CAPÍTULO XX DECLARACIÓN

Ambos salieron del aeropuerto en silencio cada quien concentrado en sus propios pensamientos. Armando estaba feliz de que Victoria le diera esa gran pista de sentir algo por él, aunque solo fueran celos, ya eso a su haber era mucho pedir. Porque bien dice el dicho “el que quiere cela”, entonces, ya para él existía la posibilidad de que todo si podía volverse real, y eso era algo que le tenía el corazón inflado de puro amor, todo esto aunado a su inesperada proposición de ir a visitar juntos a los chicos, además de todo lo vivido el fin de semana. Es decir, él se sentía en la gloria, el solo hecho de que ella lo llevara ahora casi arrastra de la mano para alejarlo de la mirada de esa mujer que con la mirada condenó y le hizo entender que él tenía dueño lo hacía alucinar, y tomó la decisión de llevarla a un lugar especial para darle a conocer sus sentimientos y comenzar desde ya a conquistar el corazón de su amada.

Victoria por su parte, lo que sentía en ese momento era confusión e irritación, ambas sensaciones asociadas a la molestia que le produjo el cinismo que le causó la forma tan descarada como esa mujer miraba Armando y lo posesiva que ella se sintió con él. Admitía que se había sentido sumamente celosa y también que si eso ocurría era porque algo más sentía por él, algo que estaba escondido en lo más recóndito de su ser, pero ¿qué era? se preguntaba; amor, gusto, deseo, atracción. ¿Qué era lo que sentía? Todas esas sensaciones y emociones eran diferentes y por ello su gran confusión.

Porque, aunque hay ciertas similitudes entre esas emociones, cada una tiene su propio matiz, que ella comenzó a colocar en la balanza de sus sentimiento.

El amor, por ejemplo; es un sentimiento de cariño afecto y compromiso hacia otra persona que va más allá del simple deseo físico o de la atracción, ella estaba segura de que eso era algo que no sentía por él aún.

Estaba, además, el gusto; que es una preferencia personal o una inclinación hacia algo o alguien que puede ser temporal y no necesariamente conlleva sentimientos profundos. Eso sí, ella se sentía a gusto con él, en pocas palabras, él le gustaba.

Pero esta también el deseo; que es una necesidad y anhelo intenso que puedes referirse a algo físico o emocional y que puede ser temporal o permanente. Ósea estaba más que claro que ella sabía que también lo deseaba, pues sentía esa necesidad de su cuerpo con el de ella.

Y por último, estaba la atracción; el sentimiento de atracción hacia alguien basado en factores físicos emocionales intelectuales o sociales, pero no necesariamente implica amor o deseo, también era consciente que se sentía atraída por él, no solo por su físico, sino por su inteligencia, personalidad, sensibilidad, hasta el romanticismo y Muchas otras cualidades. Entonces, claro que no son exactamente lo mismo, y pensaba que ya llevaba de cuatro, tres…

Ay, mi coña cabeza ahora es un caos gracias a este grandulón tonto y guapo que va a mi lado, que locura hace unos días no lo soportaba y ahora me gusta estar a su lado, recibir sus abrazos, escuchar su voz que me consuela a más no poder, y sobre todo disfrutar sus besos. Definitivamente voy a parar en loca ante tanto drama emocional, ¡que sí, que no, que coño!

. – Victoria – la llamó Armando cuando estaban cerca del auto, y ella volteó a mirarlo - ¿Estás molesta?

. – No – pero la realidad es que si, aun seguía algo molesta y de paso contrariada, más porque la mujer que estaba antes adentro ahora se hallaba muy cerca de ellos con su actitud coqueta nuevamente - ¿Es qué acaso ella nos está siguiendo o es que la conoces?

. - ¿Quién? – preguntó extrañado - ¿De qué hablas?

. – ¿De quién más? Del regalo andante ese que no deja de mirarte ¿estas seguro que no es una de tus conquistas?

. – ¡Jajaja! – Armando no pudo evitar reírse de la descripción y sobre todo del tono de voz que uso Victoria – ¡Te lo juro, nunca la he visto - dijo dirigiendo su mirada hasta la mujer, pero victoria lo puso de espaldas a ella, provocando una nueva sonrisa de satisfacción en él - No soy un hombre de conquistas Victoria!

