La noche había llegado y Alicent estaba muy nerviosa. Sabía lo que tenía que pasar y se había estado preparando mentalmente para ello durante todo un mes.
Bruno aún no había llegado a la habitación. Había estado trabajando en verificar los gastos del palacio con el contador y algunos ministros.
Su padre y él hacían labor de reyes sin ser nombrados como tal. El reino en el que se encontraban se llamaba Nebula, era muy pequeño, de apenas 1 millón de habitantes a diferencia de los otros reinos, más grandes y numerosos. Pero a pesar de ser el reino más pequeño era el más poderoso, pues tenía al gran Brujo Negro y a su hijo.
El Conde no era especialmente buen administrador del reino, su vida estaba llena de excesos, al inicio ese cargo era llevado por su esposa Alya, pero al morir ésta, Bruno desde muy joven tuvo que aprender la administración del reino y él la ha llevado desde entonces.
Así la fuerza militar era llevada por el Conde, quien en los últimos 25 años había expandido territorios a los once reinos, pero mantenían la fachada ante el pueblo que sus gobernantes seguían en el poder. Se aprovechó de la arrogancia de los reyes, quienes no admitirían haber sido conquistados por el Conde y su pequeña nación y eso les costó todo.
En sus inicios se hizo así, para que los otros reinos no se enteraran de la Conquista del Conde a los primeros reinos y estos no se unieran a destruir Nebula. Conforme pasó el tiempo, el Conde fue conquistando uno a uno los once reinos. Los reyes se dieron cuenta hasta que ya era demasiado tarde y cada reino estaba bajo el poder del Conde.
Los reyes fungían como simples administradores del imperio, pero las órdenes de lo más importante que debe suceder en cada reino las tomaba el Conde y ellos sólo eran ejecutores de su voluntad. También, mensualmente tenían que pagarle impuestos al Conde, lo cual administraba Bruno e hizo muchas mejoras a Nebula, por lo que era considerado el reino más rico y hermoso.
Esto se logró en los últimos años, lo reyes pensaban que las cosas seguirían por siempre de esa manera. El pueblo les rendía pleitesía, vivían una vida cómoda y llena de lujos, no contaban que el Conde tenía nuevos planes y pronto esperaba derrocarlos.
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En su habitación, Alicent esperaba ansiosa la llegada de Bruno mientras miraba a la ventana.
- Señora, hemos preparado el baño.- dijo la mucama con una reverencia a Alicent.
- Gracias,voy para allá. - dijo Alicent saliendo de su ensimismamiento.
Alicent entró en la bañera preparada con hermosas flores, como todos los días. Mientras ella tomaba el baño una mucama le ayudaba a aplicar una crema para desenredar su largo y rojo cabello.
Salió del baño y se preparó para recibir a Bruno. Esta noche consumirían al fin su matrimonio. Estaba preparada. Había observado cuidadosamente a Bruno. Era un joven bueno en realidad, obligado a actos crueles por su padre. Por lo que no se arrepentía de dejar que él la tomara.
Se puso un camisón muy fino y delgado, ya que hacía mucho calor y esperó a su marido sentada en la cama.
Cuando la puerta se abrió, entró un Bruno bastante cansado y abrumado, al parecer había algunos problemas en el Reino.
- Todo está bien? - preguntó la pelirroja al ver el rostro de frustración de Bruno.
- Noticias de mi padre. Él llegará mañana junto a mi hermana y su esposo. Pensé que ellos dos se quedarían en su nuevo reino. - contestó Bruno
- Y no te llevas bien con ella?
- Con ella sí, pero no soporto al imbécil de su esposo. Mi padre toda la vida me ha comparado con él. Es hijo de el gran duque. Es un idiota al igual que mi padre. Disculpa, no debí decir nada. - Bruno descargó su ira.
- Está bien, si no es conmigo con quién más descargarías tus problemas? - dijo la chica.
Se veía que ella se esforzaba por ser una buena esposa para Bruno. Había aprendido a admirarlo, en su trabajo como administrador del reino, dedicaba mucho dinero a la ayuda social, la educación y a los hospitales. La calidad de vida de Nebula era mucho mejor de lo que era en otros reinos.
- Gracias por escucharme. Voy a tomar un baño rápidamente. - se despidió Bruno y se metió al baño a quitarse todo el sudor del día.
Cuando salió de bañar, lo hizo con un pantalón ligero y sin camisa. Estaban en pleno verano y hacía demasiado calor.
Cuando Alicent lo vió empezó a perderse en ese cuerpo. Bruno era muy atractivo. Antes no lo quería ver como mujer, pero ahora incluso lo deseaba.
Bruno sonrió al ver la lujuriosa mirada de su mujer y recordó que ella le había dicho por la mañana, que esa noche ella se entregaría a él.
El joven de cabello negro se acercó a la hermosa chica. Y la tomó de la mano para que se levantara a su lado.
Con su mano izquierda empezó a acariciar el hermoso rostro de Alicent, hasta que llegó a sus labios, que por la excitación estaban un poco abiertos.
- Estás segura de esto? - preguntó Bruno para confirmar que su esposa no se había echado para atrás.
- Si, Bruno, estoy segura. Sé que debo cumplirte como mujer. - dijo la chica en un susurro apenada.
Con su mano libre, Bruno acercó a Alicent a su cuerpo y sonrió sin dejar de acariciarla. Despues besó sus labios tiernamente y más adelante con un poco más de desesperación.
Bruno deseaba tanto a esa mujer y haberla esperado había sido un tormento, por fin ese día recibía su recompensa.
Sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de su mujer. Alicent estaba muy exitada, necesitaba sentir a Bruno completamente. Ella no sabía bien que hacer, solo deseaba tocar ese cuerpo bien tonificado de su marido y con timidez empezó a recorrer con sus manos su pecho y abdomen, hasta donde llegaba el pantalón.
Bruno tomó el camisón de Alicent y con un sólo movimiento la despojó de esa prenda. Ella estaba totalmente desnuda y el joven se deleitó con esa bella mirada.
- Dios, Alicent, eres hermosa. - dijo Bruno.
Alicent se puso roja de la vergüenza de que su marido la veía completamente desnuda por primera vez.
- Ahora sigues tú. - dijo tímida la chica.
Bruno se quitó el pantalón y dejó libre su hombría. Alicent se sorprendió al verla. No veía como eso podía entrar en ella y se puso más nerviosa.
Se acercó de nuevo a su esposa y la besó. Sentir su cuerpo desnudo con el de ella era entrar en la gloria.
Alicent se acostó en la cama y Bruno se acomodó entre sus piernas. La chica cerró los ojos, sabía lo que estaba a punto de suceder.
Bruno entró poco a poco para no hacerle daño y cuando ella se acostumbró, comenzó un lento vaiven. A Alicent le salió una pequeña lágrima del dolor que sintió, pero poco a poco se fue relajando y sintiendo un poco de placer que su hombre le daba. Hasta que ambos alcanzaron el climax. Al finalizar Bruno le dió un beso lleno de amor a Alicent.
Bruno estaba feliz y satisfecho. Ahora Alicent era completamente suya.
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Comments
Liseht Noemi Rodriguez Corona
muy fría ese capítulo de sexo
2023-07-03
1
Tina Ixchiel Puthod
vaya!!!! ni la preparo!!una 1ra. vez de mierd.....
2023-04-15
1
Betty Saavedra Alvarado
noche mágica
2023-03-12
1