LUDOVICA
El viernes debe ser el día más esperado por los adolescentes, ya que indica el fin de la semana escolar. Muchos ya piensan en irse de fiesta todo el fin de semana, otros tienen la oportunidad de realizar una pequeña escapada de sus casas de la playa, algunos más osados pueden realizar un viaje fugaz a… no sé, París, Las Vegas, Los Ángeles… siempre y cuando cuentes con un avión privado, claro.
Ese podría ser perfectamente el fin de semana de unos de mis compañeros, en cambio, los míos se reducen a hacer interminables tareas hogareñas, hacer un poco de tarea, quizás si tengo suerte y un momento de paz, ver una o dos películas de Disney… Bueno, tal vez una maratón de películas de Disney. En realidad, soñar con tener un fin de semana tranquilo es lo único que hace que hoy, viernes, me ponga de pie. Eso y que no quiero ser “castigada” otra vez por Leticia.
- Auch. - Me quejo al retocar el corrector sobre el moretón en mi mejilla.
Cuando mi tía se enteró de que “rompí” mi celular, me insulto, me llamo "desagradecida", "estorbo", "una desgracia para su vida" y otros insultos que prefiero no repetir ni siquiera en mi mente. Después, paso a los golpes. Lo primero que hizo fue darme vuelta la cara de una cachetada - puñetazo diría yo - que me mandó directamente al suelo haciendo que me golpee la cadera. No contenta con eso siguió insultándome y me dio dos patadas en el vientre mientras estaba en el piso. Después me obligo a levantarme y seguir con mis tareas en la casa. Lo peor fue por la noche cuando me obligo a limpiar el baño con un cepillo de dientes\, pasé la noche entera despierta y limpiando.
Pueden que hayan pasado unos días de eso, pero aun debo seguir maquillándome de más para tapar el moretón y tomarme un calmante para hacer frente al día. Me he asegurado de hacer las cosas bien sin cometer errores, no creo que mi cuerpo soporte más maltratos, no tan seguido al menos. Juro que tengo miedo de algún día hacer algo que pueda molestarla demasiado y me termine matando a golpes.
Lo único bueno de hoy, es que tengo el tiempo suficiente para preparar su desayuno y no tener que verla, además de que hay posibilidades de que Leticia deba hacer "sus viajes de trabajo", lo que significa que no estará y voy a poder descansar un poco de sus abusos. Dejo el desayuno listo y salgo rápidamente de la casa. Como no tengo celular me toca caminar sin poder perderme en mi música favorita, sólo puedo perderme en mis jodidos pensamientos. Genial.
Cuando llegó al "Bristol School" no me sorprende encontrarme con poca gente, es bastante temprano incluso para Belu. Decido esperarla cerca de nuestra aula y para entretenerme releo el texto para la clase de lengua. Me pierdo en las palabras mientras absorbo el conocimiento, de repente soy interrumpida por Molina. Mi cuerpo instintivamente se pone alerta, por si este es el momento en el que los M.E.T.A me hacen pagar mi numerito del
otro día.
Bueno, resulta que Molina no quería hacerme nada, solo quería pedirme perdón por lo sucedido en el patio. Eso fue una sorpresa. No solo se disculpó por el golpe sino también por burlarse de mi teléfono. Me cuesta creer que se puso nervioso en mi presencia y que por eso se comportó como un idiota, pero por alguna razón mi corazón eligió perdonarlo, aunque no logre hacérselo saber a Molina, ya que la sorpresa no termino ahí, no claro que no. Él me trajo un regalo. El muy... tonto, me ha regalado un celular nuevo. No puedo creerlo. No sólo se burla de mí delante de sus amigos sino que ahora me humilla dándome un celular nuevo. Su actitud me enoja, no quiero la caridad de nadie, menos de él y se lo hago saber devolviéndole su regalo.
- No quiero nada tuyo… Déjame en paz. - Me alejo de él y entro al aula.
¿Quién se cree que es? Que él tenga dinero no le da derecho a... a darme un teléfono nuevo. Aggr.
En el primer receso le cuento a Belu lo que pasó y no se reserva ningún insulto para Martín, hasta se ofreció a decirle algo pero no quiero saber nada más con él, prefiero dejar las cosas así y alejarme lo más que pueda de Molina. Es increíble que haya estado, cinco años, suspirando en secreto por él, últimamente estoy empezando a dudar de porque me gustaba.
