Como si esas cosas pasaran.

En el descanso, ví a Diana sola, muy concentrada haciendo anotaciones en un cuaderno.

– ¿Que haces, nena?, ¿Por qué tan solita?

– Hago una lista de invitados.

– ¿Invitados a qué?

– Amy y o cumpliremos 16 años en unos meses, queremos hacer algo un poco más grande de lo acostumbrado , ¿Está vez vendrás?

– Yo no quiero ir a pijamadas con niñas.

– Eso era en la secundaria, esta vez haremos una fiesta, irán las porristas e invitaremos a los demás equipos también.

– Nada de mascarillas.

La niña puso los ojos en blanco. – Ya te dije que no, esta vez si será una fiesta.

– Lo pensaré, tendrá que haber una razón muy buena para ir.

– Sabes qué, olvídalo.

–ja, ja, ja. No te enojes Dianita, es broma.

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Gracias a mi vehículo de transporte, obtuve más tiempo libre para realizar otras actividades. Se retomó el entrenamiento 2 días a la semana, a mis padres no les quedó de otra más que aceptar y hacerse a la idea que también jugaría en la universidad para mantener la beca.

Los días que no tengo entrenamiento, llegó temprano a la oficina, preparo todos los oficios pendientes y me retiro a entregarlos, de este modo, después de hacer todas mis diligencias me queda un espacio libre, en vez de volver a la oficina o a casa, salgo con alguien para pasar el tiempo.

En la semana le llamé a Mónica, la capitana de atletismo, la lleve a dar un paseo por la ciudad, después de eso me invitó a pasar a su casa y lo demás lo dejo a su imaginación.

Comenzó a comportarse extraña, vino a verme entre clases y me trajo una botella de energizante.

– Oye... Chris.

– ¿Qué?

– ¿Quieres ir al cine saliendo de tu trabajo?

– Me encantaría nena, pero ya quedé con Susana.

Su cara se torció, hizo un gesto de terror y me miró con unos ojos que quisieran ser pistola.

– ¿Estás saliendo con otra?

– Nena, nena... cálmate, podríamos repetirlo la siguiente semana, si es lo que quieres.

Me arrebato la botella de las manos y se fue.

–¿Qué fue eso?– Erick observó toda la escena.

– Las chicas están locas.

– Tal vez pensó que eran pareja.

– No. Nunca le he pedido a nadie que sea mi novia, ni lo haré. Así es más divertido.

– No lo sé, amigo. Tal vez un día llegué la indicada y cambies de opinión.

–¡Oye!, ¿De cuando acá hablas así?, eso déjaselo a Braulio, tu y yo no podemos permitirnos creer en esas estupideces del amor.

– Últimamente no pienso que sea una estupidez...

– Vaya, ¿Quién es la desafortunada?

– No te lo diré. Pero sé porqué lo digo, un día llegará quien te haga pensar de otra forma.

– Si un día eso llega a suceder, ella tendrá que rogar por mi amor.

– No lo tomaras tan a la ligera.

– Ay, si. Como si eso fuera a pasar.

Mientras Erick y yo debatimos tonterías, Braulio vino y se agrego a la conversación.

– ¿Qué me perdí?

– Que este wey tiene un amor secreto.– Me burlé de Erick.

Braulio se sonrió. – ¿En serio?, pobre de ella.

– No digan eso, la quiero para bien.

–Ay, te conocemos, también dijiste lo mismo de la del 6 y mira, la engañaste con su hermana.– Respondió Braulio, aún más divertido.

– Si, pero está vez es diferente. Ella es lista, bonita, fuerte y...

– ¿Ya se acostaron? – Pregunté con malicia.

– ¡Claro que no!

– Entonces, si no ha pasado, ¿Por qué no nos quieres decir de quién se trata?– Braulio pregunto confundido.– ¿La conocemos?

Erick se sonrojo y agachó la mirada, causando nuestras carcajadas.

– Si la conocemos. ¿Es de aquí?, ¿Quién? – Abrace a mi amigo y le hable más de cerca, mirando en la misma dirección que él. – ¿Ella?– señale a una compañera.

Braulio se unió y del otro costado de Erick, comenzó a hablar – ¿O ella?, vamos... ¿Es menor?

El pobre hombre se hacía más pequeño, confirmando nuestras preguntas.

– Con que te gustan las niñas, eh. – Le di un codazo en las costillas. – No te culpo, es divertido enseñarles.

Después de un rato, molestar a Erick ya no fue tan divertido. Él no soltó el nombre aunque descubrimos que pertenece a las porristas.

