MARTÍN
Hace algunas horas que he vuelto de ver a Ludovica y me inquieta que ella no se haya puesto en contacto conmigo, digo a estas alturas tiene que haber visto el celular que deje en su mochila antes de seguirla hasta la puerta principal de su pequeña casa.
- A tu izquierda… a tu izquierda. - PUM, PUM. - ¡Carajo Martín! - El grito de Eric me regresa a la realidad y me doy cuenta de que acaban de eliminarnos en el videojuego. Ni siquiera tenía la mente en esto. - ¿Qué tienes amigo?
- Nada. Lo siento\, estoy distraído. - Consulto por celular por trigésimo quinta vez… o tal sea un poco más y suspiro al no tener noticias de mi rubia. - Lo siento hermano\, amm… me tengo que ir. - No le doy chances a que me diga algo me quito los auriculares terminando con el juego.
Cansado de esta situación de incertidumbre, me cambio mi ropa por un conjunto de deporte y bajo al gimnasio del edificio. Durante una hora y media me la paso entrenando mi cuerpo, la semana que viene empiezan los entrenamientos de básquet y quiero estar en plena forma. Sin embargo, Ludovica no abandona mi mente. Termino del estirar mis músculos luego del ejercicio, después tomo mi toalla y salgo del gimnasio directo al ascensor que me lleva al penthouse.
¿Será que no ha encontrado el celular aún, o es que se ha enojado tanto que no quiere hablarme más? Ya ha pasado mucho tiempo, maldita sea.
Cuando entro a mi habitación pienso que ella tiene que hablarme si quiere saber mi dirección, ya que no se la di y por lo poco que la conozco sé que no va a dejar de hacer una tarea escolar, ni mucho menos le va a hacer la tarea a un idiota como yo.
Mientras me ducho no puedo evitar recordar mi visita de hoy a su casa. Fue alucinante tener sus ojitos verdes solo para mí, aunque era evidente que no deseaba que estuviera allí, en su hogar. Aunque finalmente todo salió bien, ya que ella ha aceptado venir a mi casa mañana y también le pude dejar el móvil sin que me viera. No sé qué me pasa, pero siento una enorme necesidad de saber de ella constantemente, de verla, de escuchar su voz, de protegerla, de borrarle la decepción que sintió al saber que me acosté con Carla... Maldita sea, ¿de entre todas las chicas justo tenía que acostarme con la prima de Ludo?
Juro que intento recordar a Carla de esa fiesta, pero no lo logro. Eso solo me dice que estaba hasta el cuello de alcohol y que ni siquiera me acuerdo de lo que hicimos en la cama. Lo que no puedo evitar evocar es la mirada de… dolor que vi en el rostro de Ludo. Ella lucia sorprendida y decepcionada, eso me golpeo fuerte en el pecho. De seguro ahora me odia y debe pensar cualquier cosa de mí. ¿Me acerco a ella después de haberme acostado con su prima? Eso no se ve bien. Y es algo que pienso cambiar, porque en el instante que vi dolor en su rostro, algo cambio dentro de mí, en mi mente me jure hacer lo que fuera necesario para conquistar a mi rubia, borrar esa decepción de su rostro y en su lugar colocar una sonrisa. ¿Va a ser fácil? No. Pero no pienso darme por vencido, al final va a valer la pena. Esto dejo de ser una apuesta para mí.
Ludo no se paree a ninguna otra chica, ella es única, es dulce, tierna, hermosa y sexy, aun usando un pantalón de deporte y una simple camiseta, y me duele decepcionarla. Me gusta todo de ella, su apariencia, su personalidad, su olor, ese mismo que me embriago cuando me despedí de ella besando su cabeza porque no me dejo besar su suave mejilla. Me negaba a iré sin sentir su calor, tocarla y besarla aunque no haya sido en donde yo quería besarla.
Salgo de la ducha, me visto con mi pijama y bajo a cenar con mi madre. Durante la cena no paro de observar mi celular y mi frustración crece al no obtener ni un mensaje de ella. Vamos, no puede estar tan ocupada como para no contactarse conmigo, o si?.
- Hijo\, ¿me has oído? - Me pregunta mi madre y llevo mis ojos hasta su rostro.
- Lo siento mamá. ¿Qué me has dicho?
