CAPÍTULO V VICTORIA CASTRO

¡Estoy furiosa, sumamente furiosa! Tanto con mi papá como con ese hombre. ¿Cómo se le ocurre a mi padre pedirme que me case con ese señor que en mi vida recuerdo haber visto, y al él la pretensión de qué aceptara semejante locura? No pudieron ponerse en peor acuerdo los dos al maquinar semejante estupidez. ¡No, los dos están sencillamente locos! Lo que más me sorprende es que mi padre actúe como si no me conociera, él perfectamente sabe cuál es mi postura ante el matrimonio o siguiera estar en una relación de pareja.

En mis planes por ningún motivo está casarme y con un desconocido menos, además, no me gustó para nada lo impetuoso que es y su manera insistente, posesiva e intensa de mirarme, no me gustó el porte dominante de ese hombre. Claro que no tengo ninguna intención de casarme y menos con él, ni hoy, ni mañana y si es posible nunca. Todo eso está bastante lejos de mis planes.

Me juré a mí misma, jamás abrirme nuevamente al amor, no que va, no volveré a cometer ese descomunal error, se pierde mucho haciendo tal insensatez. Y si no quiero enamorarme, menos voy a estar pensando en casarme, porque para que exista y se sostenga un buen matrimonio se necesita justamente eso, amor, y eso es algo que yo ya no tengo para dar, y no estoy interesada para nada en volverme a enrollar con eso. Ya una vez entregué todo sin vacilación y lo que gané fue quedarme recogiendo los pedazos de mi corazón y dignidad por años, así como mis sueños rotos. Unir nuevamente cada pieza de mi corazón me costó mucho y me niego a pasar otra vez por eso y menos vivir una falsa con un hombre desconocido para mí en todo sentido.

De haber sabido que esta era la intensión de mi padre al pedirme que regresara, lo hubiese rechazado rotunda e inmediatamente. Me molesta tal arbitrariedad de parte de él, no soy ninguna niña para que me venga con semejante exigencia así sin más, y peor aun buscando la vía más fácil para él y el hombre ese, sacrificándome a mí.

Me duele por lo que ha significado la empresa para él, incluyendo sus años de trabajo y dedicación, pero eso no es más que un bien material que siempre se puede recuperar. Sin embargo, eso jamás lo puede comparar con sacrificar una vida, y menos por salvar un negocio. Esas para mí son prácticas trogloditas o en su defecto, tercermundista.

¡Es mi vida carajos! Es toda mi existencia que él pretende entregarle a ese otro loco, no soy un objeto que ellos pueden intercambiar para satisfacer su ego de empresarios insignes. Soy un ser humano, con decisiones propias, capaz de labrar y decidir su propio futuro, no al que cualquiera se le dé la gana de venirme a imponer. Sin embargo, buscaré la forma de ayudarlo a recuperarla, pero será de otro modo, que no sea tal inmolación.

Porque tampoco es que quiero ser indiferente a esta tragedia que mi padre atraviesa, y menos siendo tan excelente padre como él ha sido, eso jamás lo podré negar. Pero como dije, no me pienso sacrificar, no de ese modo. Lo amo mucho a él, pero también amo mi vida, mi libertad y todo lo que pretendo seguir avanzando. Y que sé que con un matrimonio arreglado, me veré imposibilitada a continuar. ¡Así que lo siento papá, de verdad que sí!

Mi nombre es Victoria Castro, tengo 28 años, me desempeño como médico especialista en neurocirugía. Soy una mujer extremadamente dedicada a lo que me gusta y apasiona, que no es más que mi carrera.

Actualmente estoy sola, sin pareja estable. Que tampoco espero tener, gracias a un infeliz que condenó mi corazón. Sin embrago, he tenido una o dos relaciones sin compromiso, que cuando noté que se pusieron intensas sencillamente las deseché, me niego a volver a sufrir.

Mido 1,70, no considero que tengo el cuerpo perfecto, pero tengo mis curvas, y estoy agradecida con lo que tengo y soy. Siempre saco el tiempo para ejercitarme y mantener mi cuerpo en forma, también practico yoga, ya saben; mente sana, cuerpo sano. Tengo los ojos verdes aceitunas dicen, y el cabello castaño oscuro. ¡Y no hay mucho más que decir, en cuanto a lo físico!

Soy de carácter fuerte, no dominante, pero si me hago sentir. No me gusta que invadan mi espacio personal, y lo reclamo con autoridad. Soy servicial y me gusta poner al servicio de la gente mi talento y profesión, por ello, siempre prefiero trabajar en hospitales en vez de clínicas de alta gama. Pues, no todo el mundo tiene acceso a servicios profesionales tan costosos. Y en las medidas de mis posibilidades, le haré honor a mi juramento hipocrático.

