Capítulo 12

...Fiesta, Accidente...

Aleida se encontraba en su habitación dándose una ducha humectante y relajante, la tarde fue larga y ella ya estaba alistando se para la fiesta de compromiso de la hermana de su esposo.

Salió de la tina y se enredó en una toalla y salió del baño con el agua escurriendo por su cuerpo y se quedó estática al ver a un hombre parado viendo el vestido que se encontraba en su cama.

— Que haces aquí

Hablo llamando la atención de Sebastián quien se giró y rápidamente desvió la mirada al verla con tan solo una toalla. Aleida se sujetó la toalla y camino hasta la cama y tomó el vestido para después ingresar de vuelta al baño y se cambió.

El vestido era de un azul rey de terciopelo estraple, la falda del vestido se ceñía a sus caderas, pero salió del baño y camino hacia él.

Sebastián Compbell la miro en aquel vestido y no dijo ninguna sola palabra al verla.

— Me puedes hacer un favor, ya que estás aquí

— Dime

— Puedes subir la cremallera

Se giró quedando de espaldas, Sebastián paso saliva y elevo sus manos hasta la pequeña manija del vestido, sus ojos bajaron y apreciaron aquella cicatriz, al cerrar el vestido no pudo evitar rodar con la yema de su dedo la espalda blanca y suave.

— Listo

— Gracias

Ella siguió con suma normalidad, después de todo no era ella la que invadía el espacio personal de él.

— Que deseas

Dijo tomando unos guantes del mismo color del vestido y se los coloco hasta cubrir sus codos.

Sebastián la miraba cambiarse y maquillarse con sencillez y rapidez, después de tanto tiempo de práctica puede llegar a sorprender la rapidez con la que una mujer puede llegar a maquillarse.

Aleida solo se miraba al espejo y peinaba su cabello de un solo lado resaltando su perfil izquierdo, entonces al terminar eso miro a Sebastián por el espejo, este ya estaba vestido con un traje azul que daba a relucir otras tonalidades de azules, pero solo había aúna diferencia aquella corbata aún no estaba hecha.

— Necesitas ayuda con eso

Dijo retocando sus mejillas de un color natural resaltando sus ojos verdes, la tonalidad de sus ojos cambió a un verde azulado y es que siempre tuvo la dicha de que sus ojos no eran del todo verdes, ya que fue favorecida con unos ojos que cambiaban de color desacuerdo con los colores que vestía, ella caminó hacia la cama una vez termino con su peinado y maquillaje.

Tomó un pequeño bolso y vertió en ella su identificación y maquillaje para el retoque para más tarde, se sentó en una silla al lado de la cama y se colocó los zapatos, unos tacones color plateados que mostraban sus dedos y le daban más altura y valla que la necesitaba al estar al lado de un hombre enorme.

— Hey, te pregunté si necesitas ayuda con eso

Señaló aquella corbata negra que caía de su cuello, Sebastián solo estaban embelesado al ver la belleza de la rubia frente a él.

El verla vestida así se daba cuenta de la bella de cuerpo que portaba la pequeña mujer.

— Ah sí, sé hacerlo, pero nunca he hecho un moño

— Descuida, sé como hacerlo

Ella caminó hacia él y extendió sus brazos que eran cubiertos por unos lindos guantes de terciopelo del mismo color que su vestido, ella por primera vez le sonrió con amabilidad, pero antes de tocarlo, dijo.

— Puedo

— Ah claro, si

Ella tomó las dos partes y con concentración hizo y formo nuevos de ellos que Sebastián Compbell era ajeno a saber como hacerlo, Aleida sonreía al recordar los días en que su madre lo hacía con su padre y el recordar como le ayudaba al abuelo.

— Donde supiste hacerlo

— Vi como mi madre se lo hacía a mi padre y después yo lo hice con mi abuelo que es tu abuelo, siempre estaba acostumbrado a que alguien lo hiciera por él, así lo ayude en eso, ¡listo! Ya quedo

Sebastián se giró y se miró en el espejo colgado en la pared, realmente le había quedado bien a la chica, cuando se giró hacia la rubia está ya estaba de salida de la habitación y fue entonces que la detuvo

— Gracias

— Fue un placer

Dijo para después desaparecer de ahí, Aleida bajo las escaleras y camino hasta la entrada de la casa y espero a que el hombre bajara.

...Fiesta...

El auto negro arribo en aquel castillo, ser parte de la realeza era algo inevitable para Aleida, pues se había casado con un príncipe.

Al llegar y ver a todas las personas que bajaban y sean fotografiadas sintió nervios de aquello.

— Espera hasta que tu puerta sea abierta, sal y toma mi mano de acuerdo

— Si

El auto negro se detuvo y la puerta del lado de Sebastián fue abierta, sin mostrar una sonrisa, saludo a los presentes y rodeo el auto hasta llegar a la puerta de su esposa.

