lleva unas gafas de sol y un vaso de plástico que contiene una especie de licuado raro.

Eric es alto, atlético, de cabello negro con rizos y ojos negros. Siempre está bronceado, hasta en invierno.

- Sí\, yo igual. - Comento mientras me apoyo sobre el auto de Alejandro.

- ¿Entonces qué\, de verdad van a hacer la apuesta? - Pregunta Tomás Fuentes Ríos\, hijo de unos reconocidos empresarios textiles\, y nuestro amigo.

Tomás es alto, cabello rubio peinado a la moda, ojos azules y siempre modifica sus uniformes escolares dándole su estilo personal. Sus padres son diseñadores de ahí su "sentido de la moda".

- Por supuesto que sí. Martín no es un gallina\, cobarde. ¿Verdad? - Eric pasa unos de sus brazos por mi hombros.

- Por supuesto que no soy un cobarde. La apuesta sigue. - Mi voz sale firme y segura.

- Bien\, porque ahí viene tu huerfanita becada. - Susurra Alejandro Santillán Costa.

Alejandro es alto, de cabello castaño, ojos marrones, tiene varios tatuajes y es un bocón que no sabe quedarse callado, piensa en él nada más y sus bromas son divertidas sólo para él.

Odio que la llamen "huerfanita becada", cada vez que escucho ese apodo que Soledad invento quiero golpear a la persona que lo dice. Mis ojos se clavan en ella, la elegida para la apuesta: Ludovica Garibaldi. Sé muy pocas sobre ella, entre ellas, que es huérfana, sus padres fallecieron hace seis años, vive con su tía y su prima e ingresó al Bristol por una beca.

Ludovica camina hacía la entrada del colegio absorta de la realidad, está escuchando música con sus auriculares y no mira a nadie. A pesar de llevar la cabeza cabizbaja puedo ver un poco de su bello rostro. Mis ojos la recorren, además de ser hermosa de cara, tiene un hermoso cuerpo, que resalta lo bien que le queda el uniforme, la tela se ajusta perfecto a cada curva de su anatomía. Hoy, como cada lunes trae su cabello rubio adornado con un broche con perlitas blancas que coloca en el costado izquierdo de su cabeza.

- Se la pusiste difícil Eric. No creo que sea para nada fácil conquistarla.... Dudo que Ludovica tenga experiencia en el campo de las relaciones. - Se burla Alejandro. En serio que debería aprender a callarse. Estoy a nada de romperle la cara.

- Confío en que Martín va a saber usar sus encantos. - Sentencia Eric y me guiña un ojo.

- Nadie más que nosotros puede saber de esto. - Les advierto tirando mi cigarrillo al suelo después de terminarlo.

- Tranquilo\, sólo lo sabemos nosotros cuatro. - Me asegura Eric.

- Bien. Alejandro no le puedes decir a tu hermana. - Le advierto.

- Ella no sabe nada\, está muy ocupada mirándose al espejo.

Los cuatro caminamos hasta la entrada, se puede decir que somos los "reyes del colegio". Los más chicos nos tienen miedo y los demás respeto, nadie se mete con nosotros. Una vez dentro escaneo el lugar y la encuentro esperando a su amiga.

- Que empiece el juego. Ya sabes qué pasa si pierdes\, amigo mío. - Me susurra Eric. Recordándome que fue lo que aposte.

- Ya sabes qué pasa si gano\, amigo mío. - Le sonrió con arrogancia y me encaminó hasta ella\, es hora del acercamiento.

Mientras camino hacia Ludovica, Soledad hace de las suyas y se acerca primero para molestarla. Cada día que pasa la soporto menos. Me quedo unos pasos alejado y escucho el intercambio.

- Pero si es la huerfanita becada. Tenía la esperanza de que cuando volviera de mis lujosas vacaciones ya no estarías. - Es tan pesada.

- Lamento decepcionarte Soledad. Ahora déjame pasar. - Le pide firmemente Ludovica.

- Si no lo hago\, qué... ¿Qué vas a hacer becada? - La provoca Soledad y decido intervenir.

- Ella nada\, pero yo sí. -  Mi voz sale dura\, aunque estar detrás de Ludovica sintiendo su calor me pone nervioso.

- Martín\, ahora eres abogado de los pobres. - La voz de Soledad sale cargada de desprecio al decir la palabra "pobres". Me coloco delante del cuerpo de Ludovica para enfrentar a Soledad.

- No la vuelvas a molestar\, hablo en serio. - Mi voz y mis ojos le dejan saber a la castaña que no estoy jugando.

- Bueno\, siempre hago lo que quiero. - Nos desafiamos con la mirada hasta que Soledad se cansa. - Esto te va a salir caro. - Me susurra entre dientes antes de irse.

- No debiste hacer eso. Ahora no va a dejarme en paz. - Me llama la atención el tono triste de su dulce voz.

Me giro para verla y me quedo impactado con su belleza. Llevo observándola a la distancia por años, soñando con el momento en que sus ojos verdes se posen en mí y es mucho mejor de lo que imagine. Es bellísima.

- Y tú no deberías dejar que te trate así. ¿Por qué no te defiendes? - Pregunto curioso\, no entiendo porque se deja tratar así.

- Porque si me defiendo como me gustaría probablemente tendría problemas con la directora. Y por si no lo sabias soy becada\, no puedo darme el lujo de hacer lo que quiera. No tengo padres ricos que arreglen mis problemas después. - Su voz es dura pero la entiendo\, mis amigos y yo hacemos lo que queremos y cuando tenemos problemas nuestros padres hacen una generosa donación al colegio y nos dejan seguir como si nada.

Mis ojos verdes se clavan en sus ojos verdes y nos miramos intensamente unos segundos. No sé qué decir a sus

palabras porque son ciertas. Pero también quiero disfrutar, de que después de 5 años sus ojos me ven a mí, por fin.

- ¿Ludo? - La voz de Belu nos saca del trance en el que estábamos.

Ambos parpadeamos volviendo a la realidad. Eso fue intenso. Antes de irme me acerco a su odio y me embriago con su delicioso perfume, huele a lavanda.

- Ahora tienes a alguien que te defienda con papis ricos que arreglan sus problemas. - Le susurro y cuando me enderezó le guiño un ojo.

Me voy dejándola confundida y no es para menos. De los 5 años que llevamos siendo compañeros esta es la primera vez que hablamos, que nos miramos y que estamos tan cerca. Sé que esto es por una apuesta pero presiento que va a ser más que eso.

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Bella Mark

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Comments

AMANECER

AMANECER

creo que te arrepentiras de esa apuesta y terminaras super enamorado 🤷

2024-03-21

2

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Podremos conocer a los personajes,,habrá suerte??,,🤞🤞🤞

2024-02-29

0

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Pues en vez de romperle la cara,,,rompe la apuesta y si te gusta,hazlo por tus propios medios y no por una apuesta,,,pues ya sabes que ella llegará a saberlo y tú tendrás el problemas,,los demás no,,solo se divertirán🤨🤨

2024-02-29

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