13.

Maiston solía siempre dormirse temprano, sin embargo, en los últimos meses era algo que le tomaba demasiado esfuerzo. Podía cerrar sus ojos y obligarse a dormir, pero de nada servía porque podía estar horas con los ojos cerrados sin poder lograr nada más que sentirse miserable.

En un par de horas más debía irse a trabajar, debía asistir a una reunión importante con gente del extranjero, debía estar en buenas condiciones para lograr algo bueno y, a pesar de todo eso, solo quiso dejarse caer a ese vacío que lo estaba consumiendo como un loco.

Cerró sus ojos y quiso intentar dormirse de nuevo, no obstante, su cabeza no quería darle tranquilidad, sino que miseria al recordarle aquella vez cuando conoció a Prince:

Ese día estaba nublado. Estaba pronosticado una lluvia torrencial y posible tormenta eléctrica. El invierno había llegado con todo y muchos andaban en la calle sin algún paraguas y corriendo para todos lados en intentos de no mojarse más de lo que ya estaban. Maiston estaba mirando por su oficina como caía la lluvia. Era un día más de trabajo y eso le gustaba. Amaba lo que hacía y no tenía problemas en levantarse todos los días a las seis de la mañana.

—Bien, ¿estás listo? —preguntó Jim —. Ya es hora de que vayamos a esa cena.

—Sí, sí, nada más estaba viendo que llueve mucho.

—Sí, dudo que vaya a parar porque las nubes están muy cargadas de lluvia. Vamos.

Asintió y salió tomando su teléfono y su chaqueta.

Salieron hablando sobre las personas con las que se iban a encontrar en aquel restauran. Era un lugar donde solían juntarse muchos inversionistas, personas con dinero, famosos, ricachones, entre otros. Era un día al año donde asistían muchas personas del país y donde, por lo general, solían hacerse muchos tratos y más. Jim y Maiston iban porque tenían agendada una hora con un empresario poderoso. No querían perder aquella oportunidad de poder agrandar sus territorios y firmar nuevos tratos que les refresquen la vida.

Su padre le había enseñado todo lo necesario para manejar la empresa, así que nunca se preocupaba por nada. Después de su padre, él se había convertido en el jefe de todo y estaba a cargo de muchas cosas.

Tenía un hermano, pero siempre estaba de viaje en otros países haciendo sus propias cosas, manejando sus propios asuntos y logros propios, pues eran hijos de diferentes madres, así que, como era normal, no se llevaban bien. Él tenía a su madre viva, pero Maiston tenía a sus dos padres muertos y solo se aferraba a sus conocimientos y ya. Aquellos tiempos habían sido complicados, pero los había sabido sobrellevar sin mayores altercados.

Al bajarse del auto, caminaron rápidamente para intentar mojarse lo menos posible. El hombre en la puerta les pidió sus nombres, a pesar de que ya los conocía, pero era el protocolo y entraron.

Había mucha gente. Mujeres con hermosos vestidos y hombres con elegantes trajes. No era un secreto que iba a ser un lugar repleto de feromonas por donde se le mirase y que, debido a ello, los Omegas eran muy pocos. Los que estaban presentes, normalmente estaban con sus parejas y marcados, así que no tenían mayor problema al cual enfrentarse.

—Te lo dije —habló Jim tomando una copa de vino que un mesero andaba repartiendo —, gente poderosa por donde se le miré.

—Sí, ya veo —murmuró mirando alrededor.

—Vamos para allá. Si nos retrasamos un poco, el alemán se va a enojar.

Asintió y siguieron caminando. Mientras caminaban, se dedicó a mirar por todo el alrededor. Había muchos cuadros, cortinas largas y hermosas y enormes candelabros colgados desde el techo. Había una música elegante y clásica que hacía que todo fuera más grato.

Subieron unas escaleras cuando se encontraron con más personas.

—Allí está.

Maiston miró donde su amigo le indicaba y aclaró su garganta. Jim no hablaba alemán, solo sabía algunas cosas pequeñas, así que simplemente él iba a hablar con él.

Lo vieron hablando con unas personas y, como habían muchas en el camino, todas se fueron moviendo mientras ellos iban avanzando. El moreno se quedó viendo al hombre como hablaba con alguien más. No supo quién era, pero el hombre sonreía mientras asentía. Finalmente, antes de poder llegar, el chico se dio una vuelta para marcharse. No miró a ningún lugar en específico, pero Maiston lo miró detenidamente mientras avanzaba.

Y era un Omega.

Aquello era evidente porque era hermoso y, a pesar de que era un Omega, lo vio caminando solamente y sin miedo a nada, ni siquiera se le notaba miedo por encontrarse entre gente tan alta y grande.

Lo siguió con la mirada todo el tiempo viendo como bajaba por las escaleras. Y su mente se quedó en blanco total. Nunca le había pasado eso. No solía deslumbrarse mucho por las personas o las cosas porque lo tenía todo con solo chasquear los dedos. Si alguien le decía que no, luego le decía que sí por comprarle algo, pero en ese instante, todo lo sintió diferente. Y su corazón se aceleró.

No supo qué ocurría hasta que Jim le dio un golpe en el hombro y miró al frente. Pestañeó un par de veces para estirar su mano en modo de saludo.

