CAPÍTULO XIX DESPEDIDA

VICTORIA

El cruce de palabras con Armando me descontroló dejándome una horrible sensación de desaliento, sobre todo me impactó que me llamara cobarde ¿Cómo se atreve? Él no tiene idea de lo que sufrí siendo tan joven por haber entregado todo sin condiciones a ese supuesto “AMOR” que incluso bajo juramente afirmó tenerme.

No voy a juzgar a nadie por creer y arrodillarse ante el amor, pero sencillamente esa palabra yo no existe en mi vocabulario y tampoco la quiero nuevamente allí. Al final el amor siempre te hace sufrir, por cualquier parte por donde lo veas. Te enamoras, te engañan, te enamoras y capaz es un amor imposible, te enamoras, tienes la suerte de casarte, y la persona fallece dejándote una sensación de abandono y vacío horrible de volver a llenar, ósea, por donde lo veas sufres. ¡Y no, yo no quiero sufrir más, y simple y definitivamente, ya no creo en el amor!

Antes lo hice, creía. Siempre anhelé un amor como el que se profesaban mis papás, por eso le entregue todo a David cuando llegó a mi vida, mi amor, mis ilusiones, creí en él, y cree sueños con él, que luego infamemente pisoteo, ¿Cómo puedo volver a confiar? prefiero estar y seguir así como ahora, distante de las relaciones románticas y porque no, enfocarme en las relaciones platónicas, total, no busco, ni espero nada de nadie, y no pretendo dedicar tiempo y energía a compromisos emocionales que terminan siendo irreales.

. – ¡Victoria! ¿Qué haces aquí? – la voz de Génesis me asustó, sequé con discreción las lágrimas que habían rodado por mis mejillas incluso sin darme cuenta, pero la chiquilla esta es bien perspicaz y se dio cuenta.

. - ¿Qué te pasa Victoria, por qué lloras? – me preguntó francamente preocupada, por lo que me apuré a calmarla.

. – ¡Nada nena, tranquila, todo está bien! – le dije tomando sus manos y ofreciéndole una sonrisa que esperaba la convenciera de lo que le estaba diciendo.

. - ¿Estas segura? – insistente como el padre - ¿Se molestaron mi papá y tú? ¡Por favor, no quiero que vayan a terminar Victoria!

. – ¡No, no digas eso, no tiene que ver con tu papá, por favor cálmate Génesis! – la abracé, porque realmente se veía afectada y eso me hizo sentir mal.

. - ¿Entonces qué te pasa? – me preguntó nuevamente soltándose de mi abrazo para mirarme a la cara - ¿Por qué estas así? ¡Y no me digas que por nada, no soy tonta Victoria!

Fue inevitable que nuevas lágrimas salieran de mis ojos, entonces me voltee para que ella no me viera así.

. – ¡Es solo un mal recuerdo, tranquila…! – le dije aun de espalda y con la voz entrecortada, porque tengo un horrible nudo en la garganta que me duele. Sentí su mano en mi hombro.

. – Victoria, sé que soy mucho menor que tú, y que apenas nos conocemos, pero para mí desde hace mucho eres alguien especial, ¡y te ofrezco mi hombro si lo necesitas y consideras que puedes confiar en mí!

No, estos muchachos son una caja de buenas sorpresas, con buenos gestos, hermosos sentimientos y sabias palabras… inevitablemente me puse más sensible, me di la vuelta y acepté sus palabras, pero sobre todo su hombro, y me dejé llevar con algo que hace mucho tiempo no hacia… ¡Llorar!

GÉNESIS

Estoy sorprendida y conmovida de ver de pronto a Victoria en este estado, y me pregunto, qué ha pasado si hace unos escasos minutos estaba tan contenta, ¿Pasaría algo con mi papá? Bueno, me ha dicho que no, pero tal vez lo hizo para no preocuparme. Espero en Dios no vayan a tener inconvenientes, ni antes ni después de la boda. Lo que más deseamos mis hermanos y yo, es que ellos sean felices, más después de conocerla y entender por qué mi papá la ama tanto.

