8.

Maiston estaba sentado viendo una revista mientras almorzaba algo. Masticaba con calma y tragó de la misma manera porque estaba alegre. Sintió que no podía haber nada que le pudiera arruinar la tarde cuando llegó a una parte donde hablaban de Prince.

Y, conforme iba leyendo, fue sintiendo, lentamente, como su calma se iba demasiado lejos. Fue leyendo la entrevista que le habían hecho al Omega sobre sus planes para el nuevo hotel y terminó escupiendo lo último que se había echado a la boca al leer que, uno de sus hoteles, lo iba a convertir en un motel. Comenzó a toser y se puso de pie para gritar a todo pulmón:

—¡¡¡Jim!!!

El amigo estaba al otro lado del pasillo, pero su grito se escuchó casi por todo el edificio. Soltó un suspiro teniendo más que claro lo que había visto y avanzó lo más rápido que pudo para intentar darle alguna excusa buena. Abrió la puerta y no tuvo tiempo de nada cuando lo escuchó:

—¡¿Cómo pudiste dejar que esto pasara, idiota?! ¡Te deje a cargo de ese hotel para que no le permitas hacer ni una mierda a ese maldito Omega!

—Bueno…

—¡Se supone que tu trabajo era fácil! ¡Solo tenías que hacerle la vida imposible porque eres mi mejor amigo, no el suyo!

—Es que pasó que…

—¡¿Te lavó el cerebro?! ¡Es que manipula a todos! ¡¿Cómo te dejaste manipular cuando eres tan grande y él tan pequeño?!

—No es de esa forma porque…

—¡Eres un grandísimo idiota! ¡Dejaste que convierta mi hotel en un motel!

Jim al final se rindió de poder hablar porque le había quedado claro que no iba a servir de nada. Prefirió sentarse y apoyar su mentón en la palma de su mano mientras lo veía regañar y regañar sin parar como si fuera una vieja totalmente amargada. Lo vio caminar de un lado a otro sin detenerse y daba por hecho de que iba a crear una agujero en la oficina.

Había estado pensando en decirle que, justo en ese momento, había sido abducido por unos extraterrestres y que no había tenido tiempo de negarse o evitarlo, luego entendió que ni siquiera por decir eso, lo iba a ayudar en algo.

No le sorprendía porque siempre había estado al medio de ambos. Si peleaban siempre tenía que ir con el otro para preguntarle que había ocurrido e ir con el otro para decirle qué hacer. En pocas palabras, era la paloma mensajera de ambos cuando peleaban por algo. Si cerraba sus ojos, podía recordar muy bien todos esos momentos cuando los tenía que oír y ver a los dos a la misma vez como peleaban y discutían.

A veces no entendía como habían llegado a ser pareja cuando se la pasaban más peleando. Eran la típica pareja de amor-odio que enloquecía a cualquiera.

Soltó un suspiro cuando notó que su amigo se había sentado.

Asumió que eso era lo último, pero luego lo vio ponerse de pie para seguir regañando sobre cosas que habían pasado como hace tres años. Ni siquiera sabía como recordaba todo eso porque él ni recordaba lo que había comido ayer en la mañana.

—¡Lo va a convertir en un lugar de mala muerte! ¡Estará lleno de prostitutas y vedettos!

—Pero él…

—Siempre con esa maldita obsesión de sexualizarlo todo y…

—Claro, ahora te molesta, pero, cuando se ponía esa lencería para ti, andabas todo baboso.

Maiston no lo escuchó porque seguía hablando sin parar. Quería tirarse de los pelos de tan solo imaginar en lo que todos iban a comenzar a hablar de él. No lo podía entender. No sabía como se seguía comportando de la misma manera que antes lo sacaba de quicio y, lo que más le enojaba, es que sabía que lo estaba haciendo para provocarlo.

Pasó las manos por su cabello y soltó un suspiro exasperante.

—Lo va a volver todo porno —finalizó cerrando sus ojos.

De tan solo imaginar en las cosas que iban a haber en su interior le ponía los pelos de punta. Estaba enojado, muy enojado, quería ir y sacarlo de ahí para prenderle fuego al hotel y no importarle nada. Quería destruirlo todo solo para fastidiarlo igual como él lo estaba fastidiando.