- Que mañana me voy de viaje por los seminarios de derecho. - Me informa y asiento volviendo a mirar mi celular. - ¿Esperas un mensaje o llamada importante? - Me ha pillado. Vuelvo mi rostro a ella.
- No. - Miento. - Solo… consulto la hora.
- ¿Cada dos segundos? - Mi madre me sonríe divertida y si no cambio de tema no me va a dejar en paz.
- Mañana vine una compañera a hacer una tarea escolar para la clase de historia. - Le informo y no me pasa desapercibida la sorpresa que se filtra por sus facciones.
- ¿Qué compañera? ¿Es una compañera de verdad o es un código para… algo… sexual de adolecentes? - Susurra la última frase y hago una mueca de asco. Mi madre es genial\, pero jamás\, jamás\, hablaría con ella de sexo. Además nunca traigo una chica a casa.
- No mamá\, no es ningún código de nada. - Ruedo los ojos. - Es una compañera real.
- Dime que no es la castaña que lleva el uniforme demasiado corto… No quiero juzgar pero... - Sonrió\, habla de Soledad.
- No\, tranquila. Es otra compañera. No la conoces\, se llama Ludovica y es una de las mejores alumnas del Bristol. - A mi madre se le iluminan los ojos.
- Mi amor… por fin te relacionas con personas buenas. Te llevo toda la secundaria\, pero estoy orgullosa de ti. - Me dice divertida mientras sonríe. Meneo la cabeza y sonrió.
- Que graciosa mamá.
Después de la cena y de nuevo en mi habitación, me dejo caer en la cama suspirando de la frustración. Jamás me costó tanto que una chica me hiciera caso. Odio no saber nada de ella. A la mierda… ¿Por qué sigo esperando a que ella me llame? Tomo mi celular y la llamo. Mi corazón se acelera al oír su voz.
Hablar con ella salió bien, dentro de lo esperado. Ha rechazado mi oferta de ir a buscarla mañana pero entiendo que no me quiera otra vez en su casa. Allí esta Carla, que claramente quiere meterse en mi cama de nuevo y tiene esa mirada que me dice que está obsesionada conmigo, no es que no haya lidiado antes con esta clase de chicas, pero por el bien de mi futura relación con Ludo prefiero evitar a toda costa a Carla. Además note algo de miedo en sus ojos cuando me pedía que me fuera antes de que su tía o su prima llegaran, así que accedí a enviarle mi dirección y dejar que venga sola a mí casa. Aunque odie la idea.
Una enorme sonrisa se me dibuja en los labios al pensar en pasar toda la tarde junto a mi rubia y voy a disfrutar cada segundo a su lado. Es obvio que vamos a estudiar pero también pienso hacer algún movimiento para dejarle en claro que estoy más que interesado en ella.
Finalmente me duermo con el corazón en paz, feliz, soñando con el mejor escenario de que lo podría suceder mañana... presiento que mañana va a ser un gran día.
***
¡Es hoy, es hoy! Ludovica viene a mi casa.
Me despierto temprano para ser sábado, pero es que no puedo dormir más sabiendo que en unas horas ella estará aquí. Esta es la primera vez que una chica va a venir a mi casa, solo han venido mis amigos a jugar videojuegos o pasar el rato. Por lo general, cuando quedo con una chica terminamos en su casa, en cualquier habitación de una fiesta o en un hotel.
Es por eso que estoy tan nervioso ahora mismo, quiero impresionar a Ludo, se la reputación que tengo y probablemente piense que soy desordenado y nada limpio, por lo que después de desayunar hago algo raro en mi… limpio mi cuarto. Podría esperar a que lo haga Rita pero estoy demasiado ansioso y necesito hacer algo para no contar los minutos que faltan para que ella este aquí. Que mal estoy.
- Parece que es alguien importante... para que tú mismo limpies tu cuarto. - Termino de colocar la almohada sobre la cama y levantó la vista para encontrarme con mi madre que me observa con una enorme sonrisa en su bello rostro. Luce impresionante y muy bella con su traje color bordo. Le sonrió y cambio de tema\, ya habrá tiempo para que le hable de lo importante que es Ludovica para mí.
- ¿Ya te vas? - Le pregunto mientras me acerco a ella que entra un poco más a mi habitación.