Al llegar a ella con un gesto al hombre que estaba a punto de abrirle la puerta a la dama, dio una reverencia y se alejó, fue entonces que Sebastián abrió la puerta y extendió su mano, el momento había llegado, los periodistas y fotógrafos esperan ver a la bella mujer que se había contraído matrimonio con el príncipe frío y amargado.

Claro todos conocían al príncipe mayor de la familia Compbell, el festejo del compromiso de su hermana era algo que desagradaba a Sebastián pues tan solo tenía 19 años su querida hermana.

La mano cubierta por un fino guante se extendió con elegancia y gracia, Sebastián tomó de aquellos dedos con un poco de su fuerza y todo se suspendió en un silencio sepulcral.

Los fotógrafos y periodistas y hasta los empleados guardaron silencio al ver aquella bella pierna desnuda salir del auto, Sebastián Compbell se sorprendió por el repentino silencio, pero no tardo mucho en entender por qué pasó aquello.

Aleida de Compbell había salido del auto con elegancia y en reluciente belleza que hizo que el silencio abrumara aquel lugar.

La mujer sonrió con amor y cariño y el silencio desapareció rápidamente, ella saludó y dedico sonrisas a los presentes.

Sebastián Compbell doblo su brazo y lo extendió para que su esposa se tomara de él.

Petra Montenegro observo aquello con cólera, se había asegurado de llevar un vestido suficientemente elegante y llamativo para llamar la atención, pero aquella mujer lo había hecho con tan solo sencillez y elegancia.

Como puede compararse un vestido azul rey de un corte sirena y sencillo aun vestido negro común entre las damas.

Algo estaba claro, Petra Montenegro se sentía amenazada por Aleida Hamilton.

El matrimonio nuevo, la nueva tendencia en las bocas de la sociedad había arribado dejando una gran y profunda impresión entre la multitud.

La combinación de sus ropas era perfecta, incluso su elegancia habían llamado la atención del público.

Al subir las escaleras Sebastián Compbell aprecio la figura de su amada parada a escasos escalones de ellos, Aleida pudo distinguir aquellas miradas encontradas.

Ella solo sonrió y actuó como si no hubiera visto nada en absoluto.

La fiesta había comenzado y con ello el baile igual, Sebastián y Aleida se habían apoderado de la pista de baile en todo momento.

Sebastián Compbell no era el causante de la observación sino de la pequeña mujer delante de él.

Quien lo diría una pequeña mujer, rubia y portadora de un vestido sencillo había logrado llamar la atención de los presentes.

Las felicitaciones para los anfitriones, era lo único que les hacía recordar el por qué estaban ahí.

Sebastián Compbell, se detuvo al ver que la música había terminado, junto con su esposa tomada de la cintura, caminaron hasta la pareja anfitriona.

— Hermana

— Ah viniste y tu esposa

— Aquí estoy Eleonor

Aleida salió detrás de Sebastián con una sonrisa radiante y sincera, se acercó a la azabache y se dieron un abrazo fuerte y amistoso que desconcertó a Sebastián al verlas hacer aquello.

— Te llego mi regalo

— Claro, es exquisito, me lo pondré una vez que salga de aquí

— Mm que le diste

— Ah algo que solo ella y yo sabemos cariño

Sonrió y le guiño el ojo a Eleonor quien sonrió y río en silencio.

Aleida después de darle las felicitaciones, empezó a hablar con los padres de Sebastián que al verla hacerlo se sorprendió de cómo su familia la había aceptado sin nada más que con los brazos abiertos.

Sebastián Compbell quien estaba observando de lejos desapareció al ver a una linda mujer vestida de negro desaparecer.

Sin pelos en la lengua, al estar lejos de aquellas personas y cámaras, la pareja ajena a todos aquellos se devoraban sus labios con necesidad y es que al estar apartados de todos la mujer se había lanzado a los brazos del hombre quien la recibió con los brazos abiertos.

Acorralada entre la pared y el cuerpo masculino se besaban con prisa y pasión de la que Aleida escuchaba y veía desde su escondite.

Aleida sabía que aquel hombre que besaba a la mujer, había desaparecido de la fiesta.

El verlo irse del evento con prisa detrás de la mujer, había levantado sus sospechas y las de Paul Walker quien observaba desde otro escondite solo que él se fue antes de que aquel beso terminaba en el deseo carnal del uno y del otro.

Los sonidos corporales, los jadeos y gemidos llegaron a oídos de Aleida quien no estaba molesta con el hecho de que aquel hombre no la quiera, si no está molesta por la falta de incumplimiento de su parte.

Ella se fue de ahí lo más sigilosa que pudo y camino hasta una terraza donde tomó aire puro y limpio.

Porque le hacía eso, ella está cumpliendo su rol lo mejor posible para todos, nadie sospechara de ella ni en un millón de años.

Aleida Hamilton estaba cansada para ser la primera vez que se presentaba ante la sociedad después de su boda, en la que también vio a aquella pareja en su fiesta.

