Para la princesa Charlotte todo estaba más claro que el agua. Por mucho que no le guste admitirlo, sus hermanas mayores le llevaban la delantera en la difícil carrera por el trono. Valëntia, la mayor, comandaba un ejército privado además de ser la mejor espadachina de todo el reino cuando Charlotte solo era apenas de las mejores magas.
Yuna, la mediana, por su parte no era tan buena en el combate físico como Valëntia, ni tan diestra en las artes arcanas como Charlotte, pero era bastante buena en ambos a la vez, a diferencia de sus hermanas que se habían especializado en un único campo. Además, era la que llevaba la delantera absoluta en la caza de criminales, y en los actos altruistas.
Estaba perdiendo, y por más que se rompiera la cabeza buscando un método para conseguir la delantera nada venía a su cabeza, hasta que vio a la "Emperatriz"
Si no puedes ganar, cambia de juego…
Se dijo para sí misma recordando un antiguo proverbio que había aprendido de niña.
Que mis hermanas se peleen por ser reinas, para lo que me importa, si me convierto en la hija de una Emperatriz, hasta mis hermanas mayores tendrán que obedecer me.
Poniendo la expresión más tierna que era capaz de hacer, Charlotte se acercó a la que sería quiera o no, su nueva madre.
— por favor, se lo pido, adopte me.
Mirando a la pequeña chica de cabello rosa y vestido de fantasía, Sazshen apenas pudo contener el pensar.
Que linda es…
En este momento, Charlotte le recordaba a la hija de una de sus vecinas, una chica adorable y un poco malcriada que siempre le estaba pidiendo que la adoptará, en especial, cuando escapaba de su madre las veces que la regañaba por reprobar un examen o cuando la querían hacer comer vegetales.
Mirando esos grandes y brillantes ojos de pupilas rosadas, su naturaleza simplemente le impedía decir que no. Era muy débil cuando trataba con niños. Lo mismo ocurría cuando la hija de su vecina huía a su casa, y ella tenía que mentirle a su madre de que no la había visto, cuando en realidad, la pequeña diablilla estaba en su sala comiendo helado y galletas.
Será cosa de un día o dos y luego se va a aburrir.
Dijo Sazshen decidiendo seguirle el juego.
Después de todo, incluso mi pequeña vecina siempre volvía a su casa después de haberse terminado todo el helado de mi nevera. La princesa se va a aburrir y volverá a casa cuando empiece a extrañar a su familia. Seguirle el juego no creo que haga ningún daño.
Mirando a la princesa a los ojos, con la expresión estoica que siempre caracteriza a Sazshen simplemente declaró.
— Está bien.
Pegando un gritó, Charlotte corrió donde su nueva madre y de un salto se subió a su regazo y abrazó uno de sus brazos.
Sazshen como siempre apenas y reaccionó, pero de nuevo, tanto el capitán como Bea se mostraron bastante confundidos. Si bien Bea no dijo nada, y solo se quedó mirando a la extraña chica que se había abrazo a su señora, el capitán no podía estar callado.
— pero… princesa usted… no puede, el rey Califery…
— bah ese anciano decrépito ya no es mi padre.
Interrumpió la princesa agitando una mano.
— y Califery tampoco es mi apellido, desde hoy quiero que todos me conozcan como…
Cortándose a sí misma a media frase, Charlotte se acercó al oído de su madre y preguntó.
— ehh, mamá ¿Cuál es mi nuevo apellido?
¿Apellido?
Repitió mentalmente Sazshen mientras pensaba que ella realmente no tenía un apellido como tal. Cerrando un momento los ojos, y volviendo a su idea no utilizar su nombre real, opto por decir el nombre de la compañía de juegos que creó Fantasy Wonderland.
— Morningstar.
Declaró mientras acariciaba la cabeza de su nueva "hija" (temporal).
Riendo casi a carcajadas, Charlotte miró al viejo capitán y declaró.
— ya lo has escuchado, deberías sentirte honrado de ser la primera persona en presenciar a la gran Charlotte Morningstar, la heredera de la gran Emperatriz…
Volviendo a quedarse callada, y acercándose a Sazshen, Charlotte volvió a preguntar en susurros.
— mamá ¿Cuál es tu nombre?
— Sazshen…
Le susurró en respuesta Bea que había estado pendiente de todo lo que estaba ocurriendo.
— Muchas gracias hermanita.
Respondió Charlotte con una sonrisa.
— ¿Ehh? ¿Hermanita? Espera yo no…
— como te iba diciendo, contempla el nacimiento de la gran Charlotte Morningstar, la heredera de la gran soberana y Emperatriz Sazshen Morningstar.
Mientras la pequeña niña que se había declarado su hija reía como desquiciada, y ya se decía soberana de un gran reino que no existía, Sazshen simplemente no podía tomarla en serio.
