Capítulo 19

Casualmente parado de brazos cruzados Rojo esperó a lo que le diría Isabel.

- Necesito un lugar donde quedarme ¿tienes alguna sugerencia? – El frio no le hace ningún bien a su frágil cuerpo.

- …A unas tres cuadras de aquí hay un motel de cuarta muy barato – Rojo respondió después de pensarlo un rato.

- Bien, llévame allí – el tono de Isabel no dejaba lugar a discusión.

Rojo hizo una mueca al pensar en volver a caminar en la lluvia, a pesar de haber traído consigo un paraguas suficiente para cubrirlo, no sería suficiente para los dos a menos que uno de ellos se moje un poco.

Miró sus caros zapatos con tristeza, sabiendo que debe sacrificarlos.

Isabel no dijo nada ante sus pucheros ya imaginando lo que tendría en mente (no es que sea muy sutil). Levantó el maletín y miró a Rojo apurándolo con sus ojos.

Suspirando, Rojo abrió el paraguas y le hizo señas para que se acerque a él, se acomodaron como se pudo para evitar que ninguno se moje mucho, aunque las salpicaduras del agua golpeando la calle ya dejaron goteando sus pantalones.

No hablaron esta vez, en la protección del toldo apenas podían escucharse y ahora bajo un delgado paraguas, no lo hacen para nada.

El lugar al que llegaron solo podría describirse con una palabra.

Descuidado.

La entrada por fuera se veía al menos decente, pero al entrar te das cuenta de lo feo que es el sitio.

El vestíbulo que usan para recibir a los clientes estaba lleno de pisadas mugrosas que empezaban a secarse, había algunas goteras esparcidas por un techo amarillo, que tal vez fue blanco antes.

Hacía tanto frío adentro como lo hacía fuera, la humedad se filtraba por las paredes sin control.

Isabel no estaba en condiciones de reclamar pero no pudo evitar dar una mirada de reproche a Rojo.

- Cuando vine la última vez no era tan malo, lo juro - se defendió débilmente.

La recepcionista se lijaba las uñas con calma y no los miró ni cuando se pararon frente suyo.

Rojo sin decir una palabra dejó cierta cantidad de dinero sobre el mesón y se coló detrás para sacar una de las llaves que estaban colgadas en un tablero.

La mujer ni se inmutó y continuó con su tarea en manos.

Caminando por el pasillo llegaron a una puerta vieja de madera que tenía marcado el número '123', Isabel puso los ojos en blanco cuando lo vio, era otra de las payasadas de este tipo.

La habitación en sí era muy vieja, peeo las sábanas al menos parecían limpias.

Rojo se postró en el suelo y con los brazos alzados, dio gracias al cielo por esa pequeña bendición.

Pasando de largo al tipo, Isabel fue al baño a darse una ducha y quitarse la ropa húmeda.

No tenía otra muda ropa, tuvo que colocarse la bata que proporcionaba el motel.

Cuando salió secándose el cabello con una toalla, Rojo estaba cómodamente acostado en una de las dos camas simples que había en la habitación, jugando con su teléfono.

- ¿Puedes ir a comprarme ropa? - dijo Isabel parándose al lado de la cama.

Los dedos que antes golpeaban rápidamente la pantalla se congelaron y el sonido de 'game over' se hizo escuchar.

- Oh... Bueno - dijo por fin, claramente incómodo con su petición.

Poniendo los ojos en blanco (ya se estaba convirtiendo en algo habitual), Isabel le aclaró.

- Necesito ropa de varón, consigue algo de mi talla - anotó todo en un papel, le dio un monto de dinero para conseguir eso y algunas cosas más que necesitará en el corto plazo.

Sin saber donde poner sus manos o sus pies Rojos esperó mientras Isabel anotaba todo y corrió cuando se le entregó, apurándose a conseguir lo que se le pidió.

Con el ceño fruncido Isabel se quedó parada en el centro de la habitación, mirando el teléfono que comenzó a sonar en tono de llamada.

Se acercó lentamente para ver la pantalla.

'Idiota 1'

Ese era el nombre que llamaba.

No se le pasó por la cabeza contestar la llamada o tocar el teléfono de Rojo, se alejó para acostarse en la cama y ganar algo de calor, aún falta mucho tiempo para volver a ver a Draven.

Pero de verdad ¿Draven?

Alguna vez antes escuchó que significa "Cazador" pero también es un derivado del inglés Raven que significa "Cuervo".

Sabe que ese juego de palabras es algo intencional por parte del hombre, ahora, que lo haya descubierto quizá haga que se interese en ella también.

Por eso su seudónimo es 'Gufo' que significa "Búho" en italiano; es uno de los pocos depredadores de los cuervos.

Suspirando Isabel piensa en qué otras cosas tendrá que hacer para conseguir aliados.

El tono de llamada que no dejó de sonar en ningún momento la arrulló mientras caía en un sueño ligero.

......................

Parado rígidamente en el pasillo femenino del supermercado que encontró después de dar vueltas por ahí, Rojo no sabía que hacer.

Isabel le pidió muchas cosas en su lista, eso incluía cosas de higiene femenina.

Los tampones era el que encabezaba la lista.

Frente innumerables marcas y descripciones, Rojo sitió que un dolor de cabeza comenzaba a formarse.

Las miradas indiscretas de las mujeres que estaban también allí, tampoco ayudaron.

Inseguro, tomó cinco marcas distintas, las arrojó al carrito y prácticamente salió corriendo con la cara ardiendo de vergüenza, dejando atrás las risitas de los que lo vieron huir.

No era usual que un hombre alto y guapo como él sea visto comprando cosas femeninas. Era un espectáculo para la vista.

Se escondió en el pasillo de comidas congeladas, fingiendo que no pasó nada, tomó lo que cenarían hoy.

Se tomó su dulce tiempo para completar la lista que le dio Isabel pero también agregó algunas golosinas que se le antojó.

No miró al chico que le estaba dando miradas de complicidad mientras pasaba las cosas por la caja registradora, con la espalda recta y los hombros cuadrados miró a lo lejos esperando que le diga el monto total.

Solo pudo respirar bien cuando salió del supermercado.

El aire frío seguro que ayudó en eso, la lluvia pasó de tormenta a una leve llovizna agradable no hace mucho.

Rojo se quejó mentalmente de lo horrible que es su vida ahora.

¿Por qué tiene que ser él quien aguanta todo esto?

Estaba seguro de que esa mujer lo hizo ir de compras solo para molestarlo.

Su puchero de molestia no se le quitó ni cuando entró de nuevo en la habitación y dejó las bolsas de mala gana esperando despertar a la chica que tuvo el descaro de dormirse mientras él pasaba penurias.

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Comments

Mirta Maquieira

Mirta Maquieira

muy buena

2023-11-17

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