20.

—¿Qué? Maiston, carajo, te dije que te esperes que íbamos a ir juntos.

El moreno no dijo nada. Solo estaba sentado jugando con una pelota para el estrés.

—Ya da igual, ya fui.

—Si hubieses ido conmigo, entonces todo habría sido diferente.

—Sí, claro, seguro habrías quitado de en medio al infeliz de Reich.

—¿Reich? ¿Reich Valencia? —preguntó.

Asintió y Jim no supo muy bien qué decirle ante lo que estaba sucediendo. Soltó un suspiro y lo quedó viendo porque tenía un rostro que demostraba el hecho de que no había dormido nada.

—Tal vez en otra ocasión, Maiston, no te apresures. Es normal que Prince esté a la defensiva.

—¿Para qué? Él lo dijo muy claro, la bebé ya tiene un padre —dijo y luego pasó las manos por su cabello —. Ni siquiera me pudo decir como se llamaba. Yo… la vi desde lejos cuando su mamá salió con ella y se veía tan bonita.

—Oye…

—No debí venirme de esas malditas vacaciones. Solo debí quedarme allá para siempre.

—Podrás verla, solo tienes que hacerlo con cuidado y…

—¡¿Qué maldito cuidado, eh?! Lo hubieras visto, Reich estaba ahí como si fuera el dueño de casa. ¡¿Quién se cree?! Es mi hija.

—Claro que es tu hija, pero, si llegas gritando de esa manera y, hablando de esa forma, Prince no te dará ninguna oportunidad.

Maiston negó.

—¿Oportunidad? ¿Qué oportunidad? —preguntó de mala gana —. Me dijo todo muy claro. No puedo ver a la bebé, no me quiere cerca, ese maldito vive con él y se van a casar.

Jim proceso esas palabras porque, si a él le tomaba esfuerzo el poder creerlo, entonces para su amigo estaba siendo mil veces peor. Lo vio ponerse de pie y como se acercaba a la ventana para mirar fuera.

Quiso pensar en una forma de poder ayudarlo. Había hablado muchas veces con el Omega. No era la primera vez que estaba en medio de ambos y siempre estaba ayudando a su amigo sin duda alguna. Lo conocía más que bien. Ni siquiera Maiston se conocía tan bien. Así que tenía claro como se estaba sintiendo. El moreno lo vio llegar a su lado y como apoyaba su mano sobre su hombro.

No dijo nada, solo fue ese gesto y fue suficiente para que se sintiera un poco mejor.

—Escucha, vamos a hacer las cosas lentas y con calma. Dale una semana como mínimo e intentaremos hablar con él de nuevo.

—Va a estar ese tipo de seguro.

—Y vas a tener que demostrar que eres mejor que él entonces. Sé lo que sientes, así que…

Maiston se movió ignorando sus palabras.

—No siento nada.

Salió de la oficina sin dudarlo para ir a centrarse en otros asuntos que tenía pendientes. Tenía una junta con unos hombres donde Jim no debía estar, así que entro para sentarse y comenzar con todo. Su secretaria entró para ir dejándoles una carpeta a todos, luego llevó unos cafés y Maiston no habló mucho porque se pasó todo el tiempo más escuchando.

Asintió, respondió, comentó y aclaró algunas cosas de vez en cuando. Revisó algunos papeles y leyó otras cosas en intentos de poder liberar su cabeza de todo lo que había ocurrido anteriormente.

No quería pensar, pero le era imposible.

Después de unos segundos, se quedó mirando a la nada. Se perdió en su mente y solo estaba reviviendo ese momento en que Cassi había aparecido frente a sus ojos. La había visto desde lejos y su pequeña imagen había quedado congelada.

Soltó un suspiro y miró que las ventanas estaban cerradas. Quería poder respirar en paz y no le estaba resultando muy bien.

Sabía que estaba en una reunión importante, pero fue sintiendo que todo se iba achicando. Casi pudo ver las paredes irse acercando a él y miró a todos lados porque solo era él quien lo sentía de aquella manera. Los demás seguían conversando sin mayores dificultades porque estaban ajenos a todos lo que estaba ocurriendo en su cabeza.

Y todos los vieron ponerse de pie para salir corriendo. No supieron lo que le ocurría y Maiston tampoco lo tenía muy claro.

