Capitulo 19

Mirando en todas direcciones, Charlotte apenas era capaz de seguir a la extraña silueta vagamente humanoide que era aquel elfo, no era que se moviera demasiado rápido, sino más bien que sus ojos se negaban a recoger su existencia, ya que en ocasiones la silueta se queda quieta y aún así era difícil verla.

— ¡¡estás ahí!!

Gritó la chiquilla lanzando un centenar de cuchillas de hielo que siguieron de largo hasta impactar contra una pared.

Gruñendo por haber fallado una vez más, de la nada sintió una figura a su espalda y la silueta de una mano intentaba clavarle una daga en el cuello.

Golpeando su bastón en el suelo, un cono de fuego fue arrojado en dirección a dónde debía estar la silueta, pero una vez más, no impactó a nada.

Tocando ligeramente su cuello mientras intentaba seguir los movimientos de la silueta que se movía a su alrededor de manera errática, agradeció una vez más los regalos de su madre.

Para los magos, seres capaces de causar destrozos con su magia, su mayor debilidad era lo frágiles que eran físicamente, incluso un mago poderoso podía morir de un único golpe, o un puñal en el cuello, si se acercaba con presión. Para solventar ese problema, eran capaces de crear una barrera hecha con su propia maná que absorbía todos los golpes, y los libraba del daño.

Sin embargo, la barrera gastaba mucho maná solo en mantenerla activa, y mucho más cada vez que se comía un golpe. Antes de conocer a su madre, la barrera era algo que solo usaba en una emergencia cuando veía venir algo que no podía bloquear de ninguna otra forma, sin embargo, ahora que su suministro de maná prácticamente se había cuadruplicado, podía mantenerla todo el tiempo.

Si no tuviera la barrera, quizás ya habría muerto…

Pensó mientras un pilar de fuego caía en el lugar donde creyó ver la silueta. Y fallo una vez más.

Concentrándose en el maná que le quedaba, sonrió, y golpeó su bastón en el suelo mientras veía aparecer la silueta de la mano cerca de su cuello.

Una muralla de fuego la rodeó, y por primera vez le pareció escuchar un leve gritó, y vio como una daga caía al piso tintineando mientras la silueta hacía una voltereta para escapar del mar de fuego. Sonriendo por haber atinado el primer golpe se dijo.

No he gastado ni un tercio de mi maná y aún con la barrera puesta se está recargando muy lentamente. Habría tenido problemas en el pasado pero ya no soy la misma de ayer.

Sonriendo, vio como la silueta dando saltos se podía de pie frente a ella, a varios metros de distancia, y cuando estaba apunto de volver a atacar, la extraña bruma que le impedía ver, desapareció revelando a un elfo de cabellos rubios, con una armadura de cuero un poco chamuscada.

— ¿Ha estado haciendo ejercicio su majestad?

Preguntó el elfo con tono burlón, mientras limpiaba el hollín de su ropa.

— La teníamos en muy mala estima princesa Charlotte, me dijeron que sería un juego de niños tratar con usted pero me ha sorprendido para bien. 

Con voz de suficiencia, Charlotte cruzó los brazos y declaró.

— jaja, ¿entonces este pequeño espectáculo tenía como objetivo tratar conmigo? me siento halagada.

— ohh, ¿le gusta?

Preguntó el elfo con una gran sonrisa en los labios.

— Me alegra ser reconocido, sabrá que por el tipo de obras en las que actuó, no suelo recibir el reconocimiento que merezco, y es por eso qué...

Chasqueando los dedos, la daga que había dejado caer voló en dirección al cuello de Charlotte, pero una vez más, una masa invisible detuvo la cuchilla, y la chiquilla tomó la daga que se había quedado suspendida en el aire.

— ¿Me atacas distraída y por la espalda? ¿Tal es tu cobardía?

Riendo, volvió a chasquear los dedos, y la daga voló de la mano de la niña, y volvió a su propia mano. 

— ohh mi damita, Lo que usted llama cobardía, yo lo llamo estrategia. Pero si desea modales, permítame presentarme, me llaman Karuso, y yo…

Antes de terminar su frase tuvo que dar dos volteretas para esquivar un centenar de cuchillas y un pilar de fuego.

— oh disculpa, ¿Te estabas presentando? Creí que habíamos quedado en que no había tiempo fuera.

Declaró Charlotte con tono enojado, vengándose por haber sido atacada cuando había bajado la guardia.

Riendo, Karuso apretó sus dagas y volvió a desaparecer en las sombras.

— si así es como quiere jugar señorita. Así es como jugaremos.

