10.

Mientras bebían algo por ser día sábado y un día donde se podía descansar de las labores, Maiston estaba hablando con Jim mientras jugaban a las cartas. Eran buenos jugando póker y, más de una vez, habían hecho apuestas donde habían ganado sin problema alguno y mucho dinero. Sin embargo, siempre preferían jugar entre ellos que con más personas porque eran juegos de mesa que solían volverse adictivos.

Bebió un poco de cerveza de una botella para ver sus cartas y sonreír.

—Oye, y, ¿dónde está tu nuevo Omega? Al menos, cuando Prince estaba, me tiraba un vaso de agua.

—Bueno, ve y sírvete tú solo. Él no tiene por qué andar trayéndote cosas. No es la sirvienta de la casa.

Jim lo quedó mirando extraño porque nunca le había dicho eso. Quiso decirle que sus palabras habían sido simple broma porque conocía la casa más que bien, pero se contuvo y tiró una carta.

Pensó en seguirlo molestando un poco más para verificar otras cosas.

—También, cuando Prince estaba, al menos nos cocinaba algo. Recuerdo que, cuando venías con tus demás amigos, él siempre era amable.

Maiston no dijo nada, revisó sus cartas de nuevo ignorando sus palabras porque nada más quería concentrarse en ganarle. Siempre se juntaban los fines de semana, pero ahora tenía ganas de echarlo a patadas.

Movió un poco de fichas y se quedó viendo a su amigo que verificaba sus cartas también viendo que movimiento debía hacer y cuáles eran las probabilidades de poder ganar.

—Incluso una vez para mi cumpleaños me dio un regalo mejor que el tuyo. No le caía muy bien, pero respetaba el hecho de que somos mejores amigos y nunca me faltó el respeto. Ese nuevo Omega que tienes no me dijo cosas muy amables.

Guardó silencio por unos segundos para ver su reacción y en su rostro no se notaba si estaba enojado o no debido a su piel morena, pero lo imaginaba rojo por la rabia que estaba sintiendo. Jim lo conocía bien, así que sabía que en el fondo no estaba muy feliz o tranquilo por las cosas que estaban sucediendo. No le creía muy bien el hecho de que le diera igual Prince y todo lo relacionado con él.

—Además, Prince era más gracioso y…

—¡¿Qué te traes, eh?! —exclamó cuando le tiró las cartas por la cabeza y se puso de pie —. ¡Estás dele y dele con lo mismo! ¡¿Te gusta a acaso?!

—Bien —murmuró Jim levantando sus brazos en señal de rendición.

—Te invito para que nos podamos divertir y la única mierda que haces es hablar de él. Pareciera que el que lo extraña eres tú y no yo. ¿Acaso te gustaba y nunca me lo dijiste? —inquirió mirando los ojos cafés de su amigo esperando una respuesta rápida porque sentía que estaba a nada de romperle una silla en la cabeza por volverlo loco.

—Solo era una broma y…

—¡Pues, deja esas bromas de mierda o ándate de mi casa!

—Ah, ¿me estás echando? —inquirió poniéndose de pie también.

Maiston sabía que era algo que nunca había hecho en todos los años que llevaban siendo amigos, pero era algo que estaba pensando seriamente porque Jim no le estaba ayudando en nada.

Tragó saliva y dijo:

—Si sigues diciendo lo mismo todo el tiempo, entonces te voy a echar.

—Que irritable estás.

—¡Lo estoy porque no me dejas en paz, carajo!

Lo vio irse dentro. Sus pasos eran tan ruidosos que se escuchaban por todo el lugar y, mientras iba caminando, piso una prenda de ropa que la tomó con enojo.

—¡¿Por qué dejan la maldita ropa tirada, eh?! ¡Quiero orden en la maldita casa porque no es un jodido chiquero!

—Eso es lo que Prince decía —le recordó Jim por detrás.

Vio girarse a su amigo con cara de loco mientras sostenía la prenda en sus manos dando por hecho que con eso lo iba a estrangular. Retrocedió sigilosamente y sin hacer el más mínimo ruido para salir por la ventana deslizante.

—¡Tiene que haber orden! ¡No quiero calcetines, ni poleras tiradas por ahí porque hacen que todo se vea asqueroso! ¡¿Quién dejó este maldito vaso en el lavaplatos?! ¡Es un desorden horrible!

