Capitulo 4

Alondra era una loba que llevaba más de dos siglos en la tierra. Sus ojos habían sido testigos de muchos hechos que podrían considerarse históricos. Estaban compartiendo una tarde de té en el pueblo que ahora tenía nombre, "Esperanza", era la despedida y debían seguir su camino. Una pareja llegó desde el pueblo de Alicia y traían a Alondra consigo, quien al saber que allí se encontraría con la joven alpha, no quiso perder oportunidad de verla, además de que traían más noticias con ellos. Akela al oír lo que la mujer dijo, la miró sorprendida y a la vez, con ansiedad. No había información sobre la manada a la cual había pertenecido, y todo lo que alguna vez se supo, había sido borrado de la faz de la tierra, una vez que se la exterminó.

- La conoces?.- Jay abrazo a Akela y la acurrucó contra su cuerpo, en señal de protección. Alicia, quien había reconocido a la anciana, se puso feliz al saberla allí y respondió a quien alguna vez, fue su Beta.

- Si Beta.. perdón, Jay. La conozco. Ella es Alondra, una vecina de mi pueblo.

- Por qué no la vimos cuándo estuvimos allí?.- Jay quería ser precavido, aún eran prófugos y si debía desconfiar de una loba anciana para proteger al amor de su vida, lo haría.

- No tuvimos el privilegio de conocernos Beta. Su paso por el pueblo fue corto, sin contar que buscando pasar desapercibidos, no se supo mucho de su visita.. hasta un tiempo después.- Alondra miró a Akela al decir lo último y le sonrió amablemente. Akela devolvió la sonrisa y miró a Jay, queriendo hacerle saber que todo estaba bien. Alondra entendió el gesto y caminó hacia ella, puso una mano en la mejilla de la joven, y conmovida habló.- Pero.. si eres el vivo reflejo de tu madre, aunque guardas los ojos de tu padre.- El cuerpo de Akela se estremeció ante la emoción de lo que oía. Ella no recordaba a su madre, no la había conocido, y no guardaba ni una sola foto de ella. A su padre, tenía la poca suerte de recordarlo en el momento en que le robaban la vida de una forma cruel. Ni siquiera recordaba el timbre de su voz, nada. Ésto era lo más cerca que estaría de ellos. Aquí, en recuerdos de Alondra.

Janet miró a Jay, y ambos se hicieron un solo gesto con sus miradas y entendieron que debían darle un momento.

- Bueno, vamos a darles espacio para que puedan hablar.- Dicho esto, todos se alejaron un poco para que Akela y Alondra puedan hablar en privado. Ellas tomaron asiento y Akela no dudo en pedirle a Jay, Mery y Ezra que se queden allí. También se lo pidió a Janet. En todo este tiempo, había mostrado ser una buena persona, con buenos sentimientos.