- Si\, ya me voy. Solo venía a despedirme. - Me acerco más a ella cuando abre sus brazos en una clara invitación para dejarla abrazarme. Recibo su abrazo. - ¿Seguro que vas a estar bien? - Me pregunta cuando me suelta. A pesar de que ya tengo 18 años\, a mi madre todavía no le gusta dejarme sólo.
- Si mamá\, voy a estar bien. - Le seguro y le regaló una de mis sonrisas para tranquilizarla. - Vete tranquila.
- Bueno... - Duda y la empujo levemente hacia la puerta invitándola a irse. - Bien\, entendí… cualquier cosa me llamas\, ¿sí? Y no hagas nada loco\, o no tan loco\, el fin de semana. - Asiento con una sonrisa y le doy un beso en la mejilla.
- No prometo nada. - Me mira con desaprobación y le sonrió. Ella niega con la cabeza sonriendo.
- Confío en ti\, hijo. - Asiento y después de besar mi mejilla la veo desaparecer en el pasillo hacia las escaleras. - Espero algún día conocer a la chica que hizo que limpies tu cuarto. - Se burla mientras baja los escalones y me rio. Si todo sale bien, la conocerás pronto madre.
Repaso una vez más mi cuarto, satisfecho con el resultado, me recuesto en la cama mirando el techo y contando los minutos que faltan para que ella llegue. Bajo a la sala cuando faltan 20 minutos para las cuatro y le escribo a Ludovica porque ya llevo demasiadas horas sin saber de ella y muy en el fondo para asegurarme de que sí viene a casa. Es increíble que sea yo quien persiga a una chica. Sus respuestas son cortantes y me hacen fruncir el ceño. ¿Por qué es tan cortante? Sólo me preocupo por ella.
Me paseo por la sala impaciente mientras espero que ella hasta mi puerta. Siento que el corazón se me va a salir del pecho desde que Dionisio me comunico que mi rubia estaba abajo. Cuando siento el pitido del ascensor, me paso la mano por el cabello, me acomodo la ropa y abro la puerta de un tiro apenas oigo el timbre. Es evidente que le acabo de revelar que estaba detrás de la puerta, cual acosador. Al verla me quedo sin aire, es hermosa. Su belleza es impactante y sin pudor recorro su cuerpo de pie a cabeza hasta encontrarme con sus ojitos verdes.
- Estás hermosa. - Le digo como saludo y sus mejillas se sonrojan. Me gusta eso. - Entra. - Me hago a un lado para dejarla pasar y aspiro su aroma a lavanda cuando camina tímidamente por mi lado.
Ludovica repasa con asombro el lugar. El penthouse es enorme, con ventanales del piso al techo, muebles modernos perfectamente combinados y plantas decorativas. La verdad mi madre tiene buen gusto y ha hecho que nuestra casa parezca sacada de una revista de decoración o de fotos de inspiración en Pinterest.
- Tu casa es impresionante… muy hermosa.
- Gracias. - Ella se gira para mirarme y me encanta tener sus hermosos ojos verdes solo para mí. - He preparado todo en mi habitación. Ahí vamos a estar más tranquilos\, ya que Rita debe limpiar la sala y la cocina. - Mentira, pero la quiero en mi cuarto. Ella asiente y guió el camino a mi cuarto.
Una vez dentro de mi habitación, la observo detenidamente mientras ella se pasea con timidez por el lugar, curioseando mi intimidad. Se siente bien tenerla aquí, mirando mis cosas… me gusta.
Mi cuarto es grande, en el centro del lugar hay una enorme cama king size, con sus mesas de luz a juego. En un costado tengo mi escritorio y frente a la cama hay una estantería que ocupa toda la pared donde está colocado el televisor, la PlayStation y en el resto de los estantes hay fotos, adornos, trofeos, libros, entre otras cosas. Después hay dos puertas, una es el baño y la otra el vestidor. Ludo observa cada detalle y susurra que lo imaginaba más desordenado. Lo sabía.
Sonrió por su comentario y le hago saber que yo mismo limpie mi cuarto porque ella venia. Le sonrió y le guiño el ojo haciendo que ella se sonroje y me regale una pequeña sonrisita que guardo en mi memoria. Mi cuerpo por fin se relaja al ver que ella luce más cómoda en mi espacio. Por unos segundos me quedo como idiota mirándola y el pecho se me calienta cuando ella me sostiene la mirada. Es más que evidente la atracción que fluye en el aire. Por desgracia ella corta nuestro contacto visual desviando la mirada hacia mi escritorio.