. – ¡Te queremos mucho Victoria! – le susurré antes de dejarla en brazos de mi papá que había llegado y nos miraba apoyado en la encimera de la cocina…

Salí cuando mi papá la abrazo.

. – ¡No, no quiero que me veas así! – susurró cuando Armando la tomó en sus brazos.

. – ¡Discúlpame si te ofendí o molesté de algún modo Victoria, no fue mi intención! – le dije abrazándola fuerte – ¡Por favor, tampoco quiero verte así, es lo que menos quiero en la vida!

Ella al escuchar el temblor y la sinceridad en su voz lo miró, se notaba afligido y preocupado. Entonces instintivamente volvió a recostar la cabeza en su pecho.

. – No te preocupes, solo se removieron algunas cosas… - Cosas que me siguen lastimando, aunque no lo quiera.

. - Ha sido mi culpa, y lo lamento… - le decía mientras sobaba su espalda con suavidad para calmar los espasmos de su anterior llanto - Quiero que sepas Victoria, que jamás te haría daño y que puedes contar conmigo, yo…

. – ¡Cántame algo Armando! – le pedí de pronto interrumpiéndolo y, sobre todo, sorprendiéndolo, no quiero que se siga culpando, realmente no ha sido su culpa, es solo que ciertamente, tengo muchos rencores que lastiman mi alma y me hacen renuente, pero nadie tiene la culpa de mis penas. Ahora solo necesito que él me consuele con su dulce voz.

Armando se sonrió ante el pedido de Victoria, pensaba decirle en ese momento que la amaba, pero ahora le tocaba buscar en su mente el tema ideal para consolarla. La presionó suavemente contra él y comenzó a cantar acariciando su cabello…

¿Quién no ha dado nunca un solo paso en falso y ha sentido ganas de volver atrás?

¿Quién no ha estado al borde de un abismo blanco a punto de saltar?

¿Quién va a declararse libre de pecado, de no haber causado nunca ningún mal?

¿Quién, a medianoche, no se ha despertado con ganas de empezar, sin querer a llorar?

Yo también cometí tantos errores, tanta veces he tenido que sufrir. Esperando ver llegar tiempo mejores. He pagado un alto precio por vivir.

Tengo derecho a ser feliz, tengo derecho a ser feliz, tengo derecho a ser feliz.

¿Quién no ha visto un día derrumbarse todo y crecer de nuevo a su alrededor?

¿Quién no ha visto hojas en un tronco roto, salvado por la lluvia y el sol?

Yo también, conserve mis ilusiones, aun a punto de tenerme que rendir, esperando ver llegar tiempos mejores, he pagado un alto precio por vivir

Tengo derecho a ser feliz tengo derecho a ser feliz. Tengo derecho a ser feliz tengo derecho a ser feliz.

¿Quién no ha dado nunca solo un paso en falso? Victoria, tienes derecho a ser verdaderamente feliz.

Entendí y capté cada palabra, en efecto, todos cometemos errores pero tenemos derecho a seguir adelante, la cuestión es que no es fácil, porque el miedo no nos abandona, y es difícil sobrellevar una carga así, además de todo porque el miedo es el peor enemigo del amor.

. – ¡Gracias! ¡Te diré que esto se me va hacer costumbre! – le dije mirándolo, Dios ahora me gusta tanto su mirada.

. – Cuando quieras, para mi es un placer…

– Armando, ¿puedo pedirte algo más? - Él asintió y tomé el valor de clamar por lo otro que deseaba de él en ese momento - ¿Puedes besarme?

Su cara de felicidad cuando me miró para que le confirmara lo escuchado, me asombró, parecía un niño con juguete nuevo.

. – Eso hermosa, no se pregunta ni se pide, ¡mis besos Victoria son todos para ti! – Después que dijo eso se tensó y quedó fijo mirándome casi aterrado, tal vez esperando una mala reacción de mi parte, pero no me molestó para nada, al contrario, increíblemente a mí me gustó mucho escuchar esas palabras.

. – ¡Que coste que tú lo dijiste! – me incliné y lo besé, o, mejor dicho, nos besamos, yo lo inicié, y él luego tomó el control provocando mil sensaciones en mi cuerpo y mente, lo terminamos porque indudablemente debía ser así, sino nos íbamos a meter en graves problemas.

