Capitulo 19

La sorpresa para el guerrero que estaba apostado a la guardia de la habitación del alpha, fue enorme como poco. Kyle Kinnaman llevaba más de dos años en estado de coma. Parecía irreversible y nadie esperaba que regresará en sí, incluso ni siquiera se sabía si quedaría con secuelas o despertaría siendo el mismo. Todo ese tiempo la manada había ido de mal en peor. Las cosechas no prosperaban, los ríos se habían secado o había bajado su flujo de caudal de forma alarmante. El ganado moría o simplemente no se reproducía y no solo eso, no había nueva camada de cachorros. Por alguna razón que desconocían, las mujeres no quedaban en cinta, aún después de su celo. Incluso lobas jóvenes en edad fértil. Como era de esperar todo esto trajo quejas y reclamos desesperados. El trabajo empezó a flaquear, había mucha mano de obra, pero poca demanda. Los problemas entre las parejas también eran moneda corriente, la descendencia era algo muy importante para una pareja de lobos. Muchos hombres habían tenido que migrar buscando trabajo en otras manadas o aldeas aledañas, dejando a sus familias para poder ganarse el pan y subsistir. Aquellos que no tenían esa suerte, se vieron rodeados por las facturas impagas, incluso temiendo perder sus hogares, bajando su calidad de vida, algo impensado años atrás para la manada más prospera y relevante del continente. Los ánimos habían empezado a crisparse al punto en el que incluso, la tasa de delincuencia había crecido. Los guerreros debían abocarse al cuidado de las fronteras, pero ahora también, a los robos en la manada. Los jóvenes lobos, al no tener un líder presente y no sentir una figura de mando u organización, habían quedado al libre albedrío. Robaban por necesidad o solo por malicia. No solo no había un Alpha, no había un Beta, ni un Delta, no había líderes a cargo. El consejo se hizo cargo de forma presente los primeros meses, cuando la situación empezó a extenderse y también su trabajo y su necesidad de presencia en otros lados, no quedó más que partir del lugar. Dejando a un trabajador del consejo, más no un miembro honorífico, por lo cual, está persona no gozaba del respeto de nadie. No lo veían como autoridad. Katerina era otra pieza en el ajedrez que había jugado a qué todo empeorará. Ella misma quitaba autoridad a esta persona, se daba una gran vida mientras todo el resto pasaba necesidad. Hacía compras extravagantes y costosas, los medios amarillistas se hacían la comidilla con ella. Solían sacarle fotos en distintos sitios, vivía de vacaciones y viajes, mientras su manada pasaba por una etapa conflictiva y delicada. Todo esto llegaba a cada miembro de Niebla Invernal, que había empezado a ver la verdadera cara de la rubia y ya no la tenía en estima alguna. Dándose cuenta de que siempre había sido así y antes, solo fingía. El supuesto embarazo que había anunciado, jamás llego a su fin. Ella misma había decidido abortar en uno de sus viajes. El cachorro que gestaba era de uno de sus amantes y dada la situación, lo último que necesitaba ahora era un bastardo, que jamás sería aceptado por Kyle, entonces.. Para qué arruinar su figura por un niño que de todos modos no le serviría para nada? De esa forma tan fría y ruin pensó de aquel embarazo que no llego a gestar más de tres meses. Pero estaba en lo cierto, Kyle jamás lo hubiese aceptado, lo más probable es que lo hubiese matado al nacer y no sentir su aroma en él. Esto también se empezó a correr como pólvora por toda la manada, lo que solo sumo más descontento. La Diosa Luna regala el celo a la pareja, con el fin de procrear, de traer vida al mundo. Los hijos, la descendencia es algo muy importante en la raza licántropa, ir en contra de ello es traición. Cómo la propia Luna de la manada podría abortar al primogénito del Alpha? Eso era porque no era suyo.

Como era de esperar, al estar su Alpha en estado vegetativo, nadie debía guardar las apariencias y ya nadie mentía. Todos sabían que su Alpha jamás había dejado de ser un mujeriego, que frecuentaba distintas mujeres todas las noches, a veces incluso, más de una. Y la flamante Luna no se quedaba atrás. No había guerrero soltero, que no hubiese pasado por su cama. En un punto habían llegado a estar tan mal, que la idea de que la Diosa los había abandonado por su crueldad con aquella joven de cabellos rojos, fue lo único de lo que se hablaba. Al fin de cuentas, nadie la había conocido realmente, sería en verdad tan mala? Todos sabían que su Alpha no era una persona fácil de tratar y no solo eso, después de todo se trataba del asesino de su padre. Incluso estando con ella, el Alpha jamás dejo de estar con otras mujeres. Los rumores de que la golpeaba de forma cruel y tortuosa, también se esparcieron. Los pocos que la habían llegado a tratar, no podían decir nada malo de ella, lo que solo alimentaba más las sospechas. Se habían dejado cegar por la lealtad hacia su Alpha? No, no podía ser cierto, Akela Zaer era una enemiga, una asesina. Lo era? Había preguntas y ninguna respuesta.

