capítulo 4

Sus muñecas se encontraban presas por aquellas manos enormes.

Aleida al estar debajo de aquel cuerpo trato de zafarse de su agarre.

— Es suficiente ya no puedes hacer un truco más

— Seguiré hasta poder quitarte de encima

Una vez más volvió a sacudirse, cosa que molesto aún más al masculino, con un poco de fuerza elevo más los brazos de la mujer quedando más cerca de cuerpo.

Dio un pequeño apretón en sus muñecas y Aleida soltura un gemido por el dolor, miró sus muñecas por encima de su cabeza y trato de soltarse.

Giró su rostro devuelta, pero quedó callada al ver la cercanía de aquel rostro pálido.

Aleida pudo apreciar de cerca su rostro, su nariz delgada, barbilla definida al igual que su mandíbula, ojos grises, portaba unas pestañas tan largas que hasta las mismas se hacían sombras, su tez era tan blanca sin ninguna imperfección.

Sus cejas eran delgadas y marcadas, si cabello estaba en desorden y por lo que miraba este no a sido cortado en algún tiempo.

Pero debajo de todos aquellos rasgos tan finos, se podía presenciar, sufrimiento y tristeza, sus ojos estaban rodeadas de unas enormes ojeras.

— Te ves tan

— Atractivo

Alzó una ceja, al ver como ella después de verlo prosiguió a decir algo que lo desconcertó, después de todo no fue la única que pudo apreciar su belleza, Sebastián vio su rostro perfectamente, ni una sola imperfección, ojos verdes, medianos, nariz pequeña y puntiaguda, labios delgados, pero carnosos, mandíbula exquisita, pestañas cortas, pero frondosas.

No solo aprecio su rostro, sino también aquella cabellera radiante y amarilla, aquello asía que su piel tornará aún color rosado, su delgadez era clara al tenerla tomada de las manos.

— Ya acabaste de verme

— Sí, eres repugnante, atractivo se queda muy por debajo de ti

— Y tú eres horrenda, no me gustas

— Al cabo que ni quería

— Acaso nunca te quedas callada

— Y tú dejas de ser gruñón

Sebastián apretó un poco las manos, aquello hizo que la femenina abriera la boca por el dolor que sentía

– Me lastimas, deja de apretar más o aparecerán moretones ah~

— Quien te manda a ser frágil

— Pues una mujer no tiene la enorme fuerza que tú, por favor ya no siento las manos

Dijo Aleida para tratar de moverse, pero sintió la enorme presión del pecho fornido de Sebastián sobre su busto.

Sebastián sintió aquel busto de la femenina contra su pecho, sabía que estaba sobrepasando sé, pero aquella mujer tenía algo raro que llamaba su atención.

— Que aras si no lo hago, piensas saltar del auto

— Patearte es una buena opción

— Crees que puedas hacerlo

— Eres un malnacido cretino, quítate de encima ya

— Basta, deja de lloriquear, tenemos que hablar

— Esta es la mejor manera de hacerlo, raptándome por la fuerza y lastimándome, no creo que esta sea la mejor manera de hablar

— Pues la mejor manera de evitar que cometas una tontería

— Ah~ terminemos con esto rápido, me estás lastimando

— Perfecto, me podrías explicar por qué aceptaste este matrimonio

— Mis padres hicieron este acuerdo, claramente tenía que cumplirlo, además creo que no es necesario que estés tan cerca

– Por qué temes que te bese o algo parecido

Sebastián dijo aquello sin siquiera pensar en lo que había dicho, es extraño tener enfrente de ti a una mujer loca que no se queda callada

Acercó su rostro un poco más al de ella y la chica ella intentó alejarse, pero el asiento se interpuso en su intento de alejamiento

– No te tengo miedo

— De verdad, no temes que te bese

Sebastián Compbell no sabía por qué hacía lo que hacía con la rubia quien escondió su rostro, evitándolo.

El bajo más y apenas su nariz tocó aquella mejilla blanca y rosada, la chica tembló.