Justo voy llegando al hospital general de la ciudad, donde envié mi currículo antes de venirme, y aceptaron mis servicios profesionales. Llego a la oficina del director en jefe del hospital, donde firmaré mi contrato y recibiré las pautas para iniciar, que ojalá sea pronto.

. – ¡Buen día! – me dirijo a la chica que está detrás del escritorio cerca de la puerta donde se lee; director general – Vengo a ver al director ¿por favor me puedes anunciar?

. – Buen día, ¿tiene cita? – asiento – ¡me permite su nombre por favor! – me dice mientras teclea rápidamente en la computadora, literalmente sin mirar, y yo me quedo impresionada. Definitivamente, cada quien tiene su talento.

. – Victoria Castro, recibí un correo donde me pedían presentarme en cualquier momento del día.

. – ¡Ah si Doctora, aquí esta! ¡Permítame y la anuncio! – la chica se levantó y se dirigió a la oficina.

. – ¡Por supuesto, adelante! – me siento en una de las sillas disponibles y observo un poco el lugar. Por lo momentos, esta zona se ve bastante impecable y cómoda, espero que todo el hospital goce de las mismas condiciones. También me gustó la atención, desde el vigilante de la entrada, hasta esta chica han sido bien amables, eso también es importante para los pacientes, y dice mucho.

. – ¡Adelante Doctora, bienvenida! – me dice la chica con una bonita y agradable sonrisa.

. – ¡Oh muchas gracias querida, eres muy amable! – le sonrió de vuelta. No soy de mucho sonreír, pero se la ofrezco con sinceridad a quién la merece.

Sigo hasta la puerta que ella dejó abierta y entro.

. – ¡Permiso! – cuando escuché el adelante de la profunda voz del hombre que me indicó que pasara me hizo temblar.

. – ¡Adelante Doctora Castro! – no lo podía creer ¿él iba a hacer mi jefe inmediato? Ay pero que mala suerte la mía, primero que me quieren obligar a casar y ahora me encuentro al cretino de mi ex, ¡debí haberme quedado en España joder! – ¡Mi querida Victoria, Bienvenida, ¡no sabes el gusto que me da verte!

¡Cínico desgraciado!

. – ¡Umh no creo poder decir lo mismo! – le digo sin tomar la mano que me extendía.

. – ¿Aun con esos rencores mi Vicky? ¡Vamos por favor, ha pasado mucho tiempo! – se acerca y me abraza de pronto, tomándome por sorpresa y por supuesto, no pude evitar tensarme al sentir su abrazo.

. - ¡Aléjate David, no vine aquí en son de amistad y menos contigo, es más de haber sabido que estabas aquí, por Dios que no vengo! – le digo alejándolo de mi – ¡Suéltame ya!

. – ¿Por qué preciosa? - me dice aferrándome más a él - ¡Recuerdo que antes anhelabas y te gustaban mis abrazos! – verdaderamente que el cinismo y la arrogancia no tienen límites.

. – ¡Madura idiota! - lo empujo, pero no es mucho lo que logro apartarlo de mi - ¡Ya déjame ir David! - Le exijo ya con algo de histeria en voz.

. – ¡Okey, okey, calma preciosa! – dice soltándome y mirándome de arriba abajo – ¡A ti sí que te ha tratado bien la vida mujer, estas hermosísima! – Yo no podría decir lo mismo de ti, quise decirle, pero seria una infantil mentirosa, el idiota está tan apuesto como siempre o quizás más, también le han favorecido los años.

. – ¡Escúchame tonto, no vine aquí a escuchar tus tonterías y menos falsos halagos, y te pido, que por una vez en tu vida seas un verdadero profesional! – estoy mucho más que molesta, para ser realista, estoy que me lleva el diantres, el solo hecho de tenerlo frente a mí me altera e indigna.

. – Vaya pero que dura te has vuelto, ¿Te has dado cuenta que no me has bajado de idiota desde que entraste? ¡Si que eres rencorosa mi Vicky!

. – ¡Sera porque eso es lo que eres! Y mi nombre es Victoria – lo observo bien, si, sigue igual de guapo y cínico que siempre – Dime ¿Qué trampa hiciste para llegar ahora a ser director de este lugar?

. – ¡Bueno, tampoco te pases! – ¡ah te molesta que te digan la verdad! – Vamos a lo que viniste y dej...

. – ¡Te agradezco! – Le dije con firmeza cortando lo que sea que quería e presar, y volteé los ojos, siempre se le dio muy bien hacerse el desentendido.

Ya con su actitud de director incorporada, y como dos profesionales entramos en el tema de la contratación. Aquí seré la jefa del área de neurocirugía. De todo esto lo que me molesta es la de trabajar con este traidor, este mismo que tengo al frente, y que me rompió el corazón vil y cobardemente hace 6 años. Dejándome con todos los planes que durante toda nuestra carrera de medicina hicimos juntos para el futuro, al final de todo, ese fue su peor engaño, ¡es un falso e hipócrita desgraciado!

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