Cuando Jay puso al tanto de la noticia a Akela, está no podía con su felicidad. Era lo único que les estaba faltando, un pedazo de tierra para poder asentarse y el alpha Knight acababa de otorgárselos.
- Muchas gracias Alpha Knight.
- Parece que mi familia siempre estará en deuda con la tuya Akela Zaer. Algo me dice que la historia se va a repetir con nuestros hijos.- Alpha Knight y Akela caminaban dando un pequeño paseo por la manada. Akela solo podía reír ante lo que dijo el alpha. La gente la saludaba con aprecio, y al pasar por la feria le regalaban de todo. Resultó que no solo Myrcella había concebido, sino muchas lobas más e incluso varios habían encontrado a su mate.- Mucha gente de la manada los ayudará en la construcción de las viviendas.
- No hace falta Alpha, nosotros podemos.
- Akela, esto es algo con lo que no voy a negociar por más terca que seas. Nos has ayudado mucho, tus técnicas para sembrar han sido por demás exitosas, y también el entrenamiento que nos han brindado Jay y Ezra.. Es nuestra forma de devolver los favores.
- Ya los han devuelto, dejándonos estar en su territorio Alpha.
- Akela, puedes ser muchas cosas, pero dudo que seas carpintera.- Akela no pudo evitar una carcajada.
- No, no lo soy.
- Entonces con más razón, deja que mi manada ayude, así podrás tener a tu cachorro bajo tu techo.- Akela asintió, aquello último le había gustado. Que su hijo nazca en su hogar y no en una carpa, o en la manada de alguien más. Después de todo, su primogénito sería el futuro Alpha de Prado Verde, su comienzo en la vida debía ser en su manada.
- De acuerdo Alpha.
Los días pasaron y la tierra que sería Prado Verde se empezó a trabajar. Las casas se fueron levantando para cada familia. El tendido eléctrico, el gas que llegaría a cada hogar, todo fue pensado meticulosamente. La manada Lago Azul contaba con un gran ingeniero y varios arquitectos, dos de ellos habían hallado a sus mates, después de siglos de esperarlas y el ingeniero se había alegrado con la noticia de un cachorro en camino, ninguno dudo en ayudar a Akela. En menos de dos meses, el lugar estaba habitable, aún faltaban algunas pequeñas reparaciones e instalaciones, pero nada que no pueda hacerse habitando el lugar. Akela llego allí con toda su gente y no pudo evitar lágrimas de alegría al verlo. Ella no había ido durante todo este tiempo, Jay quería que fuera una sorpresa, solía contarle de como iba todo, pero aún no había visto nada. La tierra era enorme. Aún con las viviendas que se habían levantado, quedaba un basto espacio para mucho más. Podía unirse más gente y tendría su lugar para edificar.
- Muchas gracias a todos, esto es precioso, más de lo que hubiese imaginado en mis más grandes sueños.- Akela agradeció con la voz entrecortada por la emoción. Todos aplaudieron y se dieron paso al lugar. Cada hogar fue pensado para la necesidad de cada familia. Melissa se sorprendió cuando le entregaron la llave de su casa, tenía un hermoso comedor, un espacio para una sala de estar, una cocina preciosa donde podría preparar manjares para sus hijos. Podía imaginarlos comiendo alrededor de la enorme isla que le habían fabricado en el centro de la cocina. Un cuarto para cada niño, algo impensado algún tiempo atrás. Lloró abrazada a sus hijos por el nuevo presente que se vislumbraba. Elizabeth, James y Tommy, vivieron lo mismo al ingresar a su hogar. La casa era acogedora y espaciosa y tenía un cuarto para cada uno, incluso los sorprendieron con algunos cuartos más. No necesitaron mucho, aquello fue pensado para futuros cachorros, algo que habían quitado de sus mentes al llevar la penosa vida que habían padecido. Elizabeth y James habían decidido que no traerían más niños a sufrir al mundo, pero ahora miraban esos cuartos vacios y lloraban, pensando en que todo sería distinto. Paul y Victoria, tenían una hermosa casa, con las comodidades que ellos deseaban. Eran una pareja grande, que había perdido a sus hijos y nietos por la guerra, pero ahora, estaban llenos de nietos postizos.