— En que me he metido

— No lo sé

Ella se giró con susto al escuchar otra voz, pensando que estaba sola.

— Señorita Montenegro no sabía que está aquí

— Yo si sabía que estaba aquí

— Ah~ bueno tengo que volver si no se preguntarán en donde me he metido

— Por favor no finjas, Sebastián me contó acerca de su trato así que no me hables como una tonta

— Disculpa

— Sé lo que intentas hacer, quieres arrebatarme al hombre que me sacaras de mi infierno

— Ah ya entendí, tú eres esa típica mujer posesiva que piensa que envolviendo a un hombre rico te sacara de la pobreza, ah que tonta soy, sabes algo no me importa lo que digas y pienses

— Escúchame estúpida, ese hombre es mío y no me lo arrebatarás

— Entonces por que no eres su esposa en este momento

Aleida tenía intenciones de retirarse de ahí y dejar a la mujer atrás, pero Petra la detuvo

— Y por qué no te separas de él

— Me sorprende tu ignorancia, el y yo tenemos un acuerdo del que no podemos divorciarnos antes de un tiempo determinado, te digo esto habla con el y discute eso con el te agradecería si no me incluyeran en tus problemas

Aleida dijo para después darle media vuelta con tal de salir de ahí, pero lo siguiente que escucho fue el sonido de cristal rompiendo contra su cabeza.

Así Aleida Hamilton sintió un dolor indescriptible en la cabeza, lo siguiente fue un mareo y desorientación, al estar cerca del balcón, Petra la tomó del brazo y la empujó haciendo que ella cayera hacia la piscina que se encontraba a dos pisos de donde ellas estaban, al ver que Aleida caía por el vacío ella se subió a la cornisa y salto.

Aleida Hamilton sintió como su cuerpo era envuelto en aire para después sentir como algo la presionaba haciéndola entrar en razón que no estaba en aire, sino en agua, posteriormente escucho el sonido de un chapuzón y más tarde gritos.

Para Aleida aquello pasó en cámara lenta y era desconocido para ella, lo siguiente que vio fue la oscuridad que la invitación al cerrar los ojos.

— AYUDA

Si estuvieran en la gala de los premios al mejor actor, Petra Montenegro hubiera ganado el premio al mejor actor de víctima.

Al escuchar los gritos las personas que desconocían lo sucedido corrieron hasta donde provenían los gritos de auxilio.

Sebastián Compbell al escuchar los gritos de su amada no dudo y entró en el agua nadando hasta la víctima falsa, después de todo el que la dama no supiera nadar era verdad, Paul Walker llegó a la conclusión de que había alguien más en el agua, así que no dudó en deshacerse de su saco y entrar al agua en un clavado, nadó hasta la mujer y la tomó en brazos para después salir del agua.

— Que ocurrió

— Estaba hablando con tu esposa después lo que sentí fue el agua, me atacó Sebastián

Él alzó su rostro y miró a la mujer en brazos de su amigo que nadaba hasta las escaleras, al ver a la mujer en sus brazos sintió la cólera crecer en su rostro.

Paul cargó a Aleida quien estaba inconsciente y sangrando de la cabeza, al salir del agua Sebastián Compbell camino hasta ellos para reclamar le a la mujer.

— Aleida

— Oye tranquilo, ella está fuera de sí, es que acaso no la vez

— Solo se está asiendo la tonta

Sebastián Compbell la tomó del brazo y vio como este estaba totalmente suelto, intento despertarla, pero al colocar la mano en la nuca sintió un líquido espeso.

Sangre Aleida de Compbell estaba sangrando además de estar inconsciente la chica sangraba

— Ali mi niña

El abuelo y padre de la esposa de su nieto se encontraba inconsciente en brazos de un hombre que no era su esposo.

— Sebastián que esperas llévala al hospital

— No es nada solo fue un simple golpe

— Basta, encárgate de esa mujer, yo llevare a Ali tu esposa al hospital, hasta aun lado

Paul Walker le dejó en claro quien era aquella mujer en brazos, salió del evento bajo la atenta mirada del público, pero en especial Sebastián Compbell era observado por su padre, que sentía enojo y vergüenza.

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Comments

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Y no es que la familia del loco no la quiere???? , como le permiten la entrada a las celebraciones familiares????? 🤔☹️🇦🇲

2024-05-08

3

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Miraval 💃🇦🇲🇦🇲🇦🇲

Maltratos, humillación, infidelidad, vaya y venga, pero que después lo perdone? eso sí no es aceptable y menos aún habiéndole deseado la muerte. Ese niñito rico hace buena pareja con la prosti de la Petra. 🤨🤔☹️🇦🇲

2024-05-08

0

Maru Palacios Marin

Maru Palacios Marin

A lo que me refiero, ella no hace nada especial, solo le interesa "divertirse" pasear ir a fiestas, coquetear con su abogado y la ponen como una jinete experta, nadadora olímpica y surfista

2024-05-06

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