Varios días habían pasado. Bruno estaba cada vez mejor, pero aún le costaba hacer varias cosas. Alicent seguía curándolo con magia por las noches y eso acortó su recuperación de varias semanas a unos cuantos días.
En la mansión todos estaban sorprendidos por la rápida recuperación del joven Bruno y sabían que él, al igual que su padre, era un brujo y que tenía poderes mágicos y a eso le atribuían su mejoría.
- Creo que ya puedo ir contigo a la biblioteca secreta. Ya puedo caminar mucho mejor y la debilidad que sentía el día de ayer ya ha desaparecido. - comentó Bruno.
- Estás seguro? Podríamos retomarlo mañana, no hay prisa. - contestó Alicent.
- Si la hay, mi padre me asesinará si para cuando vuelva yo no domino esos anillos de fuego. - dijo Bruno.
- Está bien, tú practica y mientras yo investigaré sobre el bloqueo que tienes. Si no lo tuvieras, a lo mejor ya habría podido curarte completamente. - mencionó Alicent.
Así, ambos emprendieron camino hacia la biblioteca. Bruno había resultado muy buen maestro de magia para Alicent. Corrigió algunos errores que la pelirroja cometía. Y ambos se la pasaban muy bien juntos.
Por primera vez, Alicent no se arrepentía de estar casada con Bruno. Lo único que distaba de ser ideal, era el suegro que tenía. Pero mientras él no estuviera podían vivir una vida muy tranquila.
Cuando hubieron llegado a la biblioteca, Alicent empezó a ver los índices de todos los libros de magia para encontrar sobre el bloqueo.
Encontró un libro muy avanzado. Y lo abrió en la página correcta y después empezó a leer. Conforme iba avanzando en su lectura sus ojos de iban abriendo más y más.
- Bruno, tienes que leer esto. - dijo Alicent.
Bruno se acercó a la chica.
- De qué se trata? - preguntó el apuesto joven.
- Creo que se de qué se trata lo que tienes. Alguien intentó cerrar tu portal de magia a edad temprana. Mira aquí dice que el portal se encuentra en el plexo solar, pero dice también que desbloquearlo requiere una cantidad muy considerable de magia. - leyó Alicent.
- Pero si cerraron mi portal de magia, entonces por qué aún puedo hacer magia? - preguntó Bruno.
- No los sé. A lo mejor no lo pudieron cerrar del todo y hay una parte que se escapa, que es con lo que puedes hacer magia. Tienes idea quién pudo bloquearte? - preguntó Alicent.
- Quién más puede ser? El único con la fuerza suficiente para lograr un hechizo de esta magnitud es mi padre. Debe tener una muy buena razón para evitar que yo tenga todo mi poder mágico al alcance. - dijo Bruno.
- Tal vez temía que te revelaras. - dijo Alicent cómo una posibilidad.
- Tal vez, pero para mí que debe haber algo más. Ahí dice el contra-hechizo para anularlo? - preguntó Bruno.
- Si, pero como te dije requiere mucho poder mágico y yo... no creo poder con algo así, al menos no aún. - confesó la chica.
- Tienes razón. Es demasiado este hechizo para ti en estos momentos, podría dañar incluso tu cuerpo el que lo intentaras. Debemos hacerte fuerte primero. Obviamente todo esto sin que nadie más se de cuenta. - concluyó Bruno.
Ambos siguieron practicando sus hechizos. Pero había algo que no le daba buena espina a Bruno de todo esto. Si su padre lo había bloqueado de magia, entonces por qué lo presionaba tanto para aprender a usar la magia? Eso no tenía mucho sentido.
Varias semanas ya habían pasado y Bruno estaba completamente recuperado. Por la mañana había llegado una carta del Conde anunciando la victoria en Alderán y que pronto volvería a la mansión para continuar con sus planes.
- Adiós a nuestra vida tranquila y pacífica. - comentó Alicent cuando Bruno leyó la carta.
- Alicent, durante este mes no he querido presionarte, pero si mi padre vuelve, sabes que tu y yo.... - Bruno ya no quería seguir hablando.
- Lo sé. Me he hecho a la idea. Si quieres podemos intentarlo esta misma noche. Entiendo la presión que tu padre te hace y lo que menos quiero es que te veas afectado por mi culpa. Te has convertido en una persona muy importante para mí. - dijo la pelirroja.
El corazón de Bruno empezó a bombear con emoción, después de las palabras de Alicent. No sabía qué le pasaba, pero Alicent ya estaba ocupando un lugar muy especial en su corazón.
- Soy importante? - preguntó tímido el chico.
- Por supuesto, yo nunca antes había podido tener un amigo, y tú te has convertido en mi amigo y confidente. - sonrió la pelirroja.
- Amigo... - Bruno meditó las palabras de la chica y dejó de sentir esa emoción de hace unos instantes.
- Vamos a la biblioteca, ya se hace tarde. - La pelirroja se levantó de su silla y emprendió camino hacia la biblioteca secreta.
De cerca Bruno la seguía, con un hueco en el pecho desde que la escucho llamarlo amigo. Pero ya no dijo nada. Se limitó a seguirla.
Quién iba a decir que el orgulloso y altivo Bruno Neville estaba sufriendo de mal del corazón ?
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Yeinand.
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Comments
Elie Covet
Bien autora, excelente trama
2023-03-22
4
Betty Saavedra Alvarado
un capítulo emocionante e interesante
2023-03-12
1
Carnita Ku Ku
si muy interesante, me encanta su contenido, gracias por un capítulo más.
2023-03-11
3