Capitulo 5

Cuando Alondra hablo de Hati todos se sorprendieron, sobre todo Akela y la susodicha.

- De dónde me conoce está viejita? No le hagas caso a nada de lo que te diga Akela.- Hati por las dudas ya empezaba a defenderse en la cabeza de la pelirroja.

- Cómo la conoce Alondra?.- La anciana sonrió y se acomodó para seguir su relato.

- Verás mi bella alpha Akela, tu loba es un regalo de los mismo dioses, de la misma Selene. Al igual que lo fue la unión de tus padres.- Akela quería entender, pero cada vez comprendía menos. Había tanto que no sabía de ella y sus antepasados.- El apellido de tu madre.. no te dice nada?.

- Mmm no.. Latmus....- Akela susurraba el apellido y pensaba, pero nada venía a su cabeza.

- Latmus, es el monte donde Endimión, el gran amor de Selene, La Diosa; llevaba a pastar a su rebaño de ovejas, allí fue donde se vieron por primera vez y dónde se veían cada noche para dar rienda suelta a su amor. Daphne, que sabía lo que pasaba, bendecía aquel monte, para que Endimión pueda llevar siempre a su rebaño a pastar, de modo que siempre pueda verse con Selene. Selene que lo supo, no encontraba forma de agradecimiento a la ninfa por tal regalo desinteresado. Así fue como prometió en matrimonio a uno de sus hijos a la primogénita de la ninfa. Tus padres estaban destinados incluso antes de nacer.- La sonrisa de Akela ante lo que oía y la alegría de todos por la historia de amor, que no hizo más que desatar otra historias de amor, se pudo percibir.

- Eso es... es hermoso.

- Lo es Alpha, porque no tengo dudas de que sus padres se amaron incluso mucho más allá del vínculo de pareja.

- Y qué tiene que ver Hati en todo esto?.

- Oh eso alpha.. es un regalo de los mismos dioses. Verá, Hati es un lobo que perseguía a la Luna, cuando al fin lograba alcanzarla, se producían los eclipses... o Luna de Sangre. La finalidad de ella, era alcanzar la luna y destruirla con sus garras, pero... en un eclipse, Selene la abrigo con su manto de piedad y amor. En toda su sabiduría, sabía que la loba no era malvada, solo creía que no había otra opción, por lo cual, en busca de reparar su dolor, le prometió bendecirla con una mitad humana si servía para ella de ahora en más. Hati no lo dudo, ella no quería ser una loba carroñera, quería saber lo que se sentía estar completa, tener tu otra mitad, fundir su alma con ella y calmar un poco su estado salvaje. Hati espero durante siglos... hasta que por alguna razón.. la Diosa te creyó la indicada para portarla.- Akela se veía más que sorprendida.- Es ella una buena loba Alpha?.

- Es la mejor.- Respondió Akela con una sonrisa y podía ver a Hati mover su cola contenta por las palabras de la pelirroja.

- Tiene usted una loba muy fuerte, que le servirá siempre. Es fiel hija de Selene. Viendo todo lo que he visto en mi recorrido hasta aquí, sé que la Diosa no se equivocó al unirlas.- Akela sonrió feliz y con su pecho inflado de amor.

- Al final la viejecita solo vino a decir verdades.- Hati movía su cola contenta, si algo le gustaba a esa loba era que le echaran flores y hablarán maravillas de ella. La charla terminó y la reunión de té igual. Alondra se despidió para tomar una pequeña siesta. Su cuerpo necesitaba un descanso después de tanto viaje en auto. Akela, Jay, Ezra y Mery se alejaron un poco para evaluar sus pasos a seguir, ahora que tenían toda esta información.

- Qué haremos?.- Ezra fue el primero en preguntar, mientras acomodaba una silla para Mery, quién estaba mejor de sus náuseas producto del embarazo.

- No sé.- Jay tenía la mirada pensativa, como si mentalmente estuviera contemplando sus opciones, o más bien, las opciones de todos.

- Tenemos que seguir camino.- Akela fue quien totalmente tranquila en su asiento y acariciando su vientre respondió.

- Qué?.

- No has oído? Al parecer yo misma soy mi propia manada, es por eso que ninguno sintió el efecto de romper lazos con la manada a la cual pertenecían, porque al rechazar a Kyle, me aceptaron a mí como su alpha y aceptaron formar parte de mi manada.- Todos se miraron entre sí, no terminaban de comprender aún todo este linaje ligado a los mismos dioses, del cual provenía la joven.

- Akela.. aunque sea así... estás embarazada.. muy embarazada y dentro de algunos meses, Mery también lo estará. Sería una locura ir vagando con dos lobas en avanzado estado de gestación.- Jay fue quien siempre pensando en su seguridad, quiso hacerla entrar en razón.

- Jay, sé que temes por mí y el cachorro que cargo en mi vientre, pero es mi deber. Es el poder y el don que la misma Diosa y mis ancestros de la naturaleza me otorgaron, aún a costa de su propia vida.

- Cuál.. cuál deber?.