Mi día lejos de mejorar, empeoro en la clase de historia... Si antes quería alejarme de Molina, ahora me es imposible. Él me ha elegido frente a toda la clase como su compañera de grupo para realizar la tarea que nos asignó la profesora Rodríguez. Lo peor de todo es que la profesora ha accedido, por lo tanto ahora Martín y yo debemos hacer la tarea juntos… tal vez, pasar tiempo… ¿o será que espera que haga todo yo? No tengo tiempo para crearme más escenarios en mi mente, porque a profesora me habla y no puedo negarme a su decisión. Ella de verdad me da miedo y no está en mis planes llevarle la contraria.
-¿Qué fue todo eso?... Es un idiota. - Susurra Belu que está tan sorprendida como yo.
- No tengo ni idea. - Respondo sinceramente. - No sé qué está haciendo. - Mi voz refleja mi preocupación.
- Tranquila Ludo si te hace algo\, mando a que lo golpeen. - Me asegura y me saca una sonrisa.
Belu y Lucas forman grupo. Mi mejor amiga prefiere trabajar con Lucas antes de tener que trabajar con algunos de los vagos de mis compañeros y terminar haciendo todo sola. Y sospecho que Lucas quiere hacer grupo con Belu porque le gusta. Lástima que mi amiga no lo vea de la misma forma, harían una linda pareja.
Al final del día escolar, me asegure a irme rápido para no tener que cruzarme con Molina y tener que hablar con él frente a toda la escuela, no después de lo sucedido en el patio, aun me revuelve el estómago pensar que fui humillada frente a todo el colegio. Ya veré después como me contacto con él y coordinar para realizar la tarea. Me despido rápido de mi mejor amiga y comienzo mi camino a casa más rápido de lo normal.
Cuando llegó, no hay nadie, sólo una lista con algunas tareas sobre la isla de la cocina, no son muchas lo que es un milagro. Subo a mi cuarto y me cambio el uniforme por unos pantalones de deporte negros y una camiseta morada, tomo el uniforme y bajo al lavadero, voy a aprovechar que ni mi tía ni Carla están para lavar mi ropa, siempre me hacen lavar primero su ropa y algunas veces se acaba el jabón y me quedo sin poder lavar la mía.
Mientras la ropa se lava, completo las otras tareas que me dejo Leticia. Después me concentro en mis deberes escolares, sobre todo en mi redacción para inglés. Estoy casi terminando cuando el timbre suena, eso me pone en alerta, ni mi tía ni Carla tocan el timbre para entrar a casa y yo no espero a nadie. Mmm… Debe ser algún vendedor.
Me dirijo a abrir la puerta y me quedo helada ante lo que mis ojos ven. ¿Qué hace aquí? Martín Molina Ruiz, está parado en mi puerta luciendo arrebatadoramente atractivo. Lleva jeans negros, una camiseta blanca que no oculta su trabajado físico y zapatillas blancas. ¿Por qué todo le tiene que quedar perfecto? ¿Por qué tiene que ser tan atractivo?... si parece modelo. Me quedo muda, aun no logro recuperarme de la sorpresa y de su imponente presencia. Mis ojos vagan por su cuerpo hasta dar con su rostro, su cabello luce despeinado como siempre, sus ojos brillan mientras me repasa sin descaro y sus labios forman una sexy sonrisa. Su sonrisa me hace temblar las piernas.
- ¡Hola Ludovica! - Su masculina voz me devuelve a la realidad y aparto de mi mente las emociones que me produce cada vez que lo veo y recuerdo que está en la puerta de mi casa. No puede estar aquí.
- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo? - Mi voz sale más dura de lo que pretendía y cierro un poco más la puerta. Ya no entiendo nada\, pasé de no hablar con él\, a hablar y vernos más veces que nunca en esta semana. Y ahora está en mi casa.
- Hola Martín\, ¿cómo estás? - Ruedo los ojos al escuchar que afina su profunda voz para imitarme. Mi voz no suena así. - Bien\, ¿y tú?... Bien\, ¿Por qué no entras? Sí\, gracias.