. – ¡Mejor vamos con los muchachos! – me dijo con su hermosa voz ya ronca, yo solo asentí porque ninguna palabra era capaz de gesticular.

. – ¡Victoria! ¿Ya te sientes bien? – se acercó Génesis y me preguntó discretamente.

. – ¡Sí, gracias preciosa, también puedes contar conmigo cuando consideres!

. – Mi papá es el mejor consolando ¿Verdad?

. – ¡Sí lo es, muy bueno! – dije mirándolo y tan bello, se sonrojó, me provocó abrazarlo y así lo hice, gesto que por supuesto él correspondió.

. – ¡Se ven hermosos ustedes! y Victoria claro que sí, de ahora en más seremos ¡mejores amigas!

. – ¿Y mía también verdad? – se acercó Grecia con carita de súplica.

. – ¡De ambas, por supuesto que sí! – le estiré el meñique de cada una de mis manos para que lo tomaran.

. – ¡Sííí mejores amigas del mundo mundial!! ¡Gracias Victoria, te queremos mucho!

. – Yo igual chicas… - les dije con sinceridad, y es cierto, los tres se ganaron mi cariño así de fácil y en tan corto tiempo – Ahora díganme quién ganó – le pregunté haciéndole una cruz con mis dedos a Génesis rogando no haya ganado, igual seguía sin querer ver nada romántico.

. – Jajaja que mala eres, y para tu buena suerte, ganó ella – dijo señalando a su hermana y haciéndose la afligida.

. – ¡Ay señor gracias por escucharme! ¡Jajaja, no, mentira ven! – le dije atrayéndola a mi para consolarla ante los pucheros que hacía - ¡Te prometo, que la próxima si te acompaño a torturarte! jajaja!

¡Su papá y hermanos también soltaron la risa!

. – Victoria buhhh…

. – ¡Bueno vamos, hay que aprovechar el tiempo, Enmanuel hijo, enciende el Tv y supongo que ya seleccionaste la película Grecia!

. – ¡Sí señor, vamos a ver John Wick 4!

. – ¡Perfecta elección hermana, entonces todos a sus lugares que la función va a comenzar! – dijo Enmanuel con el control en la mano y listo para darle play.

Fueron dos horas y 49 minutos de adrenalina total, a mi gusto estuvo buenísima, y me parece que igual de conformes están ellos, Armando en un momento se había recostado en mis piernas e instintivamente me dedique a acariciar su cabello, de vez en cuando nos mirábamos y nos regalábamos sonrisas, era una bonita conexión.

. – ¡Bueno hijos vayan recogiendo sus cosas mientras hago el pedido de la comida!

Sus hijos obediente se fueron a ser el deber que les envió su padre y él mientras llamó a su restaurante favorito para pedir las mejores alitas de pollo a la BBQ después de las de su nana, y Victoria se puso a organizar la sala. En tanto hablaba por teléfono, la observaba moverse de aquí para allá recogiendo y organizando, iba a la cocina a llevar los envases y vasos donde comieron las palomitas y tomaron refrescos, lavaba todo y volvía con la escoba y recogedor de basura en las manos, Armando seguía cada movimiento atento a sus gestos, ella no era nada superficial para ser una mujer criada en la opulencia. Definitivamente armando estaba fascinado con la mujer que Dios colocó permanentemente en su corazón.

Después de comer las chicas ayudaron a Victoria a lavar los platos y dejar nuevamente todo organizado. Luego cada uno se fue a sus habitaciones a ducharse y arreglarse porque ya se acercaba la hora de partir. Victoria también recogió sus cosas, se duchó y vistió, en esta oportunidad Armando le regalo privacidad, cuando entró ella ya estaba lista y él también, ambos se miraron y eso bastó para acercarlos y fundirse en un exquisito beso. Ambos eran conscientes de que sus besos ya no eran para demostrar o aparentar tal relación, sino porque así lo deseaban.

Se fueron juntos al aeropuerto, Victoria veía a los chicos por el espejo retrovisor con las caras largas, entonces se volteó y estiró su mano para tomar la de Grecia que iba en el medio de sus dos hermanos.

