Capítulo 7

... - Isabel solo lo miró con frialdad.

- Owwww no eres divertida- dijo Boris con una expresión aburrida, acomodándose en la cabecera de la mesa.

Pero lo que dijo antes era verdad, los años que pasó esa chica en el calabozo hicieron que su piel ya naturalmente pálida sea aún más pálida, dándole una apariencia fantasmagórica.

Solo el rubor que se le aplicó en las mejillas y los labios cuidadosamente pintados, le da un poco de color.

Pasó estos tres años vigilando a la chica, esperando a que se quiebre en menos de dos meses, se llevó una sorpresa cuando el tiempo pasaba e Isabel no mostraba señales romperse, una exasperante pero grata sorpresa.

Solo hizo que su ansia de estrujar su alma hasta que no quede nada más que pedacito irreparables aumente hasta el punto de que no pueda soportarlo.

Por eso la liberó de su encierro antes de que logre el resultado que esperaba.

- Mira, hice que prepararan un gran festín de bienvenida para ti- dijo Boris señalando mesa con ambos brazos.

- Los chefs pusieron mucho esfuerzo en preparar cada plato, sería una pena que se desperdiciara- continuó, dándole a Isabel una indirecta para que empiece a comer.

Isabel aún en silencio, tomó el tenedor y comenzó a comer el primer plato que tuvo en frente.

Boris que la observaba con la barbilla apoyada en la mano, sonrió cuando la vio seguir su orden.

- ¿No es esto mucho mejor que la porquería que te daban en el calabozo?. Lo hubieras disfrutado mucho antes si no fueras tan terca en ceder ante mí - dijo con el sarcasmo goteando en su tono.

- ¿Recuerdas el primer día que llegaste?, yo lo recuerdo como si fuera ayer. Pretendiste engañarme para creer que estabas dormida ¿no fue eso la cosa más linda que vi? - dijo Boris sonriendo con cariño.

- Ese momento solo es superado por la reacción que tuviste al enterarte de tu familia, esa desesperación fue más fragante que cualquier plato en esta mesa - Boris estaba disfrutando cada instante de esta conversación unilateral, a pesar de que la mocosa no dice nada, por como aprieta el tenedor con fuerza y el más mínimo ceño fruncido que tiene le dice que ella no lo está disfrutando en lo absoluto.

- Y eso que no te enteraste de toda la historia - continuó Boris con una sonrisa malvada.

Tomó la copa de vino ya servida que tenía delante y bebió un sorbo.

- ¿De verdad creíste que Dubois haría un trabajo tan tosco como solo asesinar a una familia a diestra y siniestra? - su voz era lenta, saboreando como cada palabra afectaba a la chica que tenía a su lado.

Por primero vez en todo el monólogo de Boris, Isabel levantó la vista y lo miró fijamente.

- ¿A qué te refieres? - dijo Isabel, su voz era muy ronca y áspera por el desuso.

- Vaya, ¿el pajarito por fin se dignó a responder? Lástima que a ese pajarito le haya cortado sus alas - se burló Boris sin piedad.

Isabel continuó esperando la respuesta a su pregunta.

Poniendo los ojos en blanco, Boris la ignoró y se concentró en su comida, sonriendo cuando sintió que la intensidad de la mirada de Isabel aumentó en dos niveles.

Así terminó la cena, con Boris de muy buen humor comiendo hasta saciarse mientras Isabel no volvió a tocar la comida y se dedicó a mirarlo fijamente, rezando para que de sus ojos salgan láseres y maten al hombre frente a ella

No tuvo suerte.

- Bueno pajarito, fue un placer cenar contigo. Eres en verdad una excelente compañía - dijo Boris sonriendo satisfecho, levantándose, se fue sin mirar atrás.

Isabel, ahora sola en ese gran comedor, pensó en la palabras de Boris.

Quizá solo lo dijo para provocarla, pero no puede evitar sentir que sus palabras tenían algo de razón.

No es posible que personas como Dubois, siendo una familia tan rica y llena de recursos, no hayan podido cultivar a unos cuantos talentos en el área de espionaje y asesinato.

Y dichos talentos no harían algo como un asesinato sin sentido, son más inteligentes que eso.

O eso es lo que piensa Isabel, no podrá saber más si Boris no quiere abrir el hocico.

Tendrá que averiguarlo apenas salga de este lugar.

Y el primer paso es aquella sirvienta.

Los hombres que la trajeron volvieron a aparecer minutos después, siempre en silencio, llevándola de vuelta a su habitación.

Sentada en la cama y con los pensamientos en marcha, Isabel miró la luna como si buscara respuestas en ella.

Un recuerdo se abrió pasó en su mente sin permiso.

...----------------...

Ese día su padre y su hermano salieron a tener una noche de 'chicos', ella y su madre se quedaron muy felices recortadas sobre una manta en el balcón, mirando el cielo nocturno despejado.

"Mami, ¿porqué la luna es tan redonda?" La voz lechosa de la pequeña Isabel sonó.

"Es porque esa es su forma, querida" Una voz cálida y llena de amor le respondió.

"Oh... ¿Y porqué las estrellas parpadean?"

"... Las estrellas son como ojos pequeña Bell, cuando se dan cuenta de que las miras, parpadean muy rápido porque las pones nerviosas... ellas son tímidas"

"¿Tímidas?"

"Sí, les da vergüenza"

"¿Por qué les da vergüenza si son tan lindas?"

"Porque nadie les dijo de su belleza "

"¿Y por qué nadie lo hizo?"

"Porque algunas personas les tienen envidia"

La pequeña Isabel frunció el ceño, no entendía por qué le tendrían envidia de algo tan hermoso.

"Pequeña Bell, cuando crezcas y veas a una persona que son tímidas, debes acercarte a ellos y hacerles ver su belleza" dijo Marley con una mirada lejana, sumergida en algún pensamiento.

"¿Por qué mami?" Preguntó Isabel inocentemente.

"... Tal vez tus palabras de aliento y confianza es todo lo que necesitan para salir adelante" terminó con una sonrisa triste y los ojos brillando por lágrimas no derramadas.

Isabel estaba de porque su mami se puso triste de repente, así la abrazó y le dio un beso en la mejilla, como mami siempre lo hace cuando ella se siente triste.

"Mami se arrepiente de no haberse dado cuenta de eso antes pequeña Bell, recuerda siempre prestar atención a tus amigos y no dejar que se hundan" dijo con voz apagada.

...----------------...

Ese día se quedó muy confundida por las palabras de su madre, después de todo ¿qué iba a saber una niña de cuatro años?.

Más tarde, en su adolescencia, se enteró de que su madre en su juventud tenía una amiga muy querida, que siempre la acompañó por años y años desde la primaria.

Esa amiga sufría maltrato por parte de su esposo, pero nunca dejó que su madre se enterara.

Fue cuando no soportó más y se suicidó, meses antes que ella naciera.

Su madre se culpó por años no haberse dado cuenta de los problemas de su amiga y en su honor, nombró a su querida hija como ella, Isabel.

Sentada en silencio por horas, Isabel miró la luna, dejando que la calidez de la voz de su madre, que ahora sólo existe en sus recuerdos, empapen su frío corazón.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play