Capítulo 16

...Consumación Matrimonial...

Aleida Hamilton leía con atención lo que en el periódico se decía acerca de ella y de su "esposo".

Era demasiado para el pobre Sebastián Compbell quien volvió a hacer un escándalo en la ciudad.

Si bien Sebastián Compbell había sido un escándalo anteriormente por ser el típico novio de una pueblerina sin tan solo un centavo.

La compasión y pena de Aleida Hamilton crecía más y más después de que su padre y abuelo a la vez le contó hacerla de su nieto.

— Ali

Aleida dejo el periódico aún lado al escuchar que la llamaban con tal familiaridad y confianza

— Paul Hola, ¿cómo estás?

— Bien, lamento no haber venido antes, pero había mucho trabajo y luego con el escándalo de hace una noche, todos los periodistas y fotógrafos me siguen a todas partes

— Ah~ claro, lamento que hayas intervenido en esto, si no hubieras actuado

— Si no hubiera actuado estarías en la morgue en este momento

Aleida Hamilton se río al escuchar como el amigo de su esposo dijo aquello con sarcasmo

— Está Sebastián

— No él se fue en la tarde y no ha regresado

— Donde se habrá metido es hombre

— Puedes esperar si lo deseas, yo iba a acostarme en este momento

— Claro, sigue no te detengas por mi

Aleida sonrió y subió las escaleras desapareciendo de la vista de Paul quien al ver que desapareció también se fue con la intención de esperar hasta mañana que el hombre desaparecido volviera mañana.

...Noche...

12.35 Si un nuevo día ya había comenzado y Sebastián Compbell llegaba en su auto derrumbando todo aquello que se encontraba en el suelo, macetas, árboles, Aleida Hamilton lo pudo ver desde la ventana de su habitación.

Al estar observando el auto pudo ver como unas cuantas botellas de vidrio salieron del auto al ver que la puerta de este se abriera, en eso un hombre salió del interior de este, pero salió un hombre en estado de ebriedad, el hombre apenas y podía mantenerse en pie.

Sebastián Compbell llevo la botella de whisky directamente a su boca y bebió directamente de la botella, el dejo de beber y al dar dos pasos cayó al suelo, Aleida al ver su estado tomó una bata blanca y bajo hasta donde se encontraba el hombre, al abrir la puerta principal vio al hombre que reía mientras estaba en el suelo pareciendo un loco mientras reía.

— Sebastián

— Ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja

— Pero mira como estas, ebrio, Melena alista unos paños de agua caliente rápido

— Si señorita

Aleida Hamilton bajo las escaleras y camino hasta el, con su fuerza mínima tomó del brazo al hombre y este se puso de pie, tambaleándose en el camino que la mujer lo llevaba, subieron hasta el segundo piso y se adentró a la habitación del masculino.

Aleida Hamilton no había visto la habitación del musculoso hombre, ella lo colocó en la cama y le quito la botella, en eso la sirvienta llegó con lo pedido y lo colocó aún lado de la cama y el hombre al verla le grito.

— Vete!!!, no te necesito

Aleida miró a la pobre criada y le dijo que se fuera, quería evitar cualquier molestia al hombre y a la empleada, esta obedeció y se retiró del lugar.

Sebastián Compbell solo tenía una cara de niña sonriente al ver en el lugar que se encontraba, pero en especial se fijó en aquel mechón rubio, lo tomó entre sus dedos y lo enredó en ellos para después llevarlo a su nariz y inhalar el rico aroma del champoo de la rica y suave cabellera rubia, en eso escucho una voz suave como el terciopelo hablarle con gentileza pronunciando su nombre.

— Sebastián Compbell me estás escuchando, necesito que te recuestes

Dijo la pequeña mujer y con un empujó ligero en sus hombros lo recostó sobre la cama, pero antes de que cayera tomó con sus brazos a la mujer llevándose la consigo encima de él, Aleida Hamilton se sorprendió por ello al caer encima de aquel tórax firme.

