Cuando Bea despertó, se encontraba en un lugar extraño. En primer lugar el suelo era blando y mullido, y el techo parecía de un material que no había visto nunca.
Se parece un poco a la cama que tenía el anciano dé la aldea, ¿pero porque era tan grande?
Poniéndose de pie, para tener una mejor visión de su alrededor, vio que efectivamente estaba en una cama gigantesca, y a poco distancia había otra donde su Emperatriz descansaba.
Ya lo entiendo todo…
Penso solo con ver a su salvadora. En realidad nada tenía sentido aún, pero sabía que esa persona podía hacer lo que quisiera.
Mirando a su alrededor, con cuidado se bajó de la cama que era un poco más alta que ella, y empezó a recorrer el sitio. Todo era enorme, claramente ajustado al tamaño de su dueña.
Había tantas cosas extrañas y maravillosas a su alrededor, pero tenía mucho miedo de romper o ensuciar algo, ya que después de todo ella…
Fue en el momento en que vio sus manos que lo noto, la mugre que la cubría ya no estaba, y por si fuera poco, tampoco sentía el dolor de los moretones que desde hace días los sentía zumbando en su piel.
Ya no me duele.
Volvió a repetir mientras examinaba su cuerpo y notaba que su piel era blanca y lisa, sin cicatrices ni hematomas.
Corriendo de vuelta hasta donde estaba su señora, la observó dormir un momento.
Dormía con los labios ligeramente entreabiertos, y su respiración era suave y rítmica.
¿Por qué es tan buena conmigo?
Se volvió a preguntar mientras contemplaba un momento.
— ¿no puedes dormir?
Preguntó su Emperatriz aún sin abrir los ojos con voz somnolienta.
— ehh, yo… no… estén…
— ven conmigo…
Dijo su señora aún con los ojos cerrados, y una mano atrapó a la pequeña Bea sin que sea capaz de escapar, y la abrazo contra su cuerpo.
— duerme pequeña, va a amanecer en un rato y debes dormir bien.
Un poco sofocada debajo del gigantesco brazo, y de manta. La pequeña Bea no sabía cómo decirle a su Emperatriz que afuera, el sol ya había salido.
Sin nada de sueño por haber dormido bien toda la noche, la pequeña Bea se la paso despierta esperando a que su Emperatriz despertara para que la dejara ir.
...****************...
En otro lugar más al norte, un ejército de más de 100 jinetes resguardaban un carruaje pintado de rosa y con adornos de plata.
El interior del carruaje era elegante, los asientos eran mullidos y cómodos, teniendo suficiente espacio para 6 personas, sin embargo en este momento solo habían dos mujeres dentro de la cabina.
Mientras afuera, el sonido de los cascos de una centenar de caballos al galope hacían eco a la distancia, la cabina que estaba encantada para ser aprueba de ruido, y únicamente se escuchaban unos tenues ronquidos, de una chica de unos 14 o 15 años que dormía recostada en los asientos con una fina línea de baba cayendo por su boca.
Cada determinado tiempo, una nerviosa mujer con uniforme de sirvienta usaba un pañuelo para limpiar la boca de la adolescente, pero en menos de un minuto, después de agitar las manos sin ningún sentido y proferir palabras indescifrables productos de algun sueño, otra línea de baba volvía a caer.
Con el nerviosismo habitual que caracteriza a la mujer, miró a todos lados, y dudó si debía despertar a su señora.
Ella sabía que la joven princesa nunca se despertaba antes del medio día, y también lo mucho que se había quejado cuando la tuvieron que despertar en medio de la noche para contemplar una lluvia de fuego que se veía a la distancia.
— que bonitas luces…
Fue lo único que dijo la princesa antes de volver a su cama y prometer ejecutar al próximo que se atreva a despertar la.
Sin embargo, en medio de la noche, un guardia llegó, declaró que la lluvia de fuego provenía del lugar donde habían identificado como una guarida de los cultistas, y que tenían planes para atacar la próxima semana.
La sola mención de los cultistas fue suficiente para despertar a la princesa. Desde hace meses un culto con intenciones desconocidas había estado causando estragos por todo el reino, y la primera princesa era la que llevaba la delantera sobre sus hermanas a la hora de combatirlos.
"Me encargaré de ellos yo sola y le robaré el crédito a mi hermana"
Declaró entre risas la tercera princesa mientras organizaba a su guardia, y preparaba un equipo para asaltar la base de los cultistas.
Cuando se subió a su carruaje estaba muy emocionada con la idea de tener un poco de acción después de mucho tiempo, sus hermanas mayores siempre acaparaban la diversión y a ella no le dejaban ni las sobras.
"¿Como convencere a ese anciano que soy la más indicada para ser la reina si no tengo la oportunidad de lucirme? "
Había repetido hasta el cansancio a la criada que había decidido traer con ella para que la atienda en el camino.