Ok…Es hora de estudiar. La invito a sentarse en una de las dos sillas que hay frente al escritorio y ella lo hace. Me siento a su lado y disimuladamente me acerco un poco más a ella hasta que puedo sentir su calor contra mi costado. Sonrió cuando ella no se aleja. Abro mi computadora donde ya prepare un documento de Word y abrí una ventana de internet. Mientras ella busca las consignas en su tablet. Es un alivio que trajera su tablet porque no sé dónde deje la mía.
Sin perder tiempo Ludo me propone un país para hacer la tarea y asiento conforme. Sé que para ella es importante la tarea, pero yo estoy en el paraíso con tenerla a mi lado, así que me da igual que país elijamos. Le doy el mando de la situación entregándole mi computadora, que acepta de inmediato. Bien, porque sinceramente prefiero pasar el tiempo mirándola a ella que a una pantalla.
Casi dos horas estudiando es un gran record para mí y mi cerebro ya no puede más. Ludo se ha encargado de que participe en la tarea y no pienso defraudarla pero si sigo leyendo más datos históricos me voy a morir del aburrimiento. Es por eso que le propongo hacer un break.
- Ludo\, ¿podemos tomarnos un descanso? - Ella gira su rostro hacia mi sorprendida porque la vuelva a llamar “Ludo” y sonrió mentalmente. Le ha gustado tanto como a mí me ha gustado que ella digiera mi nombre ayer.
La veo dudar en aceptar el descanso, así que ruego que diga que sí. Finalmente después de terminar de escribir una oración acepta que paremos un rato. ¡Si, gracias!. Mis hombros se desploman de alivio y el silencio se instala entre nosotros.
¿Y ahora qué genio? Se burla de mi conciencia mientras trato de buscar algo de qué hablar.
- ¿Tu mamá no está? - Pregunta y agradezco que haya hablado primero.
- No\, está de viaje. Es abogada y un fin de semana al mes dicta seminarios de derecho.
- Mi papá también era abogado. - Una leve sonrisa se forma en sus labios al evocar ese recuerdo.
No conozco mucho de su historia y me muero por saber todo de ella, quiero conocer hasta el último detalle de su vida, es por eso que con interés le pido que me cuente de su padre abogado.
- Le encantaba su trabajo… era uno de los mejores abogados de la ciudad. Era tan dedicado. Solo aceptaba casos que valían la pena defender y muchas veces prestaba sus servicios de forma gratuita para quienes lo necesitaban. Él era mi héroe junto con mi madre… - De repente deja de hablar y sacude su cabeza. No quiero que deje de hablar. - Lo siento… no suelo hablar de mis padres con nadie.
- Está bien Ludo. Es lindo recordar a los seres queridos que ya no están\, es una forma de mantenerlos vivos… con los recuerdos. - Lo digo de corazón\, yo también perdí a alguien y casi nunca hablo de él.
De repente, Ludovica me observa de una manera diferente, no sé, como si realmente me viera y esa sensación me encanto, porque quiero que ella me conozca como nadie, con ella quiero ser verdaderamente yo y no el chico popular y millonario del “Bristol School”. El momento se ha vuelto muy intenso y para salir de allí, me aclaro la garganta y le propongo tomar un café para después seguir estudiando. Ella asiente con una sonrisa de labios cerrados.
Bajo a la cocina donde encuentro a Rita y le pido que me prepare dos cafés mientras busco algunas galletas para acompañarlo. Cuando me da la bandeja con las bebidas caliente, me sonríe con picardía y estoy seguro que le ha contado a mi madre de Ludovica, la vi asomarse desde la cocina, disimuladamente, para ver a mi rubia. Esta mujer es igual de entrometida y de divertida que mi madre.
- Gracias Rita. - Le agradezco dándole un beso en la mejilla. Esta mujer me conoce desde que tengo 4 años\, es como una segunda madre.
- De nada. Y ya sabes\, la puerta siempre abierta\, jovencito. - Dice cuando salgo de la cocina con la bandeja. Mientras me rio\, asiento con mi cabeza. Si supiera lo que puedo llegar a hacer en una habitación con la puerta cerrada.