Martín empuja ligeramente la puerta y mi mente nublada por su aroma varonil, le permite entrar. ¿Qué? No. Cierro la puerta y sigo su cuerpo que acaba de ingresar a la cocina. Él observa el lugar y se gira para verme, estamos a una buena distancia y creo que es lo mejor. Enfrentarme a su presencia, a su sonrisa y a su voz, tantas veces, le hacen cosas a mi cuerpo y a mi mente.
- No puedes estar aquí. Tienes que ir\, ahora. Además\, ¿cómo supiste dónde vivo? - Me cruzo de brazos\, una para
enfatizar mi molestia de que este aquí y otra para crear más distancia. Un muro entre nosotros.
- Bueno\, tengo mis recursos... y mi encanto. - Que arrogante. - Le invente una excusa a la preceptora y me dio tu dirección. - Se encoge de hombros como si no hubiera sido toda una hazaña aplicarle el efecto Molina Ruiz a la preceptora. De seguro la cegó con su palabrería y su encantadora sonrisa.
- No me sorprende. Pero igual tienes que ir. Ahora. - Le suplico con la mirada que se vaya.
Reviso la hora en el reloj de la cocina y mi cuerpo entra en pánico. No es buena idea que mi tía o Carla vean a Martín en casa. Tengo estrictamente prohibido invitar gente aquí. Y no ayuda que Molina se ponga cómodo apoyando su cadera contra la isla y sosteniéndome la mirada. Si mi tía lo ve aquí y piensa que he hablado de mas o cualquier fantasía que se invente, ella podría... Me estremezco de pensar en las consecuencias.
- No me voy a ir hasta que arreglemos un día para hacer la tarea de historia. - ¿Desde cuándo le importa una tarea escolar? - No me niego a que empecemos ahora mismo. - Su tono de voz suena más a una invitación a otra cosa que no sea hacer la tarea.
- ¿Qué? - Me desconcentro su tono de voz pero me repongo rápido. - No\, hoy no. Mejor lo hablamos después. Ahora tienes que ir antes de que llegue mi tía o mi prima\, por favor. - Ya no puedo ocultar el miedo y él lo nota porque se endereza\, da un paso más cerca de mí y su rostro refleja preocupación.
-Esta bien. ¿Pero cuando lo vamos a hablar? No tienes celular para que nos comuniquemos. Organicemos ahora un día y me voy, lo juro. - Puedo ver que lo dice en serio. Sin embargo, mi mente no puede pensar en nada más que las terribles consecuencias para mí si mi tía llega y ve a Molina aquí. - ¿Qué te parece mañana a las cuatro de la tarde en mi casa?
Mi cerebro evalúa las posibilidades que tengo de salir mañana. Si Leticia se va de viaje, sería fácil irme por unas horas, a Carla no le va a importar. Pero si mi tía no se va de viaje, dudo que me deje salir, no es un día de escuela para que me reúna con un compañero, además de seguro me va a dar un millón de tareas por hacer. Pero, tal vez si le invento una excusa razonable me deje ir… aunque puede que cuando vuelva a casa ella me haga trabajar el doble o peor me “castigue” por alguna razón que ella invente.
Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido de la puerta de entrada abriéndose. Contengo la respiración rogando que no sea Leticia y solo me relajo - un poco - la oír la voz chillona de Carla. Suspiro de alivio… por el momento.
-Ludovica prepárame un licuado detox... - Deja de hablar cuando su cuerpo entra en la cocina y sus ojos negros ven a Molina.
No puedo evitar pensar que mi prima y yo somos polos opuestos. Ahora mismo, a su lado, parezco una niña, en comparación con su apariencia. Carla luce espectacular aunque haya ido al gimnasio, lleva un conjunto deportivo color gris con negro que consiste en un micro top y un micro short, dejando al descubierto su hermoso y tonificado cuerpo. Su precioso y largo cabello negro está amarrado en una coleta alta y su rostro está perfectamente maquillado, sin signos de haber sudado. Es perfecta.
Carla se pone más derecha, arquea un poco la espalda para lucir sus pechos, sus labios adoptan una sonrisa sexy y seductora, sus ojos negros brillan y recorren con lujuria el cuerpo de Molina. Lentamente desfila con un sexy vaivén de sus caderas, hasta llegar a mi lado y estar más cerca de Martín. Acaba de adoptar su postura de "femme fatale" que tanto seduce a los hombres y Martín no es ajeno a ello, ya que también observa a mi prima.
