Capítulo 15

Jadeando en busca de aire, Isabel se apoyó en la pared de un callejón.

Corrió lo más lejos que pudo y lo más rápido posible, para alejarse de ese tipo.

Que conozca su verdadera identidad y como se escapó de la mansión puede ser un peligro, un peligro que no está dispuesta a tener cerca.

Esperó unos minutos antes de que se mueva a otra dirección.

Debe ir a buscar una de las cajas de joyas que dejó su papá, los fondos que le dio Ana no serán suficientes para pagar la información que quiere comprar.

Aparte del lugar donde su padre les enseñó que pueden vender las joyas, también mostró otro en un lugar cercano que vende información.

Lo que más necesita ahora es información de lo que sucedió hace tres años, ya comparó las fechas de los periódicos de hoy con el año en que fue secuestrada.

Al salir del callejón tomó un taxi para que la deje en un sitio cercano a la zona en que está enterrada la caja.

Apoyando la cabeza en la ventana pensó en la apariencia del tipo de hace un rato.

Era bastante guapo en realidad, pero lo que le preocupa es que nunca lo había antes, ni en la mansión ni en su vida antes del encierro.

Es un total extraño para Isabel, pero ella no lo es para él.

Llegaron no mucho después, el taxista fue de aquellos que no da charla a sus pasajeros y ella estaba agradecida por eso.

Caminó y buscó las señales que su padre les dijo que busquen.

Aquel tronco de árbol cortado estaba en el mismo lugar que años antes, eso alivió algo dentro de ella que estaba tenso por la incertidumbre de si estaba en el camino correcto.

Fueron quinientos pasos a la derecha del tronco cortado y justo frente a una roca con una flor tallada, mirando alrededor para asegurar de estar sola por última vez, metió las manos en la tierra y excavó con rapidez.

Sus manos tocaron algo duro, con la luz iluminando sus ojos, Isabel sacó la caja de madera que estaba cubierta por tierra y lo metió a bolsa, devolvió la tierra en su lugar y se fue como si nada.

El punto que eligió fue el que estaba en un parque, este parque es en realidad poco transitado debido a que es demasiado grande, es poco probable que se encuentre con otra persona a menos que vaya al centro del parque donde todos los puestos de comida rápida, carritos de helado y otras golosinas se reúnen.

Se lavó las manos en un pequeño bebedero cercano y se fue en dirección del comprador joyas.

Necesitaba tener el efectivo en mano para cualquier necesidad que tenga, aparte de buscar un lugar donde pueda quedarse a dormir temporalmente.

Y todo eso hacerlo en pocos días, tiene que cumplir la promesa que hizo con Ana.

Esta le dio la información de contacto de su familia, sabe como y donde encontrarlos, lo hará cuando resuelva sus necesidades.

Sintiendo el peso de caja, Isabel se encontró incapaz de soportar la picazón de sus manos.

Quería volver a trazar con sus dedos los detalles de esa caja de madera que su padre compró y enterró por el bien de sus hijos.

Tomando un pañito húmedo del paquete que compró antes de su excavación, se sentó en el pasto y limpio con cuidado la tierra que cubría la caja.

En la parte superior tenía un tallado de una "I" y una "L", representando las iniciales de su nombre y la de su hermano, unos pequeños corazones y estrellas adornaban también los laterales.

Se parece más a una caja que contiene un juguete que a una caja llena de preciosas joyas.

Isabel se quedó mirando la caja con tristeza mientras tarareaba la canción

que su madre cantó cuando tallada todo con delicadeza y sobre todo con mucho amor.

Solo cuando terminó la canción que resonaba en su cabeza pudo quitarse el manto de depresión que la envolvía y se levantó a continuar su camino.

El comprador estaba al otro lado de la ciudad, debe apresurarse a llegar antes del almuerzo que es cuando cierran y solo abren nuevamente por la noche.

Siendo ella una chica, no debe pasearse por las calles en la noche y menos por esos lares que están llenos de personas poco confiables.

Pasó las manos por sus cortos mechones rubios para limpiar un poco el sudor que goteaba a su frente.

El calor de hoy es especialmente terrible.

Revisó constantemente que estaba yendo por el lugar correcto después de que otro taxi la llevara hasta una zona cercana de los callejones de Sharon, así es como se llamaba el lugar.

Sharon es la persona que inició el negocio de vender información y comprar objetos a quien quiera, sin importar su pasado o que haya hecho en su vida; a pesar de tener un nombre femenino, nadie sabe si esa persona es en realidad hombre o mujer, nunca dio la oportunidad de otras personas la conozcan en persona, ni siquiera los socios que juntó para establecer su negocio.

Y como siempre prefiere los lugares discretos como callejones poco transitados para establecer sus oficinas, la gente terminó llamando a todo el lugar "los callejones de Sharon".

Solo la gente que tiene contacto con el bajo mundo y la gente de la política es capaz de saber sobre sitios como esto, está estrictamente prohibido que estos últimos compartan la información pero como siempre existe gente que piensa que las reglas están para romperse, incluso su padre que lo hizo por una buena razón.

Llegó a un callejón que le resultaba familiar, caminó hasta encontrarse con tres puertas exactamente iguales puestas en paralelo a ambos lados de la pared.

Sabiendo que solo una es correcta, entró por la puerta más a la izquierda como se indicó cuando era niña. No había necesidad de tocar.

Al entrar un fuerte olor a tabaco y alcohol la golpeó en el rostro como una bofetada.

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