Sentado en una elegante mesa, un hombre que había envejecido de manera prematura daba largos suspiros al contemplar la inmensa cantidad de pócimas y menjurges que tenía que tomar.
Para aliviar sus leves dolores de cabeza, los médicos le habían recetado 3 cucharadas de aceite de lamprea, sin embargo, el aceite de lamprea le causaba acidez estomacal por lo que debía completarlo con 9 gotas de concentrado de ojo de serpiente. El concentrado de ojo de serpiente era bastante malo para los riñones, por lo que en cada comida debía consumir media botella de agua de mandrágora, solo que tenía una leve alergia al agua de mandrágora y para reducir sus efectos, debía diluir en medio litro de agua 5 cucharadas de raíz de calandria en polvo. Sin embargo, la calandria le secaba la boca, y lo obligaba a beber litros y litros de agua que traducía en muchos viajes al baño, y un eventual problema de vejiga que era resuelto con extraño cóctel de hígado de pollo, piel de salamandra en conserva, y extracto de verenilla pura.
Y como cualquier persona sabe, si no se diluía el extracto de verenilla, uno terminaba con un leve dolor de cabeza.
Cerrando los ojos y apretando su nariz, tomó en un único trago el último de los remedios de esa tarde, alegré porque el día de hoy su cabeza no le había dolido, se dijo que tendría un buen día hasta que uno de sus criados le informo que su hijo deseaba hablar con el.
Con un pesado suspiro, informo que lo dejarán pasar, y al gran salón donde se encontraba, un joven de aspecto algo enfermó entró.
El muchacho en cuestión debía tener más o menos 20 años, y era bastante alto, pero sumamente delgado y su piel tenía una palidez poco natural.
Su cabello negro y opaco caía hasta su cuello, y una sombra de una barba mal afeitada cubría su mentón. Grandes ojeras hacían que sus ojos grises y muertos parezcan incluso más pequeños de lo que eran.
Apenas estuvo frente a su padre, el muchacho desgarbado miró al hombre con una expresión carente de vida, y habló con un tono completamente muerto.
— padre. Charlotte se ha metido en problemas.
Con esas únicas palabras, el anciano Rey, casi regurgita sus medicamentos, y masajeando su pecho, preguntó.
— ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde está? ¿No está herida verdad?
— Lo desconozco padre.
— ¿Qué? ¿Si no lo sabes porque dices que está en problemas?
— Porque está sin supervisión y han pasado 9 días exactamente desde la última vez que se metió en problemas.
Llevando su mano a su cabeza, temiendo que su dolor de cabeza haya regresado, miró a su hijo, y estuvo a punto de mandarlo a echar a patadas.
— no digas estupideces Raimon, lo dices cómo si la pequeña Charlotte no pudiera pasar una semana sin meterse en problemas.
— No, digo que no puede estar 9 días sin meterse en problemas. Con Valëntia son 14 días, por lo que volveré con noticias de ella pasado pasado mañana, y Yuna al ser la más madura de las 3 puede estar sin dar problemas un mes. Y como en la captura de un "posible criminal" destruyó media plaza el día de anteayer, pasarán otros 28 días para que vuelva a dar problemas.
Masajeando sus sienes, el Rey sintió como el dolor de cabeza lo atacaba, había estado de muy buen humor hasta que llegó su "hijo" a incordiarlo con su tema favorito, criticar a su hermanas.
— Raimon… retírate por favor…
— ¿No me hará caso padre? Si actuamos ahora es probable que podamos evitar el problema, sea cual sea el que Charlotte esté involucrada.
— ¡que te largues he dicho!
Replicó el Rey levantando la voz, con la cabeza doliendole a morir.
— bien.
Dijo el joven príncipe con su tono de voz completamente muerto.
— volveré pasado pasado mañana para informarle que está vez es Valëntia la que se ha metido en problemas o que es el problema.