. – ¡Más te vale! – dijo en un tono firme pero luego se dio cuenta que estaba actuando como una loca celosa y se sintió avergonzada – Quiero decir, no esta bien que te estés mirando con mujeres por ahí – dijo mientras seguía observando como una tigra a la mujer que no se terminaba de largar.

. – ¿Acaso estas celosa Victoria? – le dijo mirándola con mucha ilusión

. – ¡Por supuesto que no! – no pudo sostenerle la mirada al decir eso, y para él innegablemente si lo estaba - Tú me exigiste que nada de amoríos mientras estemos casados, así que espero lo mismo de ti, ¡tampoco quiero ser el hazme reír de nadie!

Ella tenia los brazos cruzados en un gesto que dejaba en evidencia que estaba molesta, contrarío a él que estaba feliz, así que la tomó en sus brazos y pegó a su cuerpo, sorprendiéndola.

. – ¡Jamás miraría a los lados si tú estás conmigo! – dicho eso la beso con mucha pasión y deseo que ella respondió con el mismo grado de necesidad, enrollando los brazos en el cuello de él, Cuando se separaron ella estaba colorada, agitada y el ¡fascinado!

– ¡Para mí, la única mujer que existe eres tú! – ella se quedó sorprendida ante esas palabras que bien le parecieron una declaración pero que él no dejó que asimilara, porque la tomó de la mano y literalmente la arrastró hasta donde quería ir - ¡Ven!

Tomados de la mano pasaron frente a la mujer que se había movido más cerca de ellos, a la que Armando no le dedicó ni un vistazo, y ella soberbia miraba con gestos burlones y de superioridad a Victoria, quien en venganza le sacó el dedo medio.

. - ¡Ilusa – le susurró, este hombre ya tiene dueña fue lo que le quiso decir! – ¿A dónde vamos Armando? – le preguntó ya dentro del auto.

. – ¡Es una sorpresa, luego te llevaré a tu casa! – dijo mirándola y tomando su mano – Regálame este tiempo ¿sí? – le pidió casi en una súplica.

. – ¡Esta bien! – dijo palpando el dorso de su mano - ¡No soy muy amiga de las sorpresas, pero tu insistencia me crea curiosidad! – él le sonrió de los más tierno y ella se quedó embelesada mirándolo, al sentir su mirada volteó a verla y ella retiro la vista. ¡Lo que lo hizo sonreír nuevamente y afianzar sus esperanzas!

Armando encendió la radio y colocó música, por supuesto, romántica. Necesitaba inspiración para hacer lo que pretendía, porque ya el destino lo tenía marcado.

Victoria iba disfrutando de la vista, cruzaron un gran portón y siguieron por una colina, cuando llegaron al final del camino, y él estacionó, ella bajo del auto y se quedó maravillada observando el lugar; era una especie de mirador, que no sabía que existía, dicho sea de paso, desde donde parecía se podía tocar las estrellas del cielo con las manos, era hermosa la iluminación que entre la luna y las estrellas le daban al lugar, Armando la observaba encantado de ver sus gestos de asombro y de felicidad. ¡Ella estaba fascinada y así se lo hizo saber!

. – ¡Armando, este lugar es hermoso! – volteó a decirle.

. – ¿Te gusta? – ella asintió observando el cielo, era la vista más linda que había tenido jamás del firmamento – Este lugar es especial Victoria, además de ser mi lugar favorito, aquí he soñado despierto esperando por un gran amor…

Ella lo miró al decir eso, y él se acercó extendiéndole sus manos que tomó sin dudar, las observó, sus manos quedaban pequeñas en las de él, ella pensó que eran grandes y cálidas.

. – Victoria… – la llamó suavemente para que lo observara.

. – Ummm… - susurró mirándolo

. – ¡Te Amo! – Soltó antes de que se le fuera el valor para los pies, ella se quedó impactada ante esa confesión, no lo esperaba y no sabía que decir. Armando sintió sus manos temblar, aunque dudó si eran las de ella o las de él – No tienes que decir nada, solo quiero que lo sepas, te he amado desde hace mucho tiempo Victoria, y he soñado con este momento, aquí mismo, infinidades de veces durante seis años.

