Por favor Alicent, ven a sentarte, qué dirá la reina si te encuentra husmeando por toda la sala? - dijo Bastián, ya que desde que llegaron, Alicent se había empeñado en ver cada rincón de la salita.
- Diré que sólo es una joven curiosa. A ver permíteme verte Alicent. - dijo la reina.
La reina era una mujer de casi 60 años, tenía porte y elegancia y era imponente, sin embargo al mismo tiempo parecía amable y se veía que estaba contenta por tener a su ahijada ahí.
Tanto Alicent cómo su padre se levantaron a hacerle una reverencia a la reina que acababa de entrar a la habitación. Después, por petición de la reina, Alicent se acercó a su Majestad.
- Eres preciosa ahijada mía. Me da mucho gusto tenerlos en el palacio. Ustedes son mis invitados de honor, mandaré pedir una habitación a cada uno y ropas apropiadas y cómodas para que estén en el palacio. - dijo la reina.
- Muchas gracias su majestad, pero eso no será necesario. Sólo vinimos a saludarla. Tengo algunos pendientes en la ciudad y en un pueblo vecino y no puedo quedarme mucho tiempo. - contestó Bastián.
- Ya veo, pero mientras tú estás en tus pendientes, puedes dejar a Alicent aquí a mi cargo. Quiero conocer a mi ahijada y cuando termines regresas por ella. - sugirió la reina.
- Estaré fuera por al menos una semana, está segura que no será una molestia?
- Para nada. Puedes estar tranquilo, aquí Alicent estará como en casa. Además recuerda que mi nieta es de la misma edad de Alicent. Ella ahora está un poco deprimida y la compañía de mi ahijada le ayudará bastante. - comentó la reina.
- Y por qué está deprimida? - interrumpió Alicent.
- Ali! - dijo Bastián.
- Está bien Bastián. No la regañes. La curiosidad no es un pecado. Celeste se acaba de enterar que está comprometida y no quiere casarse. Si por mi fuera tampoco dejaría que se la llevaran, es la única familia que me queda.- contestó la reina.
- Es muy entendible, al menos su prometido es guapo?- preguntó Alicent.
- No lo sé, no lo hemos visto desde hace 18 años cuando el niño en ese entonces tenía 3 años. Pero sé que pronto regresarán, él y su padre. - dijo esto último la reina con pesar.
- Pero si no lo conoce y no le gusta por qué la obligan a casarse con un desconocido? Eso es muy injusto para ella. - comentó Alicent.
- Ali, no puedes hablarle así a su Majestad. No creo que sea una buena idea que Alicent se quede. Como pudo observar ella es muy curiosa y no tiene filtro a sus palabras.- contestó Bastián.
- Lo siento, trataré de no inmiscuirme en lo que no es mi asunto, pero me quiero quedar. Por favor papá. - rogó Alicent.
- Vamos Bastián. Sólo serán unos días y después ambos podrán volver a su vida normal en su cabaña. - pidió la reina.
- De acuerdo, puedes quedarte unos días Ali. Me despido entonces. Si me necesitan estaré en la posada del pueblo vecino. - Bastián hizo una reverencia a la reina y se retiró.
- Muy bien señorita, ahora vamos a asignarte una habitación. Estoy muy contenta que estés aquí. Me recuerda cuando tu madre y mi hija estaban por todo el palacio haciendo de las suyas. - agregó la reina con nostalgia.
- Me encantaría escuchar algunas de esas historias. - dijo Alicent.
- Por supuesto. Pero ahora señorita me gustaría que te cambiarás de ropa para que nos acompañes a cenar. - dijo la reina.
Ella le hizo un gesto a una de las mucamas y ésta se acercó.
- Lleva por favor a mi ahijada a su habitación y que le lleven vestidos, joyas y todo lo que necesite para que se vea como toda una princesa. - dijo la reina.
- Claro que sí Majestad. Sígame por favor señorita. - dijo la mucama indicando el camino.
Ambas caminaron por el palacio cerca de donde estaban las habitaciones reales. Alicent estaba embobada. Los pasillos, y las salas abiertas que alcanzaba a ver la impresionaban mucho.
Llegaron a un alcoba y la mucama la abrió.
- Llegamos señorita, esta es su habitación. Pase por favor. Si gusta puedo mandar prepararle un baño de agua caliente para que pueda descansar del viaje tan pesado que hizo y traeré los vestidos. Mientras puede descansar.- sugirió la mucama.
- Eso estaría muy bien. Muchas gracias. - contestó Alicent.
La mucama salió de la habitación y Alicent entro a ver el resto de la alcoba. Tenía un baño con una tina enorme. Los roperos estaban vacíos pero eran muy grandes. La cómoda tenía cepillos e instrumentos de belleza.
Después se acercó a la cama. La colcha era de la mejor calidad. Se tiró hacia el colchón y era la cosa más deliciosa que había probado en su vida. Era extremadamente cómodo. En casa ella dormía en un colchón de paja y no era ni la mitad de cómodo que este.
Las puertas se abrieron y entraron varias mucamas con toallas y palanganas llenas de agua caliente. Entre todas llenaron rápidamente la bañera.
Alicent entró a la bañera y la sensación del agua caliente en sus músculos, hizo que se relajarán y pudiera descansar. El agua tenía pétalos te rosa que emanaban una deliciosa fragancia y la mucama ayudaba a Alicent a lavar bien su cabello, que había acumulado algo de suciedad por el viaje.
Después del baño llegaron más mucamas con muchos vestidos. Todos muy hermosos. Era como un sueño para Alicent. Ahora no sabía cómo iba a volver a su pequeña cabaña en la montañas después de esto.
Se probó varios vestidos, pero al final escogió uno color verde esmeralda que combinaba con sus ojos.
Cuando peinaron su cabello y ella estuvo lista, fue conducida por la mucama abajo al comedor. Ahí ya se encontraba su Majestad y a un lado está a una chica rubia con ojos azules. Era alta pero muy hermosa.
- Ah Alicent querida, veo que ya has llegado. Que hermosa te ves con ese vestido. Permíteme presentarte a mi nieta Celeste. Le he hablado de ti desde hace un tiempo. - dijo la reina.
- Mucho gusto Princesa Celeste. - dijo Alicent haciendo una reverencia.
La princesa no contestó, se limitó a dar una tímida sonrisa y siguió comiendo.
- Pero hija no te quedes ahí. Ven siéntate a mi lado. - ordenó la reina.
Alicent hizo lo que la reina dijo y se sentó a lado de ella, quedando justo al frente de Celeste.
- Alicent, estará con nosotros unos días. Espero que ambas se lleven muy bien. Sus madres eran las mejores amigas. Espero que ustedes se hagan amigas también. - comenzó a decir la reina.
- Abuela quieres que haga una nueva amiga? Es en serio? Para qué? Si yo me voy a ir en unos días. Fui vendida. O más bien di que ya encontraste mi remplazo para cuando me vaya y por eso la mandaste traer y no quedarte sola. - Celeste se veía muy afectada con todo. Comenzó a llorar y se levantó de la mesa y se fué.
- Celeste por favor regresa. - suplicó la reina con lágrimas en los ojos.
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Updated 30 Episodes
Comments
Gilda Wainer
es muy pronto para opinar
2023-07-23
1
Anonymous
🤔🤔
2023-06-24
1
Betty Saavedra Alvarado
Alice y celeste se harán amigas
2023-03-12
4