- Verás preciosa pelirroja, no se me hace raro lo que ha pasado con tus visitas a lo largo de éstas tierras. Supongo que habrás averiguado quién eres y quiénes eran tus padres.- Alondra tomaba las manos de Akela entre las suyas, y la miraba con cariño.- Tuve la suerte, o más bien, el privilegio de conocerlos hace varios años. Tú aún no estabas en el plano terrenal, quizás eras solo una añoranza, un deseo. Tu madre era una mujer bellísima, tanto como lo eres tú. Y tú padre era un hombre igual de galán, hacían la pareja perfecta. No solo por su belleza externa, sino también por lo que eran ellos como personas. Selyse Latmus, fue la única hija de Daphne Latmus, una deidad ninfa, hija directa de Zeus. Su hermana, Cirene, era tía de tu madre y ambas eran las personas más maravillosas que tuve la suerte de conocer. Yo era una joven loba, apenas una cachorra cuando las ví por primera vez. Mi madre era muy amiga de Cirene y por ella, conoció a Daphne, tu abuela. La belleza de esas dos mujeres era... era algo único, jamás visto en la tierra, no podían ser más que deidades, no había otra explicación. Su corazón era tan puro y lleno de buenos sentimientos, así como el tuyo Akela.- Alondra miraba con emoción a la joven, quien estaba igual de conmovida por todo lo que oía.- Los tiempos fueron cambiando, se volvieron más agitados, las luchas entre las especies, quien tenía más territorio, quien quería tener el poder, el mando de todo... fue cuestión de tiempo para que todo se tornara gris, o más bien negro.- Alondra hizo una pausa y su mirada se perdió triste en el suelo, como si recordara escenarios de aquellas turbulentas épocas.- No tardo mucho en desatarse el primer conflicto y luego otro y otro.. En un punto ya no era una sola guerra, eran varias. Algunos clanes contra otros, una especie contra otra o varias. Podía haber más de un conflicto a la vez, todo era... todo fue tan caótico y lugubre. La sangre... se podía oler bañando la tierra, tiñendola de rojo. Las esposas se convertían en viudas, que buscaban los cuerpos de sus hombres en los campos de batalla, para darle un funeral o un lugar donde descansar eternamente, pero.. apenas nos acostumbramos a eso cuando también nos obligaron a llorar la pérdida de nuestros hijos.- Alondra levantó su rostro triste, sus ojos cristalizados, con lágrimas que querían salir, pero la anciana se lo impedía con toda la fuerza de su cuerpo. Y Akela lo entendió, ella no contaba solo la historia de los demás, también contaba la suya. Ella también había perdido a su familia, a un esposo y posiblemente, a su hijo.- Los conflictos fueron tantos y tan crueles, que.. se empezó a reclutar a cualquier hombre, sin importar su edad. Llegué a ver a niños enfilados, empuñando fusiles, siendo arrastrados a luchar con feroces lobos, cuando aún no habían obtenido al suyo. Todo por poder, por envidia, por unos metros más de tierra. Fue todo... tan cruel.- Alondra hizo una pausa y suspiro, el ambiente era triste y melancólico. Akela no pudo evitar algunas lágrimas, al igual que Mery. No solo era por su estado hormonal, producto de sus embarazos, sino que lo que oían era la tristeza misma.

- Así fue como murió Daphne? Mi abuela?.- Akela se atrevió a preguntar y Alondra levantó su mirada y le dió una sonrisa triste y asintió.

- Ya tenía a Selyse para ese entonces, tu madre. Daphne y Cirene encontraron la muerte, pero otorgaron sus dones a la niña. Ella quedó en mi aldea, a mi cuidado. Yo crié a Selyse hasta que tuvo edad de salir al mundo. Jamás se supo quién era su madre, nunca lo dijimos. Los pocos sobrevivientes que quedaron, lo llevaron con ellos a sus tumbas. Fue nuestro agradecimiento a Daphne y Cirene, por toda la ayuda que brindaron. Murieron ayudando a la aldea, intentado evitar que se lleven a los niños pequeños al campo de batalla. Durante el tiempo que estuvieron con nosotros, jamás nos faltó comida, agua y vida. Y me dí cuenta que Selyse en verdad había obtenido todo lo que le otorgaron.

- Cómo fue eso señora Alondra?.- Mery era quien preguntaba, totalmente compungida y limpiando sus ojos con un pañuelo.

- Daphne y Cirene nos condujeron a una cueva en un elevado monte. Allí nos resguardaron y ellas lucharon para evitar que los hombres pudieran pasar. Éramos todas mujeres, solas con nuestros pequeños niños que lloraban desconsolados, por miedo a que los arranquen de nuestros brazos para ir a luchar a una guerra que no era nuestra. Los hombres jamás lograron pasar. Nos quedamos todo el día allí en la cueva y solo salimos al otro día, con los primeros rayos del sol. Desde donde estábamos, podíamos ver cuerpos sin vida, espaciados por toda la pradera, no había rastros de ellas. Fuimos a buscarlas a la aldea.. o lo que quedaba de ella, pero fue ahí que nos dimos con la triste verdad. Habían encontrado la muerte... defendiéndonos. Protegiendo a nuestros hijos. Crié a Selyse como si fuera mía, cada loba en la aldea lo hizo. Reconstruimos todo como pudimos. No pasó más de una semana, cuando la cosecha empezó a dar frutos, los árboles igual, el césped antes negro, quemado y lleno de ollin reverdecía nuevamente... lleno de vida. Fue ella, tu madre, Selyse. Ella era una ninfa, una deidad, descendiente directo de los dioses. Y nos brindó toda su bendición el tiempo que estuvo con nosotros y después también.