Cuando vuelvo a mi cuarto encuentro a Ludovica parada frente a la estantería, concentrada mirando una fotografía. Sin hacer ruido dejo la bandeja en el escritorio y me acerco a ella por detrás, es ahí que veo que está observando una foto donde salimos Andrés y yo de niños. Ella traza con su dedo mi rostro y mi corazón galopa en mi pecho. Puede que tenga una oportunidad después de todo.
- Era mi hermano Andrés. - Mi interrupción la sobresalta y se gira rápidamente lo que provoca que quedemos demasiado cerca. Bueno, puede ser demasiado cerca para ella, para esta bien.
- Lo siento. La tome porque quería verla de cerca. Lamento si te molesto. - Su voz sale apenada como si hubiera hecho algo malo y está lejos de eso.
- No me molesta Ludo. - Le digo con sinceridad. - Él tenía 9 y yo 3 años\, a pesar de la gran diferencia de edad el siempre jugo conmigo y me cuido… Murió cuando yo tenía 12 años.
- Lo siento mucho\, Martín. - Su voz es suave y me gusta que no me haya dejado de mirar ni un segundo desde que se giró hacia a mí. Ella me extiende el marco y lo tomo rozando sus dedos\, lo que la hace estremecerse.
- Gracias Ludo. - Me inclino hacia adelante lo que me sitúa más cerca de ella y dejo el marco en su lugar.
Como no quiero arriesgarme a que se ponga nerviosa y me aleje, doy un paso atrás y rompo el contacto visual. Con mi mano la guió al escritorio donde están los cafés. Ella asiente mientras tiene sus manos en sus mejillas sonrojadas y camina hasta allí para dejarse caer en la silla.
Le extiendo su café, ella lo toma con cuidado de no tocarme, bebe un sorbo y cierra los ojos disfrutando el sabor. Me remuevo en la silla, excitado y mis ojos se desvían a sus labios… sus besables y hermosos labios que muero por probar. Cuando vuelve a abrir los ojos, desvió la mirada y ruego porque no note nada raro en mi persona… más bien en mis pantalones, no quiero asustarla.
Nos sumergimos en un agradable silencio, aunque me devano los sesos para pensar en algo que la haga hablar, porque me gusta su voz. Durante estos cinco años no la he escuchado tanto como me gustaría. Sin embargo, es la primera vez que no sé qué decirle a una chica.
- ¿Por qué me elegiste para hacer la tarea de historia? - Su dulce voz rompe el silencio y me aleja de mis pensamientos. Me enderezo en mi silla y dejo la taza sobre la mesa para después girarme y fijar mis ojos verdes en ella.
- Esta semana he intentado acercarme a ti\, obviamente no lo hice bien\, me refiero al “accidente” con la pelota y todo eso. Y la tarea de historia fue mi oportunidad perfecta. - Le respondo con total sinceridad… bueno obviando que hice una apuesta con mis amigos para conquistarla en un mes.
- Pero… ¿Por qué ahora? ¿Por qué de repente te quieres acercar a mí? Somos compañeros hace cinco años y de la nada te dieron ganas de ¿qué? ¿De conocerme? - Su voz sale medio dura y no la culpo.
Tiene razón, hemos sido compañeros por cinco años y jamás había intentado hablar con ella. Pero decirle que a veces aparece en mis sueños para calmarme o decirle que que hice una apuesta con mis amigos no parece una buena idea. Por lo que opto porque ser sincero con lo que siento por ella sin mencionar la maldita apuesta.
- Lo sé… mi acercamiento parece raro. Pero no creas que antes del lunes no te registraba. Te observaba y te observo mucho… mucho. - Hago una pausa para acomodar mis ideas. - Sin embargo\, tu nunca me mirabas\, no importaba que estupidez hiciera\, tus ojos no se fijaban en mí. De hecho\, eres la única chica que no se muere por mí. - Ludovica me mira atentamente y sorprendida por mi confesión. - Nunca me anime a hablarte\, quería hacerlo\, pero tenía miedo de ser rechazado… a veces me pareces incansable. Pero este es nuestro último año y no quiero quedarme con las ganas de conocerte. Decidí actuar\, por eso te defendí de Soledad… y al fin me miraste\, al fin me hablaste\, por fin tuve tus preciosos ojitos solo para mí y no deseo que dejes de mirarme.