—Entschuldigung, ich habe für eine Sekunde vergessen, wo ich war (lo siento, olvidé dónde estaba por un segundo) —se excusó con el alemán.

El otro sonrió mientras le daba un apretón de manos.

—Ich habe gesehen, dass viele vergessen, wo sie sind, wenn sie Prince sehen (he visto a muchas personas olvidar dónde están cuando ven a Prince) —dijo sonriendo.

Y no supo qué más dijo o que palabras soltó él porque en su cabeza solo se estaba repitiendo el nombre de ese Omega una y otra vez. No supo cuánto tiempo estuvieron hablando o si, en algún momento, hicieron algún trato o todo terminó en nada. A penas tuvo una oportunidad, se fue al baño sintiendo que estaba sudando mucho, que sus manos estaban sudadas y temblorosas y tragó saliva.

Se quedó mirando en el espejo y se vio extraño. Lavó sus manos y salió con lentitud por el pasillo.

Jim lo estaba esperando donde estaba la comida, pero olvidó por donde había llegado y a dónde debía ir. Pasó las manos por su cabeza sintiéndose mareado. No supo muy bien lo que le estaba pasando, pero si supo que todo había comenzado cuando lo había visto a él. El calor seguía aumentando en su cuerpo con fuerza y sintió su garganta seca. Se sostuvo de la pared y pensó que debía ser un chiste porque para su ciclo de calor faltaba mucho aún.

Miró a todos lados viendo el pasillo vacío y simplemente entró a una habitación para poder ocultarse y llamar a Jim. Necesitaba irse rápido porque no tenía ningún inhibidor a la mano.

Tomó su teléfono con sus manos sudando.

—¿Disculpa?

Alzó la mirada y retrocedió con fuerza al verlo.

—¿No te enseñaron a tocar la puerta? Estoy ocupado, lárgate de aquí —exigió Prince.

Maiston no fue capaz de hacer nada, pero fue su cuerpo el que respondió. Y lo vio lindo, con un rostro serio, pero unos ojos verdes sumamente dulces. Su cabello castaño no era largo ni corto y la ropa que llevaba le pareció extraña y que, a la misma vez, le quedaba perfecta, entonces imaginó que sin ella se vería muchísimo mejor.

Prince retrocedió al verlo de aquella manera y pestañeó un par de veces al sentir que algo se acercaba a él con fuerza.

—¿Estás soltando feromonas? ¡Ni siquiera te conozco!

—L-lo… siento —murmuró y quiso salir, entonces la puerta no cedió.

Intentó moverla con fuerza para darse cuenta de que era en vano.

Sabía que sus feromonas eran intensas y, a pesar de que estaba siendo consumido por el rut, era consciente de lo que estaba pasando y su nariz fue atacada por un aroma que nunca antes había sentido. Apretó el pomo de la puerta con fuerza que casi lo hizo crujir porque ese aroma solo significaba una cosa. No quiso mirar sobre su hombro para poder controlarse, pero no era necesario mirar cuando lo podía imaginar.

—No… quiero que me toques… —escuchó decir y pensó que hacerlo iba a ser demasiado sencillo.

Un Omega en celo no iba a ser capaz de hacer nada porque iba a estar consumido por el.

Tomó su teléfono de nuevo y apretó sus ojos porque, si para un Omega era difícil el ciclo de calor, entonces, para un Alfa, el resistirlo era el triple de peor porque tenían la necesidad desmedida de encontrar a alguien y poder saciar ese deseo de cualquier forma posible.

Y era un aroma a rosas. Si cerraba sus ojos, solo veía rosas y no cualquier rosa, sino que rosas rojas. Su aroma era dulce y embriagador totalmente.

Se giró sintiendo su cuerpo caliente y miró a todos lados viendo una puerta. Dio unos pasos y llegó donde Prince que no pensó en nada tampoco. Quiso quitarse la ropa y hacer muchas cosas, pero Maiston lo metió dentro y cerró la puerta con fuerza. Pestañeó un par de veces viendo todo borroso y regresó a la puerta para intentar abrirla e irse. Y estaba cegado por el enojo y muchas cosas más.

Cuando la puerta fue abierta, vio a un chico que nunca antes había visto, pero a simple vista se notaba que era un Beta.

—¡¿Qué estás haciendo aquí?!

Lo ignoró y se movió para salir y el chico entro corriendo gritando el nombre de Prince. Al final del pasillo, vio aparecer a Jim que no dudo en acercarse a él. Se cubrió la nariz con un paño para, con su otro brazo, sostenerlo mientras le daba un inhibidor que, para esa altura, no iba a ayudar mucho, pero serviría para sacarlo de ahí.

Más populares

Comments

Daniela Belén

Daniela Belén

son destinados, no tengo pruebas pero tampoco dudas, simplemente el alfa es un idiota q no supo valorar el tesoro q tenía

2024-04-07

13

Mercedes Cerna

Mercedes Cerna

pero quien es ? Mika?? quien ?

2024-05-06

0

Rosse.

Rosse.

por lo menos lo respeto y no le hizo nada eso habla bien de él, entonces porque carajo lo engaño????

2024-04-25

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play