Solo es una adorable niña con mucha imaginación.
Acariciando su cabeza se dijo que no le molestaría cuidar de ella un tiempo. Y quizás hasta llegaría a extrañarla cuando decida finalmente volver a casa.
Sin embargo, en la habitación había alguien que todavía no podía procesar la noticia, y que nada de lo que salía de la boca de la princesa era una broma.
— pero princesa…
Empezó a decir el capitán buscando un argumento convincente.
— el bastón, si el bastón, recuerde que si se va debe devolver el bastón de la media noche. Es un tesoro nacional, y sólo puede ser usado por la familia real del reino Califery.
Volviendo a sacudir una mano, un elegante bastón de color azul marino con una gran esfera de cristal en la punta apareció en las manos de Charlotte. Mirando fijamente aquel artefacto que había sido nombrado "tesoro nacional" Charlotte hizo una mueca.
Ella odia ese bastón, se lo habían impuesto como última voluntad de una persona no conocía, y desde hace mucho tenía la sensación de que este la estaba limitando.
Mirando con ojos de cachorrito a su nueva madre, con la voz quebrada preguntó.
— me vas a dar un bastón nuevo ¿verdad mami?
De nueva cuenta, el débil corazón de Sazshen no pudo decir que no ante una petición tan adorable. Pero mirando el bastón en las manos de Charlotte no pudo evitar hacerse una pregunta.
¿De verdad esa cosa es un tesoro nacional? Es solo equipo para nivel 40, y del que se compraba en la tienda de baratijas del mercado negro. ¿De verdad la gente de este mundo es tan débil?
Pensándolo un momento, Sazshen se dijo que tenían un arsenal enteró de bastones para lanzadores de hechizos, el problema es que el requisito para usarlos era que debías ser nivel máximo, cosa que la pequeña Charlotte aún no era. Pero exprimiendo su memoria, recordó algo y metió su mano en su inventario.
¿Todavía tendré de esos? Oh, aquí está.
De su inventario, Sazshen había sacado un palo de madera bastante deslucido y sin ningún tipo de gracia. Sin mucha ceremonia, lo colocó en las manos de Charlotte que tenía una mueca extraña de pura decepción en su rostro, pero apenas el bastón tocó sus manos, se iluminó en un haz de luz y empezó a cambiar de forma.
El deslucido y aburrido palo de madera se había convertido en un hermoso báculo blanco con águila de oro en la punta. Por todo el mango, 10 círculos iban por todo lo largo, y en este momento, 7 de ellos desprendían un brillo blanco, y el octavo, tenía apenas una pequeña luz sumamente tenue.
Si, no me equivoqué, es nivel 70, 71 más bien.
Con el bastón en sus manos, Charlotte apenas podía hablar, se sentía tan diferente a su viejo bastón de la media noche. Mucho más poderoso para ser exacta.
Acercando a Charlotte a su cuerpo, y señalando a las lunas en el bastón, Sazshen empezó a explicar.
— este báculo se hará más fuerte mientras tú lo hagas. Crecerá contigo a partir de ahora.
— crecerá conmigo…
Repitió Charlotte incrédula.
— Así es, ves estos pequeños círculos, este es tu progreso actual, en el momento en que los 10 círculos estén iluminados, te daré otro todavía mejor.
— todavía mejor…
Volvió a repetir todavía sin poder creerlo.
Observando como Charlotte contemplaba su nuevo bastón, Sazshen apenas pudo contener su sonrisa.
Esa fue de mis mejores ideas.
Mientras cada nueva expansión traía un nuevo límite de nivel, un problema poco a poco empezaba a ser más molestó. Los nuevos jugadores se quejaban del tiempo excesivo que se requería para ser nivel máximo.
A los principios del juego, el límite era el nivel 50, y en promedio si eras un jugador dedicado podías hacerlo en más o menos dos meses. Un tiempo bastante decente para aprender a jugar y conocer bien los por menores de tu clase y como debías construir a tu personaje.
Pero mientras más tiempo pasaba, y el nivel máximo subía, el tiempo de leveo cambio de dos meses a tres, y luego a cuatro, hasta llegar a la alarmante cifra de un jugador que solo le dedicaba 8 horas a la semana, tardaría medio año en alcanzar el nivel máximo.
Como cada vez era más difícil atraer nuevos jugadores debido a todo el tiempo que requería subir de nivel, cuando ella tomó las riendas del juego, implementó dos mecánicas, los refugios y el "descanso" que nunca terminó de funcionar, y las "armas artefacto" que fueron un pequeño éxito.
