Capítulo 14

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Aleida Hamilton o bien de Compbell estaba recuperándose del inmenso dolor de cabeza, dejando a su abuelo con su "esposo" pudo escuchar unos gritos de este Aleida se preguntaba por qué tenía el afán de gritar por todo lo que era acusado claro, ya que Aleida no tubo la culpa de caer a la piscina y ni mucho menos tubo la culpa de ser acusada de un error que el grandísimo Sebastián Compbell se negaba a aceptar claro estaba.

Al ver como su abuelo regresaba este se despidió de ella y se fue dejando sola a la mujer con la jauría del hombre que se hacía llamar esposo y nieto por supuesto.

Ella lo miró seriamente y después le habló con tranquilidad y comprensión.

— Sabes algo no te odio

— No, pero yo si te odio, todo esto es por tu culpa

— No me hagas responsables de tus responsabilidades Sebastián

— Ah no desde el que me case contigo

— Desde que nos casamos no hice nada, estuve encerrada en esta casa hablando con las empleadas de limpieza, de la cocina y con un caballo Sebastián

— Entonces que es mi culpa

— Si, lo es, porque tú fuiste el que busco a esa mujer en la boda y en la fiesta de tu hermana, no soy estúpida, Sebastián sé quien es ella y te repito no me interesa tu vida o lo que tengas con ella

— Todo este tiempo tú sabías de..

— Claro, cuando la besaste y su encuentro íntimo

— Nos estuviste espiando

— No solo quería tomar aire, pero no los vi intimado solo los vi juntos lo demás lo desconozco

— Ahora piensas amenazarme con eso

— ¡¡Que!! No Sebastián quiero que entiendas que no me importa lo que hagas con quien lo hagas, es solo que me preocupa que puedan llegar a descubrirte

— Tú estás preocupa de por mí, por favor no me hagas reír

— Sé que suena tonto, pero el que me haya casado contigo no solo se trata de la herencia de mis padres sino de algo más Sebastián

— Ja quieres que termine crea, sabes algo no trates de hablar conmigo porque solo aras que te odie más de lo que ya hago

— Sebastián, no me hagas más difícil esto trato de llevarme bien contigo para que esto no sea justamente como ahora

— Bien quieres conversar, bien hagámoslo, que tienes para decirme

Aleida miró a Sebastián exasperada por la actitud del hombre entendió que jamás podrían a contratar una amistad para hacerse las cosas más fáciles.

— Solo quiero tener una buena amista

— Eso es de lo que quieres hablar, mira solo déjame en paz, es mi vida y mis decisiones

— Entonces porque me culpas a mí cuando salvaste a salvarla, porque me culpas ami, de tus decisiones ya tú fuiste el que eligió saltar

— No sé ni porque estoy haciendo esto me voy

— Espera

Aleida lo tomó del brazo con amabilidad y tranquilidad que apenas y Sebastián sintió aquel toque se exasperó arrebatando su brazo con brusquedad.

— No me toques, no lo hagas de lo contrario te odiaré más, déjame en PAZ

— ENTONCES ACTÚA COMO TAL, YO TRATO DE CUMPLIR CON LA PARTE DEL CONTRATO QUE ES CUMPLIR CON EL PAPEL DE ESPOSA Y TU NO LO HAS HECHO BIEN POR ESTAMOS EN ESTA SITUACIÓN AHORA POR TU CULPA, RECUERDA ESO, y no vengas a culpar me a mí por tus acciones de esposo irresponsable

Aleida cerró los labios con fuerza y cerró sus puños por a impotencia que sentía al tener al hombre enfrente de ella, sin más que decir Aleida Hamilton dejó sin palabras a Sebastián Compbell que siempre tenía algo para responder para contestar y por primera vez se quedó sin palabras.

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