Escalando Tu Corazón

Escalando Tu Corazón

señor idiota

NARRA CECILIA:

Suspiro antes de ingresar a mi departamento. Se que dentro esta Scott fingiendo que todo va bien, que no me engaña con nadie y que todo sigue igual que siempre.

Estoy cansada de vivir una farsa, pero mi trabajo me tiene tan absorta que ni tiempo para ponerle fin a un noviazgo que no tiene futuro.

Se que él no es culpable de todo en parte, gran parte diría, de la culpa es mía. Me la paso de viaje, hasta altas horas en la oficina o como ahora que llego a horario, pero con un cansancio que ni ganas de hablar tengo.

—¡Scott! Ya llegué —grito ni bien entro sacando mis tacones, mis pies duelen.

—Hola Ceci —dice asonándose desde la cocina del departamento— ¿Tienes hambre? —pregunta. Es grato saber que en el fondo todavía le importo, aunque sea un poco.

—Si, gracias —digo tomando el plato que me tiende.

Comemos en un completo silencio que lo rompo yo al salir de mis labios un ronquido, nuevamente casi me duermo cenando. Genial.

—Ceci, estas cansada. ¿Por qué no te vas a la cama? —propone mi novio tomando mi plato con el resto de mi comida.

—¿Bienes conmigo? —pregunto sabiendo la respuesta.

—En un rato voy —siempre lo mismo y cuando despierto en la noche siempre me encuentro sola.

Por eso sé que tiene amantes y por muy patética que suene no lo puedo culpar.

A la mañana siguiente desayuno sola, Scott no ha vuelto y la verdad espero que tome sus cosas y se valla de una vez por todas. Yo no tengo tiempo para perder en hacer el tonto. Mejor nos ahorramos las palabras y de una que se valla, creo que tendré que dejar indirectas para que así me deje.

Como sea, mi día me espera y se anuncia tedioso. Si porque mi jefe se jubila y como no tiene hijos y que me adopte no es una opción le dejara su empresa a su queridito sobrino.

No lo conozco, pero solo espero que sea la mitad de lo que es mi jefe. Él es una persona comprensiva y bondadosa, a pesar de que me tiene casi las veinticuatro horas trabajando el sueldo lo vale. Gano más que cualquiera en todo ese lugar.

Salgo de mi departamento y mi coche está en una posición media rara, lo rodeo para revisarlo y gimo al percatarme que tiene una goma pinchada, mierda.

Enseguida corro a la parada de bus que se encuentra cerca de mi departamento, pero cuando estoy por llegar y veo pasar el colectivo a todo vapor. Refunfuño y miro a los lados por si un taxi pasa y levanto la mano para detener uno que justo viene en este momento para bajarla enseguida, va ocupado.

Sigo caminando mirando a los lados, capas y tengo suerte de encontrarme con algún conocido, un taxi libre o lo que sea.

Si alguien me habría dicho que hoy sería un día de mierda no me levantaba, tanto perfume, tanto maquillaje al reverendo cuete porque ni un misero taxi, conocido o bus paso y tuve que llegar a la empresa caminando.

Por lo tanto, no solo huelo a rayos, sino que mi maquillaje se ha corrido por la transpiración. Miro mi reloj de mano y me percato que llevo una hora de demora.

Se que a mi jefe no le molesta que llegue tarde, siempre y cuando cumpla con todo mi deber.

Saludo a todos y noto que se encuentran algo alterados en recepción y en ese instante recuerdo el gran suceso del día. Mi nuevo jefe se presenta hoy y yo llego con una hora de demora. Mierda.

Corro al ascensor y presiono el botón de mi piso de manera urgente y apresurada. Casi no respiro en lo que el aparato se demora en dejarme en mi planta de trabajo.

Las puertas se abren y salgo disparada saludando a mis compañeros de corrida, todos me miran y saludan, pero con cierto aire de preocupación.

Llego a mi oficina para frenar en la puerta y quedarme de piedra al ver semejante bombón sentado en mi silla, tocando mis cosas.

No sé si echarlo por metiche o dejar que me haga lo que se le ocurra. Dios esta como para darle sin asco. Esto supera todas mis expectativas. ¿Quién es este sexi hombre que ahora me mira de forma arrogante?

