Despierto asustado y miro a todas partes con la respiración agitada, luego bajo mi pantalón y voy a revisar. Suelto un gran suspiro aliviado cuando veo que está normal y sin ningún defecto.
Entro al baño y voy a tomar una ducha para bajarme el miedo. Ese sueño fue muy extraño, que horrible.
Cuando termino de bañarme mientras estoy secando mi cuerpo. Escucho mi teléfono vibrar. Me acerco y miro la pantalla, es un número desconocido el cual me envió un mensaje. Abro chat.
«Hola, ¿Qué tal? Por fin pude conseguir tu número».
—¿Ah? —No sabía que pensar, esa persona consiguió mi número ¿De dónde? No sé y eso es un poco turbio. Aunque tampoco es que me provoque miedo o me dé escalofríos.
«Ah hola. ¿Bien y tú? No sé quién eres y es algo extraño que hayas conseguido mi número sin yo habértelo dado».
Me responde al instante. «Lo siento por haberlo conseguido de esa forma, sin embargo, te lo pedí, pero me ignoraste y pasaste de largo».
«¿Eres esa chica castaña?» Le pregunto y espero su respuesta.
«No. Y me da asco que pienses que soy ella. Soy Misael, estamos en la misma clase y hasta he ido a tu casa algunas veces a entregarte la tarea».
–¿Y quién es ese? –Comienzo a sacar ropa del closet y me pongo algo ligero para dormir.
«No me viene ningún Misael a la cabeza. ¿Y para qué me contactas?»
«Es que tengo algo que decirte, pero no puedo hacerlo por teléfono. ¿Podemos vernos?» Miro el mensaje y medito un poco.
—«¡Seguro está enamorado de ti!» —Miro a Cien con cara de asco. —«¿Qué?»
—A mí solamente me gusta Marc.
—«Si resulta ser eso. Puedes jugar un poco con él». —Ríe con sarcasmo. Realmente odio cuando hace eso.
—Sí, sí. Cállense. No necesito escucharlos ahora.
«¿Estás libre el sábado a las 4 pm?».
«Sí». Me responde de lo más rápido, parece que estuvo esperando pacientemente.
«Entonces frente al café de la calle Santiago ahí nos vemos».
«Estaré a tiempo». Tiro mi celular sobre la mesa de noche y bajo a la cocina. Abro la nevera y reviso cada rincón para ver si encuentro algo de vino, sin embargo, no hay nada. Ni siquiera cerveza hay, suelto un quejido lleno de fastidio.
Tomo las llaves y mi tarjeta de crédito. Tomo el autobús y bajo frente al supermercado de la zona. Agarro mi carrito y entro al supermercado, la parte que primero visito es la zona de bebidas. Elijo mi vino favorito y luego voy a la parte de cereales, tomo una bolsa y también compro más cositas como galletas y botanas. Después de eso, regreso a mi casa. Tomo una copa de la cocina y vierto una cantidad considerable en la copa.
Mientras estoy bebiendo mi teléfono suena de nuevo. Miro la pantalla ahora encendida y casi me atraganto al ver que es un mensaje de Marc.
«Estoy preocupado por ti».
Sonrío un poco debido al mensaje.
«¿En serio? No creo eso». Escribo rápidamente.
«Puedes creerlo. Si lo estoy». Miro el mensaje con interés.
«¿Entonces quieres ser mi novio?»
—Es su última oportunidad. —Digo después de enviar el mensaje.
—«Te dirá que no». —Lo dice con un rostro sonriente.
—«¿Si te rechaza, lo vas a secuestrar?»
—Es obvio que sí.
—«Alex, eso es imposible».
—«Oh…» —Hablan los dos al unísono. Y luego se burlan de mí. Odio a esos dos.
Tiro el celular sobre la cama y suelto un gran suspiro. —Entonces… ¿Cuándo lo secuestramos? —Cero y Cien me miran sorprendidos. —¿Por qué se sorprenden ahora? ¿No eran las ideas de ustedes en un principio?
—«Primero Rose y luego tú doctorcito». —Tomo la laptop y empiezo a buscar lugares abandonados en Google maps. Y después de encontrar el sitio perfecto escribo rápidamente un mensaje a Rose. El peor debut como asesino.
«Oye, creo que la manera en que me he ido a sido mala y te quiero compensar por mí falta de tacto».
«¿Por qué hablas extraño? Pareces alguien diferente». Responde y me pongo algo nervioso después de leer.
«A nadie le agrada la idea de casarse con alguien que no eligió. Podemos ser amigos ¿Qué te parece?».
«No es tan mala idea. Después de todo no tengo amigos y los que me rodean son unos falsos».
«Entonces, ¿Podemos reunirnos?».
«Claro».
«En secreto. ¿Estás de acuerdo?».
«Sí».
—«Es una pendeja, se deja manipular muy rápido». —Cero hace una cara asqueada. —«Sí viene acompañada, existe la posibilidad, se cancela todo».
—«Cierto y Alex ni siquiera es bueno con las palabras».
—¿No se alegran de que lo he logrado?
Le mando la dirección a Rose. Después me acuesto pensando en que hacer cuando la vea. Tal vez debería buscar videos o información. Sin embargo, esa idea se esfuma tan rápido como había venido.
—«Te olvidaste de darle la dirección y la hora». —Voltea sus ojos de forma sarcástica.
Tomo mi celular y escribo rápidamente. «A las 3 nos vemos. Luego te envío la dirección en GPS»
«Está bien. Intentaré estar puntual». Dice ella. Abro la laptop y empiezo a investigar, con ayuda de Cero y Cien, apunto todo lo necesario. Y al día siguiente fui a conseguir todo lo necesario.
1:00 pm. Ya me había duchado. Mi outfit para la ocasión fue algo simple, pantalones anchos con varios bolsillos, polera negra y chaqueta negra.
Tomé diferentes rutas, no iba a dejar rastro alguno. Cuando llego la veo a ella, sentada frente a esa casa en estado deplorable, con un vestido simple blanco, de tirantes sueltos y su pelo rubio en una coleta alta. Luce hermosa con ese maquillaje fresco y natural, sus pómulos ligeramente teñidos de un rosa, su mirada azul igual de hermoso que el cielo y sus labios rosas apetecibles para cualquiera.
—Hola. ¿Espérate mucho? —Le ofrezco mi mano para que se levante.
—Para nada, llegué hace poco. ¿Por qué este lugar?
—Nada especial, solamente es un lugar donde antes pasaba el rato a solas. —Miento mientras sonrío.
—Oh… Es bonito y hay bastante viento. —Sonríe mientras pasa un mechón detrás de su oreja.
—Seguro no estás acostumbrada a estos lugares. ¿Es incómodo? —Ella niega rápidamente. —Traje algunas cosas. —Le enseñé la mochila.
—Que pena, no traje nada. —Se acerca más a mí.
—No te preocupes. ¿Alguien te acompañó hasta aquí? —Le cuestiono.
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