Cuando la casa de campaña finalmente estuvo a la vista, con dos palmaditas la princesa le indico al caballero que podía bajarla. Una vez en el suelo, estirando la mano, su sirvienta le dio un vaso de agua con la que se puso a hacer gárgaras. Después del desayuno una tenía que lavarse bien los dientes, eso era lo necesario para una buena higiene, y sin importar que estuviera en una "misión" y a la "intemperie" la princesa Charlotte siempre hacía lo correcto, y siempre debía estar perfectamente arreglada.
Después de escupir nuevamente en el vaso, se lo entregó a su sirvienta para que se ocupara de él. Y mirando a la casa de campaña, inclinó levemente la cabeza.
Era bastante grande, y estaba bien construida con un material que no podía identificar pero daba la impresión de ser impermeable y aprueba de agua.
Me gusta…
Dijo para sí mientras daba una pequeña vuelta alrededor para admirar sus formas.
Quizás pueda convencer a estos campesinos para que me la entreguen.
Se dijo mientras se acercaba a la puerta con una sonrisa en sus labios.
Tomando aire en sus pulmones, colocando los pies con firmeza en el suelo, con una voz bastante alta grito.
— ¡¡¡Buenos días!!!
En el interior de la tienda, tanto Sazshen como Bea estaban terminado de darse un baño después de haber desayunado, y mientras Sazshen rebuscan en su inventario cualquier cosa que la pequeña pudiera usar con tal de no volver a ponerse los harapos, escucho que afuera de la tienda alguien hablaba.
— ¡Buenos días!
Volvieron a repetir al no obtener respuesta.
Pensando en lo extraño de la situación, y más confundida porque la voz parecía pertenecer a una chica bastante joven, Sazshen metió la mano en su inventario, y sacó una túnica blanca de aprendiz. La única pieza de equipo que se le ocurrió que no sería molesta o extraña para que usará la pequeña.
— ponte ésto.
Declaró Sazshen entregando una pieza de tela que era muchas veces más grande que la pequeña niña.
Con mirada atónita, Bea pareció confundida mientras a sus ojos, su Emperatriz le decía que se ponga de ropa un inmenso mantel, pero apenas la tela tocó sus manos, está se encogió para ajustarse a su tamaño.
Acariciando su cabeza, Sazshen ayudó a que Bea terminara de vestirse, demorando un par de minutos debido a que la niña había teniendo problemas pasar su cabeza y meter sus manos en las mangas.
Una vez qué la pequeña estuvo vestida, y como los gritos en el exterior se hacían casa vez más exigentes. Con parsimonia, se puso de pie y empezó a caminar en dirección a la puerta para saber qué querían sus inesperados vecinos.
Harta de gritar, la princesa estaba cansada y se dijo que entraría a ver qué demonios estaban haciendo ahí dentro que no respondían. Había empezado a caminar en dirección a la puerta, pero apenas había dado dos pasos, tuvo que retroceder tres.
Apartando la tela que hacía de puerta, lo primero que salió de la tienda de campaña fueron unos largos cuernos de color rojo brillante, seguido del prominente escote de una mujer que había tenido que agacharse para poder salir.
Cuando la figura había terminado de cruzar el umbral, Charlotte apenas pudo contener su sorpresa. Esa descarada tenía los pechos más grandes que había visto en su vida, y por su atuendo, parecía que se iba por todos lados prácticamente desnuda.
Dando otro paso atrás debido a una mezcla de asco, y repudió por la falta de clase de la alta mujer. Le dio un pase libre al creer que la había interrumpido mientras se vestía. Es por eso que tras aclararse la garganta, corregir su postura, y afinar sus modales, comezón a hablar con tono pomposo.
— Buenos días campesina, soy la princesa Charlotte Merilen Lucien Califery, maga prodigio, y heredera al trono de Califery. Estoy en medio de una importante misión que probablemente no llegaría a entender aunque se lo explicará, y necesito que colabore y me conteste unas preguntas.
Mirando a la cara a la alta mujer semidesnuda, noto que su expresión no cambió en lo más mínimo pese estar hablando con la princesa del reino. Divertida por la ignorancia de los campesinos, se disponía a enseñar su insignia real, aquello que la identificaba como parte de la realeza, y que incluso unos burdos iletrados deberían saber reconocer, pero tras meter su mano en uno de los pliegues de su vestido, una voz llamó su atención.