Mirando a su alrededor, Charlotte vio cómo los soldados seguían luchando contra los invocadores y los hombres lagarto, al mismo tiempo, al sentir cómo se concentraba el maná, supo que el ritual de invocación avanzaba sin problemas.

¿Tendré suficiente maná? 

Se preguntó mientras empezaba a buscar un método mejor para luchar contra el asesino, debido a que su último ataque también había fallado.

¿Qué era lo que Valëntia siempre me decía para luchar contra asesinos? ¿Algo de su posición?

Incapaz de recordar los consejos de su ex hermana mayor, se dijo que debía ser una tontería.

Bahh, yo tengo mis propios métodos, solo tengo que crear hechizo de área lo suficientemente grande como para que sea incapaz de escapar.

Golpeando dos veces su bastón en el suelo, 3 círculos rojos aparecieron a su alrededor, y una bola de fuego empezó a formarse en el cielo, sin embargo, con un gruñido canceló el hechizo.

Hay mucha gente…

Pensó mientras todavía había soldados luchando, y otros más intentando poner a salvo a los civiles.

Volviendo a centrar su atención a la silueta borrosa, se dijo que si era una batalla de desgaste, ella no podía perder con su enorme suministro de maná.

Le doy una golpiza y luego voy a por los invocadores. He cambiado de opinión, no puedo dejar que termine el ritual.

Volviendo a apuntar, y volviendo a fallar, una vez más sintió la silueta de una mano en su cuello, pero antes de que pudiera hacer nada, vio salir volando una franja de sangre que no era suya y escuchó un gritó con la voz del elfo.

Mirando a su espalda, de reojo vio a la silueta alejándose, quedando únicamente una mujer casi anciana con una cola de caballo, y un estilete en las manos.

— Es muy escurridizo…

Declaró la veterana mientras intentaba seguir con la vista los movimientos del elfo.

Un instante de duda, fue la única reacción que hubo en el rostro de Charlotte al ver la veterana, pero su rostro volvió a la actividad sería que tenía en todas las peleas, y tras mirar a las recién llegada de arriba a abajo, solo se limitó a volver a buscar con la mirada la silueta del elfo mientras decía.

— abuela, vaya a acostarse, aquí es peligroso.

Soltó Charlotte mientras mientras golpeaba el piso con su bastón, y un pilar de fuego caía en el lugar donde hace un segundo había estado la silueta.

— apunta a donde va estar, no donde está, ese es el secreto, ¿Es la primera vez que ves un asesinó? 

Declaró la mujer que parecía seguir los movimientos del elfo mejor que ella.

— es el primero tan talentoso…

Replicó Charlotte mientras cada vez seguía con mayor precisión los movimientos del elfo. Sin embargo, volviendo a su mal humor, preguntó.

— ¿Y qué hace aquí veterana? Váyase antes de que se lastime la espalda.

Sin caer en las provocaciones de la niña, la anciana solo apretó más su florete y de un movimiento rápido a la nada, una línea de sangre salió volando y el elfo volvió a alejarse.

— Solo pasaba por aquí cuando me iba a casa, este muchacho estuvo varios años cubierto de polvo en un sucio escaparate y justamente hoy junté el dinero para volver a comprarlo. Cuando me dije que quería probarlo, veo a unos mocosos haciendo escándalo en la ruta que siempre tomó. Ja, no sabría decir si fue buena o mala suerte.

Gruñendo, pero agradeciendo en silencio la ayuda, Charlotte apretó su bastón mientras miraba a la anciana y la silueta que bailaba a su alrededor.

Y me creí invencible hace no mucho… Que aún con la ayuda de mi nueva madre todavía haya personas tan fuertes haya afuera solo lo hace todo más interesante.

Mirando a todos lados, y observando lo mucho que había escalado el conflicto, vio como muchos otros "curiosos" como la anciana habían llegado. 

Observando cómo una vez más, la situación volvía a estar de su lado, cerró los ojos un momento, e inhaló profundamente.

¿Me estás observando madre? ¿Quieres ver qué tan bien lo hago y por eso no intervienes? Bueno, pues observame.

Agitando su bastón, una docena de afiladas flechas blancas volaron en dirección a dónde "creía" que iba a estar la silueta, y una brizna de sangre le confirmó que había acertado.

— buen tiro mocosa.

Declaró la anciana.

— le digo que puede ir a su casa a descansar y dejar a los jóvenes hacer el trabajo.

Replicó Charlotte con media sonrisa.

Mirando a la niña y a la anciana, Karuso apretó la herida de su hombro y notó que había empezado a sangrar por muchos sitios.

¿Por qué tiene tanto maná?