- Martín. - La voz de Carla es seductora y para nada chillona como hace un instante. ¿Qué? Se conocen.
-¿Nos conocemos? - Pregunta Molina confundido. ¿De dónde se conocen?
- Que feo que ya te hayas olvidado de mí. No me despertaste y me dejaste en la casa de tu amigo. - No... Carla y
Martín.
- La morocha desnuda... - Susurra Molina y como estoy cerca de él logro escucharlo. Se acostaron.
Se me forma un nudo en la garganta y mi corazón se rompe por completo. Sé que Molina se acuesta con todas, pero nunca llegué a pensar que podría acostarse con Carla, mi prima. Pero es totalmente posible, físicamente son perfectos y ella se codea con la alta sociedad. Igualmente saber que tuvieron sexo me decepciona y me duele… No es que pueda competir con ninguna de las chicas con las que él se acuesta, pero competir con Carla, es imposible.
- No tenía idea que eras la prima de Ludovica. - Esta sorprendido\, lo noto en su voz y en su rostro cuando me atrevo a mirarlo. Sus ojos verdes me devuelven la mirada con algo de tristeza y culpa.
- Molina ya se va. Solo vino a traerme un libro. - Miento. Y me sorprendo de intervenir y de lo fría que ha salido mi voz. Solo quiero se vaya.
- Que lastima… - Carla da un paso más cerca de Martín que ahora luce visiblemente incómodo. - Te doy mi numero y repetimos lo del domingo cuando quieras. - Le dice seductoramente. Que ganas de vómitar.
- No.- Su negativa sale rápido y tanto Carla como yo nos sorprendemos. - No tengo mi celular aquí\, lo deje en el auto.
- Eso no es problema. - Carla sonríe y toma una libreta y un bolígrafo\, los mismos que usa su madre para dejarme anotadas las tareas que quiera que haga\, y apunta su número para después arrancar la hoja y extendérsela a Martín que se ve obligado a tomarla. - Llámame.
Martín guarda rápido el papel en uno de los bolsillos de su pantalón. Carla lo observa por unos instantes antes de despedirse de él alegando que debe prepararse para un evento, obviamente resalta que su profesión es ser modelo, algo que no impresiona a Molina. Antes de girar sobre sus talones se acerca a Molina, coloca una de sus manos en el hombro derecho de él y deja caer un beso cerca de la comisura de sus labios. Aparto la mirada de ellos, mientras el nudo de mi garganta crece.
- Ludo no sabía que Carla era tu prima. - Me dice una vez que Carla ha abandonado la cocina. Lo observo. Mi corazón se agita al oírlo llamarme Ludo\, es la primera vez que me llama así y me ha gustado. Pero odio que se haya acostado con mi prima.
- Vete. - Le pido alejando mi mirada de su rostro. Intento alejarme de él y solo logro dar dos pasos cuando él me detiene tomándome suavemente del brazo.
- Ludo... - Lo interrumpo.
- Vete Martín. - Le pido con firmeza y mirándolo a los ojos. Sus ojos ahora lucen apagados\, ya no brillan como antes.
- No. - Se acerca un poco más a mí sin soltarme el brazo. El calor de su tacto se siente bien\, hasta que recuerdo que se acostó con mi prima. - Antes de irme\, dime si mañana vas a ir a mi casa. - No, no quiero ir a tu casa.
- Sí. Ahora vete. - Digo que sí porque es lo que quiere oír\, aun no sé si voy a poder ir o no\, aunque no quiero ir.
- Ok... Lo siento\, de verdad. - No sé por qué se disculpa ahora\, no creo que sea por acostarse con Carla. Igualmente no me importa\, solo quiero que se vaya.
-Te acompaño a la puerta. - Me suelto de su agarre y sin mirarlo caminó fuera de la cocina en dirección a la puerta.
Siento que Martín me sigue y una vez que llegamos a la puerta, la abro de un tirón, me coloco a un costado invitándolo, silenciosamente, a que se vaya, pero él no sale de inmediato, de hecho se detiene frente a mi fijando sus ojos verdes sobre los míos, mirándome con una intensidad que me eriza la piel. Abro la boca para pedirle, una vez más, que se vaya, pero su boca habla primero.