— Sebastián estas ebrio por favor sueltame

— Noooo eso ni pensarlo ja ja

Parecía realmente un niño al escuchar eso de su boca puesto que esa misma boca decía que la quería lejos y decía que la odiaba.

— Sebastián

— Sígueme llamando así y lo tomaré como una provocación

— De que hablas, estas borracho no sabes lo que dices

Todo se nubló en un instante para Aleida quien sintió unos labios finos y delgados con sabor a whisky en su boca, al tener lo ojos abiertos pudo apreciar el rostro sereno del masculino, quien abrió los ojos y se separó de sus labios.

El separó sus labios de los de ella, saboreo sus labios para asegurarse a que sabían esos labios pequeños carnosos y rosados, tenían un sabor peculiar a durazno.

Aleida colocó sus manos en sus pectorales y las piernas las abrió con tal de afianzarse de la cama eh impulsarse para soltarse de los brazos del masculino, pero no fue posible ya que entre más intentaba soltarse más era presa de esos brazos, al intentar forcejeos sin ningún logro se rindió, quedando así cerca de nuevo del rostro de Sebastián, ella pudo apreciar como el hombre la miraba a los ojos y después se mordía los labios.

— Ah~ Sebastián~ por favor déjame ayudarte

No pudo lograr nada ya que recibió el impacto de nueva cuesta de los labios, pero esta vez Aleida se perdió en el beso.

Jamás había sentido un beso de aquella profundidad, eso la hizo sentir querida y ¡amada! valla que se sentía así, viva y querida.

Ella siguió el ritmo de su beso con torpeza, era su primer beso y lo estaba haciendo con un ebrio, que primera vez tan especial.

Ella al ver y recordar el estado en que se encontraba con fuerza lo separó de ella y tomaba aire.

— Acaso no sabes besar

— Basta, no estas en condiciones aptas para hacer esto, además no te agrado y mucho menos soy la persona indicada para estar en este momento, llamaré a Petra

Dijo enderezandose una vez que sintió que aquellos brazos dejaron de poner fuerza, pero creyendo que ya era libre volvió a ser apresada, esta vez Sebastián se sentó en la cama con la mujer en su regazo.

La tomó por la cintura acercando su anatomía a la de el, Aleida colocó sus manos en sus hombros tratando de nueva cuenta escapar de esos brazos, el la retuvo y lo volvió a besar

— Mmmmm~

Su beso subió de tierno y torpe a más lujurioso, puesto que Sebastián subió una de sus manos por la espalda y la otra la bajo hasta el nacimiento de aquella piel que se envuelta en sus posaderas femeninas, aquel contacto provocó que Aleida soltara un jadeo que solo avivó el deseo de Sebastián quien la apretó más a su cuerpo y se giró con ella en brazos dejándola encontra de su cama y cuerpo, él beso fue más rápido de lo que Aleida estaba acostumbrándose a ello, al ser primeriza no pudo evitar sentir algo de temor de lo que estaba ocurriendo.

Sebastián se dejó llevar por los ricos besos y lindos sonidos que jamás había escuchado en una mujer a la hora de besar la con anhelo y desesperación por sentir más de esa delicada mujer rubia.

Sus manos viajaron hasta la cinta de aquella bata y la desato dejando ver la linda y fina tela del pequeño vestido que servía para dormir.

Con su mano acaricio aquella cintura tan pequeña apretando su cuerpo delgado para después ir bajando hasta la cadera de la femenina y tomar aquel muslo y afiansarlo a su cadera, sin dejar de besar sus labios acaricio aquel pedazo de carne y piel blanca como la leche con pasión.

— Sebastián~ para~

Simplemente no podía evitar de soltar jadeos al ser tocada de aquella forma tan gentil.

Sebastián al querer sentir más de su piel se enderezó y se quitó la playera con rapidez y ansioso por sentir más, Aleida puso sus codos y con sus piernas trato de alejarse de él, pero el la jalo de sus pies y se inclinó para de nueva cuenta besar la, esta vez bajo por su mandíbula hasta su cuello, escondiendo su rostro en el, una de sus manos había entrado por debajo de su vestido ligero y subió de su cadera hasta su pecho, al sentir ese roce Aleida detuvo su mano y fue entonces que Sebastián Compbell la vio.