Gritó y gritó sin parar mientras Jim lo oía desde afuera y no pudo evitar sonreír porque estaba diciendo todo lo que Prince le decía a él siempre que no ordenaba algo.

No supo lo que estaba haciendo, pero se movió sigilosamente de nuevo para asomar la cabeza cuando lo escuchó regañar solo que más despacio. Lavó el vaso hasta dejarlo impecable y luego se puso a mirar por la casa viendo que había ropa por todos lados y, claro, no era suya, pero sí del Omega que se estaba quedando con él.

Jim lo vio incluso poniéndose a barrer y limpiar los vidrios como si fuera un maniático de la limpieza.

El simplemente entro para sentarse en el sillón y encendió la televisión para ver qué estaban dando de bueno. No había ninguna película, así que fue pasando de canal en canal cuando vio a su amigo bajar con un canasto de ropa sucia para echarla a lavar. Y como luego se ponía a limpiar el piso con un trapero. Jamás lo había visto haciendo algo como eso. Sabía que era bueno cocinando, pero para el tema de la limpieza nunca ayudaba a Prince y siempre lo hacía todo solo.

Estaba cambiando de canal cuando llegó a uno donde vio a Prince. Notó que era una entrevista que estaban repitiendo.

—¿Qué es eso? —preguntó Maiston.

—Nada.

Intentó cambiarla cuando se acercó para arrebatarle el control de la televisión. Luchó por impedirlo, pero se lo terminó sacando de las manos para regresarla al canal anterior.

Supo lo que era y no pudo simplemente cambiar el canal.

No había querido hacerlo, se había aguantado las ganas de ver aquella entrevista que estaba pasando por algunos canales e incluso siendo transmitida por algunas redes sociales el día de ayer. Sin embargo, después de tanto negarse, se encontraba sentado viéndola y solo enojándose más y más con cada palabra que Prince decía. No supo porque la estaban repitiendo, pero nada más la tomó como una muestra de la vida para castigarlo.

Recordó que antes siempre veía la repetición de sus entrevistas con él. Se sentaban a verla y a comentar cosas y, a pesar de que muchas veces se instalaban para ver la entrevista y criticar algunos temas, la mayoría de las veces terminaban haciendo otras cosas.

Miró a otro lado por unos segundos al recordar ciertos momentos y quiso golpearse la cabeza con el control remoto para eliminar esos pensamientos llenos de perversidades, pero, aunque no quisiera, seguía recordando a la perfección el aroma de sus feromonas.

Y era a rosas. A unas hermosas rosas rojas que lo hacían volver loco.

—Mejor no la veas —opinó Jim estirando su mano para quitarle el control. Maiston le dio una sola mirada para advertirle de lo que le podría ocurrir si intentaba algo de nuevo.

Centró su mirada en la televisión y prestó atención a todo lo que ocurría.

Sentía satisfacción cuando alguien le hacía alguna pregunta complicada creyendo que lo iban a hundir, pero luego casi le salía humo de las orejas al ver que se libraba de todas ellas con demasiada facilidad.

Quiso tirar el control remoto contra la televisión y luego agarrarla a patadas para poder quitarse ese enojo irracional que estaba sintiendo. No podía creer que se viera tan feliz y calmado cuando le preguntaban aquellas cosas. Simplemente, sonreía, se acomodaba el cabello o bebía un poco de agua para responder a todas las cosas que le preguntaban.

Los flashes de las cámaras iluminaban todo más de una vez y, a pesar de que estaba nada más sentado, se veía bien. Demasiado bien que solo lo hacía enojar más.

—Me llamo Constanza, mi pregunta viene sobre el divorcio, ¿cree que, en algún momento, se arrepintió de haberlo tenido? ¿Pudo haberle perdonado todo para cuidar su imagen?

Maiston, ante esa pregunta, sin poder entender el por qué, se quedó atento a su respuesta. Lo vio con un rostro serio y tragó saliva casi gritándole que responda rápido.

—Hola, Constanza, tu pregunta es interesante.

—Claro que es interesante, maldita sea, respóndela luego —dijo el moreno sabiendo que no había posibilidad de que él pudiera escucharlo.

