12.

—¿Qué? Taylor, ¿lo dices en serio?

Lo vio sosteniendo a Cassi mientras le mostraba un peluche que le había comprado. El Beta alzó la mirada asintiendo un par de veces.

—Llevas sin ver a nadie por casi dos años. Acepta la invitación y ve, yo me quedo con esta bebé. ¿Quién es la bebé más linda?

Cassi no dijo nada, pero su rostro se veía sonriente.

—No tiene sentido. Tengo una bebé, no puedo permitirme salir a divertirme cuando ella me puede necesitar.

Taylor soltó un suspiro y puso los ojos en blanco. Le echó una mirada viendo que seguía viendo la tarjeta de color negro donde las letras y números eran de color blanco. Decidió ponerse de pie y se sentó a su lado mientras Cassi estaba en su cuna que, debido a que tenía ruedas, se podía trasladar a cualquier lado sin problema alguno.

—Oye, Prince, solo marca su número y dile que sí.

Miró a su amigo viendo como asentía y que se veía más emocionado que él mismo. Vio como algunos mechones de su cabello negro caían sobre su frente y quiso convencerse de que era tan sencillo como Taylor lo hacía ver, mas no se sintió de aquella manera.

—¿Por qué lo piensas tanto? Te está invitando a la ópera. Nunca has ido a eso, puedes ir aunque sea solamente para saber como son esos teatros y ya —murmuró acariciando su cabello castaño.

Lo vio visiblemente cabizbajo e intentó buscar una forma de poder convencerlo y que vaya. Sabía que había estado todo el tiempo preocupado de Cassi y que, a pesar de que estaba trabajando, nunca tardaba más de lo necesario ni pasaba a otros lugares para verla.

—Creo que mejor no.

—¡Qué vayas, hombre! ¿Cuál es el motivo para decirle que no?

—No quiero que Maiston piense algo malo y…

—¡¿Qué?! —preguntó sin dejarlo terminar —. Te recuerdo que él no reflexionó en lo que tú ibas a pensar cuando se acostó con ese Omega de pacotilla. Te debe importar un bledo lo que él opine.

—No es tan sencillo. Cassi llorará de noche y…

—No, ya deja de poner de excusa a Cassi. Prince, por favor, solo dile que sí y pásala bien. No te has divertido en demasiado tiempo. Mereces pasar buenos momentos.

No dijo nada más esperando que él tomara la decisión solo. Era viernes y debía confirmarle porque para mañana era la invitación.

Estaba cansado y nada más se puso de pie para irse a la habitación un poco y poder pensar. Taylor no le dijo nada, pero lo vio triste y justo eso es lo que no quería seguir viendo en él. No hacía falta que el Omega le dijera como se sentía para que lo pudiera entender, pues nada más le bastaba con ver sus ojos verdes apagados. No le gustaba, pero sabía que no podía meterse en su corazón para eliminar todos los sentimientos que aún tenía ahí.

Quiso acompañarlo porque no quería que estuviera llorando, mas nada hizo. Asumió que lo mejor era darle espacio.

Prince se sentó en la cama soltando un suspiro. No podía dejar de ver la tarjeta y había leído tantas veces el número que, prácticamente, se lo sabía de memoria. Cerró sus ojos y buscó la chaqueta de Maiston que estaba en la cama siempre porque Cassi solía llorar mucho cuando no la tenía cerca. Y él se sentía mal, así que la llevo a su nariz sintiendo ese aroma.

Quiso maldecir su nombre porque él no se atrevía a verse con nadie cuando al moreno eso no le había costado nada en lo absoluto.

Aún no podía entender qué era lo que había hecho de manera incorrecta para que él le pagara de aquella manera. No importaba si se pasaba noches enteras pensando porque no lograba comprender nada. En su mente tenía claro el hecho de que jamás lo había engañado y que siempre estaba pendiente de él.

Lo amaba y quería no amarlo más, pero le dolía el tener que eliminar esos sentimientos. Cerró sus ojos sintiendo ganas de llorar otra vez. Tenía claro que nunca lloraba mucho, la última vez que había llorado tanto había sido para la muerte de su padre y todo había sido más sencillo, la herida había sanado más rápido porque no estaba solo. Maiston nunca lo había abandonado y había sido el tiempo donde más le había demostrado que lo amaba.