— Esto no está bien, no estas bien

— Es tu primera vez

— Eso no importa ahora, por favor para

— Ah~ no pienso parar de lo contrario te are sentir una mujer de verdad

— Que~

Sebastián Compbell dijo aquello y empezó a actuar con rapidez y gentileza, tomó su vestido y se lo arrebato dejando ver esa anatomía femenina hermosa y radiante.

Se sintió como un niño primerizo al ver la pureza de aquel cuerpo que solamente estaba siendo tocado por primera vez por el, en eso no pudo evitar sentir un sentimiento de celos y posesión sobre ese cuerpo al imaginar como otro la tocara, sin más que hacer, beso aquel cuerpo con gentileza y cariño.

Sus labios sentían la piel más lisa y suave como el terciopelo, el bajo sus labios hasta uno de sus dotes femeninos y se apoderó de ellos, lambía y succionaba de ellos hasta que pudo notar como estos se enrojecian a causa de sus dientes y chupetes.

Sebastián se enderezó y miro desde arriba esa imagen tan hermosa en su cama, vio aquella pequeña prenda que cubría la intimidad femenina de la chica y la tomó con sus manos para después quitársela, Aleida cerró las piernas escondiéndose de él, pero el tomo sus piernas dejando besos en ellas para después decir.

— No temas

Sebastián Compbell no estaba en su estado de cordura para saber lo que estaba apunto de hacer con aquella mujer virgen.

...Primera vez...

Si Aleida Hamilton gimió al sentir algo inexplicable para ella, había visto aquello en películas y lo pida leer en los libros educativos de ciencias, pero de verlo a sentirlo era realmente exquisito para Aleida Hamilton que solo suspiraba y gemia al sentir aquel maravilloso contacto de Sebastián entre sus piernas.

En eso sintió algo que se apretaba en su interior para después sentir como algo fluía, Sebastián recibió aquello gustoso por su obra y se enderezó una vez que la pequeña mujer ya estuviera lista para lo que se avecina.

Colocándose entre sus piernas al estar descubierto por completó, Aleida miró aquello y por un segundo dudo de sí eso entraría en ella.

— Tranquila todo estará bien

El se colocó en aquella parte de la anatomía de la femenina y empujó con delicadeza en el interior de la femenina quien sintió una pequeña punzada de dolor al sentir como algo estaba siendo roto

— Ah~ AHHHH~

Si Aleida Hamilton acaba de perder su virginidad con el hombre que se casó, el dolor fue cambiado por un placer indescriptible para Aleida que sentía como algo grande y caliente la invadía.

Sebastián Compbell primero fue despacio por la petición de la femenina, pero al sentir el estímulo y placer de aquel interior quiso sentimos más por lo que fue más rápido.

Aleida le decía que fuera más despacio, pero no fue escuchada por lo que rasguño la espalda del masculino y mordió su hombro con toda su fuerza, aquello solo estímulo más al masculino que no dudó en dejar salir su lado bestial y dominar aquella presa.

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Comments

MARTITA

MARTITA

NO PUEDO CREER QUE UN ESCRITO PONGA "LAMBÍA" EN VEZ DE LAMER. QUÉ ESPANTO TENER QUE ANDAR ADIVINANDO QUÉ A QUERIDO ESCRIBIR EN ALGUNOS PÁRRAFOS. ESTOY HORORIZADA. EXISTEN LOS DICCIONARIOS O EN SU DEFECTO EL CORRECTOR DE GOOGLE.

2024-05-04

1

Anonymous

Anonymous

Que salvaje salí que era su primera vez y no tubo piedad de ella

2024-05-16

0

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Un gran himno a la degradación de la mujer......la dignidad y amor propio salieron huyendo a la velocidad de la luz. 🤨😡😡😡🇦🇲🇦🇲🇦🇲

2024-05-08

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