Se fue al baño para poder beber un poco de agua e incluso lavar su rostro para intentar refrescarse. Cerró sus ojos con fuerza y se quedó viendo en el espejo.

No sabía lo que realmente le dolía más. Si el saber que tenía una hija después de casi un año y medio, si ver a Prince con alguien más, ver a Reich en aquella posición u oír que se iban a casar. Respiró con dificultad y bajó la mirada sintiendo su pecho apretado totalmente. No había mirado su teléfono en todo el día y, al tomarlo, vio mensajes de Obelly, pero no los miró. Se fue a sus contactos viendo un número que tenía grabado y al que ni siquiera le había editado el nombre en todo el tiempo que había transcurrido.

Siempre que lo veía se convencía de que no tenía tiempo para hacerlo y, como las feromonas de Prince olían a rosas, él hace mucho tiempo lo tenía grabado como:

Mi rosa.

Y le dolió pensar en que el "mi", sobraba, porque ya no era suyo. Y había dejado de serlo solo por su culpa.

Antes de darse cuenta, estaba marcando el número y se quedó oyendo el pitido. Quiso convencerse de que le iba a contestar igual que siempre, que le iba a decir que lo amaba, que lo extrañaba, que lo quería, que lo deseaba, mas no sucedió porque la llamada nunca fue contestada. Intentó llamar nuevamente para oír como pasaba a buzón de voz de forma inmediata. Intentó una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez veces donde nada más escuchó lo que la operadora le dijo.

Prince había bloqueado sus llamadas y le asombró el hecho de que lo había hecho sin mayores dificultades y de forma inmediata. Pero no era así porque a Prince también le costaba. Y nunca pensó que bloquear una llamada le iba a tomar tanto esfuerzo y sabía que, si no lo hacía de inmediato, entonces no lo iba a hacer nunca e iba a caer en eso que no quería.

—¿Todo bien? —preguntó Reich.

—Sí, todo bien.

Le regaló una sonrisa porque él era bueno y lo estaba ayudando en muchas cosas. No solo en darle tranquilidad, sino que también apoyo. Sabía que tenía a su mamá y Taylor siempre, pero, el tener a alguien más a su lado, era más que bueno.

Lo vio sentarse frente a él porque habían salido a comer. Ambos tenían un poco de tiempo y no quiso desperdiciarlo. Pensó en que, si los medios hablaban, lo mejor es que lo hicieran bien.

Habían muchas personas alrededor, pero solo se concentró en el rubio.

—Puedes pedir lo que quieras, Prince.

—Gracias, pero sabes que me gusta pagar mi comida.

Reich sonrió porque ya se había dado cuenta, en los meses que llevaban saliendo, que le iba a ser totalmente imposible el poder pagar algo para él.

—Lo voy a hacer el siguiente mes. Espero que todo salga bien.

—De seguro que sí, tus desfiles siempre son muy entretenidos, además, con esa línea de niños, vas a sorprender a todos. Estoy ansioso por poder verlo todo.

—Gracias, me alegra que quieras verlo.

Cuando el mesero les dejó la comida, ambos comieron en silencio por unos segundos. Prince se quedó mirando por la ventana viendo como las personas avanzaban por la vereda. Estaban en el mismo restauran donde se había encontrado con Maiston y le provocaba nerviosismo el que pudiera entrar de nuevo sabiendo que todo se iba a volver incómodo.

No sabía el por qué de que lo hubiera estado llamando, pero, una parte de él, había querido contestar la llamada con todas sus ganas.

Y el día avanzó rápido.

Cuando llegó al departamento, abrió la puerta para ver a su mamá con Cassi en sus brazos. Se acercó para saludarla porque había sido un día largo, sin embargo, todo se volvía mejor al poder tenerla en sus brazos. Y pensó en salir a caminar un poco. Después de todo, ya daba lo mismo si alguien los veía porque todos lo sabían.

La madre asintió al oírlo y ambos salieron para caminar por el parque antes de que comenzara a llover nuevamente. Prince iba empujando el coche mientras avanzaban. Iba con un poleron grande con una capucha que cubría su cabello y un poco su rostro para evitar cosas.

—Prince, creo que debes dejar que la vea —opinó la mujer.

—¿Para qué? ¿Para que se acerque, la ilusione, le haga pensar que tiene un papá y luego se marche dejándola sola?

