Capítulo 7

...Trató...

Sebastián Compbell tomaba una ducha fría, limpiando todo aquel rastro de sudor en su cuerpo, al salir se colocó una playera gris y unos pantalones color negro y unos tenis, dejó se secó el cabello un poco y bajo por las escaleras.

En lo que bajaba de ellas escucho una risa femenina y masculina proveniente de la sala de estar.

Frunció el ceño y camino lentamente hasta la sala de estar, se asomó desde el marco de la pared y pudo ver a la femenina riendo mientras hablaba con su amigo.

— Veo que ya se conocieron

Dijo saliendo de su escondite con las manos en los bolsillos, al salir la sonrisa de la femenina desapareció y sintió molestia aquello.

— Oh Sebastián, que bueno que llegaste, estuvimos hablando sobre los ángeles

— Mm es lo único que conoce

Dijo despectivamente y su amigo sintió aquel desprecio hacia la femenina

— Paul solo quiero que redactes el trato de nuestro matrimonio

— Trato, por dios

— Paul, es un acuerdo entre los dos, estamos de acuerdo con ello

Dijo Aleida, Paul Walker miró a la chica y entendió lo que dijo fue entonces que asintió, tomó su maletín y sacó una laptop

— Bueno hagamos lo

Ambos caminaron hasta el comedor y tomaron asiento en las sillas, frente a frente Aleida y Sebastián se miraban

— Muy bien las cláusulas cuáles serian

— No habrá contacto físico, ni satisfacción sexual y está prohibido enamorarse

— En serio amigo

— Tú solo escribe eso

— No, nos relacionaremos en casa, solo actuaremos como esposos ante el público

Hablaron por casi una hora discutiendo y agregando cláusulas de las que Paul Walker ya estaba cansado de ellas

— Una última, yo la vestiré

— Que, tengo ropa no necesito otra

— Si necesitas, no voy a permitir que mi esposa esté vestida con esas prendas

— Por dios santo esto es ridículo, solo seré tu esposa por papel no necesito que me compres ropa que no necesito

— Mientras vivas en mi casa y seas mi esposa por papel te conseguiré ropa con la que puedas salir al público y recibir visitas, después de todo te casarás con un P R I N C I P E

Aleida Hamilton sintió la furia recorrer por sus venas y Sebastián pudo verlo ala ver como las venas de sus manos sobresalían por la fuerza que imponía en sus nudillos.

Aleida miró al amigo de Sebastián y asintió por la fuerza, se levantó de la silla y salió de ahí directamente al jardín trasero

— Eso fue demasiado Sebastián y sé que lo sabes

— No, no lo sé, simplemente no quiero a mi padre detrás de mí y tú lo sabes

Dijo para después levantarse y salir de ahí, al pasar por las puertas de cristal, él pudo ver la vista del paisaje, pero en especial a aquella chica que miraba a la misma dirección, su cabello se mecía por la ventisca, el camino hasta una puerta con la decisión de conversar con ella, pero en el proceso vio a su amigo caminar hasta ella.

Paul Walker depósito con gentileza su mano en el hombro de la chica llamando su atención, ambos empezaron a platicar amistosamente y aquello solo enfureció más a Sebastián Compbell.

Aleida Hamilton

Sebastián Compbell

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