La última frase sale en un susurro ronco y no puedo dejar de observar el rostro de Ludovica que me devuelve la mira entre sorprendida y atónita por mi discurso. Jamás le expuse mis sentimientos a nadie, menos a una chica pero dado que ninguna de mis otras estrategias sirve con ella, creo que lo mejor es ser sincero. A Ludo no la voy a conquistar con regalos caros y palabras vacías, sino con detalles sencillos y sinceridad, por fin lo entiendo.
Esperar a que reaccione parece llevar una eternidad, pero poco a poco sale del aturdimiento, su cuerpo se tensa y en un rápido movimiento se pone de pie, toma su mochila con una mano y su tablet con la otra.
- Me tengo que ir. - Balbucea mientras guarda la tablet\, cierra su mochila y se cuelga al hombro. ¿Qué?¿Eso es todo?
Me pongo de pie negándome a dejarla huir. Quiero que me diga algo después de todo lo que le dije, no se puede ir así. Ludovica se gira decida a salir de mi habitación.
- ¡Espera! - Logro alcanzarla y la tomo\, suavemente pero con firmeza\, del brazo para detenerla. - No te vayas\, hablemos... Por favor - Mi voz es desesperada mientras le insisto a que se quede.
- No puedo... Lo siento. - Niega con la cabeza y casi que sale corriendo de mi habitación.
Y una mierda… Me apresuro a ir detrás de ella y mientras ella baja las escaleras no paro de llamarla y de pedirle que se detenga, pero ella no me hace caso. Ludo llega a la puerta principal e intenta abrirla pero la puerta no se abre, eso me permite llegar hasta ella y colocarme detrás suyo. Ella suelta un suspiro débil y lentamente se gira quedando acorralada entre la puerta y mi cuerpo.
- ¿Por qué huyes Ludo? - Mis ojos buscan los suyos y me mata ver tanta tristeza en sus ojitos verdes. - Me gustas… mucho. - Estamos tan cerca que nuestros alientos se mezclan. Un centímetro más y nuestros labios se unirían. - ¿Por qué huis de mí? - Le pregunto desesperado\, confundido y un poco dolido por su reacción.
- Porque… - Ludo está haciendo un esfuerzo por no llorar y eso me mata. ¿Por qué se pone tan triste con la idea de que me guste? - No te creo. - Susurra con la voz temblorosa.
Ok, no me cree y no puedo enojarme con ella o culparla por eso. Suspiro débilmente y pego mí frente a la de ella, ambos cerramos los ojos y nos quedamos un momento así. Doy gracias al cielo que me permita esta cercanía y que no se aleje de mí. Entiendo su desconfianza, no tengo la mejor reputación pero no voy a darme por vencido. Ludo me gusta mucho y ahora que tenemos esta cercanía no pienso dejarla ir. Es mía. Y voy a hacer lo que sea para ganarme su confianza y que me crea cuando le digo cuanto me gusta.
Lentamente despego mi frente de la suya. Me quedo por unos segundos contemplándola mientras ella aún tiene los ojos cerrados. Es hermosa y me duele ver la tristeza que surca sus facciones. Una pequeña lágrima rueda por su mejilla derecha y la limpio suavemente con mi pulgar permitiéndome acariciar su suave piel, luego me inclino para dejar un tierno beso en la comisura de su boca que la hace suspirar y abrir sus ojos. Doy un paso atrás, para darle espacio. Nuestros ojos no se abandonan y ojala ella pueda leer en mi mirada lo mucho que me gusta.
- Te llevo a tu casa. - Contengo la respiración\, esperando su rechazo que nunca llega\, en cambio solo asiente con su cabeza.
Con pesar me alejo más de ella para tomar las llaves que están en el mueble al lado de la puerta y abrirla para que podamos salir. Tomamos el ascensor en completo silencio y cuando llegamos al estacionamiento la guio hasta miAudi e-tron GT. Le abro la puerta del copiloto para que suba y después subo a mi asiento. El camino a su casa es en completo silencio, de vez en cuando nuestras miradas se cruzan pero ninguno de los dos dice nada. Solo cuando estamos casi llegando a su casa, ella rompe el silencio para pedirme que la deje en la esquina.
