Ambos emprendieron la caminata hacia la cascada.
- Por qué tu padre tiene tanta prisa por tener un nieto ? - preguntó la chica.
- Jajaja siempre tienes preguntas no? - dijo Bruno divertido.
- Intento comprender a tu familia, ahora ya es mi familia también, aunque yo no lo haya escogido. Me puedes contestar? - pidió Alicent.
- Mi padre dice estar planeando a futuro, piensa derrocar a los reyes que ahora siguen sus órdenes y poner a su descendencia como gobernantes.
- Pero para eso necesitas 10 hijos. Yo no soy capaz de tener tantos. - dijo Alicent espantada.
- Se van a unificar regiones y juntar países en uno solo. Al final quiere que su legado sea un solo y enorme reino. - contestó Bruno.
- Y tú tienes más hermanos? No tengo ni idea de lo que sucede en tu familia.
- Tengo hermanos regados por todo el reino, no tengo ni idea de cuántos, sabes lo activo que es mi padre. Pero solo mi hermana Regina y yo somos los únicos reconocidos.
- Ya veo y ella está en casa? - preguntó la chica interesada.
- Mi padre la casó el año pasado por nuevos territorios. Vive cerca y probablemente la veamos pronto. A pesar de sus esfuerzos en un año no ha quedado embarazada, por lo que mi padre ahora me presiona a mí. - contestó Bruno.
- Ya veo. Entonces debo hacerme a la idea que tú y yo pronto tenemos....- comenzó a hablar Alicent sin poder terminar la frase.
- Sí, me gustaría poder darte más tiempo y que te acostumbraras a mi y a estar casada conmigo, pero en realidad no lo tenemos.
- Entiendo. Wow este lugar es precioso. - Comentó Alicent viendo la cascada que tenía frente a ella.
De inmediato se acercó a la orilla del lago y metió su mano. El agua era limpia y pura.
Bruno se quitó toda la ropa y se metió al lago.
- Ven conmigo Alicent. - dijo Bruno.
- Te puedes voltear por favor? - preguntó la chica.
- Alicent eres mi esposa. Tarde o temprano te veré completamente desnuda. - trató de convencerla Bruno.
- Prefiero que sea tarde. - contestó la chica.
Bruno con una sonrisa empezó a mover la cabeza de un lado a otro divertido y se dió la vuelta.
Alicent empezó a deshacerse de su ropa una a una. Hasta quedar solo en ropa interior y entró al agua. Estaba fresca y con el calor que hacía era muy vigorizante.
- Te tardaste demasiado. - Bruno con un movimiento de la mano le echo agua a Alicent.
- Oye. - Alicent pensaba cobrar venganza, así que ella también le aventó más agua.
Así comenzó la guerra de agua entre ellos.
- Me rindo, me rindo. - dijo Bruno acercándose a la hermosa chica.
Alicent por su parte empezaba a sentir atracción por el chico de ojos oscuros. Era completamente diferente a la impresión que ella tenía de él.
- Eres muy hermosa, Alicent. - dijo el joven en un susurro mientras acortaba distancia entre los dos.
Bruno la tomó por la cintura y pegó su cuerpo con el de ella y robo los labios de la chica. Haberla tenido tan cerca de él estos días sin hacer nada era un martirio.
Ella fue tomada por sorpresa. Pero se dió cuenta que no le desagradaba del todo el beso. Cuando ambos se separaron sus respiraciones estaban agotadas. Era la primera vez que le ocurría esto a Alicent.
- Por más que me gustaría que continuaran con lo que están haciendo debemos irnos. Ya seguirán en la casa. Están buscándonos la gente de el rey Alastor.- dijo el Conde con su voz rasposa. Lo cuál hizo que Alicent se cohibiera por lo que los había visto hacer.
- Vamos para allá padre. - dijo Bruno y empezó a nadar hacia la orilla, seguido de Alicent, ella estaba roja de la vergüenza.
Ambos se vistieron rápido y fueron pronto al carruaje.
El rey Alastor era el único de los reyes que activamente intentaba terminar con la vida del Conde y su descendencia y había mandado unos matones para que buscaran al conde y lo asesinaran.
El Conde no sólo era un excelente guerrero y estratega, sino que también dominaba la magia oscura. Tenía miles de sombras a su servicio, las cuales le habían avisado que había cerca unos asesinos.
Llegaron al carruaje y siguieron por todo el camino hasta volver a su casa. Ni siquiera se detuvieron en la posada a pasar la noche.
Cuando llegaron, Alicent vió el castillo más magnífico que había visto nunca, era el doble de grande que el de la reina de Arendel y por supuesto más lujoso.
- Esta es tu casa? - preguntó Alicent incrédula.
- Qué esperabas? Una mazmorra llena de ratas? Te recuerdo que mi padre es el hombre más poderoso de los once reinos. - dijo el chico con un poco de orgullo.
- Perdón, pero jamás me habría imaginado que vivirían en un lugar así. La decoración y todos los muebles... - dijo aún asombrada Alicent.
- Eso es por mi madre. Ella se dedicó a decorar este palacio. Cuando ella murió, mi padre ordenó que todo permaneciera igual como ella lo había dejado. Ella es la única persona a la que mi padre verdaderamente amó. Ni siquiera a sus hijos ha querido como lo hacía con ella.- explicó Bruno.
- Siguen ahí? Vayan pronto a su habitación a cambiarse. Ya he pedido la cena. Muero de hambre. - interrumpió el Conde entrando a la sala dónde estaban los esposos.
Ambos se apuraron a subir las hermosas escaleras del palacio hacia donde se encontraban los aposentos reales.
La habitación de Bruno era grandiosa, con mucho espacio y muy masculina. Alicent de nuevo se perdió en observar cada detalle de la habitación.
- Si quieres después la podrás decorar también a tu gusto. Estoy consciente que esta habitación ya no es sólo mía. - dijo el joven de cabello oscuro.
- No hay una habitación para mí en este lugar? Tengo entendido que en la clase alta rara vez los esposos duermen en la misma habitación. - dijo Alicent con esperanza.
- Olvida ese pensamiento, al menos hasta que le demos un heredero a mi padre. Apúrate que mi padre nos espera abajo y no es de los que tienen paciencia. - con eso último Bruno salió de la habitación y cerró la puerta tras de él.
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Updated 30 Episodes
Comments
Betty Saavedra Alvarado
capítulo emocionante
2023-03-12
2
Elizabeth Delvicier
parece que aún no entiende que debe aparentar ante el suegro
2023-03-11
1