Su amigo le dio una breve mirada porque su desesperación era evidente hasta para el más estúpido de la fas de la tierra. Negó con su cabeza porque, el único que parecía no darse cuenta de lo que estaba haciendo, era él.

—Pero, es simple, porque nadie jamás se va a arrepentir de limpiar la caca de sus zapatos que pisa por ahí. Y, respecto a mi imagen, ¿acaso ves dañada mi imagen? Sigo estando tan alto como siempre o incluso más que antes, así que, Maiston, querido, gracias por haberme dado patrocinio, adoro que hablen de mí.

—¡Maldito desgraciado!

—Oye, ya bájale —murmuró Jim mientras leía una revista de moda que había tomado, sin embargo, no pudo hacerlo más cuando Maiston se la quito de las manos para arrugarla y tirarla al suelo con ferocidad.

—¡¿Acaso yo soy mierda de algún perro o qué?! ¡¿Cómo se atreve a decir eso de mí?!

Jim soltó un suspiro dando por hecho que ya iba a empezar otra vez a regañar sin parar.

Y estaba colérico. Miró a todos lados para poder encontrar algo con lo que quitarse el enojo porque, oír todo eso, había sido más que suficiente. Sintió que su cabeza iba a explotar de tanto enojo y maldijo su nombre una y otra vez hasta que vio una lámpara que Prince nunca había ido a buscar, pero que sabía que amaba por los colores que tenía.

No perdió tiempo en ponerse de pie para ir a tomarla y tirarla contra la pared.

—Oye, Maiston, para ya que te estás pasando.

—¡¿Quieres que te tire contra la pared acaso?! —preguntó listo para tomarlo y lanzarlo.

—No.

—¡Entonces no te metas, maldita sea! ¡Voy a quemar esta maldita casa para que no quede ningún recuerdo de ese mal agradecido!

—Estás exagerando. ¿Qué tal si te vas a dar una ducha con agua fría? Es solo una entrevista. Tú también has tenido como dos donde has dicho cosas sobre él, así que, ¿para qué te pones así porque él diga algo?

—No, tú no entiendes nada. No sabes nada.

—Creo que soy el único que sí lo sabe y sí lo entiende. Ya abre los ojos mejor.

Maiston lo ignoró para tomar un cuadro y romperlo porque sentía que, si no se quitaba el enojo irracional que estaba sintiendo, su cabeza le iba a explotar. Nunca antes se había sentido tan cegado por el enojo como ahora. Estaba a nada de ir a donde estaba el Omega y gritarle miles de cosas para dejarlo en su debido sitio de una buena vez porque estaba cansado de todo. Nunca pensó en que iba a llegar a ese punto, pero era demasiado.

Jim lo vio tirar los cojines para todos lados e incluso dar vuelta unos sillones. Tuvo que agacharse y esquivar más de una fotografía que quedaba por ahí donde aún salía Prince y que había olvidado quitar.

—Ya basta, Maiston. Yo también me habría enojado si hubiese dicho ese de mí, pero, ¿qué es lo que quieres? No va a decir flores de ti cuando tú lo engañaste y toda la prensa se enteró. Lo atacaron por una semana entera donde no lo dejaban ni respirar y tú no hiciste nada para calmar la situación. No puedes esperar que se quede callado cuando, el único que hizo algo malo, fuiste tú.

—Cállate, lo digo en serio.

—Y yo también lo digo en serio. Asúmelo, nunca estuviste seguro del divorcio y solo dijiste que sí para llevarle la contra.

—¡Jamás! ¡Jamás me voy a arrepentir de ese divorcio! ¡Si piensa que voy a ir donde él rogándole que regrese conmigo, está muy equivocado! ¡El único que le va a rogar de rodillas y llorando al otro por volver, es él! ¡Nunca, jamás, jamás, pero jamás, me voy a arrodillar ante ese Omega! ¡Lo juro por mi nombre y todo el poder que tengo!

Más populares

Comments

Rosse.

Rosse.

te amo Jim, enserió!!! me encanta que no eres de esos amigos solapadores y le dices sus verdades en la cara por tienes toda la razón! el la cago y todavía se hace el ofendido? es de no creer😡

2024-04-25

11

Mercedes Cerna

Mercedes Cerna

je/Facepalm/

2024-05-06

0

Mercedes Cerna

Mercedes Cerna

this

2024-05-06

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play