— Basta, hablaré contigo, prometo no hacer una locura, pero suéltame y quítate de encima

Él se alejó rápidamente, deshaciendo aquella posición incómoda y fuera de lugar.

Aleida se levantó rápidamente y tomó sus manos, al tomársela pudo ver en ellas las marcas de los dedos del hombre, sabía que pronto aquellas marcas rojas se volverían moretones.

— Bien ya te solté ahora hablemos

— Está bien, que quieres saber

— Por qué

— Por qué mis padres firmaron un contrato con tus padres, no pondré en duda su palabra y por qué solo así la herencia que dejaron mis padres para mí, me será dada, solo si cumplo con la parte del trato

— Lo haces por dinero

— Es mi herencia, me pertenece, si permite fuera no estaría aquí frente a ti, si no, en otra parte del mundo ejerciendo mi trabajo

— Que haces

— Soy diseñadora de moda, tengo una línea de ropa

— Ah~ solo dile a mi abuelo que no piensas casarte y que te irás, así no nos veremos la cara

— Crees que estoy aquí porque quiero, el trato dice específicamente que no puedo anular el matrimonio sin mis padres

— Pues dile a tus padres que lo anulen y ya punto arreglado

— Están muertos

Sebastián miró a la rubia a los ojos, sabía que había metido la pata enormemente.

— Yo lo lamento no quise decir

— Sé perfectamente a que te refieres y lamento esto, pero estoy tan atrapada como tú lo estás en esto

— Demonios es que no hay manera de evitar esto de alguna forma

— No, ya leí el contrato, dice claramente que debemos durar seis años casados, después de eso podemos divorciarnos y no volver a saber de nosotros, por eso estoy aquí, si lo hacemos rápido

— Saldremos rápido

— Así es

Sebastián salió del auto y llevo sus manos a la cadera y empezó a caminar con desesperación.

Estaba reacio a la sola idea de un matrimonio arreglado, Aleida salió del auto y miro como el hombre pateaba una piedra y maldecía, permaneció cerca del auto y opto por decir algo.

— Yo estoy aquí para obtener mi herencia y solo tú puedes ayudarme y yo a ti, sé que tienes problemas familiares y

— Que

Sebastián se giró rápidamente y miro a Aleida con una mirada amenazadora de la que la femenina se alarmó al verlo.

Sebastián Compbell al escuchar aquello, se acercó devuelta a la femenina, ella retrocedió al verlo muy amenazadoramente acercarse le, con la antelación de volver al interior del auto, pero él la retuvo tomándola de los antebrazos y pegarla en el auto con brusquedad.

— Quien te dijo que te tenía problemas familiares?, como sabes eso?

— Tranquilo, espera, tu abuelo me lo dijo de camino a la academia, pero solo dijo problemas familiares y

— Y QUE MÁS

— De tú es pareja

— Ese viejo

El la soltó y tomó distancia de ella, se paró en la orilla de la carretera y miro la copa de aquellos árboles que se mecian por el viento, miró una vez más se giró y observo aquel pequeño cuerpo femenino y tomó una decisión de la que jamás creyó posible aceptar.

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Comments

MARTITA

MARTITA

SE SUPONE QUE UN MILITAR, SIN IMPORTAR A LA FUERZA QUE PERTENEZCA ESTÁ OBLIGADO A SER RESPETUOSO CON CUALQUIER CIVIL. ES UN GROSERO IRRESPETUOSO Y AL PARECER NO SE PRESENTÓ ANTE ELLA Y APARTARLA DEL LUGAR PARA NADA APROPIADO PARA TEMAS PRIVADOS.

2024-05-04

2

Maria Del Jesus Martinez

Maria Del Jesus Martinez

jajaja 😃 ya abriste tu bocota Adeida

2023-06-06

6

Maria Del Jesus Martinez

Maria Del Jesus Martinez

jajajaja jajaja jajajaja jajajaja ya salió lo mamón 😆🤣🤣

2023-06-06

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