Se detuvo unos segundos y se sentó en una banca. Estaba un poco húmeda por la lluvia, pero no le importó mucho porque quería descansar un poco.

—Creo que no estás haciendo bien. No puedes prohibirle que la vea. Maiston conoce gente poderosa y no me sorprendería que contrate un buen abogado y que realmente te la quite.

Prince la miró de mala gana.

—¿Estás de su lado ahora?

—No estoy del lado de nadie —respondió ella de manera calmada.

—Pareciera que estás de su lado. Te recuerdo que fui yo quién sufrió todo este tiempo.

—Y también eres tú quién sigue teniendo sentimientos por él.

—¿Sabes qué? Mejor vete a casa, prefiero estar solo.

Empujó el coche para avanzar lejos de ella y no miró atrás. Ella tampoco lo siguió porque sabía que no tenía caso en lo absoluto. No supo cuánto tiempo estuvo caminando, pero se volvió a sentar en una banca verificando que Cassi estuviera bien abrigada. Soltó un suspiro y se abrazó a sí mismo. No quería irse a casa, lo único que deseaba era irse lejos.

Soltó un suspiro y sacó su teléfono viendo esa última llamada.

Estaba anocheciendo y las luces del parque y de toda la ciudad se iban encendiendo, así que lo tomó como una señal de que ya debía irse a casa tras tocar las mejillas de la bebé y sentirlas frías. Lo que menos deseaba es que se volviera a enfermar.

Se puso de pie para ordenar algunas cosas cuando escuchó las voces que se acercaban.

—Ah, pero, mírenlo, si es un ricachón.

—¿Desde cuándo los ricachones se pasean por estas horas y por estos lugares del parque?

Miró a los chicos y tragó saliva. Sabía que había caminado mucho y a una parte del parque que no era buena en lo absoluto. Quiso moverse al otro lado rápidamente cuando vio a otros dos. No pensó en nada más que en tomar a la bebé en sus brazos.

—No tengo dinero ahora —murmuró.

Los tipos lo quedaron mirando mientras seguían hablando y riéndose entre ellos.

—Danos el collar que tienes y lo que tiene la mocosa en su muñeca.

—Esperen, yo…

—¡Rápido! O las cosas se pondrán feas —advirtió uno mostrando un cuchillo.

Quiso moverse, pero estaba paralizado por el miedo y no fue capaz de reaccionar demasiado. Escuchó a uno gritar de nuevo y quiso retroceder por el terror.

—¡Oigan! —gritó alguien.

Todos miraron, a excepción de Prince, a quién se acercaba.

—Lárguense de aquí si no quieren pasar una noche en la cárcel.

Dudaron por unos segundos, pero luego Prince los escuchó marcharse. Tenía miedo de abrir los ojos, así que lo hizo de forma lenta para ver a alguien parado sin mayores preocupaciones mientras mantenía sus manos en sus bolsillos.

—¿Estás bien?

—Sí, Jim, estoy bien —murmuró.

—Vamos, te acompañó al departamento.

No lo pensó mucho y solo asintió para dejar a la bebé en el coche nuevamente.

Más populares

Comments

Patatas darks121

Patatas darks121

miren yo no sé por qué se enojan con nuestro pobre muchacho si él al final de cuentas ahorita mismo está por decirlo así tan traumado y él piensa que la persona que más le dijo que lo amaba que le dijo que lo iba a proteger siempre que le contaba todo con amor y que lo cuidaba de formas amorosas que lo persiguió por tanto tiempo para que estuvieran juntos O sea lo persiguió cinco meses solamente para que nuestro chiquito aceptara salir con él para que luego saliera el hecho de imprevisto que la persona en la que él más confiaba fue vista fotografiada con otro Omega que la persona en la que más confiaba lo había engañado lo había traicionado y le había pedido el divorcio y a una parte de eso lo humillaba en todas las entrevistas que podía tener

2024-05-12

0

Rosse.

Rosse.

pero la señora solo está queriendo hacerlo entrar en razón! la verdad siempre hay que ver a futuro y ver todo lo q puede pasar al tomar ciertas decisiones

2024-04-25

1

Rosse.

Rosse.

Prince, Maiston tiene derecho a verla independientemente de q te fue infiel, porque es su padre y tu no eres adivino para saber si él la abandonará o no

2024-04-25

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play