. – No estén tristes por favor, no veremos pronto – Les dijo sonriéndole a cada uno - quiero que sepan que estoy muy feliz de haberlos conocido y compartido con ustedes este maravilloso fin de semana. La próxima vez les aseguro que será por mucho más tiempo, ¡ya verán!

. – ¡Gracias a ti también Victoria por recibirnos y sobre todo por hacer feliz a nuestro papá, fue bonito que también tu te enamoraras de él!

Victoria asintió y luego levantó una ceja, preguntándose porque ellos persistentemente hacían referencia a conocerla y a que él siempre la ha querido… lo miró y otra vez él le esquivó la mirada sonrojándose, pero ella aun lo alcanzó a ver.

Armando no le reprochó en silencio a su hija porque la culpa era de él, no les había hablado con toda la verdad y esto era algo que podía ocurrir. Y bueno, él estaba dispuesto a asumir y dar a conocer sus sentimientos a Victoria porque sentía que se estaba ahogando con esas palabras atoradas en su garganta.

Ya en la zona de embarque los muchachos abrazaban a ambos con nostalgia, siempre eran difíciles las despedidas, más cuando realmente no te quieres ir.

. – ¡Voy a contar los días y por sobre todo rogar que pasen así de rápido como el fin de semana! – dijo Grecia chasqueando los dedos.

. – Si los cuentas te aseguro pasaran más lentos, lo mejor es ni pensarlos y cuando te des cuenta ¡chaz llega el día más esperado! – le dijo Victoria – ¡Ya lo veras!

. – ¡Lo tomaré en cuenta, chao Victoria, te quiero!

. – ¡Yo también princesa, cuídate, cuídense todos! ¡Nos vemos pronto! – se despedía Victoria abrazando también a los otros dos.

. – ¡Dios los bendiga hijos míos! – les decía Armando mientras los tres lo abrazaban – ¡los amo con todo mi corazón, lo saben!

. – ¡También te amamos papi!

Ellos se quedaron hasta que los chicos se perdieron de vista, Victoria miró a Armando, se veía melancólico, entonces apretó su brazo en un gesto de consuelo, él la miró y le sonrió en agradecimiento.

. – ¿Siempre es así? – le preguntó

. – ¡Todo el tiempo, tenerlos y después verlos partir Siempre es difícil, y ellos por lo general nunca se quieren ir!

. – ¡Claro, pero no te aflijas, los verás muy pronto!

. – Tienes razón, serán solo 20 días…

. – Y si vamos a visitarlos nosotros el próximo fin de semana, pero de sorpresa ¿Qué dices?

Él se detuvo y la miró sorprendido de que hiciera esa sugerencia…

. – ¿Estás hablando en serio Victoria?

. – ¡Por supuesto que sí, yo soy una mujer seria!

. – ¡Claro, sin duda lo eres, es solo que no me lo hubiese esperado!

. - ¿Por qué no? Ellos se lo merecen, fueron muy atentos y se ganaron mi aprecio, así que no tienes por qué sorprenderte tanto, ¡me gustan tus hijos!

. – ¡Wuaoo eres increíble Victoria y me haces muy feliz! – ella lo miró y él se puso nervioso - ¡Quiero decir, la propuesta que has hecho me hace feliz!

. – ¡Okey! – ella se sonrió ante su inquietud, mientras conversaban Victoria observó a una mujer que no le quitaba el ojo a Armando, y no le gustó para nada como lo veía o mejor dicho, como se lo comía con la vista, todos los gestos en su cara eran lascivos, y entonces, lo tomó del brazo de manera posesiva mientras miraba a la mujer con reproche y advirtiéndole que ese hombre era de ella, él siguió su mirada y la mujer le sonrió descarada e insinuantemente – ¡Vamos! – Le exigió Victoria evidentemente molesta ante la desfachatez de la mujer, y Armando se sonrió y sintió codiciado, pero lo que más le alegraba era que ella, su amada, se haya puesto celosa por él. Esta era otra razón para que su corazón se inflara de felicidad… ¡Por algo se empieza definitivamente!

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