- Es que no quiero que mi prima me vea\, le dije que estaba con Belu. - Me explica.
Asiento y me detengo en la esquina de su cuadra. El silencio entre nosotros se hace cada vez más pesado y lo odio. Es ahora que desearía no haber sido el mujeriego que fui, ni el cobarde que he sido por cinco años al no acercarme a ella la primera vez que la vi.
- Entiendo que sea difícil creerme. Sé de la mala reputación que tengo. - Me giro en mi asiento para poder mirarla a los ojos. - Pero es verdad cuando te digo que me gustas y no estoy dispuesto a darme por vencido. Eres diferente al resto de las chicas y eso me encanta. Y es verdad que no se me da bien lidiar con eso\, pero estoy más que dispuesto a mejorar\, a ser el chico del que te puedes enamorar. Quiero ser ese chico. Puede que no quieras aceptarlo pero la atracción que sentimos es mutua y si me das una oportunidad puedo demostrarte que lo nuestro puede ser real y hermoso. Pero si no es eso lo que quieres\, prometo dejarte en paz y nunca más intentar acercarme a ti.
Bien, acabo de tirar todas mis cartas, ahora es su decisión. Si me da una oportunidad, que ruego por que así sea, voy a demostrarle que mi corazón es solo de ella, que soy suyo. Pero si me pide que la deje en paz, con todo el dolor del mundo, lo haría. Me rompería el corazón pero cumpliría con mi palabra.
- Yo... - La interrumpo antes de que me mande a la mierda porque no creo que mi corazón lo soporte. Además\, hoy
ha sido un día intenso y no quiero que me responda lo primero que se le venga a la cabeza, quiero que lo piense bien.
- No tienes que responderme ahora. Mejor piénsalo bien y cuando estés lista me das tu respuesta. Yo voy a estar esperándote. - Ella asiente suavemente.
Antes de irse, rebusca en su mochila y saca el celular que le regale. Me lo extiende diciéndome que eso es mío, pero se equivoca.
- No Ludo\, es tuyo. Los regalos no se devuelven. - Noto que va llevarme la contraria así que me adelanto a ella. - Si me lo devuelves voy a encontrar la forma de volver a dártelo y soy muy\, muy perseverante cuando quiero algo. - Ella suspira derrotada.
- Gracias por traerme.
- Gracias por haber ido a mi casa.- Le doy una media sonrisa que ella apenas me devuelve.
Cuando se baja del auto, me quedo observándola hasta que entra en el camino que la lleva a la puerta de su casa. Cuando sé que está a salvo conduzco de nuevo a mi casa. No puedo evitar pensar que su visita a mi casa fue agridulce. Disfruté de compartir tiempo con ella, de tener sus ojitos para mí, su cercanía, su voz… pero el pecho se me oprime al pensar en la tristeza reflejada en su rostro, duele que no crea en mis sentimientos. Pero no puedo culparla, he sido un imbécil sin sentimientos hasta que una apuesta me ha dado las agallas resucitar mi corazón. Corazón que una bella rubia de ojos verdes robo hace mucho tiempo.
Lo que queda del día me la paso en el gimnasio, tratando de despejar mi mente, aunque es inútil. Mis pensamientos están con Ludo. Y aunque mi cuerpo se siente cansado por el ejercicio mi corazón se siente… ¿deprimido? ¿Se puede sentir el corazón deprimido? No lo sé, supongo que no he incursionado tanto en los sentimientos románticos hasta hoy.
La única certeza que tengo es que existe algo entre nosotros. La atracción y la conexión es por parte de ambos, y puede que a ella le cueste creerme o asumir los sentimientos que tiene por mí, pero pienso luchar, luchar por una oportunidad, luchar por ella, porque nunca he querido algo tanto como quiero que Ludovica Garibaldi me dé una oportunidad. Y esto ya no tiene que ver con la apuesta.
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Bella Mark
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Updated 32 Episodes
Comments
LUZ AMPARO SALINAS ANGULO
/Heart//Heart//Heart//Heart//Heart/
2024-07-14
1
AMANECER
👍
2024-03-23
1
MALÚ 2834
Esa apuesta te va a dar dolor de cabeza y te vas arrepentir de haberla aceptado,,pudiste decir que no,así hacer las cosas a tu manera
2024-02-29
0