Se dejó caer en la silla cansado y no supo qué hacer. Tomó la revista de nuevo para leer lo que había leído hace un rato y fue cuando vio la imagen nueva.

Entrecerró sus ojos unos segundos porque lo conocía bien, demasiado bien en realidad, así que no le fue difícil notar el hecho de que su rostro se veía un poco más gordo, a decir mejor, sus mejillas. También notó que su cabello estaba más largo, pero que seguía teniendo la misma sonrisa llena de perversidades que tanto había visto.

—Es mi idea o está más gordo —comentó.

Jim alzó la mirada notando que estaba viendo una imagen de él y asintió.

—Sí, creo que subió unos kilos. Tal vez es porque sufre por ti —comentó riendo.

—Él no sufre, hace sufrir que es diferente. De tan solo verlo, me duele la cabeza.

—Pero, fuera de broma, si está más gordo, y más extraño. Ya sabes, decían eso de que había pescado un virus cuando fue de vacaciones y luego no se vio por mucho tiempo, tal vez sea donde no se movió mucho de casa.

Maiston quedó examinando la imagen porque lo del virus era otra cosa que le parecía extraña porque él creía en el hecho de que yerba mala nunca muere y sabía que ni siquiera pescaba un pequeño resfriado en los inviernos más crudos como para haber pescado un virus en las vacaciones.

—Algo no me cuadra —dijo —. Le pasó algo.

—Y, ¿te preocupa eso? —preguntó Jim con una sonrisa examinando su rostro.

—No, ni un poco, pero algo le sucedió. Si no conociera bien a ese Omega controlador, no lo diría.

El otro soltó una carcajada.

—Últimamente lo único que haces es revisar las revistas como un loco. Solo falta que esperes al cartero a la entrada del edificio para quitarle todo. ¿Si te das cuenta de lo que único que siempre buscas es algo de ese Omega controlador como tú le llamas?

Maiston seguía leyendo la entrevista de Prince cuando, al procesar las palabras de su amigo, tiró la revista lejos.

—Yo no hago eso. Me tiene sin cuidado lo que haga o lo que le ocurra.

—Recién estabas diciendo que te preocupaba que algo le hubiera sucedido —dijo mirando la revista tirada en el suelo.

—Nunca dije eso, nada más mencione el hecho de que es evidente que algo le sucedió.

Jim levantó sus hombros para decir:

—Es lo mismo, amigo, pero mejor vámonos a la comida que tenemos. Aunque, por lo que veo, ya comiste.

Se pusieron de pie para irse a otro lugar del edificio. Se iban a juntar a comer con unos inversionistas que solían visitarlos mucho. Eran tres, así que la mesa estuvo acompañada de cinco personas.

Maiston saludo a los chicos y simplemente se sentó. Había comida frente a sus ojos, pero no pudo probar ni un solo bocado porque sus pensamientos no se lo permitían en lo absoluto. Se quedó mirando la mesa todo el tiempo mientras los demás seguían hablando de los asuntos que debían tratarse. Quiso olvidarlo todo, aunque sabía que le era imposible, pues, aunque quisiera negarlo, a una parte de él sí le importaba ese Omega que le había sacado canas más pronto de lo que debía ser.

Solo por él se había comenzado a teñir el cabello porque no quería que pensaran que tenía más edad de la necesaria.

Cerró sus ojos por unos segundos porque esa foto estaba extraña. Sabía todo de él y lo conocía con o sin ropa más que a la perfección y sabía lo que más odiaba.

Engordar.

Era algo que no se permitía jamás. La mayoría de las comidas que consumía eran de verduras y que lo obligaba a consumir a él también. No podía decir que eran malas, pero muchas veces deseaba comer otras cosas y no podía. Así que, debido a eso, no le cabía en la cabeza, sin importar cuánto estuviera pensando, el hecho de que hubiera engordado.

