17.

—Buenos días —saludó el moreno a todos los que se le cruzaban por el camino.

Tenía un dolor de cabeza por no haber podido dormir bien y también dolor de cuello. Ya no recordaba cuando había sido la última vez que había dormido plácidamente y sin que nada o nadie lo molestara.

Ignoró las miradas que todos le daban porque muchas personas lo sabían y habían leído los periódicos. El único que no tenía idea de lo que pasaba o el por qué de las miradas, era Maiston. Se subió al ascensor viendo como dos chicas lo miraban mucho mientras susurraban. Comenzó a pensar en que tal vez tenía algo en la cara, así que, al salir del ascensor, se fue al baño de inmediato.

Al verse en el espejo, notó que todo estaba bien, pero se encontró con unos chicos que también lo miraban mal.

Lo vio salir y pestañeó un par de veces porque todo se sentía extraño. Comenzó a pensar que tal vez tenía el aspecto de un extraterrestre o que había despertado mágicamente en otro universo alterno. Pensó en muchas cosas hasta que llegó a su oficina.

—Hola, Rouse —saludó a su secretaria —. ¿Cómo estuvo todo por aquí? ¿Jim hizo sus labores?

Esperó una respuesta mientras revisaba unos papeles viendo que todo estaba bien.

—Sí, jefe, todo en orden y el jefe Jim realizó todas sus labores.

—Me alegra. ¿Algo nuevo que deba saber? Había quedado pendiente una llamada de China, ¿se efectuó el llamado o aún no? —preguntó y le dio una breve mirada para verla rara igual que todos, pero con la diferencia de que ella lo intentaba disimular un poco más —. Espero que no, para así poder hacerme cargo yo en vez de Jim.

—No, jefe, aún no se lleva a cabo ninguna llamada, jefe.

—Perfecto, entonces, cuando llamen, me lo comunicas de inmediato. ¿Algún recado o algo?

—No, jefe.

La quedó mirando extraño porque nunca le había oído tantos "jefes" en su vida. Decidió irse dentro creyendo que iba a haber alguien muerto, pero todo estaba en perfecto estado, así que no entendió el porqué de que todos se estuvieran comportando de aquella manera.

Vio unas revistas y unos periódicos sobre su mesa y pensó que ya era tiempo de averiguar que estaba pasando en el mundo.

Su mano casi tomó la revista cuando escuchó:

—¡Maiston!

Dio un brinco mirando a la puerta viendo a Jim.

—¡Hay una emergencia!

—¿Qué? ¿Qué paso?

—Alguien se cayó por las escaleras. ¡Anda a ver rápido que eres el jefe, carajo!

Asintió y salió corriendo para ver que tan grave era el accidente. En esos segundos, Jim tomó las revistas y periódicos para tirarlos a la basura. Eran viejos, pero no debía verlos y salió detrás de él.

El moreno miró a todos lados intentando saber donde era él accidente. Bajó por las escaleras más de dos pisos sin encontrar a ningún herido y, al darse cuenta de que había sido una mala broma, de las muchas bromas que Jim le hacía, regreso subiendo de forma calmada para verlo apoyado en la pared y una sonrisa en el rostro.

—Que gracioso.

—Solo quería ver si estabas en forma, hombre.

—Ajá. Me voy porque tengo cosas que hacer. Necesito que me revises unos papeles rápidamente.

—Por supuesto, jefe supremo —bromeó mientras caminaba detrás de él.

Entraron a la oficina y Jim recibió los papeles que le entregaba para ir asintiendo mientras le explicaba lo que debía hacer. Lo vio sentarse y que tenía mejor aspecto que hace unas semanas, así que se sintió aliviado de que las vacaciones hubieran servido un poco.

—Por cierto, ¿las revistas que estaban aquí?

—Que voy a saber yo, me voy.

Lo vio salir y miró a todos lados porque quería verlas. Sabía que estaban ahí y que las iba a tomar antes de que Jim le hablara. Se puso de pie mirando a todos lados creyendo que se habían caído cuando notó que no había nada.

Soltó un suspiro exasperante porque ya comenzaba a enojarse de nuevo. Decidió tomar el control remoto para encender la televisión. Después de mucho apretar, se dio cuenta de que no encendía. Miró el control para ver si alguien le había quitado las pilas, pero todo estaba bien. Se acercó a la televisión en un intento de examinar que le ocurría. Quiso encenderla apretando los botones que tenía, mas nada funcionaba. Comenzó a pensar que no había luz para luego descartar la opción viendo que las luces de la oficina estaban encendidas.

