CAPITULO 10

CAMILLE.

Me levanto como un resorte al ver que el señor Ariel no parece muy contento. Qué estará pensando de mi? Talvez imagine que solo vine a ligarme hombres y no a trabajar.

-Camille, te están esperando desde hace rato en la cocina- asiento con la cabeza muerta de vergüenza.

- Si señor, perdón.

Camino a la salida pero alguien toma mi brazo haciendo que me detenga. Volteo a ver al causante. Es Dylan, tiene el ceño fruncido cómo si algo le molestara muchísimo.

- Ella no está bien aún- le habla al señor Ariel pero no deja de mirarme a mí.

-Yo veo que está en perfectas condiciones- vuelve a decir mi jefe un poco más enojado- Además la gente está esperando por ti en la pista hace más de quince minutos.

- Y? Vas a despedirme por no llegar a tiempo?- voltea a verlo. La tensión que se forma después de aquel comentario me hace abrir los ojos como platos.

Aún no puedo creer como Dylan le habla de esa manera a mi jefe, aunque en realidad no es como si necesitara el trabajo, según su tarjeta de presentación y lo que hablamos en la cafetería, el dinero no es un problema para él. Imagino que solo hace esto como un hobby.

- No te preocupes ya estoy bien- murmuro queriendo aplacar ese ambiente pesado que se acaba de formar. Es realmente afixiante. Si pudiera correría pero Dylan aún no me suelta.

Sus ojos de felino vuelven a fijarse en mi y su mano desciende hasta la mia entrelazando nuestros dedos. Sale conmigo agarrada y camina hasta las escaleras por las que subimos antes.

Quiero romper el silencio pero no tengo ni idea como. Lo de arriba ha sido muy raro. No parece que mi jefe Ariel y él se lleven muy bien.

Cuando finalizamos la escalera me observa de nuevo, está vez sonriendo de oreja a oreja.

- Debo quedarme aquí, bonita. La gente siempre espera mi presentación- su mano se desliza por mi cuello erizando la zona y sacándome un suspiro.

Su rostro se acerca al mio, nuestras labios casi pueden tocarse . El aroma varonil que emana su cuerpo me mantienen obnubilada, quiero detener este fuego que me quema las entrañas pero es imposible. Dylan me causa demasiadas sensaciones que son desconocidas para mí.

- Debo irme- digo y aquella frase suena como un gemido de gatita en celo sin haberlo previsto

-Eres un bendita tentación, Camille- se muerde el labio y sus ojos me observan cargados de oscura lujuria.

Pega su boca a la mía por algunos segundos, instintivamente la abro para darle más acceso mientras él afianza su agarre en mi cuello y aprieta mis caderas atrayendome hacia él.

Nos detenemos jadeantes y es cuando una sonrisa de lado se dibuja en su rostro. Una que promete tantos placeres que apenas consigo que mis piernas me sostengan.

-Por cierto... Tus pechos son como una obra de arte- vuelve a besar está vez mi mejilla- te veo después, pequeña.

Todo mi cuerpo es un completo caos, camino a lo largo del lugar después de observar sorprendida que los platos partidos y la comida ya no está, es como si nada hubiera pasado.

Las mujeres gritan como locas cuando la descarga de música electrónica comienza a sonar. Dylan está manejando una consola y luce más atractivo, moviendo sus manos y haciendo alguno que otro movimiento con su cuerpo.

No deja de sonreír lo que hace que se vea el doble de cautivador. Estoy atontada, prácticamente me toca obligar a mis piernas a regresar a la zona del restaurante.

Mi jefa Sarah me ve llegar, espero su regaño pero este no llega. Lo único que hace es indicarme que mesas están sin atender. Después de darle un último retoque a mi rostro, salgo a solucionar los pendientes que ella me indicó.

Las horas pasan una tras otra y cuando miro mi reloj me sorprendo al darme cuenta que son más de las tres de la mañana. Mi turno a terminado y solo estamos recogiendo y lavando los pocos platos que quedaron pendientes.

-Tara va a matarme- murmuro ya en el vestier notando que tengo 36 llamadas perdidas de su teléfono.

Me ocupé tanto que ni siquiera pude avisarle que me quedaba.

Llamo de inmediato, el timbre solo suena una sola vez y esta me contesta alterada.

📱Qué cojones, Camille?!- jadea del otro lado de la bocina- Dónde estás? Estoy a punto de salir para la estación de policía!

-Por dios, Tara, no exageres- suelto un risa- tuve que quedarme en el restaurante trabajando y hasta ahora tengo chance de ver mi teléfono.

📱Estaba muy asustada, Cam. El grandísimo hijo de pu... - escucho un reprimena de parte de Luna, detesta las vulgaridades - Joder! Stiven... Tu ex estuvo aquí.

-Ni me lo digas. Me topé con él en mi trabajo- suelta varias vulgaridades provocando más regaños de su pareja- Tranquila, Tara. En la casa te cuento si? Te quiero.

📱Listo, nena. Aquí te espero.

Cuelgo la llamada y me meto al vestier para cambiarme de ropa. Sarah me ha pedido que me lleve ambos uniformes a casa ya que de ahora en adelante son míos y según la necesidad debo usarlos.

Es probable que mañana vuelva con las mesas. No ha mencionado nada de mi leve ausencia y eso me parece demasiado extraño pero decido no preguntar. Es mejor así.

Me despido de mis compañeros y salgo del restaurante. Cuando cruzo las puertas de salida lo primero que ven mis ojos es a Dylan, sentado en el capó de su Aston. Me sonríe de manera encantadora. Su sensualidad y virilidad me tienen al borde del abismo.

- Vas a permitir que te lleve a casa, bonita? - se muerde el labio y me observa de manera provocadora.

Mi mente rememora nuestro beso y una corriente me recorre el cuerpo tal y como sucedió en la cafetería. Me acerco a él vacilante.

Desconozco sus intenciones y una rayo de inseguridad atraviesa por mi cerebro que está a punto de ser anestesiado por sus encantos. Probablemente lo único que desee sea llevarme a la cama.

Diferentes pensamientos cruzan por mi mente pero él más importante es que...

No se si me siento lista aún para entablar cualquier relación con nadie... Y menos para convertirme en el juguete sexual de ningún hombre.

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