Cada familia fue abriendo la puerta de su hogar, quedando deslumbrada y cediendo a la emoción. Por primera vez después de mucho tiempo, eran lágrimas de alegría. Jay, Ezra, y cada hombre del grupo había ayudado en la construcción de sus hogares, más toda la gente que se ofreció de forma voluntaria de la manada del alpha Knight. El mismo Alpha había sabido pasar horas y horas cortando maderas y levantando paredes. Pravo Verde ya no era un anhelo, era un hecho. Esa misma noche se hizo un festín para celebrar. Toda la manada de Lago Azul estuvo invitada, no lo sabían pero estarían sentando las bases para una futura alianza.
Los días fueron pasando y sin perder tiempo, Akela puso manos a la obra en la tierra. Cómo había hecho en cada tierra que piso, enseño las técnicas que había aprendido de pequeña en Prado Verde. Aquellas mismas que utilizo cuando vivía sola en la cabaña del bosque e impidieron que pereciera de hambre. Todos aprendieron por igual, tanto hombres como mujeres y niños. De la misma forma, que Jay y Ezra se encargaron del entrenamiento, el cual abarcaba a todos, porque todos debían saber defenderse. Paul, que había sido un sastre toda su vida, enseñaba a coser y su esposa Victoria, enseñaba a hacer tejidos que luego vendían en la ciudad o exportaban junto a los productos de la manada Lago Azul. Los hacían pasar como de aquella manada, para no levantar la perdiz sobre ellos. Akela aún no estaba en condiciones de pelear ante una represalia por parte de Niebla Invernal y no quería exponer a la gente que estaba con ella.
Aquel día Akela se había levantado algo incómoda, podía sentir a Hati inquieten su mente.
- Qué pasa Hati?.
- Creo que nuestro cachorro quiere nacer hoy.- Akela sonrió y acarició su vientre.
- Si es lo que quiere, que lo haga. Ya estoy más que lista.
- No es una noche cualquiera Akela. Hoy habrá Luna llena.
- Mejor aún, es un buen augurio para un Alpha, no?.- Hati asintió satisfecha mientras bostezaba y lamía sus patas. Jay entró a la casa, venía de entrenar y trabajar en otras casas, y la vio allí sonriendo.
- Qué sucede amor?.- Dejando un beso en sus labios y en su vientre, para luego acariciarlo.
- Nacerá hoy, Hati me lo dijo.- Jay se quedó quieto y por un segundo parecía que su corazón había dejado de latir.
- Qué?!! Pero.. por qué estás tan tranquila?.
- Porque todo va a salir bien. Lo siento.- Akela acaricio el rostro impávido de Jay, buscando contagiarle su tranquilidad.
Por más que lo intento, Jay no pudo convencer a Akela de que se quede quieta y tranquila en la casa. Ella fue a trabajar la tierra y el huerto como cada día. Incluso alimento a los animales y jugo con los niños. Llegada la tarde, las molestias empezaron y ella lo supo, su cachorro ya quería salir al mundo. No mucho después rompió bolsa y las primeras contracciones empezaron, leves dando lugar a que ella camine tranquila de lado a lado en su casa. Tomó un baño de agua tibia para relajar el cuerpo y refrescarse. Fue entonces cuando éstas empezaron a hacerse más fuertes y molestas, las mujeres de la manada ya estaban al tanto del trabajo de parto de su Alpha y decidieron acudir a su ayuda, contaban con una partera, pero muchas de ellas ya habían experimentado un parto y podrían ayudar. Así Akela no le quedó más que ir a su cuarto y recostarse intentando mitigar el dolor que no daba tregua. Las mujeres empezaron a llegar, los hombres se quedaban en la planta de abajo y preparaban comida para los niños. En la planta de arriba de la empacadora de Pravo Verde, se ayudaba en el nacimiento del futuro Alpha y del primer cachorro nacido en la manada.