Aguantando las ganas de arrojarle el frasco de aceite de lamprea a la cabeza, el Rey tomó una cuchara y empezó a beber sus tres cucharadas de aceite.
Sin embargo, esa misma noche, ni un frasco entero fue suficiente para aliviar la migraña que tuvo cuando al palacio llegó la noticia, de que su pequeña hija, había sido adoptada.
...****************...
En un inmenso carruaje, negro como la noche, y tirado por una docena caballos, casi el doble de tamaño de lo normal, viajaban Sazshen y sus hijas (temporales).
Por ahora, viajar a una ciudad seguía siendo su prioridad, tenía que conseguirle ropa decente a Bea, y comprobar si ahí había un sitio tranquilo donde puedan ocuparse de ella.
Según Charlotte, la ciudad de Golimery al ser una especie de aduana con su país vecino de Kurokor, era una ciudad bastante diversa y dónde siempre convergían mercaderes de Califery que viajaban a Korokor, y mercaderes de Korokor que viajaban a Califery, creando así un comercio vibrante donde se podían encontrar lo mejor de ambos países.
Sin embargo, tal y como habían declarado Charlotte y la sirvienta, la ciudad estaba a un par de horas en carruaje, y aunque tomarán prestado el antiguo carruaje que usaba la princesa, había un problema, Sazshen no cabía en él.
Saliendo finalmente de la casa de campaña, decidieron ignorar a la guardia que había traído consigo la princesa, y la pregunta de cómo llegarían a Golimery volvió a la mesa.
Un par de horas a carruaje ehh, ¿Me pregunto cuando tiempo sería eso sí corriera a toda velocidad?
Se preguntó Sazshen mientras pensaba que la noche anterior había recorrido casi un kilómetro en dos saltos.
Después de haber levantado la tienda con un movimiento de la mano, y con sus dos pequeñas hijas (temporales) seguras en sus brazos, Sazshen se puso en posición para pegar una carrera, sin embargo, antes de salir dispara tan rápido como una bala un pensamiento cruzó su cabeza.
¿Y si les entra basura en los ojos o se tragan un insecto por error?
La idea de que les pasará algo a sus pequeñas hijas (temporales) la aterraba, ya que sólo había sido madre (temporal) por un par de horas y no sabía muchas cosas.
Debe haber otra forma.
Se dijo mientras bajaba a sus hijas (temporales) de sus brazos y se ponían a pensar. Otro día podría probar que tan rápida era corriendo, por ahora debía encontrar un medio de transporte que priorice la seguridad y la comodidad sobre la velocidad.
Haciendo memoria se preguntó si "eso" todavía funcionaria en este mundo.
Una de las funciones que más fueron alabadas de Fantasy Wonderland, antes claro está se que esa misma cualidad fuera considerada anticuada y molesta. Fue el cómo respetaba las distancias. Solo existían puntos muy específicos de teletransporte, y solo podías ir a sitios muy específicos. Cualquier otro viaje tenías que hacer que tu personaje recorra la distancia de manera real, e incluso el viaja rápido, era una suerte de taxi que aéreo donde no se viajaba directamente del punto A al punto B, si no que pasaba más por la ruta panorámica, y si era un viaje muy largo, debías descubrir estaciones intermedias para que te puedan cambiar tu montura por una que esté descansada.
Si bien, en los viejos tiempos esa cualidad fue alabado por su "realismo" y por ser un "mundo creíble" cuando el mundo fue avanzando y la gente parecía tener menos tiempo y menos paciencia, cada vez le hacía menos ilusión tener que esperar 15 minutos reales solo para ir de una parte del mapa a la otra.
Si bien para el transporte terrestre los jugadores contaban con una gran cantidad de monturas coleccionables, que iban desde caballos hasta avestruces mecánicas, el problema se solucionó con una relativa facilidad creando también una colección de monturas áreas, que si bien, volvían demasiado accesibles zonas que se supone que pocos debían poder llegar, permitió que en futuras expansiones se pudieran crear zonas más complejas e intrincadas.
