No podía dejarla sufriendo tanto dolor. Además no la curé completamente, se nota demasiado? - preguntó Alicent.
- Claro que se nota. Debes ir con ella y que se aplique maquillaje o algo. - dijo Bruno.
- No, se le infectarán más las heridas. Ella está sufriendo mucho. - suplicó Alicent.
- La que sufrirá serás tú si ella llega a decir algo, no lo entiendes? No quiero que te pase nada. Yo no podría vivir si algo te sucediera. - Bruno de pronto se puso muy posesivo y robó los labios de Alicent.
La chica fue tomada por sorpresa, pero ella disfrutaba mucho los besos y caricias de su marido. Bruno la cargó para estar más cerca de ella y ella rodeó su cintura con las piernas.
La pasión se encendió de pronto y ambos empezaron a darle rienda suelta a ese deseo que los consumía. Las manos expertas de Bruno recorrían el cuerpo de su mujer y ésta gemía ardiente de deseo por continuar.
Beso tras beso, caricia tras caricia, la ropa de ambos era un impedimento para estar juntos, piel con piel. Alicent empezó a quitar el pantalón de su marido para liberar su hombría, que la había hecho gritar su nombre por noches enteras.
Por su parte Bruno, se había deshecho de la ropa interior de su mujer. La había puesto contra la pared, sus fuertes brazos la cargaron a la altura necesaria y fuerte la penetró.
El rostro de Alicent era de placer total. Amaba lo que ese hombre la hacía sentir. Los gemidos de la chica no se hicieron esperar. El vaiven de Bruno continúo hasta que ella explotó de placer, no una, sino dos veces y él plantó su semilla dentro de ella.
Al final como cada vez él la besaba con mucho cariño, un beso tierno pero lleno de amor.
Ambos escucharon ruidos, alguien venía, por lo que rápidamente los dos se vistieron con una sonrisa en los labios.
- Voy a buscar a Julieta y a asegurarme que no hable. Por favor quédate aquí y no vuelvas a usar magia con ella. - Bruno se despidió y dejó a la pelirroja sola.
Ahora Alicent estaba preocupada. Bruno lo había notado y se notaba en sus ojos que tenía miedo si su papá se llegara a enterar.
Pero, eso que le había dicho antes era una confesión de amor? No podía ser, ellos eran amigos y amantes por las noches, tal vez él sienta cariño hacia ella, cómo ella lo tiene por él, por haberla salvado. Debe ser eso.
Decidió no darle más vueltas a las cosas y decidió ir al comedor a cenar. Seguramente los demás no tarden en llegar.
Se sentó en su lugar habitual y esperó a que los demás llegaran. Primero llegó Regina con su marido, después llegó el Conde. Pero Bruno y la rubia no daban señales.
La puerta se abrió, Alicent esperaba ver a Bruno, pero entró una criada con una bandeja con la sopa y le entregó a cada uno de los presentes un plato.
El Conde se notaba molesto de que ni la rubia ni Bruno aparecieran.
- Niña, dónde está tu marido? - preguntó el Conde dirigiéndose a Alicent.
- Yo... yo no lo sé. No debe tardar en llegar. - dijo Alicent tartamudeando. Cada vez estaba más nerviosa, sus manos inquietas, estaba sudando frío.
- Tendré que hablar con él, a mí nadie me deja esperando. Empiecen a comer. - dió orden el Conde.
Todos los presentes empezaron a comer. En el segundo platillo se abrió la puerta y entró Bruno.
- Disculpen la tardanza, se me fue el tiempo con unos cálculos de presupuestos. - dijo Bruno sentándose a lado de su mujer.
El Conde lo observó de mala manera pero ya no dijo nada frente a los presentes. Bruno comenzó a tomar su sopa, que ya estaba fría.
Para romper la tensión, Regina comenzó a hablar.
- Espero que estos días mi esposo haya aprendido mucho sobre la administración de un reino.
- Lo dices como si nunca hubiera administrado nada en mi vida, soy hijo de un Duque, lo recuerdas? - contestó su marido.
- Pero administrar un ducado y un reino son diferentes no? Cambiando de tema. En dos meses será la gala anual del reino de Angelis. Este año quiero que vayamos todos en familia, ahora que mi esposo y yo somos regentes y Bruno se ha casado podemos divertirnos mucho más. - Regina se escuchaba contenta.
- Esa es conocida por ser la mejor gala de los Once Reinos, en verdad es tan espectacular como los rumores dicen? - preguntó Alicent.
- Mucho más. Es algo que debes ver al menos una vez en tu vida. - dijo Bruno sonriendo. La tensión que se sentía al principio en la cena poco a poco empezaba a desaparecer.
El Conde se abstuvo de hacer comentarios. Seguía comiendo con el seño fruncido. La rubia no se apareció en toda la cena. Eso y el hecho que su hijo no llegara a tiempo le hizo ruido. El Conde no era ningún estúpido y sabía que algo había pasado con esos dos.
- Alicent, ya lo verás es una noche maravillosa. Todos nos disfrazamos y bailamos por horas y horas. No puedo esperar para que sea la fecha. - agregó Regina.
- Una noche mágica sin duda, por cierto, Lady Elvira estará muy desilucionada al ver que te casaste cuñadito. - dijo el Duque.
- Quién es Lady Elvira? - preguntó Alicent. De pronto empezó a sentir que sus entrañas hervían por dentro. En su rostro se veía molesta.
- No es nadie importante. - agregó Bruno serio, mirando a la pareja de enfrente, que no se les ocurriera decir nada más.
Todos se quedaron en silencio, ya nadie dijo una palabra. El rostro de Alicent lo había dicho todo, el duque sonrió por lo bajo, al notar que había causado problemas.
- Creo que ya es noche y me iré a mi habitación. - el Conde se levantó de su asiento y empezó a caminar a la salida.
- Yo creo que también nos vamos. - dijo Regina, jalando a su marido de la mano para que se levantara.
Alicent con una mirada acusatoria volteó a ver a su marido.
- Vamos a la habitación, tenemos que hablar. - dijo Bruno y rápido se levantó.
Alicent hizo lo mismo y lo siguió en silencio hasta sus aposentos.
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Updated 30 Episodes
Comments
Carnita Ku Ku
que habrá hecho Bruno?
2023-03-19
2
Rurcel Lacourt
celo en puerta.😍 que irá hacer el conde con la pobre rubia😠. y más aún que hiso Bruno.😨
2023-03-18
1
Betty Saavedra Alvarado
estos enamorados parecen niños traviesos
2023-03-18
2