Pero no era solo eso, el Beta y el Delta, también los habían abandonado, ayudando incluso a la joven a escapar. Luego la noticia que durante meses fue portada en todos los periódicos y portales, el Beta y Akela Zaer, tenían una aventura, un amorío. Ella había rechazado al Alpha por el Beta. Él la ayudo a escapar para vivir su historia de amor en libertad. Nuevamente, nadie jamás los había visto juntos, al menos no de forma extraña, pero todos conocían al Beta Jay Jarvis y no podían pensar mal de él. Siempre había sido una excelente persona, su puerta estaba abierta para cualquier miembro de la manada que tuviera alguna duda o sugerencia. Una persona educada, amable y respetuosa. Muy cercana al pueblo, a diferencia de su Alpha, el cual tenía trato casi nulo con sus súbditos. Y qué decir del Delta? Al igual que el Beta, había sido una parte fundamental y activa en la manada. Un magnífico guerrero y entrenador. Nadie encontraba nada malo para decir de ellos. Había sido un impacto enorme saber que eran parte de la huida de la ex Luna y que se los buscaba por traición, pero luego del día en que escaparon, nada se supo de ellos. Simplemente, fue como si el bosque mismo se los hubiera tragado. Con el tiempo, el consejo ordenó dejar de buscarlos y le prohibió a Katerina cambiar esa decisión. No podían invertir dinero y gente en esa búsqueda, cuando había peores problemas que enfrentar en la manada.

A esto se sumó la incertidumbre de todas aquellas manadas que el alpha Kinnaman había conquistado. Si Niebla Invernal estaba en tan mala situación, que pasaría con ellos que no eran más que mano de obra que explotaban? Incluso los Alphas que tenían alianzas con él habían empezado a mirar la situación con otros ojos. Ahora que el alpha Kinnaman estaba fuera de juego, cualquiera de ellos podía intentar ocupar su lugar. No solo no había Alpha, no había Beta, ni Delta, no había figura de mando en aquella enorme región, y el descontento de los miembros era algo que se sabía. Quizás podrían apoyar una revuelta con tal de tener un Alpha al mando nuevamente. No solo los Alphas del continente pensaban así, también lo hacía un Alpha igual de despiadado, al otro lado del océano. El Alpha Arisu Usagi, seguía muy de cerca la situación de Niebla Invernal y su némesis. Se habían enfrentado en dos guerras y por muy poco Kyle Kinnaman había sido el triunfador, quedándose así, con tierras ricas en varios recursos, como agua y petróleo. Había pensado en atacar por el lado que más le duele a un Alpha, su mate, pero el desinterés de ese hombre por aquella pelirroja era más que notorio. Aunque sí había un vínculo, con amor o sin él, se podría lastimarlo igual. Ahora que lo habían rechazado, ya no podía usar aquella carta, aunque lo más probable era que esa estúpida joven hubiese hecho el trabajo por él. Un Alpha no es el mismo después de que tu mate te rechaza. Él lo sabía y por eso tenía a su pareja encerrada en una mazmorra. Nadie sabía que la había encontrado a los pocos días en que se transformó por primera vez, pero igual de cruel que el alpha rubio, había decidido no amarla. El amor no sería un estorbo en su vida y tampoco una debilidad que sus enemigos pudieran usar. Por lo cual, resignó a la mujer a vivir en un calabozo. Nadie sabía de ella, nadie la podía usar en su contra. Jamás la rechazaría, ni aceptaría su rechazo, de esa forma, jamás se debilitaría. Mientras tanto, los cimientos de otra guerra, empezaban a formarse.

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Comments

Irma Ruelas

Irma Ruelas

😡🤬🥷🤔🫣😔😒🤨😍

2024-01-30

0

AMAZONAS44

AMAZONAS44

vaya cabeza

2023-11-12

2

Carolina Acosta

Carolina Acosta

se lamentan por no haber dado una oportunidad a esa joven que tanto depreciaron, ahora tienen dudas con respecto a su accionar diría que muy tarde para eso

2023-10-15

0

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