Y lloró con fuerza porque, si no lo amaba, entonces no entendía el por qué de haberse casado con él o haberle hecho creer que era así.

Cuando se sintió mejor, se metió a la ducha y entendió que llorar no era malo. Que era mejor sacar todo eso que se llevaba dentro destruyendo el corazón que dejarlo intacto y que siga lastimando con mayor intensidad.

Al salir de la ducha, se puso ropa cómoda. Solo su ropa interior y una polera holgada y larga que cubría más abajo de su trasero. Se sentó en la cama y tomó su teléfono para marcar el número. Sabía que era media noche y que posiblemente lo iba a molestar, pero no quiso perder la seguridad.

—¿Diga? —escuchó una voz ronca al otro lado de la línea.

Tragó saliva y quiso concentrarse únicamente en con quién iba a hablar, pero le tomó esfuerzo cuando a su mente vinieron recuerdos de cuando Maiston despertaba a su lado y le decía demasiadas cosas con su voz de recién despertado.

—H-hola… —murmuró nervioso.

—¿Con quién hablo?

—Soy Prince, lo siento si te desperté.

—Hola, no, no te preocupes —dijo con una voz más animada que le indicaba que estaba despertando del sueño —. Dime, cuéntame qué sucede.

Prince inhaló profundo.

—Bueno, yo quería decirte que acepto salir contigo mañana. Nunca he ido a la ópera, así que me parece interesante.

—Genial, suena más que perfecto. Prometo que la ópera no te va a defraudar y será una buena compañía.

—Lo mismo digo, espero ser una buena compañía.

—No te preocupes, serás una muy buena compañía para mí.

Se quedó en silencio por unos segundos sin saber muy bien qué decir y sintió que era la primera vez que hablaba con algún Alfa. Cerro sus ojos unos segundos.

—De acuerdo, ¿a qué hora estoy allá?

—No, por favor, permíteme ir a recogerte a donde vives.

Eso no le pareció muy bien porque iba a provocar que, casi de forma inmediata, comenzaran a hablar o a divulgar cosas. Quiso negarse, pero las palabras de Taylor se repitieron en su cabeza y quiso convencerse de que así debía ser. De que él podía hacer y verse con quién quisiera porque a Maiston eso le había dado igual.

—Claro, en el edificio de los tres tréboles. Estaré abajo para que no tengas que subir.

—Perfecto, estaré ahí a las ocho porque la presentación inicia a las nueve y podamos llegar con calma.

—Bien, nos vemos, adiós.

Finalizó la llamada y tiró el teléfono en la cama. Sintió sus manos sudadas y que incluso le faltaba la respiración. Pasó las manos por su cabello cuando vio aparecer a Taylor con Cassi y una sonrisa boba que nada más demostraba el hecho de que había estado escuchando detrás de la puerta.

—Y, bien, ¿te vendrá a buscar?

—¿Para qué preguntas? Si ya lo escuchaste.

Taylor sonrió con más ganas.

—Ves, no es tan difícil. De seguro que le gustas.

—El que me haya invitado no significa que le guste.

—Ay, Prince, como si fuera tonto —dijo riendo —. Pero, mejor si le gustas, así tienes más probabilidades de tener sex…

—¡No pienso tener sexo con nadie! —aclaró poniéndose de pie de inmediato para evitar tener que escuchar lo que le quería decir —. Para peor, no sé qué ponerme. Subí de peso y algunas cosas no me quedan tan bien como antes.

Taylor dejó a Cassi dormida en la cama bien tapada cuidándola como si fuera su propia hija y se acercó a ver el tremendo ropero lleno de ropa que tenía.

—De acuerdo, veamos que hay —murmuró pensativo.

Prince lo vio pasar de ropa en ropa. Lo vio tomar algunas cosas y también ver algunos zapatos. No supo qué hacer, estaba nervioso y creyendo muchas cosas, así que nada más lo dejó revisar todo y se sentó en la cama.

No quiso reflexionar mucho, pero le costaba cuando iba a ser la primera persona con la que iba a salir después de todo el altercado. Se quedó jugando con sus manos y soltó un suspiro. Aún no le decía nada a su mamá, aunque imaginaba que le iba a dar el mismo sermón que Taylor porque era lo que siempre le iba diciendo sin cesar. Minutos después, su amigo dejó una cantidad de ropa en la cama porque, según él, esa era la mejor que tenía y que se veía indicada para ir a un concierto de ópera.