Sin embargo, sólo tuvieron que pasar 10 minutos para que la poderosa tercera princesa, la mayor prodigio de la magia en varias décadas, y la que en opinión propia, era la más indicada para ser la reina, se quedará profundamente dormida.
Y así volvemos al principio, con una nerviosa criada limpiando la baba que caía de la boca de una adolescente malcriada que dormía a pierna suelta en la cabina de un elegante carruaje.
Con dos pequeños golpecitos en una pequeña ventana que daba al cochero, este le indicó que llegarían en menos de una hora. Y ahí se estuvo mortificado se la pobre mujer que no sabía porque no fue asignada a atender al primer príncipe. El menos relevante, pero el más tranquilo de los hijos del Rey.
Con un largo suspiro, la criada se dijo que no intentaría despertar a la princesa hasta que hubieran llegado a su destino.
...****************...
La persona que si estuvo despierta fue Bea, que tuvo que esperar cerca de una hora para que su Emperatriz se despertara. Cuando finalmente sintió movimiento de parte de ella, sintió una leve sensación de alivio porque ya empezaba a sofocarse.
— ¿Estás despierta?
Preguntó su señora con voz suave.
— si…
Respondió sin atreverse a decir que llevaba despierta cerca de una hora.
— bien.
Replicó su Emperatriz mientras se levantaba de la cama.
Con un movimiento grácil y digno, la alta mujer arregló su cabello con un único movimiento, y quedó tan perfecto como si hubieran pasado horas cepillandolo.
Todavía maravillada por la belleza y dignidad de su señora, Bea se quedó sentada en la cama y apenas escuchó la pregunta que se le hizo.
— te pregunte si deseas desayunar.
Repitió su Emperatriz a lo que Bea solo pudo asentir con la cabeza en respuesta.
Caminando a un espacio vacío, la alta Emperatriz levantó una mano, y una extraña bruma apareció a su alrededor. Cuando sacó de la mano de la bruma, tenía consigo una especie de pelota de color marrón.
Por un momento, la alta mujer miró la pelotita con una expresión difícil de describir, y le pareció que susurró unas palabras que no fue capaz de entender.
Lanzando la pelota al área vacía, ésta explotó en una nube de humo que cuando se disipó, una elegante mesa para 10 personas llena a rebosar de comida apareció.
La pequeña casi se cayó de la cama ante lo que había presenciado. Para ella no sabía qué era lo más maravilloso, la cantidad de comida o lo fácil que su Emperatriz la había creado.
En ese momento, su señora apartó una de las sillas de la mesa, e hizo aparecer el enorme trono de la noche anterior, cuando se sentó en él, miró a la niña.
— ven pequeña.
Declaró como si todo lo que acabará de hacer fuera cosas de todos los días, y a los ojos de la pequeña Bea, quizás así sea.
Al acercarse a la mesa, se quedó mirando las altas sillas claramente hechas a la medida de su Emperatriz, la sola idea de subirse era imposible, pero sin ningún aviso, sintió un par de manos cargándola, y fue subida en el regazo de su señora.
— eres muy pequeña…
Fue lo único que dijo la emperatriz mientras le colocaba una hogaza de pan y una copa con zumo de frutas en las manos.
— y usted muy grande…
Susurró la niña con una sonrisa en su rostro, mientras mordía el pan más suave que había probado en su vida.
Mirando de reojo a la pequeña, suspiro ante la idea de ser llamada "grande".
Lo sé pequeña, lo sé, creo que exageré demasiado en hacer tan alta a Sazshen, pero en mi defensa jamás creí que me convertiría en ella.
Volviendo su atención una vez más a la comida, tomó una manzana de una canasta y la mordió.
Sabe "extraño" se dijo mientras masticaba.
Era difícil de definir pero la comida tenía un sabor que le dejaba un leve regusto a plástico, como si fuera "artificial".
Bueno, técnicamente si es artificial.
Se dijo mientras masticaba.
Mirando de reojo a Bea, en su cara solo podía ver la más pura expresión de asombro, mientras masticaba un poco de cada cosa.
— no comas tan rápido, y mastica bien tu comida.
Declaró con una sonrisa, a la que la pequeña Bea, con las mejillas llenas de pan, asintió mientras bajaba un poco el ritmo.
Bueno, al menos ella no nota que sabe "extraño", pero me pregunto porque sabe así.
Tomando un trozo de carne que había trinchado con un tenedor, se lo llevó a la boca con gesto resignado.
Bueno, no todas las cosas que traje del juego pueden ser todo ventajas. Este sigue siendo un "festín" para 10 jugadores, y viendo la cantidad de alimento, fácilmente podría alimentar a 20 personas. Sigo teniendo mucha comida para una emergencia y que tenga un "sabor raro" es una molestia menor contra la ventaja de tenerla en cualquier lugar.
Vigilando que la pequeña Bea no se atragantara con la comida, no prestó atención a que a la distancia, un pequeño ejército había llegado al lugar donde estaba la base de los cultistas.
...****************...
