Capítulo 11

-¿Alex?- pregunta Ángel. 

Hago una mueca, sabiendo que no le va a gustar lo que diré. 

-Ángel, lo siento, pero nunca me has gustado.

-Eso no importa, puedo hacer que me quieras- sonríe confiada. 

-No creo que eso pase- declaro, siendo más firme esta vez. 

-Eso no lo sabes. 

-Ángel, estoy completamente seguro de que no pasará. Así que te pido por favor que no insistas.

-¿Por qué no te gustaría alguien como yo?- pregunta ahora viéndose molesta. Quizá porque eres demasiado egocéntrica y mentirosa. 

Me paso una mano por el pelo, tratando de buscar la manera en que esto simplemente no termine tan mal. 

-Mira Ángel, es mejor que no vengas por ahora a mi casa. No te veo como una posible pareja y no lo haré en el futuro- recalco la última frase, para ver si así logra entenderla. 

-¡Idiota! Te demostraré que estás equivocado- declara, antes irse por fin. 

Inmediatamente cierro la puerta y pongo mi espalda contra ella, sólo en caso de que decida volver. 

Debería haber aclarado eso mucho antes, pero sus padres me pidieron que intentara llevarme bien con ella, ya que saben que es una chica mimada.  

Suspiro y me alejo de la puerta, luego me tiro sobre el sofá y cierro los ojos, tratando de recrear la cara de Lina en mi mente. 

Su voz, sus ojos… todo de ella me gusta. 

Es la primera vez que hablo con ella y estoy feliz por eso, pero por supuesto no he olvidado lo extraño que fue toda la situación. Primero con los avances de Ángel y después con la llegada de Lina y su excusa inventada. Sobre todo porque sé que su tío enseña clases de defensa personal y mayoritariamente son mujeres las que se inscriben, lo que desmiente totalmente sus dichos, de que las clases eran sólo para hombres. 

Fue tan extraño que llegara justo en ese momento, casi como si quisiera interrumpir lo que estaba sucediendo con Ángel…

Me siento derecho y abro los ojos, mirando disimuladamente alrededor. 

Por supuesto, siempre me pareció raro que Lina supiera cuando salía de la casa y me siguiera. Y no estoy hablando de cuando voy a clases, donde tengo un horario fijo, sino cuando salgo porque decido salir, ya sea a comprar o porque me invitaron a algún lado o simplemente porque quiero salir de casa. Independiente de la situación, ella siempre me seguía. 

No soy idiota y me lo pregunté varias veces antes, el cómo podía saber cuando salgo, pero al final supuse que ella estaba espiando mi casa de alguna manera y no le di mayor importancia. Pero si mi suposición es correcta y llegó a interrumpir mi situación con Ángel, eso significa que no sólo tiene vigilado el exterior de mi casa, como todo este tiempo he pensado, sino también el interior. 

Me estremezco, cuando pienso en que todos estos años, pude haber sido observado dentro de mi casa. Eso sí que nunca lo había pensado. 

Quizá si soy idiota. 

Si lo que pienso es así, entonces debo asegurarme. 

Una cosa es que me sigas, otra es que me observes incluso cuando como o duermo. ¿Estás ahora mismo observando? 

Siento una sensación vertiginosa por ese pensamiento. Por un lado completamente horrorizado y por otro, deseando que esté observando, que toda su atención sea mía. Sonrío por lo loco que estoy, resignado a aceptar está dualidad en mis sentimientos. 

La tarde pasa lentamente y trato de actuar como normalmente lo haría. En la noche me voy a la cama y cierro mis ojos, tratando de dormir, pero es definitivamente algo imposible. 

Es difícil fingir que duermes cuando tu cuerpo y mente casi rebosan de ansiedad y ganas de moverse, de finalmente salir de la duda ¿Estoy siendo observado ahora mismo o no lo estoy? 

Cuando llegan las tres de la mañana, finalmente me levanto. Creo que esta es una hora en que es difícil que alguien observe, aún si hay cámaras. Porque en algún momento Lina debe dormir ¿cierto? 

Por la siguiente hora, di vuelta la casa buscando cámaras y en la siguiente después de esa, me dediqué a volver todo a su lugar.

Para cuándo volví a la cama, dos horas después, ya tenía mi respuesta. No puedo asegurar que no se me haya pasado alguna, pero encontré cuatro cámaras. Dos apuntando a la sala y cocina, una hacia la puerta principal y una a la trasera. Probablemente en el exterior también haya. Ninguna que pudiera encontrar en las habitaciones, tampoco en el baño, lo que es un pequeño alivio. 

Mierda. Mierda. Mierda. De verdad estoy siendo observado.

Si lo pienso racionalmente, no es tan extraño que tu acosadora te esté observando, incluso dentro de tu casa. 

Ahora qué haré con eso. 

¿Debería deshacerme de las cámaras? Pero si lo hago, Lina sabrá que la descubrí, sobre todo si pasa justo después de que viniera a mi casa. Si ella sabe que lo descubrí, probablemente deje de seguirme. No quiero. 

Aunque es escalofriante que te observen y estoy un poco molesto con ella, aún así la quiero. 

Soy tan idiota. Juro que no hay un tipo más retorcido que yo. 

Maldigo para mí mismo por estar tan jodido y por enamorarme de alguien como Lina. 

Ok, quizá debería darle un pequeño castigo a Lina por esto. ¿Pero qué puedo hacer? Si no las voy a eliminar, ¿Cómo puedo utilizar las cámaras? 

De pronto una idea igual de retorcida que la situación, se me viene a la mente. Sonrío muy a mi pesar. ¿Me atreveré? 

Ah Lina, prepárate para el espectáculo. Si tanto quieres verme, entonces quién soy yo para negarte eso.

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