ARGELI LE DEVOLVERÁ SU ATAQUE

Claire de inmediato se levantó de la silla, tanto era su nerviosismo que no se dio cuenta que su capucha se había bajado y todos podían ver si cabeza sin cabello.

—¿Es posible que me puedan dar un mapa de Argeli, marcadores de colores y una regla?—pidio sin apartar su vista de los documentos.

Una vez que trajeron los materiales, por órdenes del rey, Claire procedió a extender el mapa en la mesa. Colocó una hoja que tenía una lista con todos los nombres de las ciudades que planeaban arrojar las bombas.

—Turin, Melik, Lumina, Sacra, Eliseo...—en efecto todas las ciudades que marcaba en el mapa eran urbes importantes para el reino, en especial Lumina al ser la capital—todas forman la marca de Roma.

Cuando terminó de trazar una linea entre todos los puntos que marcaban las ciudades, se dio cuenta de la oscura marca que hacían. La marca de Roma era una runa maldita diseñada desde milenos atrás con el fin de intensificar el daño de una zona.

—¿Qué es la marca de Roma?—preguntó con mayor preocupación el rey, al notar el semblante de la maga.

—Es una marca maldita milenaria, que intensifica el daño intencional. Planearon estratégicamente el ataque de tal modo que forman una runa maldita, por lo que no solo las ciudades principales y la capital saldrán afectadas, también todos los asentamientos que estén a 30 kilómetros a la redonda—dijo sin apartar su vista del mapa—planean eliminar a más del ochenta por ciento de la población argelina.

—¡Maldito!—gritó con sumo enfado.

—Su majestad, con relación a su anterior pregunta, no es posible crear colosos para todo el reino si tenemos menos de cuarenta y ocho horas antes del ataque—respondió clara—pero lo que podemos hacer es contrarrestar el golpe.

—¿Y si evacuamos?, el miasma es un gas muy pesado...—comenzó a decir Alfonso, pero el primer ministro lo detuvo.

—Si lo que dice la joven maga es cierto, la marca de Roma llevará el miasma a cada rincón de Argeli. No habrá montaña alguna que se libre—argumentó el anciano mientras observaba a Claire—¿A qué se refiere con contrarrestar el golpe?

Claire se acercó de nuevo al mapa e hizo la misma marca que provocaba la unión de los puntos pero a la inversa.

—Hay algunas marcas o runas malditas que originalmente fueron diseñadas de marcas benditas—extendió el mapa al rey—si ellos utilizarán la marca de Roma entonces nosotros usaremos la marca de Maro. Su majestad, tenemos una oportunidad, Argeli le devolverá su ataque.

Por un momento tanto el primer ministro como Henry se impresionaron por el nivel de madurez e inteligencia de Claire.

—¿Cuál es tu plan?—preguntó el monarca con una pizca de esperanza.

—Para eso es necesario que reuna a todos los lideres de las torres mágicas, ¿Podrá hacerlo?—le preguntó un poco más segura de su actuar.

El rey accedió a su requisito y le ordenó a Henry que entablara contacto con los lideres de la asociaciones de torres mágicas. Gracias a un dispositivo que habían adquirido de Alasia, uno de los pocos paises aliados del hemisferio oriental, podían acceder a videollamadas a largas distancias con otras personas que también tuvieran ese dispositivo.

Una vez que el rey explicó la situación, le dio la palabras a la maga. Claire estaba muy nerviosa, jamás pensó que ella, una maga con los días contados y destinada a morir de una forma cruel por las malditas runas que tatuaron en su pierna, estuviera dirigiendo un consejo de seguridad que involucraba a toda la nación.

Henry la observaba muy atento a sus expresiones, sabía que estaba nerviosa, y si bien había quedado impresionado por lo de antes, ahora más cuando vio como la chica mantenía la calma aún en momentos de tensión. Podía ser una enferma terminal, pero tenía carácter. Pensó que era una lástima que no fuera hombre, tal vez se hubiera llevado bien con ella en el ámbito militar. El había jurado su vida al ejército, por lo que no podía verla con ojos de amor.

—El plan es reflejar la marca maldita de Roma, una vez el araque suceda. Para eso necesitaremos que las torres mágicas se teletransporten a las coordenadas más opuestas de donde caerán las bombas y disparen los cañones de maná de largo alcance—dijo señalando el mapa—si logramos hacer esa marca bendita, haremos que la bombas entren en un bucle y se regresen directo a los zeppelins.

La idea de la maga fue bien recibida por todos los Sires de las torres mágicas, incluyendo a Sir Arthur el cual observaba a su aprendiz con orgullo. Si su plan salía con éxito, al crear ese bucle no solo les regresaría sus bombas sino que la potencia de ataque solo se limitaría a las naves voladoras. Puesto que de eso se trataba la marca bendita de Maro, a limitar el daño solo en un punto específico.

—¡Ya la escucharon, sires!—dijo el rey con una enorme sonrisa—¡No podemos perder esta oportunidad!, accionen los mecanismos de movimiento y trasladen sus torres a las coordenadas que la señorita Claire les de. Y recuerden, manejen toda la discreción posible. Así que usen camuflaje para que nadie vea el movimiento de sus torres.

Una vez todos los sires asintieron ante la orden del rey, el dispositivo de comunicación se apagó. El monarca se acercó a Claire y de sorpresa tomó la mano de la chica, haciendo que todos hasta Henry miraran pasmados la escena. Tanto que hasta el general sintió una leve molestia que no se explicaba el porqué.

—Le prometí a mi padre, el antiguo rey Carlos, proteger a su pueblo—hizo que Claire alzara por fin su vista y lo mirara a sus ojos esmeraldas—tienes todo el apoyo del rey y de Argeli, por favor, contamos contigo.

Claire se quedó pasmada, no solo por la amabilidad y sinceridad del rey, sino porque apenas es que empezaba a sentir todo el peso de la situación en sus hombros. La existencia de su tierra natal dependería de una simple maga moribunda. Lo anterior era muy irónico, ya que una persona con los días contados salvaría a un país con las horas contadas.

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