Akela se retorcía por el dolor de las contracciones cada vez más cercanas, apretaba sus dientes intentando ahogar sus gritos y se aferraban al colchón. La partera inspeccionó a Akela y lo supo.
Ya está dilatada Alpha Akela, puede pujar.
Akela gritaba llena de dolor, el sudor corría por su frente y todo su rostro. Apretaba sus manos en el colchón, con tanta fuerza que parecía que lo haría añicos. Un grito detrás de otro.
- Tú puedes Akela, ya falta poco!.- Mery acariciaba su espalda y pasaba un trapo húmedo por la frente de Akela buscando reconfortarla. Su vientre, ya notorio, le impedía hacer algo más por su amiga, pero Akela la necesitaba y ella no podía faltar a su lado.
- Luna, el bebé ya coronó. En la próxima contracción, puje.- Una de las parteras estaba allí, llevando a cabo el parto del cachorro de Akela y Jay. Todas las mujeres de la manada estaban allí para ayudar a su Luna y darle contención y fuerza. Mientras Jay esperaba afuera lleno de preocupaciones y miedo. Ezra estaba con él, y todos los hombres de la manada.
- Todo estará bien amigo, Akela es fuerte.- Ezra intentaba calmarlo. Jay iba y venía.
- Debería estar allí, con ella.
- Si es lo que quieres, hazlo.- Ezra le respondió con una sonrisa y Jay lo miró.- Pienso hacer lo mismo cuando Mery de a luz, no quiero perderme de conocer a mi hijo ni bien nazca.- Aquellas palabras de su fiel y gran amigo, fueron suficiente para que Jay decidiera que debía estar allí, que era su deber y derecho. Sin más, abrió y entró. Las mujeres en el interior del cuarto se quedaron pasmadas al verlo allí. Akela también. Jay caminó hacia ella.
- Sé que no se usa que el esposo este en el parto, pero... está es nuestra manada, podríamos empezar nuestras propias tradiciones... qué dices?.- Akela solo pudo asentir y Jay se acomodo detrás de ella, abrazándola y sirviendo de sostén. Akela soltó el colchón, para aferrarse a las manos que su amado le brindó para tal tarea. Y así, entre pujos y gritos de dolor, nació el primogénito y futuro alpha de Prado Verde.
- Es un niño. Un hermoso y enorme niño!.- La partera lo envolvió y se lo entrego en brazos a Akela y Jay, quienes lloraban llenos de emoción. El niño lloraba y llenaba la habitación y el lugar con un aura fuerte, un alpha, eso era seguro. Todos en la manada festejaron la llegada del cachorro.
- Cómo se va a llamar Luna?.- Una de las mujeres pregunto.
- Caius, Se llamará Caius. Caius Jarvis.- Akela miró a Jay y Jay sonrió con su pecho lleno de orgullo y dejó un beso en los labios de ella.
- Zaer. Caius Jarvis Zaer.- Jay dijo aquello y dejo un beso en la frente de la mujer que más amaba en el mundo, para mirar a su hijo con los ojos llenos de lágrimas, al igual que Akela
- Es precioso.- Dijo ella mientras lo aferraban fuerte a su pecho llena de emoción.
- Lo es.- Respondió Jay acariciando la pequeña mano de su cachorro.
- Él está aquí.- Dijo de repente Hati, contenta y saltando de alegría en la cabeza de Akela.
- Quién?!.- Pregunto Akela sin entender y algo asustada por no saber a quién se refería su loba.
- Mí hermano Sköll, está aquí, lo siento.
- Tu hermano?!.
- Está con nuestro cachorro.
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Comments
Josefina Ramirez
se me hace tan bello cuando dice nuestro cachorro n😍😍😍😍
2024-09-04
0
Irma Ruelas
🤨🤔😍🙏🐺👶
2024-01-29
2
AMAZONAS44
wuooooo sera mas impotence que akela
2023-11-12
1