Capítulo 17

Cuando ambos llegaron a su habitación. Bruno se sentó en la cama y con rostro serio preguntó.

- Qué fue lo que dijo mi padre acerca de mi ausencia en la cena?

- No me cambies el tema. Quién es Lady Elvira? - agregó Alicent.

- No es nadie importante. Acaso estás celosa Alicent? - preguntó Bruno contento.

- No, por supuesto que no. Pero soy tu esposa, si esa mujer significó algo en tu vida, yo debería saberlo no? - se defendió Alicent.

- Claro - Bruno le dió por su lado. Pero estaba contento por ver a Alicent por primera vez celosa.

- Y? Me vas a decir quién es ella?- repitió Alicent.

- Fue una antigua amante que tenía en ese reino. Prima del rey. No fue nada serio. - le quitó importancia Bruno.

- Si tú, o más bien si ustedes desean retomar... - Alicent ya no quería seguir con aquello. No quería continuar hablando del tema.

- No voy a retomar nada con ella, entiendes? Te tengo a tí. No me interesa tener nada con nadie más. - Bruno se acercó a Alicent y acarició su rostro. Después le dió un tierno beso.

Alicent se sintió más segura con la respuesta de su marido. Sabía que no se habían casado por amor. Pero no quería que otra mujer se metiera y estropeara el cariño y la confianza que iban construyendo día a día.

- Alicent, es muy importante que me digas qué fue lo que dijo mi padre mientras no estuve en la cena. - preguntó de nuevo Bruno, con un tono más amable.

- Se veía molesto, no paraba de ver tu lugar y el de Julieta. Creo que sospecha que estaban ustedes dos juntos. No me has platicado, que hiciste con ella? - preguntó Alicent.

- La he enviado a qué se pusiera maquillaje para que se notará más la herida del ojo. También me aseguré que no hablara sobre lo que pasó contigo. - ella está muy asustada, espero que no haya dicho nada.

Ambos se fueron a dormir, pero a media noche se empezaron a escuchar unos gritos. Al parecer eran de Julieta. Seguramente el Conde estaba descargando de nuevo su ira contra ella.

Alicent no pudo más y se levantó de la cama.

- Alicent, a dónde crees que vas? No puedes ayudarla. - dijo Bruno.

- No puedo dejar que él la mate y no hacer absolutamente nada - sin previo aviso, Alicent salió de la habitación hacia donde se escuchaban los gritos.

El conde y Julieta estaban en el recibidor de la escalera principal. Julieta estaba bañada en sangre. Y el Conde parecía que aún no tenía suficiente con el daño que le había hecho a la pobre chica.

Alicent bajó las escaleras rápidamente y se interpuso entre el Conde y Julieta.

- No por favor. La va a matar. - pidió Alicent.

- Esa rata lo que merece es la muerte. Quítate niña o te tocará a ti también. - dijo el Conde con tono amenazante.

Alicent no se movió ni un centímetro, a pesar del miedo que le provocaba el Conde. Eso lo puso furioso. Con su mano le dió una bofetada que la mandó al piso.

Pero Alicent volvió a ponerse de pie, protegiendo a Julieta. En eso, llegó Bruno corriendo y se puso a lado de Alicent.

- Tú también te vas a poner a lado de ésta? Esperaba más de tí Bruno. Me has decepcionado. - dijo el Conde, se notaba que estaba ebrio.

- Por favor padre. Alicent no conoce las reglas. Me la llevaré y esto no volverá a pasar. - suplicó Bruno.

- Débil. Siempre has sido débil y patético. Las mujeres te tienen dominado. Pensé que habías cambiado pero sigues siendo el mismo llorón de siempre. Espero esto te enseñe la lección - el Conde con su magia empezó a asfixiar a Bruno.

Rápidamente Bruno terminó en el piso. Alicent intentaba hacerlo respirar. El Conde lo estaba torturando. Cuando estaba más débil, lo soltó e hizo un nuevo hechizo que le abría la piel a Bruno. Bruno estaba gritando de dolor. Hasta que perdió el conocimiento.

- Déjelo maldito infeliz. - Gritó Alicent fue a golpear al Conde para que dejara en paz a su marido.

El Conde fijó su mirada a Alicent. Se veía desprecio en sus ojos.

- Nunca debí dejar que mi hijo se casara contigo, pequeña arpía. Ahora lo has puesto en mi contra. - dijo el Conde.

Alicent sintió terror al recibir aquella onda de odio por parte del Conde. El Conde la tomó y con sus manos empezó a apretarle el cuello. Alicent no podía hacer nada para liberarse de las manos de ese hombre. Sentía desesperación por no poder respirar. Estaba a punto de perder la consciencia, pero por más que intentaba luchar, el Conde era más grande y fuerte que ella y no podía hacer nada al respecto.

- Padre, suéltala por favor. Creo que Alicent está embarazada. - Se escuchó una voz a lo lejos. Era de Regina. Ella aún se encontraba arriba de la escalera.

El Conde la soltó de pronto y Alicent terminó el el suelo, tratando desesperadamente de respirar. Cuando tomó suficiente aire.

- Esto, pequeña nuera, es tu castigo por haberte metido en mis asuntos. - dijo el Conde y se acercó a Julieta, que estaba hecha un ovillo en el suelo. La chica comenzó a gritar con desesperación.

La levantó del piso y le volteó el cuello. El cuerpo sin vida de Julieta cayó al suelo.

- Ahora tienes una muerte en tu consciencia. Enciérrenla en su habitación y no podrá salir hasta que yo lo diga. Espero que estés embarazada. O si no, nadie te salvará de mi. - dijo el Conde y se dió la media vuelta y se fué.

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