- Te espero mañana en mi casa. - Su voz es plana y su mirada me desafía silenciosamente a que le lleve la contraria. Lo haría\, pero ahora solo quiero estar sola\, por lo que asiento sin decir una palabra.
Martín se inclina sobre mí para intentar despedirse con un beso en mi mejilla, pero agacho y giro mi cabeza a un
costado. Él suspira, al tiempo que lleva una de sus manos a mi nuca, sobre mi cabello y deja un fugaz beso en la parte superior de mi cabeza para después irse. Cierro la puerta y coloco mi espalda sobre la madera, suspiro fuerte y sin poder controlar mis emociones, pequeñas lágrimas ruedan por mis mejillas.
Ni sé por qué estoy llorando. Bueno sí sé, porque el chico que me ha gustado por cinco años se ha acostado con mi prima… De todas las mujeres, justo con ella tenía que ser.
Me recupero, porque como casi todo en mi vida, no sirve de nada llorar, las lágrimas no van a cambiar mi realidad por arte de magia. En la cocina me limpio las lágrimas con una servilleta y procedo a hacerle el licuado a Carla que subo a su habitación. Mi prima esta en ropa interior frente a un enorme espejo de pie, observándose mientras unta crema sobre su perfecto cuerpo. Su cabello está húmedo, por lo que deduzco que se ha duchado porque de seguro debe irse pronto.
- Mi madre se fue de viaje hace una hora\, regresa el domingo. - Dice apenas nota mi presencia\, dejo el licuado en su escritorio evitando mirar su cuerpo.
También me hace saber que esta noche tiene un evento, lo que significa que tengo la noche para mi sola. Me gusta mucho cuando sucede eso porque me siento relajada y libre, puedo descansar sin tener que estar alerta todo el tiempo. Estoy por abandonar su cuarto cuando me llama, nuestros ojos se encuentran en el espejo.
- Martín es mío. No pierdas el tiempo creando una historia de cuento de hadas en tu mente de niña. Ya me acosté con él una vez… y voy a hacerlo una y otra y otra vez hasta que sea completamente mío. - Mi estómago se revuelve y mi corazón se rompe al imaginarlos juntos. - Además\, seamos sinceras “prima”\, un chico como el jamás se fijaría en alguien como tú… pobre\, huérfana… y común. - Sus palabras me duelen pero de cierta forma son ciertas. No sé qué quiere Molina de mí\, pero de seguro no busca ser mi príncipe\, es sabido que a él no le van esas cosas románticas. - Ahora vete. Tu presencia me molesta.
Salgo de su habitación y entró en la mía, me apoyo en la puerta y lentamente me dejo caer hasta el suelo mientras cientos de lágrimas caen por mis mejillas. Me permito desmoronarme por unos segundos, auto compadecerme, lamentarme de mi vida y reprocharme haberme enamorado de un chico que no le importa nada más que él mismo y… acostarse con la primera chica disponible. No sé porque creí ver algo bueno en él cuando es solo un… idiota.
Solo salgo de mi cuarto cuando Carla ha abandonado la casa. Bajo a la cocina a buscar mi mochila y hacerme un sándwich. Luego de cenar en mi cuarto, me ducho y me visto con mi pijama de Minnie Mouse. Sin tener sueño, me acuesto en mi cama, sobre la colcha morada y observo el techo. El silencio me envuelve y por un lado me gusta pero por el otro, me hace sentir sola.
De repente a mi mente llega el rostro de Martín. No puedo evitar pensar y repasar todo lo sucedido esta semana. Después de cinco años, Molina se ha dado cuenta de mi existencia y parece que ahora no va a dejarme en paz. De la noche a la mañana me defiende de Soledad, me mira, me habla, me sonríe… me besa en la mejilla y en la cabeza.
¿Por qué tiene interés en mí, ahora? ¿Sera que quiere acercarse a Carla? No, él me dijo que no sabía que era mi prima… Uff… ¿Cuántas veces se habrán acostado?¿Sentirá algo por Carla?... Arrgg necesito hablar con Belu de todo esto y del hecho de que mañana debo ir a la casa de Martín, ¡ni siquiera sé dónde vive!
