Después de esa noche mágica, Alicent despertó en brazos de Bruno. Sus cuerpos aún desnudos se daban calor mutuamente.
Ella no quería despertarlo, pero debía ir al baño con urgencia. Así que se movió lentamente para poder salir de su abrazo. Tomó su bata y se fue al baño. Cuando volvió, Bruno ya estaba despierto. Ella volvió a la cama. Bruno dió media sonrisa al ver a su mujer.
- Estás cojeando. Te sientes bien? Te duele?- preguntó Bruno.
- Estoy bien, no te preocupes. - dijo Alicent.
- Espero no haberte hecho mucho daño. - Bruno abrazó a su mujer, su olor era embriagador.
Ahora que la había hecho suya, no podía tener suficiente de ella. Pero quería dejarla descansar, para que el dolor de la noche anterior cediera y la próxima vez ella pudiera disfrutar tanto como él.
Con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Debía tener todo listo para recibir a su padre y a su hermana y su esposo.
- Debo irme a trabajar. Te veo en el desayuno. - Bruno se despidió de Alicent con un beso.
La pelirroja sonrió y vió a su marido salir. Las escenas de la noche anterior empezaron a cruzar por su mente. No imaginaba que Bruno la cuidaría tanto y fuera tan delicado con ella.
Su rostro se ruborizó, pero estaba satisfecha y feliz de haberse entregado a Bruno. Se levantó a vestir, le ardía la entrepierna a cada paso que daba. Pero intentaba no cojear. No quería que nadie se diera cuenta.
Cuando bajó a desayunar Bruno ya la estaba esperando.
- Creo que el día de hoy estaré en el jardín. Haré unos adornos florales para recibir a tu padre y a los invitados. - dijo Alicent.
- Buena idea. No sé a qué hora lleguen. Por seguridad es mejor que no estés hoy en la biblioteca. No quiero que mi padre te encuentre ahí. - contestó Bruno.
- De acuerdo. Bruno me he preguntado si hay manera de irnos a vivir a el palacio de al lado, ya que regresa tu padre. Sé que ese palacio no es tan hermoso como este, pero podríamos ser independientes. - preguntó Alicent. El Conde aún la ponía de nervios y no le gustaba estar en su presencia más de lo necesario.
- Tendría que coordinarlo con mi padre. Yo lo veo pero aún no te prometo nada. - contestó el joven.
- Está bien. Solo inténtalo. - dijo la chica.
Ambos terminaron de desayunar y Bruno se fue directo a trabajar. Alicent como había dicho, se fue al jardín a recoger flores. Ahora dominaba un poco más la magia y esperaba poder volverse un poco más fuerte para poder romper el sello de Bruno.
Más tarde como a las 5 pm les avisaron que el carruaje del Conde ya estaba llegando. Alicent y Bruno se apuraron a llegar a la entrada a recibirlos.
Primero bajo una mujer rubia muy hermosa, pero con cara triste. Después el Conde.
- Ah Bruno y Alicent, por fin está reunida nuestra adorable familia. - dijo el Conde, se veía de muy buen humor.
- Bienvenido padre. - contestó Bruno.
Después bajó una chica de pelo negro y ojos fríos y otro hombre de rostro sombrío.
- Hermanito, no nos vas a presentar? - dijo la pelinegra.
- Por supuesto, Regina. Ella es mi esposa Alicent.- las presentó Bruno.
- Mucho gusto. - dijo Alicent.
- Vaya, la chica habla. Yo soy el Duque Dupont. Esposo de Regina. - dijo esté último acercándose mucho a Alicent para tomar su mano.
Bruno se veía incómodo al ver a su cuñado invadiendo el espacio de su mujer. La tomó de la mano y la hizo hacia atrás.
- Ah y ella... no recuerdo su nombre, es mi invitada temporal. No importa, no estará mucho con nosotros. Es la hija mayor del ex-rey Alastor.- dijo el Conde ensanchando una sonrisa a la chica rubia. Ésta se veía miserable.
- Espero la comida esté lista, muero de hambre. - dijo el duque.
Los hombres se adelantaron y al final siguiéndolos estaban las tres mujeres.
- Me da mucho gusto conocerte. Al fin hay otra mujer en la familia. Espero seamos buenas amigas. - le dijo Regina a Alicent. Ignoraba completamente a la rubia.
- Muchas gracias Regina. Yo también lo espero. Adelante. - dijo Alicent a las dos chicas. Sentía tristeza por la rubia. Tal vez era de las amantes temporales del Conde que él terminaba matando después de arrebatarles su inocencia.
A pesar de la no grata compañía del Conde, fue una cena tranquila. Después de cenar el Conde comenzó a relatar cómo fue que lograron la conquista definitiva de Alderán y platicó con gran detalle como hizo rodar la cabeza del rey frente a sus súbditos y a toda su familia. Un sollozo casi inaudible se escuchó dónde estaba la rubia.
Regina y su esposo fueron coronados cómo nuevos reyes de Alderán y empezaron a tomar posesión de su cargo desde ese momento.
- Ahora hermanito, hemos venido para que puedas enseñarle a mi marido cómo se maneja el reino. - dijo Regina aún ignorando a la rubia.
Esa noticia no emocionaba para nada a Bruno, le caía bastante mal su cuñado, pero evitó hacer comentarios al respecto.
- Y ustedes cómo van? Ya encargaron un nieto para mi? - presionó el Conde.
- Aún no padre, recuerda que me hirieron y por varios días estuve en reposo.- mencionó Bruno.
- O tal vez Brunito no sabes cómo satisfacer a una mujer y por eso no queda preñada. - dijo el duque con burla.
- Tal vez sea esa la explicación de por qué mi hermana aún no pueda embarazarse después de más de un año de matrimonio. - replicó Bruno molesto.
- Ya basta los dos. Me voy a descansar. El viaje fue muy pesado. - El Conde se levantó de su silla y le jalo el pelo a la rubia para hacer que su cabeza se hiciera hacia atrás y le dió un beso.
La rubia llena de impotencia y asco solo lloraba en silencio.
- Te espero en mi habitación en 10 minutos, sin ropa cómo te enseñé. - le dijo a la rubia en un susurro cuando la dejó de besar y le soltó el cabello.
La rubia llena de pena se disculpó del resto y salió del comedor, aún corrían lágrimas de impotencia por sus ojos. El momento fue muy incómodo. Alicent pudo ver al fin que Bruno había tenido razón, al casarse con ella, la había salvado.
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Comments
Carnita Ku Ku
pobre muchacha!!
2023-03-17
2
Rurcel Lacourt
gracias Bruno hermoso por salvar a la pequeña peliroja. ahora unior fuerza y desarrollar esa magia para acabar con ese déspota conde.
2023-03-15
5
Betty Saavedra Alvarado
las mujeres no somos objetos de guerra
2023-03-14
1