Se preguntó mientras centraba su atención en la princesa.

Lleva desde que llegó lanzando hechizos a diestra y siniestra, nunca ha bajado su barrera, y se ha comido una docena de golpes que pudieron haberla matado. Sin embargo, ni siquiera parece cansada o que haya comenzado a racionar su maná. ¿Estábamos tan equivocados con la fuerza de la princesa?

Mirando más de cerca, se dio cuenta de un detalle que se le había escapado. En lugar del bastón que siempre usaba, tenía uno diferente.

Ja, ¿Bastón nuevo? ¿Eso era todo? Parece que no somos los únicos que exploran ruinas antiguas.

Metiendo la mano en su bolsillo, sacó la pirámide de cristal, y eligiendo un buen sitio la arrojó.

Siempre he sido un tipo bastante humilde, nunca me ha molestado compartir el escenario con las estrellas invitadas.

Cuando una bruma oscura empezó a emanar de la pirámide rota, de un par de saltos, se subió a un edificio y empezó a huir por los tejados.

Pensando en lo que la princesa y sus compañeros le dirían, solo sonrió y siguió corriendo.

En vez de cobarde prefiero el término "superviviente".

Mientras corría, miró atrás un momento, y a la distancia, vio como la sangre derramada se empezó a secar, como si el suelo la estuviera chupando.

Ya está cerca.

Declaró y corrió al lugar donde se llevaba a cabo el ritual.

Mientras una inmensa bruma negra tomaba forma delante de ella, de repente Charlotte miró en dirección contraria y gritó.

— ¡Alguien se sentó en mi lugar!

Sin entender qué es lo que la chiquilla estaba diciendo, la anciana replicó.

— ¿De qué estás hablando?

— he dicho que alguien se sentó en mi lugar. Abuela ¿puede distraer a esa cosa mientras voy a darle una golpiza a un incautó?

Suspirando, aún sin entender a los jóvenes, la anciana negó con la cabeza mientras se ponía en guardia para enfrentar a la masa oscura que empezaba a tomar forma. La chiquilla era fuerte, quizás le faltaba experiencia y era demasiado imprudente, pero tenía talento, y sabía que la iba a necesitar para lidiar con lo que sea que aparezca.

— niña, si te vas, dudo mucho que me encuentres al volver.

Gruñendo, Charlotte solo apretó los dientes, y se dijo que debía terminar con esto rápido, para ir a darle una golpiza al incautó que se había atrevido a robarle su lugar a lado de su madre.

En un lugar bastante alejado, donde las secuelas del conflicto todavía estaban lejos de llegar. La anegada abuela Martha, la encargada del orfanato, y su nieta de nombre Elena, miraban con los ojos abiertos incapaces de creer lo que tenía delante.

En medio del destartalado comedor, una inmensa mesa llena a rebosar de comida había aparecido, y los niños, lejos de comer, devoraban una infinidad de manjares que en su vida habían podido probar.

En otras circunstancias, tanto la abuela cómo su nieta le habrían dicho a los pequeños que tuvieran cuidado con la comida, que masticaran bien, que nadie les estaba arrebatando los platos, pero ambas se habían quedado de piedra ante la penetrante mirada de la mujer que después de haber hecho aparecer una mesa llena de comida de la nada, había creado un trono de oro macizo en el que se había sentado a observar la escena en silencio.

Sin entender nada de lo que ocurría, Elena le dio un leve codazo a su abuela que estaba tanto o más confusa que ella.

— ¿Quién es esa mujer?

Preguntó casi en susurró, procurando no ser escuchada.

Mirando a la mujer sentada en su trono, noto que la pequeña niña que a veces hacía de intérprete y uno de los chicos del orfanato se habían sentado en sus piernas. Y suspirando y sin entender cómo aquel ser casi de pesadilla pudiera mostrar tal aprecio por los niños, la abuela Martha aún en susurro respondió.

— no lo sé, el grupito que va a mendigar a los puestos de comida se la encontraron.

Tragando saliva, aún en susurros, Elena volvió a preguntar.

— abuela ¿Porque lleva una capa cuando de frente está prácticamente desnuda?

— y yo que sé, pregúntale a ella si te atreves.

Negando con la cabeza, Elena simplemente pensó que aquella "mujer" podía vestirse como le diera la gana.

Mientras acariciaba el cabello de la pequeña Bea, Sazshen observaba con media sonrisa en sus labios, a los pequeños niños comer hasta prácticamente dejar limpios sus platos. Sin embargo, dirigiéndose a un pequeño niño pelirrojo que había sentado en sus piernas, se acercó y le preguntó.