No quiso hacerle caso a las palabras de Jim, pero, el pensar en que se debiera a su separación, le causo mayor preocupación de la que ya tenía. Él lo estaba llevando bien o, de cierta manera, es lo que imaginaba. No se preocupaba de muchas cosas y la pasaba bien con el Omega que tenía.

—Maiston.

Escucho su nombre ser pronunciado y, de todas formas, le fue imposible salir de ese ensimismamiento.

—Maiston.

—Oye —dijo Jim dándole un golpe en el hombro.

Debido a eso, alzó la mirada viendo a todos. No supo de qué estaban hablando o si le habían hecho alguna pregunta.

—¿Qué pasa? —preguntó mirando a todos.

Se conocían hace tiempo y siempre solían hacer muchos tratos, así que se podían considerar amigos de cierta manera.

—Solo te decía que como vas con tu nuevo Omega —cuestionó uno de los chicos.

—Va todo bien, Reich, y, ¿tú qué tal? —le preguntó al chico de cabello rubio.

—Todo bien, pero hay algo que te quería preguntar.

Maiston simplemente asintió.

—Pues, llevas mucho tiempo separado de Prince, ya tienes una nueva pareja y todo, así que, supongo que no te molestaría que lo invite a salir, ¿verdad?

Jim y los otros tres chicos estaban hablando, sin embargo, al oír que le preguntaban aquello, no pudieron evitar quedarse callados. Todos se quedaron mirando mientras Reich nada más esperaba una respuesta a su pregunta.

El moreno se perdió en sus pensamientos de nuevo porque, en cualquier otro momento, él habría tenido cierto derecho a decirle algo y a demostrarle que él era suyo. Sin embargo, ahora no podía hacer nada de ello porque ni siquiera había una marca de por medio o estaban ligados. Pestañeó un par de veces dándose cuenta de que, ahora mismo, de seguro que muchos Alfas estaban deseando poder tomar su lugar.

Prince era un Omega hermoso y sabía muy bien lo coqueto, lo atrevido y lo seductor que podría ser cuando alguien le gustaba.

Miró a Reich y no quiso preocuparse mucho dando por hecho que al Omega no le iba a gustar ni un solo poco. Sabía también como eran sus gustos y conocía un poco al Alfa, lo que le permitía saber que tenía ciertas actitudes que a Prince no le iban a agradar para nada y lo iba a desechar sin darle ni una sola oportunidad de salir ni a la esquina.

—No veo el por qué de que me pueda molestar, ni tampoco el motivo para preguntarme una tontería como esa. Me da igual lo que haga y con quien lo haga —dijo restándole importancia a todo.

—Pues, genial, sé que no debía decírtelo, pero creo que, como fuiste su esposo por algunos años, entonces me parece bien el poder comunicártelo.

Maiston asintió.

—No hay problema.

—Perfecto. Escuché que tiene una presentación la semana que viene, así que iré a verlo allí para poder hablarle. No sé el motivo de su separación, pero pienso en que ningún Alfa querría perder un Omega como él.

El moreno soltó una carcajada.

—Reich, ni sabes donde te estás metiendo. Ese Omega es un controlador. Te querrá controlar con el dedo meñique. Conmigo lo intento, pero no pudo ni podrá jamás.

No lo pensó más y se disculpo para ir al baño. Al salir de la habitación, notó el hecho de que estaba sudando mucho y llegó casi desesperado al baño porque hace tiempo que no se ponía tan nervioso por algo.

Y le pareció totalmente estúpido.

Soltó una sonrisa porque, si estaba con cualquier otro Alfa, a él le debía dar exactamente igual. Lavó sus manos con tranquilidad y luego salió del baño acomodando su corbata. No lo pensó mucho y decidió ir a comer a un lugar muy especial con su Omega porque era motivo de celebración el haberse librado de Prince.

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Comments

Mercedes Cerna

Mercedes Cerna

Estos celos me hacen daño , me enloqueceeen /Curse//Sly//Sly//Sly/

2024-05-06

0

Rosse.

Rosse.

eso esta por verse, porque estoy segura que parecerás su perrito faldero más adelante 😂😂😂

2024-04-24

3

Rosse.

Rosse.

en tu cara Maiston 😂🤣🤣🤣

2024-04-24

2

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