Suspiro pesadamente y me cubro con la almohada la cara deseando que mi vida fuera más simple, más feliz. Un sonido extraño hace que me quite de un tirón la almohada y agudizo mi oído. Me incorporo y sigo el sonido que proviene de ¿mi mochila?. Meto la mano dentro y me encuentro con un celular que vibra y suena, cuando lo tengo frente a mí, lo reconozco como el que me “regalo” Martín hoy. La pantalla se ilumina con una llamada y una foto de Martín. ¡Pero qué carajo!
- ¿Hola? - Respondo la llamada con cautela.
- ¡Hola Ludovica! - La voz masculina de Molina llena la línea\, él suena alegre. - Siento haberte dejado mi regalo de esa forma, pero no me gusta que me rechacen. Además con la tarea de historia vamos a necesitar estar comunicados, a no ser que quieras que vaya de nuevo a tu casa cada vez que quiera hablar contigo.
- ¿Y así ver y hablar con mi prima? - Me cubro la boca cuando me doy cuenta de lo que dicho. No sé por qué he
dicho eso, pero las palabras, acusatorias, me salieron sin más.
- No.- Su voz es firme. - Iría a verte a ti. - Su respuesta me deja muda y… confundida. Todo en él me confunde. - Además de llamarte para ver si viste mi regalo y escuchar tu voz, también te llamo para decirte que mañana paso a buscarte para venir a mi casa.
- No. - Mi respuesta sale demasiado rápido pero es que no puede volver aquí. - Mejor dime la dirección y nos vemos ahí. - Del otro lado de la línea\, lo escucho suspirar y dudar.
- Bien. Te mando la dirección por WhatsApp. - Hace un breve silencio y no sé qué decir\, ¿me despido? - Estoy deseando que sea mañana. Buenas noches Ludo. - Su voz es ronca y me eriza la piel.
- Buenas noches. - Me despido rápido y corto la llamada.
Por unos vergonzosos segundos me quedo en shock. No solo no puedo creer lo que acaba de pasar, sino que todo el enojo y la decepción que sentí por él, se esfumaron cuando oí su voz. Cuando me dijo que vendría a mi casa a verme a mí, que quería escuchar mi voz o que estaba deseando que fuera mañana para verme mi corazón se agito. Ahora me doy cuenta que en realidad debería haberle gritado y decirle que no quería saber nada de él… pero no pude.
Me sobresalto cuando el celular suena otra vez, pero esta vez con un mensaje de él donde me envía su dirección. En otro mensaje se despide de mi con “Buenas noches Ludo, un beso grande”. No le respondo nada, salgo del chat y llamo a Belu, la única persona capaz de calmarme.
***
Al día siguiente me despierto cansada y nerviosa. La charla de casi dos horas con Belu logro calmarme un poco para dormir unas horas. Belu estaba contenta de que volviéramos a estar comunicadas, también casi vomita cuando le conté de Martín y Carla y se deshizo en comentarios desagradables para ambos. Finalmente me aconsejo que vaya, hoy, a la casa de Molina y que me encargue de que participe de la tarea de Historia. Antes de despedirnos vuelve a amenazar la vida de Molina si salgo lastimada de toda esta nueva interacción con él.
Me levanto de la cama, suspirando feliz por el silencio que reina en la casa. Lo primero que hago es buscar la dirección de Molina en Google Maps para calmar un poco mis nervios, pero no lo consigo y sinceramente no estoy nerviosa por no saber dónde vive sino por la idea de estar una tarde entera con él. Claramente le prohibí a mi cerebro hacerse ilusiones o crear escenarios de cómo puede resultar esta visita a la casa de Martín. No vamos a hablar de nada más que no sea la tarea de historia, me repito antes de vestirme para comenzar el día.
Opto por unos jeans simples de color azul y que me queda muy bien, una blusa rosa claro con mangas tres cuartos y mis viejas zapatillas blancas. Me dejo el cabello suelto y apenas me maquillo, solo un poco rímel y corrector.
El día es tranquilo cuando solo estamos Carla y yo. Por supuesto no puedo decirle que voy a la casa de Martín, porque con lo obsesionada que esta con él, me mataría. Así que, simplemente le digo que tengo que ir a ver a Belu por algo del colegio. Lidiar con Carla es fácil, como no le importa en lo más mínimo mi vida escolar, sólo se encoge de hombros como respuesta y me ignora colocándose sus auriculares. Por cierto no me ha dirigido sus ojos ni un segundo a mí mientras hablaba. Por lo general, cuando estamos las dos solas, no es tan perra, cambia cuando está Leticia en la casa.