— ¿no vas a ir a comer?

Rojo como su cabello, el pequeño niño que estaba salpicado de pecas simplemente negó con la cabeza.

— mi brazo...

Dijo el pequeño con voz casi inaudible para cualquier otra persona, pero no para los finos oídos de Sazshen, que podían escuchar hasta a las mujeres del otro lado de la habitación, que se quejaban de su forma de vestir.

Sonriendo, acarició su cabello, a lo que el pequeño se puso todavía más rojo.

— ¿ya no te duele..?

Le susurró al oído y el pequeño solo pudo negar con la cabeza mientras seguía rojo como un tomate.

El pequeño en cuestión debía estar cerca de los 13 años, y por lo que había escuchado ya era demasiado "mayor" para seguir en el orfanato de un mundo donde a los 10 ya puedes conseguir trabajo porque debes pagar impuestos por tu ciudadanía.

Sin embargo, el pequeño no podía salir a buscar "trabajo" debido a que su brazo estaba prácticamente paralizado, y horribles cicatrices iban desde su cuello hasta codo, y tal parece le causaban un dolor horrible.

Que mundo tan cruel…

Pensó Sazshen mientras acariciaba los rizos pelirrojos del muchacho.

Al ver al pequeño en tal estado, no dudó un momento en usar la misma poción que había usado con Bea, sin embargo, ahora que ya no estaba "lisiado" ya no tenía ninguna excusa para no ponerse a trabajar.

Mirando a su alrededor y observando lo destartalado del edificio, se hizo muchas preguntas, la principal de todas era cuál era el presupuesto que tenían o si contaban con algún apoyo del gobierno.

Por lo pobre que se ve todo, creo que las respuestas son, muy poco y ninguno.

En la mesa, los niños finalmente parecían haberse llenado, y con una sonrisa miró al par de encargadas y se dijo que era tiempo de pasar a los negocios.

Susurrando al oído de Bea, ésta saltó de su pierna y fue corriendo a hacer un par de preguntas.

Con un nerviosismo mortal, la anciana que había escuchado que se llamaba Martha, asentio a la pregunta de la pequeña Bea, y está regresó corriendo.

— Dice que la sigas, pueden hablar en su oficina pero…. Que tengas cuidado con tus cuernos...

Dejando al pequeño de nombre Noa en el suelo, retiró su trono, y agachando la cabeza porque no podía estar de pie sin que sus cuernos rayen el techo, siguió a la anciana hasta un pequeño cuarto que podía hacer de oficina o armario de escobas.

Observando que simplemente no podía caber ahí, sacó una de sus casas de campaña de su inventario, y la arrojó en el final de un pasillo.

Entrando en la casa de campaña, le dijo a Bea que por favor haga que la sigan, y una vez dentro, colocó su trono y se puso a esperar a que la encargada del orfanato llegará.

Asustada y confundida, la abuela Martha apenas fue capaz de contener un gritó al ver que dentro la tienda los techos eran más altos, y el espacio era mucho más amplio.

Adelantándose a ella, la pequeña niña que ahora sabía que se llamaba Bea, caminó en dirección a la mujer en el trono, y está la colocó en su regazo y le susurró al oído.

— ella dice que se siente por favor.

Declaró la pequeña niña que hacía de intérprete para la alta mujer.

Mirando a su alrededor, la abuela Martha vio un par de sillas, pero negando con la cabeza al ver que eran de las proporciones de la mujer, declaró que estaba mejor de pie.

Asintiendo, la mujer le susurró al oído a la niña.

— ella quiere saber cuál es la "situación" del orfanato, ¿Cuánto dinero tienen al mes? ¿Qué tipo de apoyos tienen o si dependen enteramente de las donaciones? Y sobre todo, ¿cuál es la situación de los niños?

Suspirando, la abuela Martha miró de frente a la alta mujer y le costaba creer que fuera una mala persona.

Nadie con tanta paciencia con los niños puede ser una mala persona.

Se dijo mientras recordaba cómo la habían usado de estructura para escalar y ni se había inmutado. 

Tomando aire, y mirando a la mujer a los ojos le dijo.

— ¿Tiene tiempo para que le cuente una historia de terror?

Declaró la anciana mientras sus ojos se humedecían al pensar en todo lo qué había le había pasado al pequeño orfanato en los últimos años.

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Comments

Brocoly 1 nena

Brocoly 1 nena

como sabes que es la abuela

haaa eso era lo que iba a recuperar eso si que es prestar atencion a los detalles

2023-07-15

0

lechuza 🦉

lechuza 🦉

oooo es la abuela a la que le compraron la sopa

2023-04-16

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