Durante el juego, se hicieron más de mil monturas. Entre las terrestres y las áreas. Muchas se compraban en las ciudades, muchas estaban ligadas a cadenas de misiones espaciales, unas cuantas eran botín extra raro de algunos jefes, y un par más eran exclusivas de eventos, siendo una buena manera de premiar la fidelidad. Solamente un muy pequeño puñado de jugadores llegaron a tener todas las monturas, y como todo coleccionable, al llegar a ciertos hitos se te daba una recompensa.
Concentrándose, un nuevo menú apareció en la mente se Sazshen. Las monturas se guardaban en una pestaña aparte y no hacían bulto en tu inventario, mirando todo su catálogo, simplemente quería verlas todas. Al principio cuando solo era una diseñadora gráfica ella fue la creó el diseño de la mayoría, y cuando tomó las riendas del proyecto, y sus obligaciones aumentaron mientras su tiempo disminuía, ya únicamente se centró en crear las más "especiales" aquellas que eran más difíciles de conseguir o a los que debías participar en un evento muy específico. Si bien tenía la duda de cómo reaccionaría muchas de las monturas al volverse "reales" ya que muchas eran criaturas bastante peligrosas a las que se habían puesto una silla de montar, habían dos problemas.
El primero era que solo se podía invocar una montura a la vez, y el segundo era que en su 99% eran personales y no podáis llevar a un compañero.
Pensando en ambos problemas, y en su necesidad de un transporte cómodo y seguro para sus pequeñas y delicadas hijas (temporales) supo exactamente qué montura necesitaba.
Recorriendo el catálogo que aprecia en su mente, donde 1113 monturas creadas en 15 años aparecían delante de ella, finalmente llegó a la que buscaba.
Eligiendo un sitio vacío, sin importarle si había una ruta transitable cerca, mentalmente hizo "click" y un carruaje gigantesco apareció.
Esta era una de las últimas monturas, la que te daban por tener 1000 en tu colección, y de todas era de las pocas que podían llevar hasta 4 pasajeros, y de las 3 únicas que viajarán solas, al tener su propio cochero.
Cuando aquel precioso carruaje revestido de oro apareció, la multitud entera pegó un gritó, con excepción de Bea que parecía a empezar a acostumbrarse de su señora haga aparecer cosas de la nada, y de Charlotte que cruzando los brazos miró a la multitud con gesto de suficiencia como si hubiera sido ella la que lo hubiera hecho aparecer.
Apenas Sazshen estuvo cerca de la puerta, ésta se abrió sola e hizo aparecer una escalerilla para poder subir, sin embargo, dada a sus enormes proporciones, con escaleras o no, la pequeña Bea era incapaz de subir sola, por lo que tuvo que ser ayudada por su señora.
Sin embargo, apenas había ayudado a Bea a subir a la cabina, se dio cuenta que Charlotte se había quedado de pie con los brazos en alto y una sonrisa en los labios esperando ser ayudada a subir, y sin dejar de repetir lo lindas que eran sus hijas (temporales) ayudó a la pequeña diablilla que era perfectamente capaz de subir sola.
Ya en la elegante y cómoda cabina, una voz proveniente del cochero preguntó.
— ¿Destino?
Pensándolo un momento, Sazshen no sabía cómo iba a funcionar. En el juego, al momento de subir al carruaje una lista de posibles destinos aparecía frente a ti, y tú debías seleccionarlos para que empezará a viajar solo. Así que deseando lo mejor, y que el funcionamiento del carruaje haya mejorado al volverse "real" y no solo simples líneas de código, con voz segura declaró.
— a la ciudad más cercana al noreste de aquí.
— enseguida.
Declaró el cochero, y el sonido de las riendas al ser agitadas llenó el aire.
Reclinándose en el asiento, cerró los ojos y se sintió satisfecha de que haya funcionado, por ahora todo lo que había traído desde al juego, con expresión de la comida, que le tenía un sabor raro, era super conveniente y sumamente útil.
