Suciedad

La joven se levantó inmediatamente, necesitaba darse un baño.

El agua era helada, tanto que la hacía temblar con el simple toque de su cuerpo. Pero aquello no la detuvo, sino que la hizo restregar con mayor fuerza. Necesitaba retirar toda aquella suciedad.

Se sentía sucia.

Las lágrimas no se detenían, eran como una cascada que no paraba de brotar de sus ojos. Los sollozos inundaron el pequeño baño, mientras seguía lavando su cuerpo con inminente desespero.

Ese hombre acababa de llevarse una parte importante de sí misma. Una parte que nunca recuperaría.

Parecieron horas lo que duró en aquel baño. En cuanto Isa pudo salir, sus ojos se encontraban completamente hinchados, por tanto llorar.

La joven miró aquella cama donde había sido ultrajada, y pudo distinguir aún el rastro de su virginid4d perdida en forma de una mancha de sangre.

Isa se apresuró a retirar la sábana y la arrojó al suelo convertida en una bola de tela. Había un impulso latente naciendo en su cabeza.

¡Huye!

¡Vete lejos y no vuelvas!

Ella no lo pensó dos veces, rápidamente se colocó una ropa limpia y se apresuró a irse de ese sitio. Su sorpresa fue mayor al encontrar la puerta cerrada con seguro. Un sentimiento de desespero la inundó de inmediato.

¿Qué significaba todo eso?

Al parecer aquel solo era el principio de su calvario…

[...]

Los días pasaron tan velozmente que Isa no podía creer lo mucho que había cambiado su vida en ese tiempo. Todo parecía ser un sueño espantoso, al cual aún no le encontraba un final.

«¿Cuándo terminaría de despertar?» se preguntó la joven con desespero.

Necesitaba salir cuánto antes de ese profundo túnel en el que había sido lanzada inesperadamente. Y lo había intentado, realmente había tratado de escapar, pero aquel hombre no se lo estaba permitiendo.

No únicamente se estaba metiendo a su cama cada vez que se le antojaba, sino que además había dado órdenes explícitas de que no podía abandonar la mansión. En un par de oportunidades, ella había intentado colarse en el maletero de algún vehículo. Pero estaba siendo minuciosamente vigilada.

No pudo evitar llorar por horas, luego de haber atendido una videollamada de su prima. Erika la saludaba con alegría, mientras le comentaba que aparentemente no podría regresar en el tiempo establecido. Y aquello fue como otro balde de agua a su caótica vida.

Se sentía triste y muy culpable con respecto a todo lo que estaba sucediendo. Se había metido con el esposo de su prima sin quererlo, y además hubo un momento muy oscuro de todo eso, en el que se sorprendió a sí misma disfrutándolo.

¡No!

No, en realidad aquello simplemente había sido una respuesta normal de su cuerpo ante el estímulo. Era una reacción natural, pero eso la hacía sentir mucho peor.

Se sentía sucia. Ni siquiera sus constantes baños lograban hacerla sentir mejor. Por más que enjabonara su cuerpo deseando borrar todo aquello, le resultaba imposible, aquella impureza lograba empaparla nuevamente.

Había pasado la mayoría de esos días encerrada en su habitación. No quería ver a nadie, presentía que todo el mundo estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo. Seguramente estaban pensando que ella era una cualquiera. Una vil mujerzuela que no tenía vergüenza alguna, como para meterse con el esposo de su prima. Y no solo eso, el tipo estaba decidido en hacerle un hijo.

Isa no tuvo otra alternativa que firmar el dichoso contrato. Sería utilizada como alguna máquina generadora de bebés. ¡Ja! Cómo si eso realmente existiera. Terrible.

Sus clases habían pasado a un segundo plano. De hecho, le había informado al señor Girgma que se encontraba enferma y no podía atender a su sobrino.

Aquello era falso. Aunque no del todo...

Estaba enferma y muy herida de algo que no parecía tener cura. Su corazón, su cuerpo y su alma habían sido completamente pisoteados por ese hombre.

En ese día en particular, ya no podía seguir inventando excusas. Tenía responsabilidades que atender y debía mantener la fachada de que todo estaba bien para que su prima no se enterará.

A veces pensaba, ¿qué pasaría si se lo contaba?

No, no podía decirle tal cosa. Era mejor que ella pensará que había decidido aceptar su petición por cuenta propia y que todo había sido hecho por el método que ella había planteado desde un inicio. Tal vez si hubiese aceptado en aquel momento, se hubiese evitado muchas cosas...

Ahora tenía un contrato que cumplir. Y algunas clausuras maliciosas que no leyó en el momento ante la conmoción del engaño, estaban destruyendo su destino. No solo le mintió con respecto a que su prima estaba al tanto, sino que también la manipuló de alguna manera que aún no lograba comprender.

—No puedes abandonar la casa. Me obedecerás y rendirás cuentas hasta el momento en que nazca el bebé. Y... Si intentas negarte o desobedecerme, ten presente que la cárcel te estará esperando.

Estaba condenada. Ahora solamente le restaba cumplir con sus demandas o esperar que algún milagro ocurriera. Aún tenía fe de descubrir que todo solamente era una terrible pesadilla.

—Despierta, Isa. Por favor, despierta—se animó abrazándose a sí misma en busca de algo de protección.

Pero era inútil se hallaba completamente desprotegida…

El pensamiento hizo que las lágrimas insistieran en salir nuevamente, aquel dolor no podía controlarlo, brotaba de sus ojos de manera inesperada, pero no podía permitir que la gente lo notará.

Así que con las fuerzas que no tenía, Isa se sentó frente al espejo y comenzó a arreglar su apariencia la cual era un completo desastre.

No podía permitir que Cedrik notará algo extraño.

Cuando la joven se consideró lista, salió de la habitación y se dirigió a la biblioteca de aquella casa. En su camino se topó con un par de empleados que no le quitaban la mirada de encima.

«¿Se notaría demasiado que estuvo llorando?» se preguntó la chica con horror. O aquello se debía a otro motivo, tal vez los rumores ya habían llegado a oídos de todos los trabajadores de aquel lugar.

«Ésa se está acostando con el jefe»

Isa sintió repulsión ante aquel pensamiento, ella no se estaba acostando con ese hombre. Él estaba abusando de ella que era muy diferente.

Lo odiaba, odiaba a Heinrich Müller con todas sus fuerzas…

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