—Hace frío en las noches, así que usa este abrigo que siempre te ha quedado más que bien. Estos pantalones de aquí son un arma mortal porque engordaste un poco, así que tienes más trasero y…

Fue asintiendo creyendo que tenía al mejor asesor de moda.

Entonces, para cuando se encontró vestido y listo para salir. Se quiso aferrar a la cama porque se estaba arrepintiendo.

—¡Sale de una vez! —gritó Taylor.

—¡Ya no quiero! ¡Me duele la cabeza!

El Beta no estaba para arrepentimientos y sabía que tenía la ropa perfecta para gustarle a cualquiera, así que nada más lo levantó del suelo ignorando sus palabras y lo sacó fuera del departamento. Prince se quedó viendo la puerta cerrada y como luego era abierta. Quiso entrar sin duda alguna cuando vio que le tiraba dos condones a la cara.

—Protección ante todo, no quiero ser padrino nuevamente tan rápido.

La puerta fue cerrada otra vez y se quedó parado en el pasillo sin saber muy bien qué hacer.

Cerró sus ojos con fuerza viendo que ya era tiempo de salir porque Reich ya debía estar por llegar. Y no le quedó de otra que irse al ascensor para entrar. Al salir fuera, se abrazó un poco porque estaba helado. Miró a varios lados creyendo que no iba a llegar y estaba listo para subir, cuando vio un auto gris aparcar al lado de la calle.

No supo si era él o no, pero, cuando lo vio bajarse con una ropa totalmente diferente, no fue capaz de mover sus pies porque, si con traje se veía atractivo, entonces con ropa casual, se veía mucho más.

Cerró la boca y aclaró su garganta cuando lo vio llegar donde él.

—Discúlpame, ¿esperaste mucho tiempo?

No fue capaz de hablar y nada más negó. Le regaló una sonrisa nerviosa y avanzó para subirse al auto. Pensó en muchas cosas, pero no fue capaz de hablar demasiado. Reich decía bastante y Prince se limitaba solo a responder.

Al bajarse en el estacionamiento, sintió como apoyaba su mano en su espalda baja.

Le indicó todo el tiempo por donde era y su amabilidad era demasiada. Sabía que Maiston siempre había sido amable con él, a pesar de que peleaban mucho, pero jamás lo había insultado o faltado el respeto, hasta que se acostó con alguien más.

—Aquí es nuestro lugar.

—Estamos muy cerca —opinó Prince tomando asiento.

—Siempre vengo a eventos así y me gustan las primeras filas, pero es primera vez que vengo acompañado.

El Omega asintió ignorando un poco su mirada porque sus ojos eran demasiado negros y no sabía si era incómodo o muy intenso.

—¿No venías con tus antiguas parejas? —preguntó curioso.

—Desgraciadamente, a ellos no les interesaba esto, así que nunca quisieron asistir.

Prince asintió y fue cuando todo comenzó. Cada nota musical penetró sus oídos y había estado pensando en que iba a ser un ruido molesto, pero todo le fue gustando. Se quedó asombrado y se sintió bien después de mucho tiempo. La melodía no era triste en lo absoluto, así que sonrió más de una vez.

Al momento de todo terminar, Reich lo vio diferente de inmediato. Lo había notado muy nervioso al principio, pero ahora lo veía más animado, confiado y seguro.

—Entonces, ¿qué tal todo? —preguntó bajando su mirada.

—¡Me encantó, Reich! —dijo con una sonrisa enorme.

Y supuso que las cosas, después de tanto dolor y malos momentos, podía mejorar.

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Comments

🍓 fresa♫

🍓 fresa♫

yo todas las mañanas antes de ir al colegio:

2024-05-04

1

🌸匠UwU🌸

🌸匠UwU🌸

Eche 😠, deje de pensar en él y piense en sí mismo. ¡Ya no importa Maiston en tu vida, carajo!

2024-05-01

1

Paty Campos

Paty Campos

chalesota Reich, ya me dueles u.u

2024-04-28

0

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