Una ayuda

Al día siguiente temprano mi madre vino recogerme del hospital, en todo el camino para ir a la cita con el psicólogo, entre nosotros no hubo conversación, solamente había un silencio superincómodo. La mayor parte del tiempo me dediqué a ver los árboles y las rayas dibujadas en la carretera. De vez en cuando Cero decía algo en un intento de romper el hielo; sin embargo, lo ignoré todo el camino y ni siquiera recuerdo alguna de las cosas que decía.

Después de una hora en auto, llegamos al psicólogo. El lugar desde afuera es increíble, los letreros de colores me atraparon por unos diez minutos y el olor me agrada bastante.

—Espero que te comportes. Y cuidado con guardarle cosas al psicólogo, dile todo. Quiero que esté problema se resuelva lo más pronto posible. —Mi madre está a dos pasos delante de mí, como siempre está ordenando las cosas que tengo que hacer. —Escuché que volviste a negarte sobre ese asunto. —No le respondo. —Alex no quiero volver con lo mismo, no me hagas enojar que sabes que eso no te beneficia. —No doy repuesta. —¿Acaso hablo con una roca? ¡Responde! —Detengo mis pasos un poco sorprendido, no esperaba que me gritará en medio del pasillo de un hospital psiquiátrico. Ella es de las típicas personas que quieren mantener la apariencia frente a la sociedad.

—No quiero ir a esa fiesta estúpida, mucho menos de esa chica. —Bajo la mirada, no me atrevo a hacerle frente. —Ella no me gusta. —Digo con sinceridad.

—No importa si te gusta o no, lo único que debes hacer es ir a la fiesta, la conoces y siguen saliendo a citas… luego lo demás sucederá porque es lo que tiene que pasar. —Realmente odio mi vida, estamos en el siglo XXI y mi madre sigue con esas mierdas de matrimonio arreglado, además ni siquiera sé si soy gay, bisexual o hetero. Y lo peor es que apenas tengo dieciséis años.

—Pero no quiero estar con alguien que no me gusta, además soy muy joven, solamente tengo dieciséis años. —Respondo aún con la vista en mis zapatos.

—¿No escuchaste lo que dije? No te tiene que gustar, y estás cerca de cumplir los diecisiete, no creo que seas joven. Yo a tu edad hasta tenía trabajo, a ti solamente te gusta encerrarte y jugar a esos juegos estúpidos. —Siento su mirada fija sobre mí. —Deja tus excusas y ponte en marcha, y por último quita esa cara de perro abandonado.

Hago lo que dice, finjo la mejor sonrisa y me aguanto las terribles ganas de llorar. Seguimos caminando hasta que llegamos a una puerta blanca igual que todas las demás. Mi madre toca dos veces, un hombre de mediana edad vestido con una camisa y pantalón formal abre la puerta.

—Buenos días ¿Es usted el Dr. Santos? —Pregunta mi madre y el hombre asiente dos veces.

—Marco Santos. Pasen. —El hombre se hizo a un lado y nos permite entrar. —Es una pena que hoy los de la recepción no estén, la señorita Diana siempre suelta un mal chiste a los pacientes. —Sonríe un poco. Su intento de aliviar el ambiente funciona, ya que mi madre sonríe un poco y de cierta forma no siento incomodes. —Tomen asiento. —Nos sentamos frente a él. —Entonces… ¿La cita es para el chico? —Me señala con el lapicero y mi madre asiente en respuesta. Él me mira. —¿Qué tienes? ¿Te sientes incómodo con algo de tu vida?

—Esta mañana fue dado de alta, estuvo en el hospital por desnutrición y por los horribles cortes que se hizo. —Cuando escucho la respuesta de mi madre intento esconder más mis brazos por debajo de las mangas largas de la camisa que visto. Es la primera vez que me siento avergonzado de esa forma. —El doctor que le atendió le recetó lo necesario; sin embargo, determinó que mi hijo padece de depresión y recomendó este lugar y específicamente a usted Dr. Santos.

—Entonces puede irse usted y regrese a buscar al chico en una hora. —Mi madre mira al hombre confundida, pero se levanta y se va sin despedirse de mí. —Bien chico, para empezar preséntate, tu nombre, tus gustos, pasatiempo y cosas que no te gustan. —Miro al hombre con algo de timidez. Soy pésimo para hablar cosas sobre mi persona.

—Este… Mi nombre es Alex… —Me quedo un rato en silencio, pero el hombre me da mi tiempo no me apresura. —Me gustan los videos juegos… ¿Pasatiempo? Creo que ver videos… y ¡Jugar! —Tapo mi boca debido a que elevé de más mi voz. —No me gusta el dolor y la oscuridad.

—Eres bastante peculiar. —El hombre se levanta del asiento y empieza a caminar a pasos lentos, eso me alarma un poco. —Veamos esas heridas. —Se acerca y me pide destapar mis brazos. Nunca me gustó mostrarlas desde que empecé a dañarlas. —No tengas miedo, solamente miraré un poco, pero si no te sientes con seguridad lo dejaremos para cuando estés listo para mostrarlas. —En eso recuerdo las palabras mi madre, sobre que tengo que decirle todo al psicólogo y portarme bien. Y creo que se refiere a hacer todo lo que el psicólogo me diga.

—¡No! Lo haré… —Digo dudosamente.

—Está bien, dejemos eso para otro momento. Hoy no tengo ganas de verlo. —De la nada el hombre cambia de opinión y vuelve a su asiento. —¿Algún talento que tengas? —Pregunta mientras escribe algo en la libreta.

—No creo que sea un talento. El año pasado gané un premio en escritura y en un futuro pienso ser escritor. —Sin darme cuenta le conté uno de mis secretos a alguien desconocido. Mi sueño de toda la vida y la meta que siempre quise alcanzar, pero me rendí hace mucho y para mí no hay ninguna esperanza, por mucho que quiera cumplirlo es imposible.

—Es un gran talento. ¿Has tenido algún diario antes? —Sigue anotando en su libreta, pero presta atención a todas mis respuestas. Eso me hizo soltarme un poco más.

—No… Es que las que más tienen diarios son las niñas, y mi madre no quiere que sea un… —Bajo la cabeza un poco avergonzado.

—Un diario no es para niñas ni niños. Un diario es para alguien que desea desahogarse, el diario es un guarda secreto, secretos los cuales no quieres compartir con nadie. —Escucho atentamente sus palabras. Luego levanto la vista y veo sus ojos avellanas observándome de una manera en que busca comprender todos mis pensamientos. —¿Quieres tener uno?

—¿Un diario? —Asiente mientras regresa a los apuntes de antes. —Sí, quiero hacerlo. —Respondo sonriendo.

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Comments

Marina Estefana Hernandez

Marina Estefana Hernandez

me gusta el doctor 🤣

2023-11-18

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