Lanzando un bostezo, una pequeña chica con un vestido demasiado adornado para la situación, dio una mirada a su alrededor.
— Tengo la ligera sospecha de que la lluvia de fuego fue aquí.
Declaró con voz somnolienta mientras estaba de pie cerca de un gigantesco cráter con marcas de quemaduras.
Mirando a su alrededor, noto el lugar donde debería estar la entrada a la cueva, pero un derrumbe de rocas había bloqueado la entrada posiblemente para siempre.
Mirando en dirección a uno de los soldados que había traído de la ciudad, aún somnolienta preguntó.
— ¿Qué me puedes decir de este lugar?
El soldado hizo un saludo, y arrodillándose en el suelo, empezó a hablar.
— En antaño este solía ser un templo a la diosa Marlene, pero fue abandonado hace mucho tiempo. Hace unos meses, unos cazadores que pasaban por la zona reportaron movimiento y gente entrando y saliendo del templo. Los guardias que hemos mandado a investigar nos han reportado que está posiblemente se había convertido en una base de los cultistas. Necesitábamos más información, pero teníamos planes para lanzar un ataque a principios del próximo mes
Mirando la entrada derrumbada, y la desolación que rodeaba el antiguo templo, la princesa lanzó un suspiro.
— ya no creo que encontremos nada.
Estirando la mano, su sirvienta personal le entregó una taza con chocolate caliente, y ésta empezó a beber en pequeños sorbos.
— bien, veo dos posibilidades. La primera es que alguien se nos adelantó y acabó con esta base antes de que nosotros llegáramos. Diría que fue una de mis hermanas, pero el fuego es más mi estilo que el de ellas.
Mirando alrededor, su sirvienta le entregó una hogaza de pan con mermelada de frutas, que procedió a morder a grandes mordiscos.
— Yunaa no podría hacerr un hechizoo así, incluso para mí unaa lluviaa de fuegoo de este nivel me sería difícil...
Declaró soltando migajas de pan mientras hablaba. Tragando su comida, levantó un dedo al aire y dijo.
— es por eso que confío más en mi segunda opción.
Haciendo un leve silencio en lo que masticaba y bebía de su taza, el pequeño ejército empezó a mirarse entre ellos bastante interesados en que termine su explicación.
Habiéndo terminado su improvisado desayuno, la princesa devolvió la taza vacía, y recordando que había dejado a sus espectadores en duda, concluyó.
— mi segunda opción, y en la que más confío, es que algún ritual les salió bastante mal, y llamaron algo que era peligroso incluso para ellos. De ahí nacen dos opciones más. Que hayan destruido la entrada ellos mismos para echar tierra en su fallo, o que lo que sea que hayan llamado haya celebrado su libertad con unos fuegos artificiales.
Con esas palabras, el ejército entero y la siempre nerviosa sirvienta, miraron alrededor al área quemada, y un escalofrío recorrió la espalda de todos.
— princesa Charlotte…
Empezó a decir la nerviosa sirvienta.
— ¿no debería pedir refuerzos? Ya sabe, si de verdad cree que algo tan poderoso anda libre por el área.
Con una risa condescendiente y colocando las manos en sus caderas la tercera princesa, Charlotte Merilen Lucien Califery, declaró con una sonrisa.
— ¿Y dejar que una de mis hermanas me robe el crédito? Bahh, puedo encargarme de esto yo sola. Ahora, lo que necesitamos son unos testigos. Ya sea algún sobreviviente de los cultistas, o algún incautó que pasaba por el área cuando todo ocurrió. Debería haber alguien por algún lugar.
Estirando la mano, uno de los soldados le entregó un catalejo, y con él, empezó a examinar toda el área.
Mirando a su ama, la pobre sirvienta no sabía cómo decirle que era imposible que encontrará a alguien únicamente mirando a su alrededor, pero en eso, la vio pegar un salto, y un gritó de júbilo.
— bingo, de eso justamente estaba hablando.
Un poco a la distancia, en lo alto de una colina, divisó una especie de tienda de campaña. Por lo que podía ver con el catalejo no parecía abandonada, así devolviéndolo a uno de los soldados declaró.
— muy bien señores, creo que encontramos a unos posibles testigos del incidente. Tenemos que ir hacia esa colina de ahí.
Mirando todos en la dirección en la que la princesa apuntaba, algunos usaron sus propios catalejos para divisar una pequeña casita que se alzaba en la colonia.
Aun confundidos sin saber si la princesa era de verdad la genio que decían los rumores, o solo una chica con muchas suerte, empezaron a marchar en dirección a la colina, aunque solo fueron necesarios 5 minutos para que la princesa Charlotte se quejara que le dolían los pies, y exigiera a alguien que la cargará.
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Comments
lechuza 🦉
A esperar se a dicho
2023-03-13
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lechuza 🦉
jajaja que ya es de mañana no se habrá acostumbrado al cambio de mundo
2023-03-13
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Rico caldo
creo que me va a caer bien esta niña.
2023-02-18
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