Sintiendo el movimiento a su alrededor, supo que cada una de las niñas se había ido a una ventana distinta para admirar el paisaje, y en nada empezaron a gritar.
— ¡¡estamos volando!! ¡¡Mamá, estamos volando!!
Ohh, cierto había olvidado esa parte.
Temiendo ser vistas como una amenaza, dando dos leves golpecitos en la ventana que daba al cochero, declaró.
— apenas veas una carretera aterriza, y sigue en tierra hasta llegar al destino.
Un par de quejas de parte de sus niñas no se hicieron esperar, les encantaba demasiado volar y ver todo desde arriba como para volver a la aburrida tierra, sin embargo, por una vez debía mantenerse firme en su decisión, si quería ser una buena madre, en lo que le conseguía un mejor hogar a la primera y la segunda se aburría de jugar a ser su hija, debía saber mantenerse firme y ser capaz de decir que "no" ante peticiones demasiado egoístas o potencialmente peligrosas.
Declarando no querer llamar la atención, y diciendo que no volvería a tocar el tema, ambas terminaron por sentarse levemente decepcionadas, y Sazshen empezó a hacer un montón de preguntas de distintas índoles al par.
Como era la situación política con los demás reinos y cuántos habían en el continente. Como era el nivel de vida y como era la tecnología que había desarrollado, e insistiendo por tercera vez, una más extensa explicación sobre las clases, y los niveles de poder de los habitantes del mundo.
A Charlotte le encantaba hablar, y aunque a veces se salía constantemente del tema para hacer comparaciones con sigo misma, esas mismas comparaciones eran exactamente lo que Sazshen buscaba debido a que a ella ya tenía una idea bastante precisa de que tan fuerte era y quería saber cómo eran el resto de habitantes.
Después de muchas preguntas y muchas explicaciones, llegó a las siguientes conclusiones.
Tal parece que la gente en este mundo nace con una clase predestinada, y tal como en el juego, no pueden cambiarla de ninguna manera, sin embargo, a diferencia del juego, existían templos con equipo especializado para poder saber con qué clase habías nacido, y también con cuáles "bendiciones".
Esas "bendiciones" eran algo que no existía en el juego y que tenían efectos tan variopintos como aumentar tu afinidad a un tipo de arma, aumentar la velocidad en la que aprendías de libros, lo rápido que te desarrollabas en tu clase, y muchos efectos que te hacían bastante mejor que las personas que no los tenían.
Tal parece que Charlotte había nacido con 5 bendiciones, todas relacionadas con la magia, y por eso era una "prodigio".
Entonces por eso ella es tan fuerte, ¿Pero y porque aún así los demás son tan débiles?
Después de ahondar sobre el tema, concluyó en dos explicaciones, bastante relacionadas.
La primera era que las armas y armaduras eran una basura. Según lo que había entendido de las explicaciones de Charlotte, era más que posible que en el mundo hubiera gente que haya alcanzado el nivel 100, y algunos héroes antiguos claramente lo habían hecho, sin embargo, no tenían buen equipo que los respalde. Lo que se producía actualmente con métodos convencionales, era equipo basura que a duras penas superaría el nivel 10 en el juego, e incluso la producción de artesanos legendarios era un excelente equipo… para un nivel 30.
No entendía porque, pero parece que los métodos de producción se habían perdido en la historia y ahora solo se podía crear equipo bastante mediocre, y los tesoros nacionales, que habían pasado de generación en generación y que habían sido encontrados en ruinas o templos abandonados, e incluso el que según Charlotte era el arma más poderosa del mundo, a duras penas superaban el nivel 70 de calidad.
El segundo gran motivo para el bajo nivel general era bastante entendible pero no por ello menos raro. La gente tenía miedo a morir.