Mas bien me inspecciona para levantarse de mi silla y dejarme sin aliento. Nuevamente ¿de dónde salió este dios griego de ojos negros?

—Señorita Diaz, llega tarde —su voz oscura me estremece y juro que he tenido un orgasmo de solo oírlo.

—¿Y usted es? —pregunto hallando nuevamente mi voz después de pasar saliva.

—Tu nuevo jefe sexi —se acerca a mí y me mira de arriba abajo, su altura es impresionante al igual que sus brazos fornidos—. Deberías arreglar tu maquillaje —dice y sale de mi oficina—. A, por cierto, quiero un café en cinco minutos.

Dejo mis cosas y corro a mi baño para casi aullar del horror, mi maquillaje parece una escena de terror. Parezco una muñeca de cera derretida. Mierda. Vuelvo a mi oficina para buscar mi bolso y percatarme que dentro no traje mi maquillaje, genial. Por suerte tengo unas toallitas húmedas que utilizo para limpiar mi cutis.

Vuelvo a baño y limpio mi cara del desastre y luego de lavarme bien me perfumo generosa, pero sin querer espantar a nadie con la peste de perfume.

Luego me dirijo a la cocina que cuenta el piso para prepararle un café al nuevo sexi, caliente, musculoso, riquísimo Dios griego que tengo como nuevo jefe. ¿De quién será hijo? Se la respuesta, pero no lo puedo creer. Su madre es un cuco y bueno dicen que su padre era todo un don juan. Al parecer heredo los genes paternos.

Como sea con el café en mano me dirijo a mi oficina y tomo mi agenda para dirigirme a la de mi nuevo jefe.

Toco antes de ingresar y cuando escucho su permiso ingreso para encontrármelo sentado muy cómodo en la silla frente a su escritorio muy cómodo con los pies sobre el escritorio.

—Su café señor —balbuceo dirigiendo mis pasos hasta llegar al escritorio y dejar la taza en frente de él.

—No me digas señor —dice y tengo que contener el aire para no gemir, creo que ahora si acabe—. No soy viejo.

—Lo siento, señ... —me mira y ahí está otro orgasmo, hay miradas que matan, pero esta les juro que te hace acabar al instante— ¿Cómo le llamo entonces?

—Pues dime amor, cariño o como más te guste —dice tomando la taza que deje en frente suyo. Aprieto una sonrisa, muchos orgasmos en un minuto, pero es un engreído de primera.

—Creo que idiota le queda mejor —digo irguiendo mi postura y abro mi agenda para mencionar todo lo que le espera para el día de hoy. Finalizo y juro que lo vi bostezar.

—Bueno, ponte a trabajar que para eso se te paga y como llegaste una hora tarde te quedaras dos más y harás todo lo que se supone que debo hacer —dice cambiando el tono a uno más oscuro si eso se puede lograr—. Ya sabes es mi primer día y me toca adaptarme todavía.

—Llegue una hora tarde no dos —espete indignada.

—Intereses querida —dice baja los pies del escritorio para levantarse y con su movimiento me muevo ya que me intimida—, ahora te sugiero que te pongas a trabajar y cuando llegue Lorena la dejas pasar.

—¿Lorena? —pregunto mirando la agenda notando que no aparece ningún nombre como ese. Una mano aparece en mi campo de visión para tomar mi agenda y sacármela, serrarla y devolvérmela de forma brusca golpeando mi pecho, ¡Auch!

—Ya me ha oído, no necesita que se lo repita —espeta señalándome la salida de la oficina.

Tastabillando salgo sin comprender que ese sería el comienzo de mis días donde el infierno sería una mejor opción.

nota de autor: acá les dejo el primer capitulo de esta nueva historia, esta en proceso, iré actualizando a medida que escribo.

espero que les guste y me den todo su apoyo.

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Comments

Sandra Mora

Sandra Mora

empezó candente y picarona....me esta gustando ....la picarona y el buen humor siempre me dejan muy buen sabor, continuemos entretenida mente, gracias

2024-09-29

0

Lourdes Mendez

Lourdes Mendez

😡😡😡😡😡😡😡😡😡😡😡🥵🥵🥵🥵🥵🥵🥵

2024-08-17

1

lisbeth mijares

lisbeth mijares

😂😂😂😂

2024-06-21

2

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