- Darle esperanza a aquellas que no la tienen. Unir a mi manada a los solitarios, a los desamparados. Por eso mi padre iba de camino en camino con su manada. No era por que fueran nómadas, eran porque así, encontraban a aquellos que estaban solos, vagando, aquellos que lo necesitaban. Ustedes siempre pertenecieron a una manada, no saben lo que es no ser parte de una, o ver cómo la exterminan por mezquindades.- Jay y Ezra se miraron con culpa y bajaron su mirada. Ellos habían tenido participación en muchos conflictos de su alpha, aunque no estuvieran de acuerdo, era su deber por el cargo que ocupaban y su juramento de lealtad.- A pesar de tener cargos importantes en la manada, siempre tuvieron el respaldo y el apoyo que significaba pertenecer a un grupo. En cambio, aquellos que perdieron todo durante la guerra, que se vieron exiliados y apartados, no tuvimos esa suerte.- La mirada de Mery entristeció, porque esa fue su situación. Cielo Nocturno, la manada a la cuál perteneció, había encontrado su fin en el último conflicto bélico, hacia menos de cuatro años. Había visto a su familia perecer en el campo de batalla, a su madre morir por el dolor de perder a su mate, a sus hermanos dejar la vida defendiendo su hogar y a ella siendo arrastrada a un campo de refugiados como saldo de todo ello. Entendía a lo que se refería Akela. La joven por otro lado, tuvo que ver a corta edad como asesinaban a su padre de una forma vil y cruel y como robaban la vida hasta de la última persona miembro de su manada. Para vivir escapando y escondida los próximos años, esperando un sufrimiento injusto de parte de quien se suponía, debía amarla incondicionalmente.- Es mi deber, es mi obligación por todo con lo que he sido bendecida. Debemos seguir camino y encontrar a cualquier lobo solitario que quiera unirse. Yo soy Prado Verde, yo soy la manada.- Akela habló con solemnidad y la frente en alto. Mery limpió algunas lágrimas que habían caído al oír las palabras de su amiga. Ezra asintió con respeto y entendiendo todo. Jay no podía con el orgullo en su pecho. Aquella loba alpha, tenía más valentía y coraje en su metro y medio de persona, que cualquier otro alpha gigante que hubiese visto a lo largo de los años. Sonrió, comprendía el sentimiento de Akela, se lo debía a ella y a cualquier persona que se haya visto perjudicada por las guerras inútiles que su alpha había llevado a cabo. Y la decisión que podía ver en la ojos de su amada, le hacían saber que nada la convencería de lo contrario.

- De acuerdo, seguiremos viaje.. pero dos meses más y ese es mi plazo para asentarnos en algún lugar. Me niego a que mi mate tenga a nuestro cachorro en el medio del bosque, sin un techo que los cobije y abrigue.- Akela sonrió, le gustaba está nueva faceta de Jay, más decidido, protector y posesivo.

- De acuerdo, es un trato.- Jay sonrió y se acercó para darle un tierno beso en los labios. Iban a buscar sus cosas y a poner al tanto a todos de su decisión de seguir camino, cuando un auto llego a toda velocidad al pequeño pueblo. Janet reconoció al hombre que bajo de él.

- Derek?.- El hombre bajo del auto apurado y agitado, como si estuviera asustado de algo.- Derek.. qué haces aquí?

- Necesito ver a la alpha!

- Aqui está ella.- Janet miró en dirección a Akela, Jay y Ezra pusieron a sus mujeres detrás de ellos y escudriñaron al recién llegado.

- Alpha.. Alpha Akela.- Derek quiso acercarse, pero Jay lo frenó, posando una mano en su pecho. El hombre levantó las manos en señal de paz, demostrando que no tenía intenciones de lastimarla.

- Qué sucede?.- Fue Jay quien inquirió.

- Tengo noticias para la joven alpha, Beta. Un hombre.. un hombre estuvo en el pueblo buscándola.

- Qué?.- Jay pregunto y arrugó su entrecejo, Ezra igual y Janet se sumó al oírlo.

- Quién era Derek?.

- No lo sé Janet, pero... estuvo por Lavanda antes e hizo el recorrido de la ruta vieja que lleva a cada pueblo o paraje.- Todos se miraron entre sí, eso no era bueno.

- Tenía algún distintivo? Algún color característico?.

- No, pero.. su aura era la de un alpha. No tengo dudas de que eso era. No sé de qué manada o con qué intenciones, aunque no se veía amigable. Lo más probable es que venga en dirección aquí.

- Debemos irnos.- Ezra fue el primero en decirlo y Jay asintió. Janet se dirigió a la casa dónde se hospedaban, para ayudar a Mery y Akela a preparar sus maletas. Chris preparo su camioneta, para llevar lo más lejos posible al grupo, de forma de ganar algo de tiempo, no sabían quien los buscaba, si venía de parte de alguien o con qué intenciones. El alpha Kinnaman tenía muchos aliados en las pequeñas manadas aledañas, podía ser cualquiera de ellos. La recompensa sobre la cabeza de Akela, aún estaba vigente. Akela se apuraba en guardar su ropa, la cual ya no doblaba, simplemente hacia un bollo y metía en la mochila. Podía sentir a Hati revoloteando ansiosa en su mente.

- Qué pasa Hati?.

- Nada.

- Te veo caminando en mi cabeza, yendo y viniendo, algo te sucede.

- Cuando Alondra te hablo de mí, creí que hablaría de alguien más.

- De quién?.- Aquello llamó la atención de Akela, quien puso algo de lentitud en su tarea, para prestar atención a su loba.

- De Sköll.

- Quién es Sköll?.

- Mi hermano.- Las manos de Akela detuvieron su tarea. No podía creer lo que oía.

- Tienes un hermano?.

- Si, me preguntó a quien lo asignó la Diosa?

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