Si invitabas a un amigo a jugar, le podías dar un código de canje que al meterlo en el creador de personaje, hacía que comenzará con una anillo, un collar, y un arma de su clase. Todos con la característica de aumentar la ganancia pasiva de experiencia, y subir de nivel con el jugador. De esta manera un jugador nuevo siempre tendría algo de equipo y no tendría que estar arrastrando la misma vieja espada por 10 niveles debido a que no encontraba nada mejor.
Lo mejor, es que al llegar el nivel máximo se volvia equipo mediocre para abajo, y no sería equipo "gratis" para llevar a las mazmorras de más alto nivel, pero sí les permitiría comenzar su travesía.
Si bien, hubo quejas de los más puristas porque "rompía la verdadera experiencia del juego" la verdad es que ayudó mucho a los nuevos jugadores, y fue una parte vital del segundo bum.
Y ahora, que volvía a mirar a la pequeña princesa que estaba tan feliz incluso como para hablar, se dijo porque no darle el paquete completo.
Metiendo la mano en su inventario, sacó un pequeño collar con una medalla de oro, y un anillo de plata.
Colocándolos a la princesa que ni siquiera ofreció resistencia, asintió, y dijo que estaba lista.
Bien con esto ganará 60% de experiencia extra, tengo la duda de cuánto tiempo le tomará llegar al nivel máximo siendo una "prodigio" me aseguraré de regalar un par más de este equipo a gente "normal" para comparar su progreso.
Al pensar en eso, miro a la otra pequeña niña que también era su hija (temporal) y se preguntó por qué no hacerlo.
Volviendo a meter la mano, sacó otro juego de collar y anillo, y se lo colocó a Bea que parecía bastante confundida.
¿En este mundo como se definen las clases? En el juego desde el momento en que creas a un personaje debías elegir que clase sería, y no podías cambiarlo de ninguna manera. ¿Aquí pasará algo similar y la gente nacerá con una clase predestinada o es algo del que tienes cierto control?
Preguntándose qué sería de Bea si le daba un pequeño empujón a su desarrollo, apenas prestó atención a la chica que tenía sentada en su otra pierna.
Con sus manos apretando con fuerza su nuevo bastón, Charlotte se volvió a repetir la misma pregunta.
¿Esta soy yo..?
Durante toda su vida, siempre había sido muy consciente del maná de los alrededores y más que nada el suyo propio, eso era una de las condiciones para ser una maga. Y cuando cerraba los ojos y se concentraba, podía ver una pequeña piscina que era su mana, siendo alimentada por un grifo que se encargaba de rellenarla cuando gastaba agua.
Ya no es una piscina, ahora es un lago, un gran lago alimentado por un río…
Recordando las palabras que acababa de escuchar, una frase volvía una y otra vez "te daré otro todavía mejor".
¿Todavía mejor? ¿Qué tan fuerte seré entonces? ¿Será un mar o quizás todo un océano? ¿Ese será mi límite o tendré un límite siquiera?
Mirando de reojo a su nueva madre se preguntó.
¿Y ella que tendrá? ¿Todos los océanos del mundo combinados y multiplicados por cuánto? ¿Por cien, por mil, o quizás por un millón?
Mirando su viejo bastón, una mueca de disgustó lleno su rostro.
Estaba estancada, desde hace mucho que ya no sabía qué hacer para hacerme más fuerte, todos mis antiguos maestros me decían que había alcanzado mi límite demasiado rápido, que había quemado todo mi potencial y que había descuidado las bases en mi carrera desespera de buscar hacerme más fuerte. Pero…
Y se dijo mientras miraba a su nueva madre con una sonrisa de total admiración.
5 minutos con ella, solo 5 minutos de ser su hija y ya me he vuelto a menos el triple de fuerte que antes. ¿Qué tan fuerte seré mañana? O ¿Pasado mañana? ¿En un año podré destruir una nación yo sola? ¿Y el próximo un continente? Solo el tiempo me lo dirá.
— oye tú.
Le gritó al viejo capitán de la guardia.
— Encárgate de esta basura por favor.
Arrojando al suelo su viejo bastón volvió a abrazar a su nueva madre y sonrió.
Ya quiero ver qué dicen mis "hermanas" o mejor dicho las hijas del Rey. Ninguna volverá a ser rival para mí.
Recogiendo el "tesoro nacional" el viejo capitán solo soltó un suspiro y salió en silencio de la casa de campaña. Afuera, la sirvienta de la princesa se había arrancado la cofia y el mandil, y bebía de un único trago una gran jarra de cerveza mientras era animada por el resto de los soldados.
Ahora es inmensamente rica o algo. Honestamente me alegro por ella.
Pensó el viejo capitán mientras le daba una mirada de reojo, pero volvía su atención al grupo de soldados.
Buscando en medio de la pequeña fiesta a su segundo al mando, le informo que debían mandar un mensaje importante al Rey. Alguien había adoptado a la tercera princesa, y la verdad, era difícil decir si eso era bueno o malo.
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