A diferencia del juego, donde no existía una penalización a la muerte, y para revivir bastaba con que esperaras que un compañero con la clase correcta te reviva, o que físicamente, llevarás tú alma a donde había quedado tu cadáver. Aquí si morías lo hacías en serio. Si bien, todavía existían clases con hechizos de resurrección, las personas con el nivel suficiente como para saber esa clase de hechizos, eran muy contadas y cotizadas en el mundo.
Con ambos factores, que eran un miedo totalmente entendible a la muerte, y sin buen equipo que los respalde y los acompañe en sus aventuras, hacían que la inmensa mayoría de los habitantes del mundo nunca superará el nivel 10, aquellos entrenados alcanzarán con dificultad el 30, los talentosos superaban por poco el 50, y solo un puñado de prodigios como Charlotte alcanzarán el 70 y tenían con mucho esfuerzo la posibilidad de llegar al 100.
Un mundo duró.
Se dijo mientras pensaba que en el juego cualquier persona con el suficiente tiempo libre podría alcanzar el nivel 100 en un par de semanas si se lo tomaba en serio y no se la pasaba jugueteando y haciendo gamberradas.
— señora…
Dijo el cochero haciendo que Sazshen se sobresaltara un poco al pensar que solo tendría un par de frases programadas.
— disculpe, hemos llegado a la ciudad que pidió, pero hay una fila bastante larga de carruajes y carretas haciendo fila en la entrada ¿Desea que sobrevuele la muralla y entre directamente a la ciudad?
La elocuencia del cochero sorprendió a Sazshen, ¿Estaba vivo? ¿Podía pensar? ¿Tenía sentimientos? Todas esas preguntas rondaban por su cabeza y no la dejaban pensar en la respuesta, pero en ese momento Charlotte se adelantó y sacando una pequeña medalla se la ofreció al cochero por la ventanilla.
— muéstrales esto. Estaba segura que nos serviría tarde o temprano así que decidí conservarla, bueno, al menos hasta que el resto de personas reconozcan a mi madre como una soberana por encima del Rey y me den una insignia nueva.
Después del pequeño intercambio en el que Sazshen seguía haciéndose un montón de preguntas, por lo sonidos de alrededor y por el movimiento tal parece que fueron apartados de la fila y se les permitió cruzar por un camino exclusivo.
Con una sonrisa de satisfacción en su rostro por haber "ayudado" Charlotte pidió una recompensa a lo que Sazshen acarició su cabello.
Por un momento, hubo una ligera mueca de decepción en el rostro de la niña, pero después de un minuto, pareció gustarle recibir minos y se sentó a lado de su madre para que la "recompensará".
Ya adentrados a la ciudad, por la ventana se podía ver qué todo el mundo estaba pendiente del inmenso carruaje, y pensando que llevar tremendo armatoste por todos lados sería más molestó que conveniente, le pidió al cochero que encontrará un lugar donde poder poder comprar ropa.
— ¡Yo sé de un lugar!
Declaró con fuerza Charlotte mientras por la ventanilla que daba al cochero miraba dónde estaban exactamente.
— Sigue recto hasta que veas una iglesia y de ahí dobla a la izquierda hasta llegar a un gran edificio pintado de blanco con un gran escaparate.
Cuando Charlotte mencionó la palabra "iglesia" Sazshen pensó que no sería una mala idea ir darse una vuelta después. Tenía un par mas de preguntas que hacer que solo miembros de un clero podrían responder, y quería ver cómo funciona ese "Orbe de identidad" que era lo que según Charlotte usaban para saber tu clase y tus bendiciones.
Sentada en el carruaje con sus dos pequeñas hijas (temporales) bastante animadas mirando por las ventanas y señalando todos los sitios, Sazshen cerró los ojos y continuó haciéndose un montón de preguntas. Sin embargo, aún pese a todo lo que había aprendido sobre el mundo, aún era ignorante sobre lo que estaba ocurriendo justo debajo de sus pies en las alcantarillas de la ciudad.
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