Cuando es hora de irme, tomo mi mochila asegurándome de llevar la tablet con las consignas de la tarea. Me observo una vez más en el espejo, decido pintarme los labios con gloss rosa, pero termino por quitarme y en su lugar pintarme con un bálsamo labial que ni se nota.
No debería preocuparme tanto por mi aparecía. Solo voy a la casa de un compañero a hacer la tarea. Solo eso.
Salgo de mi casa y camino un par de cuadras hasta la parada del transporte público y mientras espero mi mente hace de las suyas llenándome de inseguridades. ¿Y si me espera una broma cruel en su casa?¿O si acercarse a mi es parte de una apuesta o una broma?¿O si me pide que haga todo el trabajo yo sola?¿Qué tal si se burla de mí por arreglarme tanto? Tal vez debería haberme puesto un pantalón de deporte y una camiseta y no preocuparme tanto por mi look.
El sonido de un mensaje me saca de mis pensamientos, reviso el celular que sostengo en mis manos y suspiro al ver un mensaje de Molina, al tiempo que mi tonto corazón se acelera.
Chat - MARTÍN
Martín: ¡Hola Ludo! ¿Estás en camino?
Aunque mi corazón se ha acelerado, igualmente pongo los ojos en blanco ante el mensaje y le respondió muy cortante.
Ludovica: No. Aun espero el transporte público.
Martín: Ok. Sabes dónde tienes que bajar?
Martín: Tendría que haberte ido a buscar, es peligroso que andes sola por la calle.
¿Qué? ¿Acaso se estaba preocupando por mí?. Definitivamente este chico no hace más que confundirme.
Ludovica: Si, se donde tengo que bajarme
Ludovica: Y me puedo cuidar sola
Suspiro y al cabo de unos segundos le envió un mensaje para hacerle saber que estoy de camino a su casa. Una vez que llego al edificio de Molina, me sorprende lo magnifico e imponente que es el sitio. Una enorme, elegante y alta construcción gris se alza imponente ante a mí. Avanzó hasta la enorme puerta de entrada que es de cristal oscuro, empujo pero la puerta no cede y es ahí que me doy cuenta que hay un hombre de seguridad del otro lado. El hombre se acerca a un costado de la puerta donde hay un aparato por el que me habla.
- Buenas tardes señorita\, ¿a quién viene a ver? - Me pregunta el guardia amablemente.
- A Martín Molina\, del 7to 2B. Me está esperando. - El guardia asiente.
- Bueno\, ahora le aviso al señor Molina. Espere un momento\, por favor. - Me pide y se retira a su escritorio para hacer la llamada.
Finalmente el guardia me deja entrar al edificio y mis ojos se abren ante tanto lujo y esplendor. El hombre, llamado Dionisio me acompaña al ascensor mientras no dejo de contemplar el lugar, los pisos son blancos, las paredes grises y hay plantas sofisticadas como decoración.
Una vez dentro del ascensor presiono el piso 7 y la ansiedad y el nerviosismo aumentan en mí a medida que el ascensor sube deteniéndose en el piso indicado. Camino por el elegante pasillo decorado por puertas negras con número dorados. Me detengo frente a la puerta que dice 2B y toco el timbre, aunque él sabe que estoy aquí.
La puerta se abre de un tiro revelando el alto y atlético cuerpo de Molina que me da la bienvenida con una enorme sonrisa y ojos verdes brillantes. Mis ojos lo observan rápidamente, lleva unos jeans color caqui y una camiseta negra que se amolda a su tonificado cuerpo. Su cabello está alborotado como siempre y parece que no se ha afeitado ya que luce una sexy sombra alrededor de su boca y mejillas. Ese pequeño detalle me deja muda. Es difícil no quedar impactada con tanta belleza. Va a ser una larga tarde.
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Bella Mark
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Comments
LUZ AMPARO SALINAS ANGULO
/Drool//Drool//Drool//Drool//Drool//Drool/
2024-07-14
1
AMANECER
🤦😍😍
2024-03-22
1
AMANECER
upsss jajaja🤭
2024-03-22
0