Movió sus manos por detrás para encontrar un cable que estaba cortado.

—¿Quién carajo le cortó un cable a la televisión?

Caminó listo para ir a preguntarle a Rouse que es lo que había ocurrido y fue cuando vio algo asomado en el basurero. Desde lejos, notó que eran las revistas que había querido ver hace un rato.

Estiró su mano para tomarlas y verlas todas arrugadas. No recordaba el momento en que él las hubiera metido ahí, pero nada más pensó en que todo estaba muy extraño que le dio escalofríos. Abrió la revista para ver las cosas que se informaban. Hablaban de muchas celebridades, de algunas comidas famosas, de algunos porcentajes de obesidad en el mundo y de pobreza. Entonces, llegó a la sección de los famosos más poderosos del último año donde nuevamente estaba Prince.

Se decían cosas breves y nada importantes, así que siguió avanzando cuando llegó a donde habían más imágenes de él. Le pareció extraño que estuvieran hablando de él en dos secciones diferentes.

Continuó leyendo con calma para ir abriendo sus ojos cada vez más.

—Oye, Maiston…

Jim no dijo nada al ver lo que estaba leyendo y simplemente cerró sus ojos porque pensaba decírselo en la tarde cuando estuvieran sentados y cómodos. Había amenazado a casi toda la empresa para evitar que dijeran algo indebido, pero ya le quedaba claro el hecho de que nada de eso había valido la pena.

Maiston siguió leyendo viendo las palabras:

Embarazo.

Bebé.

Matrimonio.

Y fotografías que se le habían tomado en algún momento.

—Te recomiendo que lo tomes con calma —sugirió Jim llegando a su lado —. De seguro es Photoshop.

Y era algo recurrente. El Photoshop era algo que estaba en muchas imágenes y donde los paparazzi siempre lo aprovechaban para su propio beneficio. Vio a Prince saliendo con algo que estaba cubierto en sus brazos, para luego verlo una vez más con algo en sus brazos y notó que era una niña.

Sus ojos observaron todo y las imágenes eran lo suficientemente claras, así que pudo notar más que bien lo que, aquella niña, tenía en su cuello.

—L-la m-marca. Tiene… una marca.

—¿Marca? ¿Qué marca? —preguntó Jim mirando la foto.

Entonces, el moreno le indicó el lugar y fue cuando la vio.

—Ah, carajo, tiene tu misma marca. Bueno, entonces no es Photoshop.

Siguió mirando la imagen porque no le podía quitar los ojos de encima. Y no supo qué pensar, ni qué hacer. Sintió que la respiración le faltaba, que sus piernas se volvían débiles.

—Siento que me estoy mareando.

—Nada más no te vayas a desma…

No tuvo tiempo de sostenerlo cuando lo vio caer al suelo como un saco de papas que tiraban desde lo alto.

—¡Rouse! ¡Rouse!

—¡¿Qué le pasó?! —preguntó alarmada al verlo tirado en el suelo.

—Se desmayó, ¿tienes un poco de alcohol por ahí?

—Sí.

—Date prisa, mujer.

Ella salió rápidamente para volver a entrar casi al segundo. Le entregó la botella de alcohol y un poco de algodón que humedeció para pasar cerca de su nariz un par de veces.

Maiston soltó un quejido sintiendo el dolor en su cabeza por el golpe y fue abriendo sus ojos con lentitud. Vio todo borroso y las palabras de Jim se fueron repitiendo sin cesar. Era solo Jim y Rouse quienes estaban ahí, pero vio a seis personas que lo miraban desde arriba.

—No te levantes aún porque te golpeaste la cabeza. ¿Te sientes bien? Si te sientes muy mal, entonces llamo a un médico. Ya estás viejo para sorpresas así.

—¿Vio la noticia? —preguntó Rouse.

—Sí, ya la vio y también vio que tiene su misma marca de nacimiento.

—Oh, entonces contra eso no se puede negar nada. Las marcas de nacimiento no mienten. Mi papá tuvo una aventura con una mujer y de eso nació un bebé. Él lo quiso negar, pero tenía su marca de nacimiento, así que no tenía muchas oportunidades de mentir.

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