CAPITULO 4

CAMILLE.

- Mamá... - la palabra se escapa de mis labios como un susurro tembloroso. Ella entra en la casa con una prisa implacable, como un huracán que arrasa con todo a su paso, sin siquiera detenerse a mirarme o saludarme.

- ¿Has perdido la cordura? ¿Qué significa esto, Camille?- Su voz es una mezcla de furia y confusión. Me siento como una estatua de hielo, incapaz de moverme o responder, atrapada en el lugar donde estoy. - ¿Estás sorda? ¡Camille!

- Stiven se fue - apenas logro articular, mis palabras son como un eco apagado en el caos que se desata a mi alrededor.

- ¿Qué? ¿Ni siquiera fuiste capaz de conservar a tu esposo?- Su rostro se transforma en una mueca de ira, y puedo ver cómo la rabia se refleja en sus ojos. - Maldita buena para nada... debí haberte abortado, me hubiera librado de tantas desgracias.

Levanta su mano para abofetearme, pero antes de que pueda hacerlo, una presencia familiar la detiene.

- Te lo advierto, tía, no te atrevas a tocarla - la voz de Tara es dura, casi como un gruñido, cargada con una rabia contenida. Sus ojos brillan con determinación, y su postura desafiante la convierte en una barrera imponente entre mi madre y yo.

- ¿Qué haces aquí, pequeño engendro del diablo?- Mi madre retrocede un paso, su mano se aparta de mi rostro de mala gana. Sus ojos recorren a Tara y luego a mí, su mirada es tan intensa que me obliga a fijar mis ojos en el suelo.

- ¿Qué pasó aquí, Camille? - Tara me pregunta, su tono es más suave pero aún firme. Su mirada nunca deja de desafiar a mi madre.

- Stiven se fue de la casa- repito, esta vez con un poco más de claridad. Los ojos de Tara se fijan en los míos, pero el odio en su expresión aumenta aún más cuando nota el moretón en mi pómulo. - ¿Se atrevió a tocarte?- Tara toma mi mentón con suavidad, inclinando mi cabeza hacia un lado para examinar el daño. - Ese cabrón, hijo de puta...

- Deberías tener más respeto hacia mi yerno. No te olvides de quién es, solo mover un dedo bastaría para que regresaras al agujero de rata del que saliste- mi madre rueda los ojos, su desprecio evidente. Vuelve a mirar a Tara con una mezcla de desdén y desafío.

- ¿Qué clase de madre eres?Me importa una mierda quién sea tu asqueroso yerno, para mí es un hijo de puta que ni siquiera merece ser llamado hombre - Tara avanza hacia mi madre, quien retrocede con miedo evidente. - Y tú, una madre inútil que solo le importa sus propios intereses. Un ser humano podrido que merece revolcarse en su miseria y basura el resto de su vida. Aléjate de Camille, en lo que a mí respecta ella jamás tuvo una madre.

- ¿Cómo te atreves a...

- ¡Recoge tu ropa, Camille! - Tara ordena con firmeza, su voz cortante me hace dar un brinco.

- Tara, yo...

- ¡Recoge tu ropa! - repite, su tono deja claro que no hay margen para discusión. - ¿O prefieres irte sin nada? A mí me da igual. Que ese cabrón se meta su casa y todo lo que quiera por el..

- ¡Ya basta! - grita mi madre, y yo subo corriendo las escaleras, empacando todo lo que puedo en una pequeña maleta. Mis manos tiemblan mientras trato de meter ropa y objetos esenciales, un esfuerzo frenético para escapar de esta pesadilla.

Cuando vuelvo a bajar, con la maleta a cuestas, mi madre sigue en la entrada, furiosa. Su rostro está una mezcla de desdén y desesperación mientras observa mi partida.

- Camille, no te atrevas a poner un pie fuera de esta casa...- Su grito es una orden desesperada, pero mi prima me sostiene con firmeza, sabe que si no lo hiciera, probablemente terminaría desplomándome en el suelo. - ¡Maldita seas, Camille!

- Vete a la mierda, Abigaíl Parkerp - dice Tara con una determinación fría y cortante mientras nos dirigimos a su auto.

El motor arranca con un rugido y Tara conduce a gran velocidad fuera de la casa. Miro hacia atrás, sintiendo una mezcla de tristeza y alivio al ver el lugar donde pasé tantos años. Un vacío enorme se instala en mi estómago mientras me pregunto qué me depara el futuro. ¿Qué hay al otro lado de esta escapatoria? La incertidumbre me aterra.

- Nena, estoy contigo - me dice Tara suavemente mientras el auto avanza. - Debí haberte sacado antes de ese lugar, aunque hubiera sido en contra de tu voluntad. Sabía que ese cabrón te estaba destruyendo.

Ella aprieta el volante y luego frena en seco para mirarme. Mis lágrimas continúan cayendo mientras ella toma mi rostro en sus manos con ternura y preocupación.

- Mírame... Ese hombre es un animal, alguien que no te merece. No eres tú quien está mal, Cam... son ellos. No siempre necesitas ser la niña buena de la historia. Párate firme y levanta la cabeza. No vuelvas a agachar la mirada ni te vuelvas a dejar pisotear jamás- Tara me abraza con fuerza, su abrazo es un refugio cálido y reconfortante. Luego besa mi frente con devoción. - Te quiero, prima.

El viaje continúa, y mi vista se pierde en la ventana. Tara es la oveja negra de la familia, un título que la sociedad nunca ha aceptado completamente. Sus preferencias sexuales han sido motivo de rechazo por parte de mi madre y la suya. A pesar de todo, Tara es imponente y valiente, capaz de pararse como un verdadero escudo y defender a quienes ama sin dudar. Luna, su pareja, la adora con una devoción que a veces parece mágica. Sé que Tara ha sido una luz en mi vida, especialmente en un momento tan oscuro. No la he juzgado nunca; el amor tiene diferentes rostros, y ella lo ha demostrado.

Llegamos a la casa de Tara en tiempo récord. Luna nos recibe con una gran sonrisa, pero esta se borra al ver mi estado y la maleta.

- No me digas que...

- Ese bastardo - Tara escupe con rabia, su furia es palpable. - Sabes que si pudiera lo ahorcaba con mis propias manos.

- Sé que sí, amor- Luna acaricia sus brazos y le da un tierno beso. - Pero él ya no importa. Tu prima ya está aquí, a salvo de ese malnacido.

- Sí, bonita- dice Tara con un suspiro profundo.

- Bienvenida a tu nueva vida, Camille - me dicen ambas con ternura.

En medio de toda la oscuridad de mi vida, empiezo a divisar un rayo de luz. Un enorme peso comienza a descender de mis hombros. ¿Es esta mi nueva vida? La esperanza y el temor se entrelazan, mientras me pregunto qué vendrá a continuación.

LES PRESENTO A CAMILLE

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