. – ¿Seis años? – Victoria no salía de su asombro, y por un momento se sintió asustada pero luego al escuchar y sentir la sinceridad y la calidez en su voz se tranquilizó y aceptó cada una de sus palabras sin soltar sus manos, como una forma de apoyarlo, porque notaba lo nervioso que estaba.

. – ¡Seis años! ¡te conozco y me enamoré de ti hace seis años…! - le dijo sonriendo apenado, ella elevó una ceja, estaba realmente impactada, jamás se lo hubiese imaginado, y de algún modo, también quiso ser sincera con él.

. – ¡Wuaoo, Armando yo…! - cuando él la quiso interrumpir ella lo detuvo levantando la mano, y carraspeó antes de continuar, la angustia de Armando fue en aumento, pensaba que, si ella rechazaba su amor, le costaría mucho resignarse a perderla – Yo quiero que sepas, que estoy sintiendo cosas por ti, y no te puedo asegurar ahora que sea amor, pero me gustas mucho y te necesito a mi lado, porque aquí Armando – dijo abrazándose a él – ¡me siento bien, contigo me siento bien!

Armando la abrazó fuerte, tampoco se espera esa dulce declaración y sintió unas inmensas ganas de llorar, de felicidad y agradecimiento.

. – Mi amor, yo voy a ganarme tu corazón, y sé que él día en que puedas decirme Te Amo, lo harás y te juro Victoria, que seré mucho más feliz que ahora, Te Amo, ¡Te amo mucho!

Dicho esto, sus labios se encontraron y como siempre, se besaron ahora con mayor anhelo, ¡saboreando sus bocas completamente, entrelazando sus lenguas y provocando sus cuerpos!

. – Ummmh Armando… - le dijo recostando la cabeza en el pecho, escuchando los latidos acelerados de su corazón, y el vaivén de su pecho ante su respiración descontrolada, y así mismo se sentía ella. Él levantó su cabeza dándole un suave beso para luego pegar sus frentes y comenzar a decirle lo que sentía en ese momento con la canción que vino a su mente:

Tus ojos dicen que sí, tú boca que no.

Tus manos tiemblan al verme, a tu transpiración, al frio.

Tu cuerpo quiere moverse, al ritmo del mío. Y con tu respirar, recibo el sabor de mil beso inhibido.

Y el frio de la noche, mucho más nos acerca, en el ambiente todo se presta.

Hay cien mil ojos en el cielo que observan. Solos tu y yo, Baila conmigo, esta noche es tuya, es mía, es nuestra melodía, baila conmigo.

Deja que la magia nos lleve, hasta otro lugar.

En un salón vacío, tu corazón y el mío, y con el palpitar, siento el calor de la bestia que duerme.

Qué líneas tan perfectas, qué sensualidad ver enrumar tu cuerpo, y con tu caminar percibo el ardor del deseo prohibido.

Y el filo de la noche, mucho más acerca. En el ambiente todo se presta.

Hay cien mil ojos en el cielo que observan, solos tú y yo, baila conmigo.

Esta noche es tuya, es mía, es nuestra melodía, Baila conmigo, deja que la magia te envuelva baila conmigo, deja que la magia te envuelva, baila conmigo.

Ellos seguían bailando, con la melodía que acaba de interpretar Armando grabada en sus oídos, pegados uno al otro sintiendo el calor del deseo que emanaba de cada cuerpo, ya era casi irresistible estar así sin tocarse y amarse como sus cuerpos les exigían. Sus besos se hacían más exigentes e intensos cada vez…

. – ¡Creo que debemos irnos porque si seguimos no podré detenerme!

. – ¡Quiero quedarme contigo!

Armando no cabía de la felicidad que volvían a causarle las palabras de Victoria y ella al ver su hermoso semblante lo abrazó, acariciando su cara.

. – ¡Quiero, deseo estar contigo, que la magia nos envuelva!

. – ¡Victoria te deseo como un loco, pero quiero que sea especial…!

. – ¿Qué tan seguro es este lugar? – preguntó ella con atrevimiento - ¡Créeme aquí será especial!

. – ¡Este lugar es nuestro amor! – le dijo ante lo decidida que ella estaba, tomándola en sus brazos para devorar su boca, y excitar su cuerpo para hacer otro de sus sueños realidad y si ella deseaba que fuera bajo la luz de las estrellas, así será!

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***