- Pero... cómo conoció a mi padre entonces?.

- Una vez que alcanzó su mayoría de edad, algo le decía que debía salir al mundo. Que debía probar distintos caminos, que había algo allí, para ella. No sabía qué. Yo creí que solo me inventaba cosas, que realmente quería salir a explorar el mundo, pero no por algo específico, solo por salir a conocer. No sé lo prohibí, no podía, no era quién. Era su destino. Al otro día, salió de la aldea, y no volví a verla hasta unos cuantos años después, llegando de la mano de un enorme hombre...y lo supe, era su mate. Tu padre, Kanan. No voy a mentir, él era hermoso y encantador, pero no era miembro de ninguna manada y me daba pánico que Selyse se una a un solitario. No era mi hija, pero la había criado como tal, no sabía cuáles eran las intenciones de ese lobo desconocido. Ella me dijo algo raro.. o al menos lo fue en ese entonces.

- Qué fue?.- Akela estaba cada vez más interesada y por alguna razón parecía ir en dirección a algo que quería responderse a ella misma.

- Que ellos eran su manada. Que habían sido unidos para ser la manada.. de todos aquellos que no la tuvieran. No lo entendí en ese entonces, pero.. unos años después, pasaron de visita nuevamente y ya no eran ellos dos... eran una manada, literalmente. Eran unos cientos, quizás más. Había mujeres, niños, parejas, ancianos. Kanan era el alpha y Selyse la Luna, y todos.. todos los veneraban como si ellos no solo fueran eso, sino algo más. Los miembros de su manada, eran lobos solitarios, desamparados que habían quedado a su suerte luego de las guerras, lobos que habían perdido su manada o que habían renunciado a ella, al perder a sus familias en los conflictos bélicos. Todos ellos se unían como si la sola energía que de ellos emanaba los hiciera sentir en paz nuevamente con la vida. Algo así me explico Selyse, no lo comprendí en ese entonces, lo hice después. Su visita nos dejó bendecidos en la aldea, con mucha cosecha, con muchos animales para cazar y muchas lobas fértiles.- Alondra hizo una pausa y miró con amor el vientre de Akela y Mery.- Y supe que no fuimos los únicos. Ellos hacían un recorrido, iban de pueblo en pueblo o en pequeñas localidades que habían quedado mal luego de la guerra. Ayudaban con su visita y encontraban nuevos miembros para su manada.

- Y por qué se asentaron en un lugar al fin?.

- Por lo mismo que lo están pensando hacer ustedes... muchos cachorros en camino. Había muchas lobas en el punto culmine de su gestación, debían encontrar la comodidad de una casa, de una tierra, de su manada. Así fue como eligieron una tierra libre y la reclamaron. Al principio, no hubo problemas, hasta que vieron lo bien que les iba, y los ojos envidiosos se posaron en ellos.

- Si hubiesen seguido andando... nada hubiese pasado.- Susurro Akela.

- Quizás.. pero nunca lo sabremos y si esa es la decisión que tus padres tomaron, fue por algo Akela. Puedo hacerte una pregunta?.

- Si, claro!.

- Recibiste a Hati como tu loba?.- Akela jadeó por la sorpresa ante la pregunta de Alondra y sus ojos se abrieron a más no poder. Alondra solo pudo reír.

- Y ésta viejita?! De dónde me conoce?.

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Comments

Irma Ruelas

Irma Ruelas

🫣🤔🐺🫄😍😍😍😍😍

2023-12-10

4

AMAZONAS44

AMAZONAS44

wuooooo es hermosa crei que solo Akela habia sufrido la perdida de sus padres al parecer todo su clan eso ha sido

2023-11-12

0

Mari Garcia

Mari Garcia

🤩 que historia más hermosa

2023-11-01

2

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