– Oigan, el fin en mi casa, ¿Entendido? – Braulio señaló, sus padres no estarán y tendremos la casa sola.

_____________

El fin de semana llegó.

El entrenamiento fue normal, habíamos planeado pasar a comprar cervezas, un par de botellas y botana, invite a un grupo de pasantes de derecho que conocí en el trabajo, chicas realmente hermosas que quieren divertirse, ¿Quién soy yo para negarles pasar un buen rato?. Braulio haría que su hermana pasará la noche en casa de su amiga y así, tendríamos las habitaciones libres.

Para cuándo terminó la jornada, algunos del equipo ya estaban listos para irnos. Solo estábamos esperando al anfitrión.

Braulio entró a los vestidores. – Oigan... –Lo miramos y él parece avergonzado.

– ¿Que paso, wey?– Dije, un poco preocupado por su comportamiento.

– Las chicas escucharon el plan, ahora tendremos que llevarlas con nosotros o Diana llamará a mis padres.

– Nooo, ¿Cómo paso?, solo los que estamos en esta habitación sabíamos, ¿Quien de ustedes les dijo? – Les reclamé a los chicos.

Todos se quedaron viendo unos a otros, nadie hablo.

–¡Me lleva la chingada!... ¿Que voy a hacer con las pasantes, Braulio? Ya habíamos quedado que era una para cada quién.

– Aún es temprano, las chicas siempre se van antes de las 8. – Respondió mi amigo, intentando resolver la situación.– Le diré a Diana que se quede con Amy.

– Está bien, les llamaré para avisarles que hubo un contratiempo, pero a las 9 ya no deben estar. – Señale aún molesto.

Salimos y las porristas ya estaban esperándonos. Lo único bueno fue que por primera vez, Amy no traía a su chicle, cómo acostumbra.

Me acerque a Diana para saber la razón. No era que me tuviera con cuidado, era que Amy siempre se retira temprano cuando está con él y tal vez, serviría que Alan viniera, así se llevaría a su novia y esta a su vez, se llevaría a Diana, dejándonos la casa libre mucho antes.

– ¿Que paso, Dianis?

– Ash, ya vienes a querer convencerme de que no vaya a la reunión.

– Nooo, nada de eso, nena. – La abrace por los hombros y le hable al oído.– Quiero preguntarte algo.

– ¿Ah, si?

– Si, quiero saber si tu amiga se peleó con el pegoste.

– ¿Hablas de Amy y Alan? – Asentí y ella se echó a reír – ja, ja, ja. Pegoste. – me imitó.

– ¿Entonces?

– ¿Por qué te interesa?, ¿No que te cae mal?

– Si, pero... – Debía improvisar – Tú amiga es la que me interesa.

– Ay, Christian, ¿Por qué no le preguntas a ella?

– No puedo, ella me ve como un mujeriego, no quiero que piense mal y ya no quiera ir con nosotros.

– mmmh, no lo había pensado. Bueno pues no es su culpa, tu sales con todas.

– Es que soy irresistible. – Dije, causandole una sonrisa a Diana. – Ya, es enserio, ¿Él vendrá después?

– No, tuvo un compromiso y no vendrá. Eso es bueno, así nos divertiremos con ustedes. – Dijo, con una sonrisa.

– Que maravilla. – Dije, forzando una sonrisa para parecer convincente.

Volví con los chicos, los días como éste, no salgo en la motocicleta, normalmente todos nos vamos caminando a la casa del siguiente anfitrión, algunas porristas llegan en auto a los destinos porque Alan lleva a Amy y a sus amigas a todos lados, hoy tendrían que caminar con nosotros. Comenzamos a molestarlas, aunque al principio era porque estábamos enojados, después fue por estar jugando, lanzamos pequeñas ramitas a sus cabellos, las jalamos de la ropa, les tiramos las mochilas, pero dejamos de hacerlo, cuando intentamos asustarlas gritando atrás de ellas, Diana reaccionó con el puño en el estómago de Braulio y Amy le soltó una patada a Alejandro.

Ellas ya estaban molestas de verdad, Diana ya venía sobre mí cuando le reclamé por herir a su hermano, las demás chicas comenzaron a golpearnos con las mochilas y nos dejaron tirados en el piso.

Cuando sus golpes cesaron, ayude a Braulio a ponerse de pie, él aún tenía la cara roja por la falta de aire, Alejandro y Erick iban cojeando todo el camino y los demás tomamos distancia de las chicas, por temor a que volvieran a atacarnos.

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