— ¡¡a mi señora le habla con respeto!!
Gritó una pequeña vocecita desde dentro de la tienda. Acto seguido, una pequeña niña con una extraña túnica salió con los brazos en jarra y con expresión enojada.
— ¿Quién se cree usted para exigirle algo a mi señora?
Declaró la pequeña con el ceño fruncido.
Enojada por el descaro de unos simples campesinos, se dijo que su ignorancia no era excusa para tal nivel de desfachatez.
— mira mocosa.
Comenzó a decir llevando sus propias manos a sus caderas y acercándose a la niña enojada.
— Soy la princesa de este reino, y yo le habló como me parezca a la gente que quiero, en especial a esa descarada exhibicionista. ¿Podrías hacer el favor de ponerte ropa de una maldita vez? Hay hombres presentes.
La alta mujer seguía tan inexpresiva y sin mostrar la más mínima reacción, pero en cambio la pequeña niña se vio un poco confundida.
— ehh, a mi señora le gusta vestir así porque… porque… porque puede hacerlo y usted no es nadie para decirle cómo debería vestir.
— ¿ehh? ¿No has escuchado hablar de la decencia y los códigos de conducta? Una dama que se respete a sí misma no debería ir por el mundo enseñando sus atributos, a no ser que solo busque presumir de ellos.
Mirando en dirección a la exhibicionista, con hastío declaró.
— Oye grandota, tener semejantes bolsas de grasa no te da derecho a ser una presumida.
— le estoy diciendo que no puede hablarle así a mi señora, debe tratarla con respeto.
Replicó la pequeña niña acercando su rostro al de la princesa.
Por casi 10 minutos, ambas niñas se la pasaron discutiendo la una con la otra y poco faltó para que empezarán a tirarse del cabello, y pasar a los golpes.
Pero justo antes de que comenzarán a darse manotazos, Sazshen finalmente se movió de su sitio, y tras colocarse detrás de ambas niñas, sin el menor esfuerzo levantó a cada una en una mano y las separó.
Mirando a las niñas que tenía agarradas de sus ropas, se quedó mirando cómo ambas estiraban lo más que podían los brazos para darle manotazos a la otra.
Qué niñas más lindas.
Dijo para sí mientras sonreía levemente, y miraba de reojo como el pequeño ejército que parecía resguardar a la "princesa" sacaba sus armas dispuestos a pasar al ataque.
— de rodillas.
Declaró sin mucho interés y toda la multitud pegó una rodilla al suelo y bajó la cabeza casi al nivel de la tierra.
— ¿Qué rayos les pasa?
Gritó la princesa bastante enojada.
— ¿Porque demonios le hacen caso? Ataquen, es una orden.
Gritando un montón de órdenes, la guardia que había traído consigo ni siquiera se movió un solo milímetro. Y detrás de ella, escucho una risa pedante proveniente de esa molesta chiquilla.
— jaja, ¿te das cuenta? Esos soldados si son capaces de ver la grandeza de mi señora.
Gruñendo y sintiéndose frustrada, Charlotte agitó su mano y un bastón apareció en ella.
— se han quedado embobados por esas inmensas bolsas de grasa, eso es todo.
Agitando su bastón, de la nada se soltó del agarre de Sazshen y apareció un par de metros a la distancia.
Hmm, traslación.
Pensó Sazshen mientras dejaba en el suelo a Bea y observó mejor a la linda princesita que se había encontrado.
Con otro movimiento de su bastón, una docena de navajas hechas de hielo, aparecieron y fueron en dirección a Sazshen pero ni siquiera fueron capaces de impactar porque se derritieron antes de hacer contacto.
Hmm, esos son "esquirlas de hielo"
Declaró mientras se daba cuenta que aquella era otra magia de su juego.
Primero un dragón No-muerto, y ahora una chica que puede hacer los mismos hechizos que en el juego, ¿dónde rayos se supone que estoy?
Dando un tenue mirada a su alrededor, Sazshen se hizo la pregunta si había llegado al mundo de Fantasy Wonderland, pero algo muy en el fondo le decía que había llegado a otro lugar diferente.
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Comments
lechuza 🦉
jajaja lo dice por la terrible pecho nalidad que tiene
2023-03-13
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